La novela de Renata Viganò, la primera en poner en escena a las mujeres como protagonistas de la Resistencia, llega a España de la mano de Errata Naturae
La historia de Agnese va a morir es la de tres mujeres: una escritora, una editora y una partisana. Renata Viganò, Natalia Ginzburg y Agnese, el seudónimo con el que la escritora enmascaró la verdadera identidad de la guerrillera que luchó en las filas de la Resistencia italiana. Tres mujeres que sacudieron la Italia de finales de los 40 con una novela que sirvió para darle voz a todas las que combatieron en la Segunda Guerra Mundial
Renata Viganò conoció a Agnese, o a la mujer que en su novela lleva el nombre de Agnese, en «un momento verdaderamente horrible» de su vida. Su casa había quedado completamente destruida en un bombardeo y su marido, el periodista y escritor antifascista Antonio Meluschi, la persona que la había animado a unirse a la Resistencia en 1944, acababa de ser detenido por las SS.
«A cada hora que pasaba me lo imaginaba torturado y fusilado, un cuerpo anónimo que no volvería a encontrar, ni siquiera para enterrarlo», recordaría en un artículo publicado en el diario L’Unità en 1949 y que sirve de epílogo a la novela, que acaba de publicar por primera vez en España Errata Naturae.
En ese artículo la escritora cuenta cómo se encontró con Agnese, una correo de enlace que se había unido a los partisanos después de matar a un soldado alemán, cómo le fue contando toda su historia y cómo Meluschi logró escapar de la prisión en la que le habían encerrado los nazis.
A través de su historia y de su propia experiencia personal durante la guerra, Viganò escribió una novela sobre el espíritu y los valores de todos los que combatieron la ocupación alemana y plantaron cara al fascismo hasta la liberación definitiva de Europa. Agnese se convirtió entonces en un símbolo de la lucha partisana.
Antonio Meluschi y Renata Viganò. ASSOCIAZIONE NAZIONALE PARTIGIANI D’ITALIA
Más allá del valor testimonial de la novela, para Andrea Battistini, profesor emérito de Literatura italiana de la Universidad de Bolonia, el mérito está precisamente en ser un texto que «resume el carácter de todos los hombres y de todas las mujeres –unas 35.000– que hicieron la Resistencia en Italia».
A diferencia de Hombres o no de Elio Vittorini o El sendero de los nidos de araña de Italo Calvino, ambas novelas centradas en heroísmos individuales, Viganò aporta una visión de conjunto de los partisanos. «Este papel coral es el que hace del libro la obra más representativa de la Resistencia, que fue una guerra del pueblo en su conjunto y no de héroes solitarios», asegura Battistini por correo electrónico a eldiario.es.
«Es la primera novela que pone en escena a la mujer como protagonista en la guerra partisana», destaca Maria Isabella Mininni en ‘La voz dormida’ de Renata Viganò: ausencias femeninas en el marco de la literatura resistencial italiana traducida en España. La profesora de Literatura española de la Universidad de Turín denuncia en su ensayo que las obras de la escritora italiana y de otras autoras de la época, como Natalia Ginzburg, Anna Banti, Elsa Morante o Alba de Cèspedes, apenas hayan sido traducidas y publicadas en castellano.
Viganò escribió la novela más importante de toda su carrera en 1947 y fue publicando varios fragmentos en el diario Il Progresso d’Italia. Fue Ginzburg, por entonces editora en Einaudi, la que leyó el manuscrito y decidió apostar por Agnese va a morir. Cuando se publicó, en 1949, se convirtió en un nuevo éxito de ventas para la prestigiosa editorial turinesa.
Han tenido que pasar más de setenta años para poder leer la obra en España. Una ausencia que Mininni atribuye en parte a la censura del franquismo, que jamás habría permitido su publicación por su marcado carácter antifascista. «Agnese es una obra sin escepticismo ni incertidumbres, resuelta en el odio antifascista y en la exaltación del comunismo y la Resistencia», remarca Battistini.
«Un clásico del siglo XX»
La historia de Agnese va a morir es también la de Irene Antón. Rebuscando entre los ejemplares de varias librerías, la editora de Errata Naturae dio con la obra de Viganò. «Es un clásico del siglo XX», asegura a eldiario.es la mujer que decidió acabar con el silencio editorial de más de siete décadas y publicar la novela.
