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Latinoamérica, hacia la integración económica

Fuentes: Rebelión

Los Estados Nacionales en Latinoamérica lograron su independencia política en el siglo XIX, pero no su independencia económica. No podemos considerarnos países económicamente independientes mientras nuestras economías estén sometidas a la hegemonía norteamericana, a sus préstamos usurarios que, aun cuando se cancelen varias veces por el monto inicial de su valor, es una deuda que […]

Los Estados Nacionales en Latinoamérica lograron su independencia política en el siglo XIX, pero no su independencia económica. No podemos considerarnos países económicamente independientes mientras nuestras economías estén sometidas a la hegemonía norteamericana, a sus préstamos usurarios que, aun cuando se cancelen varias veces por el monto inicial de su valor, es una deuda que nunca desaparece y que cada año es más alta, consumiendo nuestro erario nacional que podría dedicarse al desarrollo de nuestros pueblos. No somos países económicamente independientes mientras estemos sometidos al sistema neoliberal burgués y la globalización de la economía que elimina las instituciones de orden social como la salud y la educación, impidiendo que la clase trabajadora, en especial la de bajos ingresos tengan acceso a ellas. Tampoco, por el intercambio desigual que retrasa nuestro desarrollo. Y por cierto, al vasallaje de nuestros estados del imperio norteamericano, que intenta imponernos un «tratado de libre comercio» que favorece, en lo esencial, a la industria norteamericana y las grandes empresas transnacionales que en su mayoría son de los capitalistas norteamericanos, y deja en situación desmedrada nuestras industrias, paralizando las faenas de muchas de ellas, las que van a la quiebra por una competencia desleal. Me refiero al ALCA. Y nosotros sabemos que la quiebra de nuestras industrias es sinónimo de cesantía y pobreza. Sobretodo porque en nuestros países no existen instituciones que ayuden a las personas en esa situación como en Europa. Por eso nuestros estados que surgieron a partir de las luchas de liberación contra dos Estados monárquicos, España y Portugal, no son estados verdaderamente libres. Al menos no en el sentido económico. Lo seremos el día que nos unamos y formemos un gran estado, al estilo de la Unión Europea, pero con un contenido más radical y progresista.

En la lucha de liberación de las colonias latinoamericanas jugaron un papel importante los exiliados latinoamericanos que vivían tanto en Europa, como en los Estados Unidos. Entre esos exiliados se destacan, por sus ideas integracionistas latinoamericanas, las figuras de Simón Bolívar y Francisco de Miranda. Ambos se dieron cuenta de la necesidad imperiosa de la integración de Hispanoamérica, dado el surgimiento de un poderoso país: Norteamérica. Sin lugar a dudas, ese país debe, en parte, su grandeza y su poderío a nuestra propia dispersión y a nuestra debilidad. Después de la Guerra de Secesión ocurrida entre 1861-1865, USA emergió como un estado federado con todas las características de un estado Multinacional como el camino que lleva hoy en día la Unión Europea. Pero después de tragarse Nueva México, Texas, la Florida, Alaska, Puerto Rico, Hawai (además, de muchas otras islas en el Pacífico) y de ocupar Guantánamo en Cuba, USA ya no puede ser considerada como un estado nacional, sino como un estado Multinacional. A este estado Multinacional le sirvió nuestra política de desunión y guerrerista a sus designios como nación poderosa. Además, al ser nuestros países débiles e inferiormente desarrollados, le permitió a ese país explotar nuestras riquezas y sacar enormes ventajas del intercambio desigual. Quiero decir con esto que entregamos nuestras materias primas a precios convenientes a USA y recibimos a cambio maquinarias y productos elaborados con nuestras propias materias primas a un precio muy conveniente para los norteamericanos y no tanto para nosotros. De esa forma nos fuimos transformando en países vasallos de USA. Sólo Cuba logró romper ese vasallaje y esa es una de las razones por las que ha sufrido el boicot económico y la malquerencia de la Casa Blanca, desde que Fidel declaró a Cuba un estado libre y soberano. Mientras ese estado Multinacional se desarrollaba industrialmente, los países latinoamericanos pasamos a ser una especie de semicolonia, suministradores de materias primas para la avasalladora industria norteamericana. Aparentemente, esa política de intercambio comercial servía a nuestros países, cuando en verdad, esa política que conducía nuestras burguesías no buscaban el desarrollo independiente, sino solamente la acumulación privada y servir a sus mezquinos intereses de clase. Esta política antinacional de nuestras burguesías llamadas malamente nacionales, ha sido nefasta para nuestros intereses desarrollistas. De esa forma, nuestro desarrollo industrial se vio postergado y como nacimos huérfanos de una patria grande, nuestros países asumieron las características de un orfanato con padres «adoptivos» al norte del río Grande, mejor dicho «padrastros» que a veces hablaban de nuestro desarrollo sin, en realidad, llevar a la práctica esa política, como la tan cacareada «Alianza para el Progreso» y el «ALCA», todas políticas económicas que sirven a los intereses de ese Imperio del norte. Además, fuimos invadidos por sus fuerzas militares para imponer su política o simplemente fuimos intervenidos en múltiples ocasiones por sus aparatos de espionaje que apoyaron y impulsaron golpes militares e instalaron dictaduras reaccionarias y criminales, encargadas de hacer el trabajo sucio para la «Bolsa de Comercio» de Nueva York, en el sentido de liquidar los movimientos de masas progresistas o aquellos gobiernos independistas que de alguna forma no favorecían sus intereses. Estas razones son las que más pesaron en nuestra falta de desarrollo.

