En el desenvolvimiento del capitalismo las finanzas deambulan a lo largo de su historia acompañando en todo momento los procesos de acumulación de capital. En un instante particular, las altas finanzas engrasaron los pistones del motor de la maquinaria del capitalismo en tiempos oxidados de estancamiento. Entre el capital financiero y productivo se cosechó un vínculo inquebrantable que fortalecería los intereses de la industria y las finanzas mediante un proceso de concentración y centralización de capital explicitado en los análisis de Lenin. La agrupación de capital en los monopolios favorecido por las relaciones asimétricas globales de la economía-mundo protagonizaría desde finales del siglo XIX y principios del XX la obra de expansión imperialista hacia nuevas geografías del capital para rentabilizarse.
El carácter imperialista decanta en una fuerza que busca controlar e imponer la lógica de acumulación sobre países periféricos. Encabezados por los Estados centrales avanza la imposición de condiciones -políticas, económicas y sociales- favorables para la apropiación y expropiación de riqueza. Los Estados y el gran capital funden fuerzas para expandirse y extraer recursos para la reproducción de capital en escala ampliada. En este escenario, la apropiación de naturaleza barata (Moore, 2020), sea esta humana o no humana, sigue siendo objeto de interés. Esta búsqueda insaciable lograría una “gran aceleración” en expansión sobre los recursos naturales a partir de los años setenta del siglo pasado en un momento crítico de estancamiento del capitalismo, pero también en la desvalorización de las condiciones de vida de los trabajadores.
La antesala a la crisis de los años setenta evidenció un momento unificado de grandes capitales. Las ganancias se generaban principalmente en la economía real, el capital financiero concedía liquidez para impulsar la producción (Hilferding, 1963). No obstante, la crisis induciría cambios en los mecanismos de acumulación de capital, en ese momento obstaculizados por las propias contradicciones del capital. Es ahí, cuando la esfera financiera adquiere foco de atención de absorción de capitales como vía de salida y solvencia al estado crítico de la reproducción de capital, en este momento, las finanzas apuntan su avance desmedido hasta dilatarse con el pasar de los años en el conjunto de la economía global.
El callejón sin salida del capital productivo encontró en la esfera financiera una salida de escape para rentabilizar. La estrategia del capital modificaría las condiciones dinámicas de comportamiento de la economía mundial. En este momento la disolución del viejo orden financiero de Bretton Woods, el aumento de la liquidez internacional al abandonar el patrón oro-dólar en 1971 y la desregulación de instituciones financieras y la apertura y liberalización de capitales y comercio abrirían el telón para la emergencia de la “Gran Financiarización” (Polanyi Levitt, 2018). Con ello, las formas de intervención expansiva se intensificaron hacia territorios periféricos con el objeto de mantener su predominio imperialista en el mundo bajo un tablero de nuevas condiciones marcadas por el dominio de las finanzas.
La financiarización dista de distintas definiciones entre diversos enfoques teóricos de la economía. Una de ellas, desde la tradición marxista, en sintonía con el marxismo clásico es definida por Lapavitsas (2016) como “una transformación sistémica de las economías capitalistas avanzadas que se articula en torno a los cambios de conducta subyacentes a las empresas no financieras, los bancos y los hogares” (p.37). La manifestación de los cambios representa una época distinta del capitalismo maduro dominado por los monopolios que impacta en la economía y en la sociedad, al tiempo que gesta una relación conflictiva entre las finanzas y la economía real por la incapacidad de absorción del excedente generado en la esfera productiva destinándolo hacia la circulación y la esfera financiera (Lapavitsas, 2016; Lapavitsas & Powell, 2013).
