El banquete, que incluyó codorniz ahumada a la madera, risotto de quinua, chardonnay de California, costillas de cordero al tomillo con fondue de tomates y vino cabernet, contrasta con la crisis que tratan de frenar, que ha dejado sin vivienda a cientos de miles de familias y dejará sin empleo a millones de personas más.
Los dirigentes del Grupo de los 20 países más industrializados y economías emergentes fueron agasajados en la noche de este viernes en la Casa Blanca, en Washington, con un suntuoso banquete que contrasta con la crisis que tratan de frenar, que ha dejado sin vivienda a cientos de miles de familias y dejará sin empleo a millones de personas más.
El primer plato constó de codorniz ahumada a la madera, con guarnición de risotto de quinua, acompañado de chardonnay de California, según el menú divulgado por la Casa Blanca. El segundo plato consistió en costillas de cordero al tomillo con fondue de tomates, hinojo y berenjena al jugo de setas chanterelle, y de bebida vino cabernet, también del estado del oeste estadounidense.
En la apertura de la cumbre, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo: «Este problema no surgió de un día para otro y no será resuelto de la noche a la mañana, pero con la continua cooperación y determinación se resolverá».
Anteriormente, desde Nueva York, Bush había insistido en que la crisis financiera no es un fracaso del capitalismo o del libre mercado. Por el contrario, indicó que «necesitamos hacer las reformas, y seguir adelante con los principios de libre mercado que han traído prosperidad y esperanza a los pueblos en todo el globo».
El primer ministro de Canadá, Stephen Harper, indicó que no es probable que las economías más grandes del mundo permitan que sus sistemas sean controlados externamente. Mientras que el presidente de Francia, Nicolas Sarkosy, insistió en que «queremos cambiar las reglas de juego en el mundo financiero».
Por su parte, la canciller de Alemania, Angela Merkel, manifestó estar sorprendida de escuchar advertencias contra la excesiva regulación de los mercados financieros cuando aún no se ha superado la crisis.
China y Japón ofrecen ayuda al FMI
China probablemente sea clave en cualquiera de las reformas que se acuerden. Con casi US$2 billones en reservas y una economía en plena expansión, es uno de los pocos países asistentes que tiene el dinero para ayudar a los países en crisis. El primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, es uno de los que más apelan a la ayuda de China para financiar al Fondo Monetario Internacional (FMI), de manera que pueda extender préstamos de emergencia. Aunque probablemente China quiera a cambio más poder dentro del FMI, que es dominado por Estados Unidos y la Unión Europea.
Por su parte, Japón anunció que está preparado para prestar US$100.000 millones al FMI, a fin de ayudar a las economías emergentes.