Es muy difícil tratar de volver la Historia y elucubrar los caminos que esta habría seguido si nuestra política hubiese sido diferente. Si es que desde un comienzo nuestros próceres hubiesen luchado por conservar la unidad de nuestros pueblos. Pero aún así, cualquiera puede darse cuenta que otra cosa muy diferente hubiese ocurrido si la política de aquella época hubiese tenido el sello de la unidad y de la integración económica y política. Desde luego que toda integración económica tiene que tener después una integración política, porque la política sirve a la superestructura de cualquier modelo que desee mantener la unión.

Leyendo a los clásicos y buscando orientación en la Historia, muchas veces hemos tenido frente a nuestros ojos párrafos que dicen mucho y que apenas los hemos tomado en cuenta. En este párrafo, Engels explica como Prusia logró unificar a su alrededor a estados pequeños que tenían leyes y monedas diferentes con el consiguiente perjuicio al crecimiento y desarrollo económico de ese estado nacional que fue la base sobre la que, después, Bismarck unificó al estado alemán. El párrafo dice lo siguiente:

«La Unión aduanera fue un gran éxito de Prusia. El que significase la victoria sobre la influencia austriaca era todavía lo de menos. Lo esencial consistía en que había atraído al lado de Prusia a toda la burguesía de los estados alemanes pequeños y medios. Excepto Sajonia, no había un sólo estado alemán en el que la industria no hubiese logrado un desarro-llo aproximadamente igual a la de Prusia; y eso no se debía solamente a premisas naturales e históricas, sino, además, a la ampliación de las fronteras aduaneras y a la extensión consecutiva del mercado interior1».

O sea, que el surgimiento de Alemania como nación fuerte en Europa, como estado nacional burgués, empezó realmente por la integración de los pequeños estados alemanes. Primero de sus mercados, eliminando las trabas aduaneras y, posteriormente, mediante una moneda común. Y eso ocurría entre 1830 y 1848, cuando en América Latina estaban en formación nuestros estados nacionales. Sin embargo, a pesar de que la gran mayoría de los latinoamericanos teníamos una lengua común y, en general, una cultura similar, no fuimos capaces de nacer unidos y fuertes, sino débiles y desunidos. Posteriormente, empezamos a guerrear entre nosotros por ampliar nuestros límites geográficos y por las riquezas de nuestros vecinos que existían en el seno de estas geografías. Producto de esa política suicida y equivocada, de esta política feudalista, fueron, la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, la Guerra del Pacífico entre Chile, Perú y Bolivia; la Guerra del Chaco y muchas más. Mientras nuestros pueblos se desangraban en estas guerras inútiles entre hermanos, USA se fortificaba y crecía hasta lo que es hoy en día: el estado Multinacional más poderoso y más retrógrado del planeta.

