¿Es fascista el gobierno de Bolsonaro? A la vista de su antisemitismo, presión a la prensa y persecución de disidentes políticos, un ex Diputado a la cámara de representantes brasileña sostiene que no hay duda de que esto es así. Bolsonaro lidera un gobierno de mentira. De mentiras. Fue elegido a través de una campaña […]
Bolsonaro lidera un gobierno de mentira. De mentiras. Fue elegido a través de una campaña basada en fake news (noticias falsas), insultos a opositores y discursos de odio contra las comunidades LGBT, mujeres, quilombolas y comunistas.
Cuando asumió la presidencia de la República, Jair Bolsonaro decidió gobernar el país con los mismos ingredientes y rodearse de gente tan mal carácter con el propósito de llevar a cabo su programa de corte fascista.
Aunque la prensa seria brasileña todavía recela de usar esta palabra (e incluso de utilizar la expresión «gobierno de extrema derecha» utilizada por la prensa europea para referirse al gobierno de Bolsonaro), la verdad es que el país está bajo un gobierno de corte fascista.
Si antes faltaban dos elementos -el antisemitismo y el uso del aparato estatal, especialmente la policía, para callar a la prensa y perseguir a la disidencia política- para caracterizar a Bolsonaro y sus aliados como fascistas de una vez por todas, ahora ya no:
1) La página web del ejército brasileño y su perfil oficial en Twitter decidieron rendir homenaje y tratar como «mártir» al nazi Eduard Ernest Thilo Otto Maximilian von Westernhagen, condecorado por Hitler y asesinado en Brasil por miembros de Colina, un grupo de resistencia a la dictadura militar y su terrorismo de Estado.
El movimiento nazi no solo se basaba en la idea de «higiene racial», sino también en la idea de «corrección sexual». Este movimiento exterminó a unos diez millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945); De estos, seis millones eran judíos y el resto eran homosexuales, gitanos y comunistas.
El homenaje que el ejército brasileño rinde a un oficial condecorado por el líder (el füher) de este movimiento monstruoso es más que una provocación a la memoria de sus víctimas: es un antisemitismo no disimulado.
Me encantaría saber qué piensan los miembros de la comunidad judía que votaron por Bolsonaro de este homenaje a los nazis por parte del ejército brasileño (muchos incluso se rieron de su insulto a los quilombolas en el club Hebraica en Río de Janeiro). Pero independientemente de la respuesta, ya sabemos cómo acabó el antisemitismo de los nazis en Europa a principios de los años 40.
2) Desenmascarado en su conspiración contra el ex presidente Lula y la democracia brasileña cuando juez de la operación Lava Jato, denunciado por The Intercept, el ministro de Justicia de Bolsonaro, Sergio Moro, decidió utilizar a la Policía Federal para intentar intimidar al periodista, ganador del premio Pulitzer, Glenn Greenwald, editor del prestigioso sitio de noticias, y para perseguirme a mí desde una teoría conspirativa mentirosa.
El portavoz de la noticia de que la Policía Federal se prestará a este deplorable papel es el sitio de extrema derecha, O Antagonista, una especie de alcantarilla brasileña, fábrica de noticias falsas y destrucción de la reputación a través de mentiras, que muchas veces camina al filo del chantaje a figuras públicas.
Fue O Antagonista quien difundió que la Policía Federal, bajo la dirección de Sergio Moro, solicitó al COAF (el Consejo de Control de Actividades Financieras) la actividad bancaria de Greenwald. También informó la semana pasada sobre la petición de José Medeiros, un diputado de perfil muy bajo en la Cámara Federal y miembro de la base del gobierno, que solicita que la Policía Federal investigue la falsedad de que yo habría vendido mi mandato a Greenwald para que éste, a su vez de lo diese a su esposo, el diputado David Miranda.
¡Genial! Que la policía federal lo investigue. Si la investigación es seria, si la Policía Federal no recurre a los métodos utilizados por Moro durante la Lava Jato, es decir, a la «lawfare», a la fabricación de «pruebas», a la mentira descarada; si la Policía Federal actúa como una institución honesta y republicana, no encontrará nada que demuestre un teoría conspirativa tan mentirosa.
Y luego -a diferencia del rector de la Universidad Federal de Santa Catarina, Luiz Carlos Cancelier, quien se suicidó en 2017 después de ser acusado de corrupción y encarcelado injustamente por la Policía Federal- presentaré una demanda contra el Estado brasileño por daños morales y materiales causados contra mí y mi familia por un valor tres veces superior al que me acusan falsamente de haber vendido mi mandato. El diputado José Medeiros, que solicitó la investigación, tampoco se escapará de pagar la reparación de los daños morales que me causa.
El Estado brasileño y la Policía Federal son conscientes de cuáles fueron los verdaderos motivos que me llevaron a abandonar el país. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de los Estados Americanos (OEA) les facilitó un informe contundente sobre las amenazas de muerte muy graves que sufrimos mi familia y yo, y exigió una medida de precaución para protegernos que, al igual que las anteriores denuncias formales que yo había hecho, fue ignorada.
Si la Policía Federal – que no hizo nada para investigar las amenazas de muerte, aunque sabía que yo vivía bajo la escolta de la Policía Legislativa por determinación del alcalde, Rodrigo Maia, quien ignoró las recomendaciones de protección de la CIDH de la OEA -decide ahora gastar los recursos públicos en una investigación motivada por una teoría conspirativa mentirosa divulgada por un perfil apócrifo de Twitter, eso demuestra que esta policía no es bien intencionada.
De ahora en adelante, estaré en contacto con todas las organizaciones internacionales de derechos humanos. Denunciaré formalmente esta persecución política, primero ante la CIDH de la OEA y, si es necesario, presentaré el caso ante la Corte. El mundo democrático conocerá esta persecución política.
De este lado, nadie ignora que esto es un intento de desviar la atención pública de los crímenes cometidos por Sergio Moro como juez de la Lava Jato, denunciado por The Intercept. Levantar una cortina de humo.
Me gustaría que el juez Moro entregara su teléfono móvil a una investigación seria que podría confirmar o no lo que alega The Intercept. Lo mismo sugiero a los fiscales del Ministerio Público Federal que integraron la operación Lava Jato.
A la prensa brasileña seria le pregunto: ¿hasta cuándo seguirán encubriendo las mentiras recurrentes y las calumnias emitidas por el Presidente de la República y sus tres hijos contra mí? ¿Cuándo se abordará el tema con la contundencia que debe abordarse? ¿Hasta cuándo fingirán no darse cuenta de que Moro está intentando intimidar a Greenwald y que eso termina por intimidar a toda la prensa libre?
Me gustaría saber si los bolsonaristas idiotas en las redes sociales no se cansan de creer en la fantasía de que me van a arruinar con las mentiras que difundieron contra mí. Esta es la quinta mentira que han puesto en circulación desde que me fui de Brasil, ¡y yo sigo en pie!
Y, finalmente, a las cloacas que se llenan de noticias que chantajean a los ministros del Tribunal Superior Federal (STF) con sus falsas noticias y el «periodismo» de distorsiones y teorías de la conspiración, me gustaría sugerirles que ofrecieran voluntariamente el secreto fiscal y bancario de sus miembros, para demostrar así que todos los recursos que gastan en su intento de destruir la reputación de cualquiera que se oponga al fascismo de Bolsonaro están motivados única y exclusivamente por sus afinidades ideológicas.
El que nada debe, nada teme.