Millares de personas fueron a las calles en este domingo (4 de diciembre) en protesta contra el Congreso y en defensa de la Operación Lava Jato. Los actos fueron muy menores de los realizados cuando el impeachment de Dilma, pero al mismo tiempo tuvieron amplia difusión en los grandes medios, especialmente en la programación de […]
La policía Militar, siempre simpática a esas manifestaciones de la derecha, calculó que había 15 mil participantes en la Avenida Paulista (San Pablo). En otras capitales, como Río, Curitiba y Porto Alegre, los actos no alcanzaron las 10 mil personas. Aunque nada despreciables, las protestas lideradas por el MBL (Movimiento Brasil Libre), Ven a la calle Brasil, y grupos pro-Dictadura Militar, no consiguieron atraer a las camadas medias que meses atrás golpeaban cacerolas en favor del impeachment.
De todos modos, el movimiento de masas de derecha organizada, que entró en escena en marzo de 2015, tuvo una continuidad este domingo. Con banderas, camisas y pancartas en efusivo apoyo al juez Sérgio Moro, las protestas se pusieron al lado del Poder Judicial en confrontación con el Congreso de ladrones dirigido por Renan Calheiros y Rodrigo Maia. El gobierno Temer (PMDB) por su vez, fue preservado, lo que demuestra el interés en mantener, al menos por ahora, la sustentación del presidente golpista.
Protestas reaccionarias y la izquierda socialista
Algunos sectores de la izquierda driblean peligrosamente en el apoyo a esas manifestaciones. Sugieren que a pesar del carácter reaccionario de sus direcciones, los actos cumplen un papel progresivo.
Consideramos esa postura un grave error. Lo actos organizados por la derecha, con su programa neoliberal y racista, su dirección burguesa, ideología anticomunista y composición social basada en la clase media descontenta, son fuertemente reaccionarios.
El MBL y Ven a las calles utilizan la bandera del combate a la corrupción -demanda democrática de fuerte impacto en la clase media- para pavimentar un camino de salidas regresivas.
La izquierda socialista debe, sí, presentar un programa concreto contra la corrupción, desde una perspectiva anticapitalista. No podemos dejar en manos de la derecha esa agenda: concordamos que es preciso disputar sectores de las clases medias enojadas con la podredumbre política. Sabemos también del trágico papel de la dirección del PT que, al ser alcanzado por la corrupción capitalista, ensució el nombre de la izquierda en el imaginario popular, dando espacio, así, para el crecimiento de una nueva derecha.
Sin embargo, consideramos que la izquierda que se confunde con la derecha y la ultra-derecha para disputar ese proceso, valiéndose de sus consignas y lenguaje, y confiriendo señal positiva a sus acciones, está condenada al fracaso.
Es preciso reconocer que existe un movimiento de masas de la derecha, que es dirigido por la burguesía y compuesto por la clase media que giró a la derecha. Fue justamente ese bloque político-social que sustentó el golpe parlamentario. En este momento, se coloca contra Renan Calheiros (1) y a favor de Moro; en el futuro podrá, dependiendo de la evolución del cuadro político, pedir la cabeza de Temer. Incluso en ese caso, este movimiento seguirá teniendo un carácter reaccionario.
Sólo es posible dividir a la clase media, arrastrando a un sector de ella hacia un movimiento progresivo, si los trabajadores y la juventud entran en acción de modo independiente, presentando a la Nación un programa propio de salida a la crisis y el desarrollo del país.
Es necesario, sí, articular la lucha contra el ajuste neoliberal con la agenda democrática de combate anticapitalista a la corrupción. Pero es preciso tener el coraje de decir a los trabajadores que la corrupción no es el principal problema del país, y sí la explotación, el desempleo y el ajuste burgués. Es preciso tener el coraje de decir que la Operación Lava Jato no acabará con la corrupción, que su verdadero objetivo no es este, sino generar una salida regresiva a la crisis. Es preciso tener el coraje de decir que Moro y sus hombres están sometidos a intereses imperialistas de rapiña de Brasil, que preservan al PSDB y pisotean los derechos democráticos básicos, operando una escalada autoritaria.
La izquierda que capitula a la ofensiva reaccionaria de la Operación Lava Jato y a las manifestaciones de la derecha, sembrando la ilusión de que es posible vencer en el campo del enemigo, una vez que este tiene amplia popularidad en las masas, desarma a la vanguardia ante las difíciles y complejas tareas del momento presente.
Nota de Correspondencia de Prensa
Traducción: Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa
Fuente: http://esquerdaonline.com.br/2016/12/05/os-protestos-da-direita-e-a-polemica-na-esquerda/