Para desgracia nuestra, ese país está a nuestras puertas y muy feliz de que nosotros sigamos la política guerrerista, el chauvinismo de pequeñas potencias. Justificamos los latrocinios y las invasiones de países hermanos con argumentos que nacen sólo de la alienación chauvinista. Y no nos damos cuenta de que estas ideas dañinas no surgen de los pueblos ni tampoco corresponden a sus verdaderos intereses, sino de elementos de la clase dominante que desean mantener sus feudos y a los cuales les importa un bledo si nuestros pueblos tienen lo suficiente para vivir o no. Mientras ellos tengan medios de sobra para tener una vida regalada, poder gozar de la vida, al resto que se lo lleve el Diablo.

Por eso me pregunto: si la política de dispersión que todavía existe en la «izquierda», es o no una política revolucionaria y consecuente. O es una política equivocada y, que en lo esencial, coincide con los intereses de esa gran nación del norte que nos tiene sojuzgados. Porque en política, como en la guerra, lo acertado o lo equivocado de una acción se mide por los resultados más que por las intenciones. Como dice el dicho popular: «el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones». A propósito de esto mismo, en una entrevista dada por Danny Cohn-Bendit, actual diputado de la UE por el partido verde, conocido como Danny el Rojo desde el gran movimiento de masas izquierdista en Europa y en especial en Francia de 1968, afirma que el posible triunfo del NO a la Constitución europea en Francia pueda conducir a la desintegración de la UE, lo cual vendría a garantizar el dominio de USA a nivel mundial2. Dice el articulista que Danny el Rojo cita al periódico «The Daily Telegraph» que afirma que la actitud de la izquierda francesa de rechazar la Constitución de la UE «nos hace el trabajo a nosotros» (Es decir, a la reacción recalcitrante de los más conservadores y nacionalistas del Reino Unido). Afirmación que me parece totalmente correcta.

Es curioso que la «izquierda» en Suecia (suecos y extranjeros en general) no viese la importancia del Euro para combatir la economía norteamericana (que es hoy por hoy el principal enemigo de los pueblos del mundo y especialmente de nosotros, los latinoamericanos). El dólar, fue en su tiempo una moneda con respaldo en oro. Pero eso ya no existe. La guerra de Vietnam y otras aventuras bélicas del Imperio provocó la estampida en la producción de dólares. El mundo entero se llenó de un papel moneda que, en verdad, hoy en día no tiene respaldo ni siquiera en la economía. Y como dice Manuel Acuña: «la circunstancia que por razones de principio muchos estados acepten el dólar como si fuese oro cuando ello equivale a aceptar el déficit de la balanza de pagos norteamericana, da a Estados Unidos la posibilidad de obtener créditos gratuitos en el extranjero3» Y a despecho de esta «izquierda» que parece no tener una estrategia para continuar la lucha a nivel mundial contra el Imperio, la economía norteamericana, el dólar americano, están tambaleando gracias a dos factores importantes en el ámbito mundial: primero, a ese Euro tan despreciado por los «nacionalistas» y por la izquierda de varios países europeos, y segundo, al surgimiento de China como la nación más poderosa de oriente, como otro estado Multinacional emergente.

