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Las verdades de Maza Zavala

Fuentes: Rebelión

Comentarios a la entrevista publicada en La Vanguardia el 23/02/2008

 
El economista venezolano D.F. Maza Zavala concedió una entrevista a Joaquim Ibarz publicada el 23 de este mes por La Vanguardia (Barcelona, España), titulado «En Venezuela ahora hay más pobres que antes de Chávez». El presente comentario tine por objeto develar el código ortodoxo que ahora el profesor profesa.  
 
Desde hace tiempo palabras como capitalismo, dependencia, dominación, explotación, plusvalía o socialismo desparecieron del lenguaje del profesor D.F. Maza Zavala. Quien fuera, durante muchos años, uno de los intelectuales de la izquierda venezolana con más profundidad teórica, redujo su sabiduría al análisis plano, parcelado y sesgado de la macroeconomía de derecha. Aquél Maza que escribió, a mediados de los 80, una obra titulada «Ensayos sobre la dominación y la desigualdad»  ya no está más. Si algún estudiante de economía, medianamente inteligente,  llega a leer esta obra -fundamental para comprender los mecanismos perversos del imperialismo sobre América Latina- y la compara con lo que viene escribiendo Maza desde los años noventa, estaría convencido de que son dos autores totalmente diferentes. Maza negando el presente, reniega su pasado intelectual. Desde hace tiempo Maza dio un viraje a la derecha. Pero se mantuvo como una de las «vacas sagradas», tanto para la derecha como para la nueva izquierda. Siguió siendo un sumo sacerdote, pero con una posición incómodamente trágica, ya que, por un lado, para los jóvenes economistas de derecha es considerado un dinosaurio; mientras que, para la derecha oligárquica, el profesor Maza devino en un «cómplice del gobierno que lo alcahuetó desde la comodidad del directorio del BCV». Y, finalmente, para esa «izquierda» (que lamentablemente no sabe diferenciar entre derecha e izquierda en el misterioso campo de la ciencia económica) Domingo Felipe es un converso,  peor aún un ambiguo. Pero al final, Maza es considerado, tanto por la derecha como por la izquierda, uno de los sacerdotes infalibles, poseedores del conocimiento misterioso de la religión económica. Lo que llaman «una autoridad». Nadie se atreve a contradecir a la autoridad; a la reencarnación del Buda de la teoría económica nacido en estas tierras. Maza, periodista y economista a la vez, sabe que tiene un poder tremendo para influir en la «opinión pública». Como  Zeus, desde el Olimpo de la teología económica, emite juicios que son incontrovertibles,  sin importarle que favorezca a la derecha.  
                                                           
La historia ha demostrado que hasta los sumos sacerdotes se equivocan, tal como le ocurrió a Caifás al terminar como cómplice del asesinato de Jesús.
                             
El periodista de La Vanguardia nunca se imaginó que definiría tan impecablemente el concepto de «Vaca Sagrada» al afirmar que el profesor está «Considerado como la voz económica más autorizada de Venezuela». ¿Autorizada por quién? Por La Vanguardia, un órgano impreso de la derecha conservadora catalana.
 
Pero esto no nos debe sorprender, el proceso de integración y cooptación llevado a cabo por el modelo político instaurado por el sistema capitalista rentístico venezolano fue muy eficaz produciendo transformistas (tal como los llama Antonio Gramsci). A partir de la derrota de la izquierda, y el surgimiento del Movimiento al Socialismo a principios de los años setenta, aquellos intelectuales que proclamaban ser la conciencia de los oprimidos se fueron arrimando a las mieles de la colmena rentista, emparejándose con la socialdemocracia o con la democracia cristiana. Por eso es que nunca van a criticar la corrupción de la aristocracia obrera de la CTV, ya que llegaron a estar en sus nóminas como asesores, ni mucho menos van a cometer la imprudencia de llamar a los «grandes empresarios criollos» por su verdaderos calificativos. El modelo político de nuestro capitalismo rentístico amamantó  una intelectualidad de izquierda alejada de su objeto de estudio, de la realidad, del pueblo. Una intelectualidad seducida por los cargos del Estado, por las repúblicas de intelectuales, por la alta sociedad y por las oportunidades de figuración. De ser unas voces críticas, estos intelectuales, se convirtieron en apologeta del capitalismo rentístico, adoptando la metodología de análisis de la economía neoclásica y defendiendo el paradigma dominante. Y con esta actitud mataban dos pájaros de un solo tiro,  por un lado mantenían su status y por otro alimentaban su ego personal. A este proceso de integración al sistema, se le agregó la irrupción de un personaje que les aguó la fiesta: Hugo Chávez. Ninguno de estos iluminados aceptará que un militar, campesino, «con pocos conocimientos de economía» se convirtiera en una referencia aquella madrugada del 4 de febrero de 1992. Muchos mascullarán aquella pregunta «por qué él, y no yo (tan inteligente, tan intelectual), llegó a convertirse en una referencia fundamental en el proceso político».
 
