«Las microfinanzas son un instrumento de desarrollo, son un medio, y no un fin en sí mismo. Nacieron como alternativa para disminuir la vulnerabilidad de los pobres, y actualmente, es fundamental para nosotras en igualdad de prioridades, tanto el retorno social o rendimiento social como el retorno financiero de la institución». Esta afirmación de la […]
«Las microfinanzas son un instrumento de desarrollo, son un medio, y no un fin en sí mismo. Nacieron como alternativa para disminuir la vulnerabilidad de los pobres, y actualmente, es fundamental para nosotras en igualdad de prioridades, tanto el retorno social o rendimiento social como el retorno financiero de la institución». Esta afirmación de la directora ejecutiva de la organización ProMujer, cofundada por Carmen Velasco en 1991 y de la que es directora ejecutiva, es parte de la explicación y recorrido que hace sobre los objetivos de esta institución, que «incluso suple de alguna forma las carencias que los estados no cubren en la sociedad».
A Junio de este año 2007, ProMujer tiene 173.000 clientas en todos sus programas de los cinco países latinoamericanos: Bolivia, Perú, México, Nicaragua y Argentina. Crearon 9.600 Asociaciones Comunales con estas 173.000 clientas; en 2006, se produjeron desembolsos por valor de 78 millones de dólares; el ‘portafolio’ ascendió a 32 millones $ y su crecimiento al 35 %; la tasa de repago fue del 99%; el promedio de préstamo vigente, de 189 $, y el ahooro de las socias de ProMujer, fue de 189 millones de dólares, algo impensable en estas mujeres antes de llevar a cabo los programas de desarrollo. Desde que comenzó la organización, el monto desembolsado fue de 317 millones $, y la tasa de repago histórica, del 99%.
Carmen Velasco afirma que «El pobre, como todo ser humano, necesita de un rango diverso de instrumentos financieros que le permita generar activos, estabilizar el consumo y protegerse contra los riesgos». El principal objetivo de ProMujer, es la lucha contra la pobreza, asentada en el papel fundamental que juega la mujer en los distintos países latinoamericanos, «porque su iniciativa como emprendedora se ve desasistida financieramente si se atiene exclusivamente a la banca tradicional, dado que ésta tiene en sus fines un claro ánimo de lucro como empresa, mientras que nosotras perseguimos el desarrollo socioeconómico del país a través de la generación de recursos que se reinvierten en el propio seno de la familia, de la comunidad». Esta es una de las diferencias, afirma Carmen Velasco, entre la banca tradicional y la microfinanza.
Explicó también que las mujeres clientas de ProMujer «son en buena medida carentes de formación, e incluso analfabetas. Sin embargo, en nuestro programa tenemos programados cinco días de formación de tal forma que todas y cada una de ellas sabe exactamente cuál es el interés real de su microfinanza, a dónde va a parar, y todos los extremos que la unen a su proyecto. No tenemos letra pequeña en nuestra información».
Asistencialismo
La directora ejecutiva de ProMujer, explicó que los beneficios generados por los intereses de esta banca se reinvierten en asistencialismo, en programas de desarrollo que integran servicios para dar respuesta a necesidades críticas para disminuir la vulnerabilidad de los pobres. «Había mujeres, muchas mujeres, que jamás habían podido visitar a un médico, ser reconocidas sanitariamente; hoy en cambio, esa necesidad la tienen cubierta e incluso, están sobradamente informadas de lo que es un ‘diagnóstico’ clínico, y de otras muchas atenciones y servicios públicos a los que antes no tenían acceso. Esta es otra de las diferencias: la cobertura social, y la consciencia por parte de nuestras clientas de que su contribución a la microfinanza es fundamental en la contribución al desarrollo económico sostenible de cada una de las zonas en que operan».
El perfil de la clienta de ProMujer
Las clientas de ProMujer, son personas que viven con unos ingresos de entre 1 y 2 dólares diarios; tienen poca o ninguna formación; tienen acceso limitado o ninguno, a fuentes laborales formales; carecen de acceso a los créditos tradicionales, y tienen acceso muy limitado a los servicios de salud.
Dentro del desarrollo humano que persigue ProMujer, se atiende a la potenciación mediante la capacitación: derechos de la mujer y autoestima, y lucha contra la violencia doméstica; concienciación en materia de salud, y se establecen alianzas con servicios de salud accesibles para, por ejemplo, los cuidados pre y post-natal, la salud materna preventiva, y las vacunaciones.
La población meta de las Microfinanzas
Los sectores sociales de altos ingresos, trabajan con la banca comercial; la que tiene ingresos medios, con la Banca Comercial, pero también con las Microfinanzas Comerciales; y la mayoría de la población (con ingresos que oscilan entre 1 y 2 dólares diarios), son las que necesitan de las Microfinanzas de desarrollo, y es en este caso al sector que está dirigiendo su actividad ProMujer en Latinoamérica. ¿Cómo logran el desarrollo las Instituciones de Microfinanzas?: asegurando la excelencia institucional (manejo eficiente y transparente de los recursos, servicios flexibles y creativos, crecimiento sostenido y agresivo, fondeo asegurado y rentabilidad y reinversión de ésta), y atención centrada en las clientas: enfocando y ajustando sus servicios fiunancieros a las necesidades y la realidad de las clientas, asegurando -directa o indirectamente- que tengan acceso a servicios básicos que disminuyan su vulnerabilidad, y monitoreando y haciendo seguimiento del impacto en las clientas y sus familias.
Objetivos de los servicios financieros
Son un medio, y no un fin. Por ello, pretenden iniciar o mejorar actividades de generación de ingresos, la inclusión económica y social, la mejora del manejo de riesgos (estabilidad), la reducción de la vulnerabilidad ante los impactos económicos producidos por diferentes actores, el apoyo en la acumulación de capital físico -ahorros- y humano, y la contribución al crecimiento económico.
Dentro del objetivo de los Servicios de Desarrollo Social, cuando los servicios financieros están integrados en servicios de desarrollo social es más factible la disminución de la vulnerabilidad de la clienta y de su familia; mejora considerablemente su calidad de vida; se busca la inclusión social y económica y la disminución en el riesgo de la mora, se aumenta el retorno y rendimiento social de las instituciones, y hay una mayor satisfacción de los clientes.
Con el servicio Microfinanciero, las mujeres se organizan, ejercitan la toma de decisiones y asumen su liderazgo: esto es una consecuencia de la integración de los servicios. No se olvida el trabajo de la autoestima de la mujer, la alfabetización financiera, la asistencia técnica en los negocios, la capacitación en el manejo de los negocios y de los créditos, la capacitación en habilidades sociales, y las alianzas para los servicios complementarios. Financieramente, se conceden los microcréditos para la generación de ingresos y con fines específicos, pequeños créditos sucesivos a plazos cortos, ahorro a través de las entidades bancarias, y se ofrecen también microseguros.
En definitiva, la misión de ProMujer es proveer a las mujeres más pobres de América Latina de micro-préstamos, entrenamiento en negocios y apoyo en el cuidado de la salud con el objetivo de brindarles mejores condiciones de vida, y un futuro adecuado para ellas y sus familias.