El Euro desde su aparición hasta hoy se ha caracterizado por ser una moneda muy estable. Eso ha hecho que muchos países empiecen a transar en Euros y que el dólar se empiece a depreciar como moneda mundial. Porque la moneda tiene las mismas características de cualquier mercancía: a mayor demanda, sube su precio, a menor demanda se deprecia. Y toda medida que tome cualquier estado que ponga en peligro la estabilidad del dólar es para los norteamericanos «un potencial enemigo», con una política antinorteamericana. No hay que olvidar que Irak, antes de ser invadido planteaba que su país dejaría a un lado los petrodólares y comercializaría su petróleo en Euros. Y también es la política de Corea del Norte y de Cuba. Rusia también está entrando en el área del Euro. De hecho, hasta sólo un par de años atrás, la única moneda cotizada por los rusos era el dólar. Hoy ya no es así. Sobretodo, por la cantidad de países europeos que han ingresado o están en vías de ingresar a la UE. Y la gran mayoría han adoptado la política de aceptar al Euro como moneda nacional. Mientras mayor sea el mercado interno de la UE, más fuerte e importante a nivel mundial es el Euro; y por esa misma razón, el dólar pierde terreno como moneda mundial. Además, no está lejos el día en que Ucrania también ingrese a la UE, lo cual fortificaría enormemente la economía europea, en desmedro tanto de Rusia como de USA. Porque una cosa es que hoy la UE sea un aliado de USA y otra es que su política sirva sólo a los intereses norteamericanos. Ya vimos como en Irak países importantes de la UE como Alemania y Francia se opusieron a la guerra. Cuando la UE sea una unidad más cohesionada con una política exterior unitaria, las cosas van a ser distintas. Pero la izquierda europea parece no ver esto. No ve a la UE como un instrumento para oponerse a el dominio mundial de USA. Sólo ve lo que es hoy, todavía sin una cohesión y sin una herramienta que posibilite esa cohesión. No ven que es más difícil realizar un «socialismo en un sólo país» que tratar de ganar posiciones al interior de este gran estado Multinacional que está surgiendo en Europa. Por supuesto, con todos los vaivenes y las dificultades que son propias de las resistencias nacionalistas y de los intereses, tanto de clases, como intereses regionales y nacionales. Esta UE no va a terminar de expandirse sólo en Europa, probablemente después del ingreso de Turquía siga Georgia, y el dominio del Mar Negro será un hecho histórico. Por supuesto que Rusia -que desde 1917 realizó una experiencia revolucionaria y junto a otros países casi logró constituir un estado Multinacional- no puede aceptar esa expansión de buenas ganas, pero es muy poco lo que puede hacer, como no sea verse envuelta en una guerra catastrófica, lo cual es muy difícil e improbable que llegue a ocurrir. Luego, su política económica debe por necesidad buscar integrarse con la UE o con el gran mercado oriental, el cual posiblemente va encamino a nacer en Oriente en base a China, la India o ambas juntas.

Pero, volvamos al dólar. Como muy bien sostiene Manuel Acuña «que la depreciación de la moneda produce efectos adicionales». Se entra en un proceso de causas y efectos colaterales: se refiere al encarecimiento del crédito bancario, lo que encarece los productos porque las compras en el exterior se realizan con una moneda depreciada y desciende el nivel de compra del ciudadano norteamericano. Aun cuando la desvalorización del dólar favorece las exportaciones norteamericanas, también crea problemas colaterales a otros países capitalistas como Japón -uno de los principales aliados de USA en el mundo y en Asia- que no han podido sumarse a la caída, sino todo lo contrario: el yen se revalorizó en un 3,8 % en el año 2003, lo que ha tenido a su vez una influencia negativa con la exportación japonesa por hacer más difícil la competencia en el mercado mundial, en una economía que está pasando todavía por un estado de depresión económica, que se acrecienta en la medida que China acapara el mercado mundial. El estado japonés ha intentado sin éxito desvalorizar su propia moneda comprando dólares. Hoy existen cerca de 500.000 millones de dólares en los bancos japoneses. Puestos esos dólares en venta crearía una catástrofe financiera de enormes proporciones, porque el dólar se vendría al suelo y sólo serviría para empapelar las murallas. Otra razón por la cual el dólar se ha ido desplomando es el déficit fiscal de la balanza de pagos de USA que en vez de disminuir, crece día a día. Sobretodo, por los gastos militares que causan los 140.000 soldados en la ocupación de Irak. A eso se suma el enorme costo de equipo militar y traslados de ida y vuelta a USA de hombres e implementos. De manera que los que sostienen que es una política de estado (de USA) la desvaloración del dólar, creo que están equivocados, parece ser, más bien, el resultado de su propia crisis económica, que está entrando en una etapa verdaderamente crítica, en especial, después de la guerra de Irak. Lo que había mantenido al dólar fuerte era el dinamismo de la economía norteamericana que era superior a la de UE y de Japón. Pero eso es ya historia. Las cosas son diferentes hoy en día. Aunque algunos economistas sostienen que esta situación del dólar es sólo transitoria y que en el futuro se va a recuperar. Pero toda moneda, en sí representa el estado de su economía y la de USA no es precisamente muy brillante y de eso es responsable también, en gran medida, la República Popular China.

El auge económico de China es el otro gran problema del Imperio. China, un país cuyo territorio es mayor que Europa, y con una población de 1.300.000.000 de personas, es ya de por sí un estado Multinacional como la UE y tiene un desarrollo creciente y continuado. La unidad de China fue la principal preocupación tanto del doctor Sun Yat-sen, el primer presidente chino y creador del partido nacionalista (Kuomintang), como de los comunistas chinos. La estrategia de ambos pasaba antes de cambiar al sistema por la unidad y la integración de su país dividido entre los «señores de la guerra».

