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Las raíces de la actual situación en Venezuela

Fuentes: TeleSUR

La actual situación económica, política y social en Venezuela es muy complicada, lo que hace que sea un poco difícil de entender para los de afuera. Por un lado, hay muchas personas que defienden la Revolución Bolivariana, apuntando a los éxitos que ha tenido en la reducción de la pobreza, la desigualdad y en el […]

La actual situación económica, política y social en Venezuela es muy complicada, lo que hace que sea un poco difícil de entender para los de afuera. Por un lado, hay muchas personas que defienden la Revolución Bolivariana, apuntando a los éxitos que ha tenido en la reducción de la pobreza, la desigualdad y en el aumento de la participación ciudadana y el autogobierno. Por otro lado, hay un coro de críticos, no sólo los habituales de la derecha política, sinotambién de la izquierda, que critican la gestión económica del gobierno de Maduro, la corrupción, la alta tasa de inflación y la escasez, y el juicio de un político de oposición de alto perfil, a quien el Gobierno acusa de fomentar la violencia. ¿Cómo llegó Venezuela hasta aquí? ¿Qué ocurrió después de la muerte de Hugo Chávez? ¿El proyecto se descarriló, se atascó, golpeó un rompe-velocidades, o totalmente se estrelló? Con el fin de responder a estas preguntas, voy primero a analizar los orígenes de la actual situación económica.

La Revolución Bolivariana, sin duda, está pasando por uno de sus períodos más difíciles en este momento. Con la inflación alcanzando una cifra sin precedentes de 160-200 por ciento para 2015, las largas colas, casi constantes en los supermercados subsidiados, y la escasez esporádica de muchos bienes de consumo, toda la población – ya sea chavista, simpatizantes de la oposición, o «ni-ni» (ni de un lado ni del otro) -está frustrada con la situación. Mientras que el Gobierno de Maduro dice que los problemas son el resultado de una guerra económica que se libra contra su Gobierno, la oposición sostiene que es su mala gestión económica la que tiene la culpa. La verdad, como siempre, es más complicada.

Las raíces de los problemas económicos de hoy en día se pueden encontrar en los esfuerzos de Chávez ya en 2001, para reorganizar radicalmente la economía y la política de Venezuela. Es decir, en ese entonces Chávez le demostró a la vieja élite del país que no iba a ser su peón ni a cumplir sus órdenes como tantos Presidentes antes que Chávez lo habían hecho. Al contrario, a finales de 2001 se introdujo la reforma agraria y la legislación de reforma de la industria petrolera que tocó las dos fuentes más importantes de poder económico de la élite. En reacción a este movimiento, la oposición puso en marcha el intento de golpe de abril de 2002 y el cierre de la industria petrolera en diciembre del mismo año. Estos esfuerzos de desestabilización política y económica provocaron una masiva fuga de capitales a principios de 2003. En un principio, el Gobierno trató de contrarrestar la fuga de capitales mediante la intervención en el mercado de divisas, usando sus dólares para comprar el bolívar, con el fin de mantenerlo estable. Sin embargo, esto hizo que el Gobierno baje las reservas de divisas en dólares precipitadamente y así cambió abruptamente engranajes e introdujo un tipo de cambio fijo en marzo de 2003.

Desde entonces, la moneda se ha corregido y ajustado muy raramente. Sólo a aquellos que cumplen con las condiciones del Gobierno para comprar dólares con bolívares se les permite hacerlo. Las condiciones para acceder al tipo de cambio oficial incluyen viajes internacionales, apoyo a un hijo o hija con sus estudios en el extranjero, o – lo más importante – importación de bienes de primera necesidad en Venezuela, entre varios otros tipos de usos. Por supuesto, casi de inmediato nació un mercado negro de dólares, con un tipo de cambio que era muy diferente al oficial. Al principio, el tipo de cambio oficial era de 2,15 bolívares por dólar, mientras que en la tasa del mercado negro alcanzó rápidamente el doble o triple de esa tasa.

Durante mucho tiempo, de 2004 a 2008, a la economía venezolana le fue bastante bien, creciendo a un ritmo muy rápido de, en promedio, 10 por ciento por año. Esto fue en parte posible porque el precio del petróleo era bastante alto (y subiendo), lo que significaba que el Gobierno podía dar cabida a la mayoría de solicitudes de dólares al tipo de cambio oficial. Además, las políticas del Gobierno para capturar una proporción mucho mayor de dólares que el país ganó y luego reinvertir ese dinero en programas sociales, educación, y en los esfuerzos por diversificar la economía, también hicieron una diferencia.