Errata ha tratado de recuperar aquellos títulos que fueron «clásicos en sus tradiciones literarias originales» pero que no lograron traspasar la frontera de los Pirineos. Y Agnese va a morir es uno de esos libros. «Una obra que es testigo de su tiempo, emocionante y escrita con la lucidez de quien ha vivido la guerra, el hambre y la muerte, y se ha enfrentado a ellos».
Renata Viganò escribiendo junto a su gato en una imagen de archivo. WIKIMEDIA COMMONS
Los silencios editoriales o la falta de traducciones, apunta Antón, eran algo habitual que afectaba aún más a las novelas firmadas por mujeres y a las autoras que trataban temas considerados «tradicionalmente masculinos».
Por entonces, a finales de los años cuarenta, la guerra y el mundo rural en la literatura eran dominio de hombres. «Que apenas hayamos leído libros sobre el papel de las mujeres en las guerras o en las revoluciones y que no sepamos de su trabajo fundamental en el campo es muy grave», denuncia la editora.
Esta ausencia en torno a la obra de Viganò y el resto de escritoras que contaron la Resistencia contrasta con el papel que tuvieron las mujeres durante la guerra. Isabella Mininni considera que esos años fueron «claves para el despertar de la conciencia femenina». «Las mujeres se vieron envueltas en tareas hasta entonces desconocidas o prohibidas para ellas, y empezaron a tomar conciencia de sí mismas y de la importancia de sus acciones», asegura por mail a este periódico.
La traductora entiende que ahora puede ser más complicado acabar con ese vacío porque «a nadie le interesa volver la mirada atrás» y porque «la literatura resistencial italiana, salvo las obras maestras de Beppe Fenoglio o Calvino, ha dejado de leerse». Un punto en el que coincide el profesor Battistini: «Agnese va a morir tuvo el mérito de recordar la lucha del pueblo, pero a día de hoy se ha olvidado». Su memoria sobrevive vinculada a la cuestión feminista y de género gracias al trabajo que hacen «grupos apasionados y devotos lectores de su obra».
Elena Sofía Tarozzi, Margherita Occhilupo, Sofía Fiore, Marta Selleri y Dafne Carletti formaron en marzo de 2017 uno de esos grupos. Ellas, estudiantes universitarias –de Magisterio, Literatura Clásica, Derecho y Ciencia Política–, son la Brigata Viganò: el batallón que trata de mantener viva la voz de la escritora en su Bolonia natal.
«La madre de Dafne, pedagoga y conservadora de libros infantiles, nos propuso colaborar en una reedición de La bambola brutta«, explica la Brigata por correo a eldiario.es. Atraídas por su militancia antifascista, las cinco jóvenes, de entre 23 y 24 años, decidieron participar en la reedición del cuento de Viganò.
La ‘Brigata Viganò’ en Bolonia en una imagen de archivo. BRIGATA VIGANÒ / CEDIDA
Su bambola brutta se utilizó en talleres sobre la Resistencia organizados en varios colegios boloñeses, pero su labor de divulgación no se quedó ahí. Investigando la literatura resistencial italiana dieron con todo un archivo dedicado a Viganò en la biblioteca del Archiginnasio de Bolonia. Recortes de periódico, fotografías, notas, manuscritos, cuentos ya publicados e inéditos.
«Fue muy emocionante… Después de estudiar todo el material decidimos dar a conocer la obra de Renata y compartir todo lo que habíamos ido descubriendo y aprendiendo», recuerdan.
Para Battistini, el trabajo de la Brigata va más allá de «revivir la memoria» de la escritora italiana: «Están consiguiendo que se reconozca su figura. Han logrado que se coloque una placa conmemorativa en la casa en la que vivieron Viganò y Meluschi, donde se reunieron los grandes intelectuales antifascistas, como Pier Paolo Pasolini o Mariano Moretti».
Cuando le pregunta por qué es importante leer Agnese va a morir, el profesor destaca el «valor literario» de la obra –»un testimonio apasionado de la épica de un pueblo»– como una forma de reivindicar la memoria de la Resistencia frente a los nuevos fascismos y los negacionistas del Holocausto.
«Viganò nos cuenta sin retórica, con sencillez casi de cronista, hechos de nuestra atormentada historia reciente que lamentablemente han quedado en el olvido», asegura Mininni.