Su economía se expande aceleradamente siendo hoy la más dinámica del mundo. Su producto nacional bruto es él más alto del mundo. Entre el 2002 y el 2003 su PNB fue de 9%. Entre esos años el PBN de China fue 5 veces mayor que el PBN de Suecia. La fabricación de vehículos automóviles en 2003 subió en un 80% a la cantidad de 100.000 vehículos, y esa cantidad va a ser superada este año 2005. La producción de computadores se dobló y ahora China compró la transnacional IBM que pasó de esa forma a ser una compañía china, además que, inteligentemente, los chinos llegaron a un acuerdo con los antiguos dueños para mantener el mercado y sus compradores. Tenemos el ejemplo de la empresa sueca Ericsson. Ya en el 2003 había aumentado su personal en la industria Ericsson de China a 30.000 personas. De esa forma China responde por un tercio del total de la producción telefónica de la Ericsson. En este tiempo ha crecido enormemente el uso del teléfono móvil en China, con una red local y muy barata. Aún así, a pesar de que la Ericsson es tan grande en China, la empresa electrónica china Huawei ha ganado el contrato de los teléfonos 3G en Holanda de Telfort, la compañía que opera con los teléfonos móviles desplazando a dos compañías de gran prestigio en Europa: Nokia y la propia Ericsson. Aun cuando, la técnica de los chinos iba un poco a la saga de esas compañías escandinavas, hoy ha mejorado su técnica y sus teléfonos son más baratos. Esta compañía china tiene hoy varios centros de investigación en China y en los mismos países escandinavos.

El gran mercado chino ha atraído a grandes inversionistas que en el año 2002 alcanzó la cifra récord de 55 miles de millones de dólares. Y no sólo los grandes inversionistas invierten en China. Muchas industrias de investigación tecnológica se están trasladando a ese futuro estado Multinacional, con el consiguiente desarrollo de nuevas tecnologías que quedan a disposición del estado chino. Afirmo que China va en camino a convertirse en un estado Multinacional porque ya ha llegado a cierto nivel de acuerdos con Malasia, Indonesia, Singapur y Filipinas para iniciar un mercado común, siguiendo la pauta del mercado europeo que fue el comienzo de la UE. En calidad de espera están Vietnam, Camboya, Laos y Tailandia. Cuando este mercado tome forma, con toda probabilidad se les integre las dos Coreas. El mercado común, sin barreras arancelarias es favorable para todos, y si logran ponerse de acuerdo en una moneda común, habrían dado un paso importante para la integración no sólo del mercado, sino también, de la integración política y con ello terminar con la división de Corea, la cual ya no tendría sentido y los norteamericanos tendrían que abandonar sus bases militares en Corea del Sur. Tengo entendido que los chinos están en conversación con la India para ver esta posibilidad de integración con ellos, poniendo de esa forma término al conflicto que los llevó a un enfrentamiento militar en la década del 60, en la que la India contó con el apoyo militar de la URSS, que se encontraba por aquella época en un litigio de carácter ideológico con la República Popular China, litigio que adquirió formas de conflicto militar por el dominio del Amur, que una vez perteneciese a China en su totalidad, como parte de la provincia china Hsuentu, y que después de tomado el poder en Rusia «Lenin declaró que la URSS renunciaría a los territorios chinos tomados por el zarismo durante su expansión en el siglo XIX4». Declaración que motivó a Sun Yan-sen, que fue el precursor de la primera revolución china (1911-1927) a reconocer a la URSS y a establecer relaciones diplomáticas entre ambos países. Política que, lamentablemente no fue cumplida ni por Stalin ni por ninguno de los jerarcas que le sucedieron.