Sin embargo, a mediados de 2008 la crisis financiera global golpeó y llevó el precio del petróleo, de US $ 140 por barril a mediados de 2008, a menos de US $ 40 por barril a principios de 2009. De pronto, el Gobierno ya no puede cubrir todas las importaciones con las ganancias de la industria petrolera, por lo que en junio de 2010 el Gobierno introdujo un nuevo mecanismo de intercambio, el SITME, que vendíabonos denominados en dólares que podían ser comprados en bolívares a un tipo de cambio que era el doble de la tasa anterior. La combinación de SITME y el préstamo para cubrir el déficit presupuestario significó que la deuda externa total aumentó rápidamente en el período de 2006 a 2014, del 10% del PIB al 25% del PIB. La deuda externa nominal (privada y pública) pasó de US $ 41,8 mil millones en 2006 a US $ 134,5 mil millones en 2014, un aumento del 320 por ciento en ocho años. El porcentaje del PIB se indica en base del PIB y Paridad de Poder Adquisitivo. La relación deuda-PIB es bastante baja en comparación con el resto de América Latina.

Otra de las medidas que el Gobierno tomó durante este tiempo fue restringir el acceso a dólares al tipo de cambio oficial. Es decir, las condiciones en que los venezolanos podían acceder al dólar se endurecieron considerablemente. Había menos dólares disponibles para viajar, para estudiar en el extranjero, y para una más restringida lista de importaciones. La consecuencia de esta acción fue que la tasa de cambio del mercado negro se disparó durante este período, pasando de alrededor de 8 bolívares por dólar en 2011, a 16 en 2012.

Además, dado que menos bienes podían importarse a la tasa de cambio oficial, los importadores cada vez más comenzaron a utilizar el mercado negro para importar mercancías, impulsando así la inflación. Incluso si utilizaban el tipo de cambio oficial, en lugar de vender más barato los importadores tuvieron que pagar por los bienes a la tasa del mercado negro, la gente sabía que podían hacer mucho dinero fijando los de precios de los bienes en el extremo más alto del mercado negro y así lo hicieron. En resumen, la inflación comenzó a subir demasiado, pasando de una bastante moderado (para Venezuela) 13.7 por ciento en 2006, al 31,4 por ciento en 2008 y llegar al 20-21 por ciento, en promedio, entre 2010 y 2012.

Pedir prestado, con el fin de pagar por el bajo tipo de cambio oficial tuvo otro efecto secundario, se incrementó el volumen de bolívares en circulación, en relación con las reservas de divisas del país. La cifra de la oferta monetaria M2 (que incluye circulante efectivo y cajas de ahorros) aumentó en un factor de 28 (2.800 por ciento) entre finales de 2006 y finales de 2014, mientras que las reservas de divisas se redujeron en más del 50 por ciento durante el mismo período, de alrededor de US $ 30 billones a US $ 15 billones, según el Banco Central de Venezuela. Aunque existe cierto debate entre los economistas acerca de la importancia de esta relación para el tipo de cambio, es innegable qué en un contexto de alta inflación, donde muchos venezolanos comunes y la mayoría de las empresas tratan de comprar dólares para proteger sus ahorros de la devaluación, una baja demanda de bolívares y un bajo suministro de dólares significarán un declive en el tipo de cambio del mercado negro entre dólares y bolívares.

Todas estas tendencias se acentuaron cuando el presidente Chávez falleció de cáncer el 5 de marzo de 2013 y las nuevas elecciones se llevaron a cabo un poco más tarde, en abril, lo que resultó en la elección de Nicolás Maduro por un margen de victoria de 1,5 por ciento. La ola de violencia tras las elecciones, animadas por que el candidato opositor, Henrique Capriles Radonski,quien llamó a la gente a demostrar «su arrechera», en la que murieron 14 personas, sólo hizo que la percepción de inestabilidad política y económica empeore. Futuros intentos de desestabilización, bloqueos callejeros violentos, conocidos como «guarimbas», entre marzo y junio de 2014, ocasionaron otros 43 muertos y más de 100 heridos, y exacerbaron aún más los problemas económicos.

Es decir, la desestabilización creó más presión en el tipo de cambio del mercado negro, lo que a su vez significó que había una brecha creciente entre el tipo de cambio oficial y el del mercado negro que podrían ser explotados para beneficio masivo. Cualquier persona que tuvo la oportunidad de tomar ventaja de esta brecha, enfrentó enormes tentaciones de hacerlo.

Mientras que la tasa de cambio oficial se fijó en 6,3 bolívares por dólar desde principios de 2013, la tasa del mercado negro había llegado a 18 bolívares por dólar. En otras palabras, una persona que viajaba a los EEUU, por ejemplo, podía comprar hasta US $ 4.000 dólares al cambio oficial (pagando 25.200 bolívares). Si no utilizaba ese dinero o si compraba mercancías equivalentes en el extranjero, podía negociar nuevamente en bolívares en el mercado negro, y obtener una ganancia del 300 por ciento, ganando 75.000 bolívares.

