Las 24 horas de la poesía, de Si Kongtu. Preludios de Gong Bilan. Traducción de Pilar Gonzalez España. Madrid. Trotta, 2012.
Consideramos que fue Schopenhauer el primer intelectual europeo que proclamó lo que podríamos llamar «El deseo de Oriente». Entiendo por ello la búsqueda de lo Absoluto en el Otro oriental. La mirada de fascinación hacia el Oriente milenario se presenta como la visión de un tesoro de sabiduría perdida. Este Oriente mítico se concretaba para Schopenhauer en los textos védicos de la India tradicional. En el siglo XX se mantuvo el interés por la India pero se también desplazó hacia China. De hecho, ya antes que Schopenhauer en el siglo XVII Leibnitz había dirigido su curiosidad hacia la China tradicional. Varias generaciones de jóvenes desencantados por el consumismo y los valores burgueses intentaron encontrar en el I Ching ( Yi jing) y en el Tao Te King Dao de jing enigmáticas respuestas a sus problemas existenciales. Vano intento, ya que mantenían lo primero que debían sacudirse de encima, que era la búsqueda de una Guía espiritual. Pero también intelectuales de la categoría de Mircea Elíade, Emile Cioran, Carl Jung o Jacques Lacan se acercaron a estas tradiciones con menos ingenuidad y más criterio.
Pasada la moda es cuando queda el resto más interesante, que fueron las traducciones y estudios mucho más rigurosos y críticos que mantenían al mismo tiempo la pasión por estos textos indios y chinos. Un buen ejemplo fueron los trabajos de los filósofos y sinólogos François Jullien y Jean-François Billeter. O el estudio del biólogo e historiador de la ciencia Joseph Needhman. El libro que nos ocupa pertenece a este último grupo. La sinóloga y poeta Pilar Gonzalez de España es la responsable de este excelente trabajo. Ya antes había traducido otros textos clásicos chinos, como los de Zhuang Zhi, Li Qingzhao o Lu Ji.
El libro que nos ocupa tiene una estructura simbólica basado en la cosmología china. El 24 es el doble ( polaridad yin-yang) del 12, que es la unidad espacio-temporal básica. Representa la armonía, noción clave para la tradición china. El 24 representa un ciclo, ejemplificado en las 24 horas del día. Cada poema tiene 12 versos. Los poemas tienen una clara orientación cosmológica, es decir taoísta. Su autor, Si Kongtu 873-908 vivió en una época turbulenta, a finales de la dinastía Tang, Si Kongtu es un ejemplo del funcionario que sigue una ética confucioniana que en su madurez se retira a la naturaleza con una actitud taoísta. Después de asumir de manera responsable sus obligaciones en la Corte acabó sus últimos años como un eremita en las montañas de Zongziao.
Este libro es una pequeñas joya por su riqueza poética y su densidad filosófica. Es un auténtico placer la lectura continuada de los poemas o la lectura aislada de cualquiera de ellos. Pero la lectura presenta dos complementos extraordinarios. Uno es la lectura de los preludios de un enigmático Gong Bilan, del que nada sabemos. Otro es la introducción y los comentarios de Pilar Gonzalez de España. El conjunto supone una excelente iniciación a lo mejor de la poesía china.
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