Asimismo, en el tiempo en que el capital trastoca sus mecanismos de acumulación se gesta un nuevo orden tecnológico que comienza a demandar nuevos insumos para la producción. Nuevos espacios para el capital y la necesidad de nuevos insumos marcarían una tendencia hacia la expansión de territorios ricos en naturaleza a través de actividades de apropiación y extracción. Estas nuevas formas de acción del capital monopolista-financiero donde “las grandes aglomeraciones de riqueza parecen estar cada vez más relacionadas con las finanzas que con la producción, y las finanzas marcan cada vez más el ritmo y las normas de gestión del flujo de caja de las empresas no financieras” (Bellamy Foster, 2007) revelan el carácter imperial de los países centrales sobre los periféricos -extrayendo y expropiando su riqueza-. Ahora, aunado al saqueo de recursos se manifiesta en transferencia de valor económico (Marini, 1972) en lo productivo y lo financiero, se potencializa las transferencias de valor ecológico a través de la alteración de paisajes naturales, destrucción de riqueza natural y contaminación ecológica generado por las actividades productivas con destino exportador (Clark & Foster, 2012; Foster & Clark, 2004).
Es la expansión del imperialismo un momento de avance sobre los países periféricos nuevamente para la extracción de sus recursos. La expresión de una actividad de raigambre colonial, representada en el ejercicio intensivo de extracción de la naturaleza, corresponde a una acción inherente al capitalismo para reproducirse. Las actividades extractivas en el marco de la financiarización nos planean un problema bicéfalo: por un lado, encuentra en la dilación de actividades de explotación de la naturaleza sus mecanismos de acumulación al colocarse en escenario de extracción con el objeto de rentabilizarse, la financiación de actividades extractivas; y por otro, se coloca -en la vía financiera- en un escenario especulativo y diversificado de activos financieros inmersos en las actividades extractivas que necesitan extraer rentabilidad de la materialidad productiva para canalizarla a los canales financieros. En efecto, ambos actos representan dos cualidades en el ejercicio instrumental de la naturaleza en función de la rentabilidad del capital. En este escenario, el capital busca rentabilizarse a partir de la expansión de actividades productivas en la naturaleza, tanto en la esfera productiva con el incremento de la pauta productiva y exportadora, como en la esfera financiera con la generación de dividendos de activos financieros en el corto plazo.
Así la expansión de actividades extractivas y el control de los recursos naturales en una doble intensión de rentabilizar el capital detonan el avance hacia nuevos territorios de explotación de naturaleza humana y no humana. Por tanto, es requerido enunciar el papel del capital financiero como elemento subyacente en la expansión de la frontera extractiva y sus repercusiones socioecológicas en la región latinoamericana. Es por ello, que el momento de dominio financiero representa, como enuncia Harvey, “el cordón umbilical” entre el proceso de acumulación por desposesión y el proceso de acumulación ampliada de capital (Harvey, 2004). Si bien, la inherencia de la explotación de la naturaleza en los procesos de acumulación de capital no se transgrede porque requiere de la fuente de riqueza natural para reproducirse, los cambios en los mecanismos de acumulación del capitalismo -dinámicos- generan cambios sustanciales en las formas de explotación intensiva de la naturaleza.
La desposesión de territorios (Harvey, 2004) semejante al proceso de acumulación originaria de capital descrito por Marx, y el dinamismo del capital para acumular constantemente como afirmaba Rosa Luxemburgo, ha generado “nuevos cercamientos” (Midnight Notes Collective, 1990) de recursos naturales para su uso como insumo productivo o mercancía. El avance hacia la desposesión de territorios con la intensión de la apropiación de la naturaleza es encabezado por la gran corporación global con características particulares de funcionamiento en escala expansiva al instalar subsidiarias en territorios de países huésped como los países latinoamericanos quienes mantienen un anclaje sustancial hacia actividades productivas primario exportadoras. Los hilos de la economía global se mueven al ritmo del papel hegemónico y predominante de la gran empresa en la diversidad de actividades productivas, aunque también existe la presencia de empresas del estado. En el núcleo central del proceso global fragmentado en cadenas de valor interconectadas en todo el orbe, incrustado en una relación asimétrica, subyace la gran corporación como centro de dirección, orientación e imposición hegemónica de estrategias político-económicas encaminadas a la acumulación de capital y apoyadas por los Estados centrales. Es la gran corporación la unidad representativa del capital monopolista-financiero.