El profesor Maza tiene una trayectoria docente, intelectual, profesional y periodística reconocida y respetable. No tiene necesidad de resaltar, porque ya lo ha hecho por su propia cuenta. Ha sido un espíritu crítico, y a veces sus artículos contienen argumentos que uno puede compartir. Pero es indudable que para criticar el gobierno ha venido desempolvando una carabina conceptual que lo aleja de sus raíces  y lo acerca  ideológicamente a las versiones locales de los Chicago Boy’s.
 
Enumeremos las verdades de Maza
 
Primero: Hoy hay más pobres

Maza señala que hoy hay más pobres que en 1998. Maza desestima las cifras del INE. No reconoce que la pobreza total se redujo, entre 1998 y 2006, de 49,0% a 27,5%, y la pobreza extrema de 21,0% a  7,6%.
 
No quiere ver la cifra de desempleo que se reduce para el segundo semestre de 2007, a un 7,6% (con una tasa de desempleo de 6,2% en diciembre de este año).  Menos aún reconoce que el sector informal retrocede a 44,4% de la ocupación. Esto es un indicador que se utiliza para medir la creación de empleos productivos.
 
Se puede criticar que la pobreza se mide sobre la base del ingreso, tal como lo dice Maza, «La pobreza no significa únicamente que la gente tenga más dinero para gastar sino que también pueda sostenerse con sus propios medios con un puesto de trabajo, con una vivienda estable, con servicios de salud y educación.» Pero Maza no considera que el Índice de Desarrollo Humano (IDH) pasó de 0,69 a 0,88. El IDH es un índice que contiene factores adicionales al ingreso, vinculados con salud y educación.
 
Pero lo peor es el doble discurso de Maza. Como director, aprueba los informes del BCV, donde se señala que el crecimiento económico se sustenta -en gran parte- por la recuperación de los ingresos familiares, debido a tres factores: la política de defensa del salario real, la disminución de la tasa de desempleo, y las transferencias de ingresos a las familias debido a las misiones sociales del gobierno.
 
 
Segundo: El gasto público es excesivo

Maza, en su matrimonio con la visión neoliberal, denuncia el gasto público como excesivo. Parece que Maza no le interesa ni las cifras del BCV que señalan que el gasto público en términos del PIB, está muy por debajo de lo que representaba en los años 70, cuando se dio el boom  de ingresos petroleros.
 
Se pueden aceptar las críticas constructivas del profesor. Es obvio que si un gobierno gasta más que lo que le ingresa, se va encontrar con un problema si los ingresos empiezan a disminuir. Pero, que Maza se haga el ciego (o se parcialice) con la visión neoliberal cuando analiza el tema del gasto, es otra cosa. Cuando asume una concepción fondomonetarista del gasto público, convierte su crítica en destructiva.
 
Maza no reconoce que dentro de ese gasto público el gasto social creció de 8,2  % del PIB en 1998 a 13,6% del PIB en 2006. No reconoce que en 1998 había 1.628 médicos ejerciendo la atención primaria de una población de 23,4 millones de personas. Hoy hay 19.571 para una población de 27 millones» [1].
 
Tercero: La inseguridad jurídica desestimula la inversión
 
Maza afirma: «Así no hay quien invierta. La invasión de fincas y los secuestros de agricultores ha terminado por hundir la producción agrícola y ganadera. Al aumentar la inseguridad, nadie se siente seguro.»
 
De esta manera, se confunde la conflictividad sociopolítica que necesariamente está implícita en un proceso de cambio estructural con la idea de la «seguridad jurídica».
 
Maza no menciona que desde que se proclamó la Ley de Tierras han asesinado a más de 170 dirigentes campesinos. Hacer silencio de la seguridad jurídica de los campesinos mientras se defienden los derechos de propiedad de los latifundistas y grandes capitalistas, es pecar por omisión.
 
Es así como se lee que un esfuerzo para enfrentar el problema del latifundio, de la concentración de la tierra, para él es una perturbación que los trabajadores de la tierra ejerzan su derecho a la posesión y el uso de la tierra. De acuerdo a esta visión, la actividad productiva es un asunto para los inversionistas capitalistas privados. A Maza se le olvidó la palabra desigualdad, injusticia, latifundio…
 
Un ex -director del BCV no reconoce las cifras de las estadísticas levantada por el BCV: la inversión se ha incrementado en una tasa mayor al consumo; la capacidad utilizada ha llegado al máximo: un 60% de los empresarios, privados, reconocen que la capacidad utilizada esta cercana al 100%, mientras que el total ubica este indicador por encima del 90%. Entonces, de acuerdo a Maza estos inversionistas son unos fantasmas. Y los informes del BCV que él refrendó cuando era director son falsos.
 