Otro gran problema que tiene USA con respecto al gran avance económico de China es la lucha por las materias primas. La exportación china que ha crecido muy rápidamente ha creado la necesidad de grandes cantidades de materias primas, entre ellas el petróleo. Aparte de la guerra de Irak que tuvo como efecto la subida del precio del petróleo, el aumento creciente de energéticos por la industria china rebota también en la subida del precio. Se habla de que el barril que se está cotizando a 50 dólares puede llegar a los 105, o sea, ¡más del doble! Lo que puede acarrear una situación verdaderamente caótica a nivel de todo el sistema capitalista mundial. En este sentido, China compra de sus vecinos todo aquello que sirva para su industria, con el consiguiente beneficio para esos países lo que los convierte en más dependientes del comercio con China y la que sería una razón de peso para integrarse en un mercado común. El desbalance no les preocupa a los Chinos porque se equilibra con el superávit que tiene con USA y con otros países industrializados. Con USA en el 2003 llegó a ser favorable a China en 120.000 millones de dólares. De esta manera, le sobran dólares, los que está invirtiendo en bonos del estado norteamericano (a la fecha llega a 80.000 millones de dólares), financiando, en cierta medida, el déficit fiscal de USA. El desequilibrio del intercambio comercial con los USA se debe a la exportación china que es muy barata -debido a la mano de obra barata en China-, la que ha inundado el mercado norteamericano. Un periodista sueco decía en forma irónica: que si uno se metía a una casa de un norteamericano de clase media e iba a la cocina y retiraba de allí todos los productos chinos, lo único que quedaría sería la cañería del agua que es producto norteamericano. USA no ha podido evitar esto porque la moneda china se ha mantenido pegada como una lapa (molusco de las costas chilenas) al dólar norteamericano. Si el dólar sube, sube el yuan, si baja, baja también el yuan. Bush ha intentado por diferentes medios sacarse de encima al porfiado yuan sin resultado alguno. Eso ha sido motivo de agrias disputas, pero los chinos se mantienen firmes en su estrategia económica.

La importación de productos chinos a USA ha traído como consecuencia inmediata la disminución de la demanda de productos nacionales y, por lo tanto, como un resultado de esto último, la disminución de la mano de obra en USA. La cesantía de los norteamericanos es, en gran parte, obra de las exportaciones chinas. Tenemos el caso de la industria textil de la ciudad de Kanapolis en la Carolina del Norte. En esa ciudad desaparecieron 4.300 puestos de trabajo en 2003. Y ese ejemplo es uno de tantos en Carolina del Norte y Carolina del Sur. Y Bush no puede hacer mucho porque el sistema neoliberal y las reglas que él mismo ha impulsado en la Organización Mundial del Comercio funciona contra la protección de la industria nacional por parte de los estados miembros. Son las mismas reglas del juego impulsadas por los norteamericanos las que se han vuelto contra ellos, como un bumerang. Algunos críticos norteamericanos dicen que USA está día a día dependiendo más de la República Popular China. Y no están muy lejos de la verdad. Sostienen que detrás de las importaciones desde China están muchas empresas norteamericanas. Algunas de ellas importan componentes baratos para la industria casera de la electrónica, lo que les permite abaratar su propia producción para el mercado mundial.

En un comienzo, la estrategia política norteamericana fue la de destruir el «comunismo chino» desde su interior. Para cumplir con esa estrategia era necesario introducir el capitalismo en China a niveles muy superiores a los que ya existían, porque en China, a diferencia de la URSS, nunca desapareció el capitalismo en su totalidad. Se permitió cierto nivel de propiedad privada controlada por el estado. Después de la toma del poder en 1949, el partido comunista permitió la vuelta a China de muchos industriales que habían escapado a Taiwán junto con las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-shek, los que no estuviesen involucrados en crímenes contra el pueblo chino. Los norteamericanos esperaban que con las cuatro modernizaciones que fue la política de Teng Hsiao-ping a la muerte de Mao, el partido comunista iba a transformarse en un partido socialdemócrata y, por tanto, partidario de la vía capitalista y del sistema neoliberal. En cierta medida algo de eso ha ocurrido, pero no se puede estar tan seguro de que el PC chino abandone el capitalismo de estado que ha sido el sistema económico tanto de China como de la URSS y de los países del este de Europa que estaban dentro del sistema soviético. En todo caso, sea como sea, China avanza hacia un mercado común con los países de Asia que mencioné anteriormente. Institutos de investigación de la tecnología como «Fremtidsforskning» de Dinamarca y el instituto sueco del experto en telecomunicaciones, Ian Pearson, que trabaja para la British Telecom, integrado por economistas, biólogos, historiadores, etnólogos y otros especialistas coinciden en situar a China hacia el año 2017 como el país con la economía más poderosa del mundo, muy por encima de USA5. Probablemente, sea esto un poco exagerado, sobretodo, cuando enuncian que USA habría perdido el gran poder que tiene actualmente. Pero un hecho es claro: El dragón chino ha despertado. Japón va en declinación aunque todavía tiene mucha influencia y es todavía una potencia económica a nivel mundial. Pero ha unido su suerte a USA y no puede compararse ni competir con un país con tantos recursos, tanto territorio y tanta población como China. De esta forma, veremos como el papel rector de la economía y de la política asiática pasa definitivamente de Japón a manos de la República Popular China. Por esa razón hoy en día Japón trata de mejorar sus relaciones con China que entraron en un bajón muy grande producto de la negativa de los japoneses a reconocer los grandes crímenes de guerra perpetrados por ellos contra el pueble chino durante la guerra del 1937 a 1945.

