A comienzos del siglo
pasado, la segunda Revolución Industrial estaba en pleno desarrollo, signada
por la aparición de la energía eléctrica y los motores impulsados por derivados
del petróleo, lo que dio lugar a la producción masiva de bienes manufacturados.
La concentración en centros fabriles urbanos que empleaban importantes
contingentes de trabajadores generó cambios sustanciales en la organización del
trabajo. Esa nueva organización del trabajo tuvo como arquetipo el modelo de
fábrica fordista, que tomó su nombre desde que “en 1909 Henry Ford anunció la
producción del modelo «T», un automóvil práctico e igual para todos y destinado
a ser producido para un mercado masivo” (Raso Delgue), que comenzó a fabricarse
a partir de 1913 sobre una línea de montaje y bajo la “organización científica
del trabajo”.
Frederick Taylor teorizó un modelo capaz de aumentar la
producción y la productividad de hombres y de máquinas bajo la óptica de la one
best way (“la mejor manera de hacer las cosas”).
Del trabajo industrial al trabajo por plataformas digitales
Las relaciones de trabajo del posfordismo
Fuentes: Sin permiso