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Los alimentos no son una mercancía más

Lecciones desde la India

Fuentes: Rebelión

«Acertadamente o no, la gente percibe que la compraventa de contratos de futuros en los alimentos es especulativa y lleva a un aumento de los precios. En una democracia tienes que atender esa opinión». Estas son las sorprendentes y atinadas palabras del ministro de Finanzas de la India, el país con mayor porcentaje de población […]

«Acertadamente o no, la gente percibe que la compraventa de contratos de futuros en los alimentos es especulativa y lleva a un aumento de los precios. En una democracia tienes que atender esa opinión». Estas son las sorprendentes y atinadas palabras del ministro de Finanzas de la India, el país con mayor porcentaje de población pobre del mundo y en donde se está pensando en excluir los alimentos de la negociación en los mercados de futuros.

De entrada, sorprenden porque si esa es la percepción que la población india tiene del problema de la subida de los precios de los alimentos y si esa es la propuesta de solución que plantean, su nivel de conocimiento de las causas de la inflación contemporánea es más que envidiable. De hecho, es equiparable a la que tiene Jean Ziegler, el saliente Relator Especial de las Naciones Unidas para la Alimentación, quien estimaba que la especulación financiera es responsable del 30% de la explosión de los precios de los alimentos.

Y es que no andan muy descaminados los indios porque la entrada del capital financiero especulativo en los mercados de materias primas acontecida en los últimos años y agravada en los meses recientes ha contribuido de forma decisiva al alza de los precios de los alimentos. Así, según la FAO, en el último año el trigo se ha encarecido un 130%, el arroz un 74%, la soja un 87% y el maíz un 53%.

Es más, en el mercado de materias primas de Chicago, el número de contratos ha aumentado un 20% desde principios de año y, actualmente, se negocian más de un millón de contratos diarios. Por ofrecer otro dato que refuerce el argumento: en torno al 50-60% de la producción de trigo comercializada en los mercados de materias primas está controlada por fondos de inversión especulativos.

En este sentido, el aumento de la inversión financiera especulativa no sólo está dando lugar a una mayor volatilidad de los precios sino que, además, en un contexto de demanda de alimentos al alza y limitaciones en la producción, se traduce en subidas continuadas de los mismos que, como siempre, padecerán quienes poseen menos recursos.

En cualquier caso, lo que más me sorprende de esa declaración es el reconocimiento del ministro de Finanzas indio de que en una democracia el pueblo no habla tan sólo una vez cada cierto tiempo, cuando deposita su voto en las urnas, sino que tiene derecho a hablar en todo momento y los gobernantes tienen la obligación de escucharlo y obrar en consecuencia.

A ese concepto de la democracia me gustaría que se acercaran quienes gobiernan nuestro país cuando la población clama porque deje de tratarse la vivienda como una mercancía, masivamente adquirida con fines especulativos, y se trate, al menos, como lo que reconoce nuestra Constitución. Esto es, como un derecho fundamental. ¿Será tan difícil? Me temo que sí.

Alberto Montero ([email protected]) es profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga. Puedes ver otros textos suyos en su blog La Otra Economía.