¿Y el cóndor latinoamericano? ¿Qué pasa con nosotros? Creo que a pesar del Pacto Andino y del Mercosur todavía no existe conciencia en nuestros pueblos de esta gran necesidad de la unión y de la conformación de una gran nación latinoamericana. Y no sólo es responsabilidad de los burgueses latinoamericanos, sino de los izquierdistas que todavía creen en la posibilidad de la toma del poder en cada uno de nuestros países y construir «el socialismo aislado» de este mundo que se desarrolla hacia grandes estados multinacionales. Este mundo en que los estados nacionales están perdiendo su razón de ser. Creo que la visión que tiene Fidel y la del comandante Chávez son las más realistas. Ellos propugna el ALBA, un mercado y una integración más progresista. Pero el camino es muy largo debido a que hay muchos interesados en mantener feudos y gobernarlos al estilo del medioevo. Además, al Imperio no le interesa una Latinoamérica unida. Por esa razón trata de llegar a acuerdos económicos bilaterales con los países más desarrollados de Latinoamérica, así, de esa forma, los amarra al carro de su política económica y los aleja del sentimiento unitario.

Latinoamérica es todavía una región inmensamente rica en materias primas. Tenemos abundancia de energéticos, cobre, hierro, uranio, plata, plomo, estaño, zinc, etc. Integradas nuestras economías podríamos tener un desarrollo mucho más rápido y eficaz que el paso lento con que caminamos ahora.

La OEA, pacto militar que le sirve al Imperio para gobernar indirectamente sobre nuestras naciones debe desaparecer y para eso es necesario nuestra integración. Sólo de esa forma podremos hablar en el plano de la igualdad con este «padrastro adoptivo» que tenemos en el norte.

El caso chileno es un ejemplo negativo. Chile no está por la unidad porque cree que puede mantener su economía brillando al margen de la unidad latinoamericana. Si estuviese por la integración habría otra política internacional. En vez de darle un portazo a Bolivia por la reivindicación marítima, debería asumir una posición conciliadora en aras de la integración de nuestros pueblos. El chauvinismo chileno impulsado por los militaristas y otros nacionalistas es tan grande que, incluso, la clase trabajadora chilena y los miembros de los partidos políticos de la izquierda chilena, en su mayor parte (no todos por supuesto), no apoyan la salida al mar de Bolivia, una cuestión que es un gran obstáculo para la integración regional y que tarde o temprano va a influir en la economía de Chile, sobretodo, por la falta de recursos energéticos de Chile y que le sobran a Bolivia. En verdad que en ceguera política se parecen todos ellos juntos, a la ceguera de muchos de nuestros próceres que lucharon por su feudo en desmedro de una gran patria Latinoamérica.

Llegamos entonces al final de este artículo preguntándonos que estrategia política seguir: ¿La chata, chauvinista, nacionalistoide, o una estrategia integracionista? Ojalá que nos detengamos a pensar un poco y saquemos alguna experiencia de la Historia y de lo que está ocurriendo en todo el ámbito mundial.

1. Federico Engels, El papel de la violencia en la historia. Obras Escogidas de Marx y Engels. Página 409.

2. Artículo de Maciej Zaremba en el periódico sueco «Las Noticias del Día», en la sección Cultura del día 20 de abril de 2005.

3. Manuel Acuña Asenjo. Escenarios Múltiples para una sola Ejecución, página 36.

4. Abel Samir. Crepúsculo de los Dioses en la Revolución China. Libro Primero, página 121.

5. Ilustrerad Vetenskap, número 7/2005.