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Las pruebas detrás del intento de golpe

Fuentes: Rebelión

Cuando hace ya dos semanas el gobierno de Nicolás Maduro comenzó a denunciar una intentona golpista de parte de algunos miembros de la aviación militar -en connivencia con sectores radicados en EEUU- para forzar su salida del gobierno, un grupo de comunicadores y analistas políticos de la región mostró un rápido escepticismo ante los dichos […]

Cuando hace ya dos semanas el gobierno de Nicolás Maduro comenzó a denunciar una intentona golpista de parte de algunos miembros de la aviación militar -en connivencia con sectores radicados en EEUU- para forzar su salida del gobierno, un grupo de comunicadores y analistas políticos de la región mostró un rápido escepticismo ante los dichos del Jefe de Estado venezolano. Así, se repetían consignas como: «¿Y las pruebas donde están?»; «Esta es una maniobra del gobierno para ocultar la situación económica»; «¿Cuántos intentos de golpe de Estado va a denunciar Maduro?», entre otras conclusiones apresuradas y malintencionadas de parte, principalmente, de algunos representantes de los monopolios comunicacionales de la región que, desde hace más de una década, posan sus miradas diarias sobre la situación de Venezuela.

Sin embargo, días atrás comenzaron a aparecer los audios, que no dejan dudas, ni lugar a interpretaciones ambiguas: queda demostrado que la intentona existió, que fue rigurosamente planificada, que tuvo base en Caracas y New York, y conexión directa con representantes de la oposición. «Desconocemos el regimen espurio e ilegal enzabezado por el señor Nicolás Maduro Moros. Y le instamos de inmediato a hacer entrega del poder que usurpa, a fin de que se constituya un gobierno de transición integrado por civiles», se escucha decir con claridad a Carlos Osuna, ex funcionario del gobierno de Jaime Lusinchi, desde Nueva York, en una comunicación donde ´dictaba´ a un grupo de militares golpistas lo que debían leer tras consumar los hechos -entre los cuales se planteaba el ataque a Telesur, el Palacio de Miraflores, y los Ministerios de Defensa e Interior y Justicia-.

El propio Maduro confirmaba, al momento de escribir estas líneas, numerosas conversaciones telefónicas entre Osuna y Antonio Ledezma, el alcalde metropolitano de Caracas detenido por su presunta participación en estos sucesos, afirmando además que pedirá la extradición del ex colaborador de Lusinchi -quien fuera presidente entre 1984 y 1989 representando a Acción Democrática-. Sin embargo, la complicidad de cierta parte de la oposición no termina ahí: el casi extinto COPEI -el otro de los partidos «tradicionales» en la Venezuela del Siglo XX, antes del chavismo, junto al propio AD- también tenía conocimiento de la situación en curso durante el mes de febrero. Así lo demuestra la conversación telefónica entre Antonio Sotillo, dirigente nacional de ese partido, y José Cassani, primer vicepresidente de COPEI en el Estado Lara, donde afirman tener conexiones con empresarios y militares -aunque no detallan nombres- que planificaban «la transición».

En ese sentido, parece haber una indudable relación entre estos dos hechos que mencionábamos con anterioridad, y el llamado público de Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado titulado «Acuerdo Nacional de Transición», texto que estos tres dirigentes de la derecha venezolana firmaron en el periódico «El Nacional» el 11 de febrero pasado. El año pasado, los mismos tres dirigentes habían promovido una estrategia de violencia callejera llamada «La Salida», que se orientaba en el mismo sentido: provocar un escenario social en el que se pueda dar curso a una desestabilización directa del gobierno de Maduro. Bloqueado aquel intento, que incluyó un fuerte rechazo de la población venezolana a las «guarimbas» -violentos cortes de calles y accesos para provocar fastidio y ´desgobierno´ en la población-, estos tres dirigentes han decidido volver a promover estrategias directas a inicio de este año. Esto, incluso, ha provocado fuertes enfrentamientos entre López, Ledezma y Machado, por un lado, y Henrique Capriles, por otro, ya que el gobernador de Miranda -asesorado con encuestas que demuestran gran rechazo a los métodos violentos- busca en la actualidad diferenciarse de sus laderos. Como se ve, la misma oposición que pretende mostrarse como opción ante una hipotética «transición», no ha podido mostrar unidad de acción en los últimos dos años, aunque no hay que descartar que sí lo haga en las próximas elecciones legislativas, previstas para fin de año.

A esta hora, sin embargo, buena parte de los medios hegemónicos a nivel regional omite presentar los audios a los que hacemos alusión, cuando dos semanas atrás se preguntaban por la existencia de los mismos. Indudablemente, un cerco mediático cada vez más grande se ciñe sobre la realidad política venezolana, por lo cual habrá que estar muy atentos al desarrollo de los hechos en las próximas semanas. Se trata, ni más ni menos, que de la intentona golpista más grave en ese país desde los sucesos de abril de 2002, cuando el entonces máximo dirigente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela -Fedecamaras-, Pedro Carmona, comandó un golpe de Estado durante escasas 48 hs, hasta que el pueblo en las calles pidió -y consiguió- el regreso de Hugo Chávez a Miraflores.

@jmkarg

* Juan Manuel Karg es politólogo UBA y analista internacional

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.