Los cambios en el comportamiento de la economía global y la expansión de las finanzas condujeron a la concentración de grandes capitales mediante la imbricación del gran capital productivo con el gran capital financiero, consolidando la gran élite corporativa integrada en una red de conexión de actores inmersos en las instituciones de los Estados centrales y las grandes corporaciones que busca cumplir intereses mutuos. La élite corporativa innumerablemente enunciada por su participación en instituciones del Estado hegemónico de los países centrales y posteriormente en el directorio de las grandes empresas busca posicionar o entrelazar los intereses corporativos con los intereses de los Estados centrales.
Además de la dinámica de la desregulación económica y financiera -enmarcada en el neoliberalismo- como factores globales estructurales que posibilitaron y facilitaron el avance por el control de los recursos naturales y de su extracción, los cambios en los ciclos tecnológicos se entrelazan con los períodos de extracción de determinados recursos de la naturaleza. De ahí que la región latinoamericana rica en naturaleza se ubique históricamente en el núcleo de disputa global estratégica de los países centrales por los recursos naturales. Actualmente, la demanda del mercado mundial, el crecimiento de las economías de China y la India, el aumento del precio de las materias primas, han acelerado la demanda de recursos estratégicos que se disputan con los principales centros hegemónicos de la económica mundial.
El interés del gran capital de apropiarse de los recursos estratégicos, en contubernio con los Estados centrales donde operan sus matrices corporativas, se revela en un avance imperialista sobre el control de los recursos naturales a través de proyectos de expansión que aseguren los insumos prioritarios para el sostenimiento de su posición jerárquica en la economía global y el sostenimiento de la reproducción de sus modos de vida. De ahí la necesidad constante de avanzar hacia la búsqueda de mercantilización, privatización y financiarización de la naturaleza en beneficio privado sobre las necesidades de los países periféricos. Las consecuencias en el marco de las relaciones asimétricas en las que se impone la fuerza del gran capital y la laxitud de proyectos nacionales orientados a los beneficios de la gran corporación se manifiestan en la pérdida de la gobernanza de los recursos naturales, en secuelas socioeconómicas que limitan la superación de las condiciones de subdesarrollo (Günther et al., 2020), arraigan y amplían la transferencia de valor económico y ecológico de la periferia hacia el centro y profundizan la estructura de dependencia y el dominio geopolítico de los recursos naturales.
Referencias
Bellamy Foster, J. (2007, abril 1). The Financialization of Capitalism. Monthly Review, 58(11). https://monthlyreview.org/2007/04/01/the-financialization-of-capitalism/
Clark, B., & Foster, J. B. (2012). Imperialismo ecológico y la fractura metabólica global. Intercambio desigual y el comercio de guano/nitratos. Theomai, 26.
Foster, J. B., & Clark, B. (2004). Imperialismo Ecológico: La maldición del capitalismo. Socialist register.
Günther, G., Meireles, M., & Villavicencio, G. (2020). Naturaleza financiarizada: Un análisis de la mercantilización del agua en México. En G. Günther & M. Meireles, Voces Latinoamericanas. Mercantilización de la Naturaleza y Resistencia Social. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Harvey, D. (2004). El nuevo imperialismo. Ediciones Akal.
Hilferding, R. (1963). El capital financiero. Tecnos.
Lapavitsas, C. (2016). Beneficios sin producción: Cómo nos explotan las finanzas. Traficantes de sueños.
Lapavitsas, C., & Powell, J. (2013). Financialisation varied: A comparative analysis of advanced economies. Cambridge journal of regions, economy and society, 6(3), 359-379.
Marini, R. M. (1972). Dialéctica de la dependencia: La economía exportadora. Sociedad y desarrollo, 1, 35-52.
Midnight Notes Collective. (1990). The new enclosures. Midnight Notes, 10, 1-9.
Moore, J. (2020). El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital. Traficantes de sueños.
Polanyi Levitt, K. (2018). De la gran transformación a la gran financiarización. Sobre Karl Polanyi y otros ensayos. Fondo de Cultura Económica, UNAM.
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