Comenzó un círculo vicioso a principios de 2014, cuando una brecha cada vez más grande entre los tipos oficiales y no oficiales de cambio, creaba cada vez mayores incentivos para beneficiarse de esa brecha. Así, la tasa de cambio del mercado negro comenzó a aumentar de manera exponencial durante el 2014 y 2015, llegando a 100 bolívares por dólar a finales de 2014 y 800 bolívares por dólar a finales de 2015, creando un 125: 1 entre el mercado negro y los tipos de cambio oficiales. Por lo tanto, ganancias masivas de hasta 12.500 por ciento eran posibles.

Como resultado, más y más personas enfocaron sus esfuerzos para adquirir dólares a la tasa oficial, sobre todo mediante la compra de productos subvencionados en Venezuela y (re) exportarlos a través de la frontera para un beneficio enorme (personas conocidas como bachaqueros). Por supuesto, las grandes empresas están involucradas en este proceso también, afirmando que ellos necesitan importar bienes de primera necesidad, y luego, o bien no los importan o los reexportanpara adquirir dólares. A mediados de 2014 el presidente Maduro estimaba que hasta un 40 por ciento de todos los bienes importados en Venezuela (al tipo de cambio oficial) fueron contrabandeados de vuelta a Venezuela.

Una consecuencia lógica de todo esto es que más y más bienes comenzaron a escasear a los precios controlados y unamasiva inflación para los bienes no regulados. Yaen el segundo mandato de Chávez en el poder, en 2006, el Gobierno había comenzado a introducir controles de precios de los bienes más esenciales, a fin de contrarrestar la tendencia de los minoristas de poner precio a las cosas basados en el tipo de cambio del mercado negro en lugar dela tasa oficial. Con los años, el Gobierno amplió gradualmente el número de bienes cubiertos por el control de precios, que, si se cumplen, también significa que más y más productos tienen un precio mucho menor, por lo que estos productos podrían ser vendidos en los países vecinos, por lo tanto, añadiendo estos productos a los que podrían generar enormes ganancias por re-exportarlos.

La gran pregunta que todos nos hacemos, tanto dentro como fuera de Venezuela- es, si el bajo tipo de cambio está llevando a tantos problemas económicos, ¿por qué el Gobierno no ha elevado la tasa? Hay dos explicaciones principales para ello. En primer lugar, aumentar la tasa de cambio oficial para que esté más acorde con el tipo de cambio del mercado negro y con los precios en los países vecinos, significaría aumentar los precios de los productos importados al tipo de cambio oficial, eso avivaría aún más la tasa de inflación que de por sí ya es demasiado alta. Y al menos que los salarios se eleven en consecuencia, cambiar el tipo de cambio también significaría una disminución correspondiente de los ingresos, por lo tanto, un aumento en la tasa de pobreza. En segundo lugar, variar la tasa de cambio oficial representaría una admisión de derrota en el contexto de lo que el gobierno está llamando una guerra económica contra Venezuela. Mientras un ajuste del tipo de cambio o la devaluación, probablemente tendrán que darse tarde o temprano. Tenga en cuenta que hay cierto debate dentro de Venezuela en cuanto a si tiene más sentido llamar al tipo de cambio, un «ajuste» (el término preferido del Gobierno) o una «devaluación». Yo prefiero llamarlo un ajuste, porque técnicamente la moneda ya ha perdido una enorme cantidad de su valor debido a la inflación, por lo que, en efecto, una disminución de la tasa de cambio es más de ajuste a la realidad que la inflación que ya ha devaluado la moneda – esto es especialmente cierto si se tiene en cuenta que muy poca gente tiene acceso a los tipos de cambio oficiales, con lo que la tasa del mercado negro es más real para la mayoría de la gente que las oficiales.

En otras palabras, la situación actual de Venezuela es el resultado, en primer lugar, del control del tipo de cambio que estaba destinado a defender la moneda frente a los intentos de desestabilización del 2002, que fueron el resultado del ataque del Gobierno de Chávez a los intereses de la clase capitalista. En segundo lugar, un control del tipo de cambio ya relativamente frágil empeoró a raíz de la disminución del precio del petróleo en 2008 y nuevamente en 2014, lo que hizo cada vez más difícil para el Gobierno poder satisfacer la demanda de dólares sin endeudarse más. En tercer lugar, los nuevos esfuerzos de desestabilización de la oposición contra el Gobierno de Maduro, el día después de la elección de Maduro en abril de 2013 y de nuevo a principios de 2014, convirtieron la volatilidad económica existente en un círculo vicioso de inflación, escasez, devaluación del mercado negro, y renovada inflación. La situación es, pues, muy difícil para el Gobierno y muy frustrante para la población.

Fuente: http://www.telesurtv.net/opinion/Las-raices-de-la-actual-situacion-en-Venezuela-20151208-0053.html