 
Cuarto: El Banco Central no tiene autonomía

Es en su concepción de la política macroeconómica, y específicamente en su concepción de un Banco Central, donde Maza devela un pensamiento coherente con la corriente ortodoxa. Cuando Maza defiende la autonomía del BCV, está defendiendo la concepción neoliberal de los bancos centrales. Maza es un estructuralista con una visión macroeconómica que no contradice al discurso de los organismos multilaterales. No reconoce que la creación del FONDEN es una de las medidas de política económica que marca distancia con el pensamiento dominante a nivel mundial. Es un instrumento que apunta hacia el cambio estructural, en la medida en que el gobierno cumpla con los objetivos iniciales para lo que se creó: convertir estos recursos en fortalezas productivas y sociales para garantizar la robustez de la economía venezolana en los próximos años. Maza dio su voto favorable en el directorio del BCV en el momento en que se creó FONDEN. 
 
Quinto: El desabastecimiento, la especulación y la escasez las provoca el gobierno
Aquí el profesor Maza olvida explicar que estamos en un sistema capitalista, que la competencia del mercado es una competencia imperfecta: es el reino de los monopolios y de los oligopolios. Maza no menciona que en nuestras economías dependientes el reino del capital se expresa de las formas más primitivas de poder económico. No considera que en nuestro capitalismo rentista petrolero el esfuerzo por consolidar un sector agrícola que garantice al menos la soberanía alimentaria, se enfrente a fuertes resistencias. Por el lado de los insumos se encuentra con grandes monopolios nacionales y trasnacionales, mientras que por el lado de la industria, la apertura neoliberal de los años noventa convirtió a más del 90% de la agroindustria en extranjera. Por el lado de los circuitos de comercialización los oligopolios mantienen una de las tasas de ganancias más altas de Latinoamérica.
 
El desabastecimiento, la especulación y la escasez tienen  raíces muy profundas, tal como lo afirma Maza. Por eso es una ligereza atribuirle este problema a la incapacidad del gobierno, tal como él lo infiere. Aunque no lo reconoce explícitamente, al establecer esta causalidad Maza «baila pegao» con la visión neoliberal de que, toda intervención del Estado en la economía es mala. Los inversionistas privados son los seres angelicales predestinados por la divina providencia para encargarse de la producción, mientras que los trabajadores y el gobierno son los demonios si se meten a gestionar la producción. En este último sentido Maza coincide con el enfoque filosófico de los economistas del FMI, que en el fondo creen que tanto los gobiernos como los trabajadores son ineficientes e incapaces per se.
 
El olvido está lleno de memoria

Maza consagra el principio de la propiedad privada. Maza, un pensador reformista que nutrió la visión crítica hacia el capitalismo, devino en un teórico pro-capitalista. Como dice Mario Benedetti, el olvido está lleno de memoria, y por eso es recomendable que se lean a ese otro Maza, que en sus ensayos denunciaba los mecanismos perversos del capitalismo y proponía el socialismo como solución. En la obra citada, en un capitulo titulado «Necesidad y posibilidad del desarrollo socialista de Venezuela», el profesor Maza afirmaba:
 
«…la caracterización que corresponde a la economía venezolana es la de capitalista, es decir que la iniciativa privada predomina en la gestión económica, que la propiedad privada es la base institucional del orden social, que el incentivo del lucro es el que impulsa los negocios y que la distribución del ingreso se rige por los cánones de la relación típica entre capital y trabajo. Ello se refleja claramente en la existencia de un poder económico privado que condiciona los límites y la orientación misma de la acción del Estado, por lo que con frecuencia éste aparece como adaptándose a las exigencias de aquel poder. El Estado, pues, en este orden social, no es realmente autónomo, sino que está sujeto al juego de las fuerzas que actúan en la vida económica y las decisiones resultan de compromisos entre las mismas, no siempre coincidentes con lo que puede calificarse como «interés colectivo» o del común»
 
Más adelante Maza enuncia una de las claves de la transición económica al socialismo. Estoy seguro que estas ideas incomodarían a los directivos y a los fieles lectores de La Vanguardia:
 
«En Venezuela la existencia de un importante sector público de la economía -que comprende las fuentes principales de ingreso nacional en el presente y el futuro previsible- puede considerarse como una circunstancia que facilita la transición al socialismo. El financiamiento más importante de la gestión pública procede de la explotación de un patrimonio nacional y ello da vigencia al concepto de propiedad social  y, por tanto, a la posibilidad de un sistema de relaciones sociales de propiedad y producción que sustituya al sistema de relaciones privadas en vigencia».
 
Indudablemente, me cae muy bien ese «otro» Maza.