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España

Lo que el príncipe dijo de los bancos

Fuentes: noticiasdenavarra.com

    Hace unos años tocaba decir que el Reino de España era una economía boyante, que era lo mejorcito de Europa, el sitio perfecto para hacer dinero, el buque insignia del desarrollismo moderno. Ahora toca recoger los restos del naufragio y exigir esfuerzos a todos los súbditos incautos. Los que antes decían una cosa, […]

 

 

Hace unos años tocaba decir que el Reino de España era una economía boyante, que era lo mejorcito de Europa, el sitio perfecto para hacer dinero, el buque insignia del desarrollismo moderno. Ahora toca recoger los restos del naufragio y exigir esfuerzos a todos los súbditos incautos. Los que antes decían una cosa, ahora dicen la contraria, pero siguen beneficiándose igualmente, seguros en sus atalayas, en sus refugios de esquí, en sus palacios de invierno o en sus residencias de verano. El modelo está podrido hasta el tuétano, aunque la retórica oficialista tienda a disimularlo o negarlo. Los discursos del príncipe sirven para analizar cómo ha evolucionado el relato de la crisis desde sus comienzos hasta hoy, dentro del régimen desmemoriado de la Cultura de la Transición. A quien vaya a leer estas líneas le pido que no se despiste demasiado, porque la gravedad del tema así lo requiere.

1- Bancos. En octubre de 2008 la crisis había empezado a mostrar síntomas claros de su podredumbre. Era imposible ocultarlo más. En Madrid se celebraba entonces el II Foro Estratégico de las Cajas de Ahorros. En la clausura el príncipe agradecía a la Confederación Española de Cajas de Ahorros la invitación al evento y de paso alababa las virtudes del sistema bancario. Transcribo una parte de su discurso, según lo recoge la propia Casa Real:

» Tenemos un sistema bancario altamente competitivo, muy eficiente y de gran fortaleza financiera; y así se está demostrando en medio de las turbulencias de los mercados financieros mundiales .

Esto es así, en primer lugar, porque las entidades españolas desarrollan un modelo de banca enfocado al cliente, con altos niveles de eficiencia y bien provisionado.

En segundo lugar, porque las cajas y bancos españoles operan bajo la supervisión y regulación de uno de los Bancos Centrales más exigentes del mundo, el Banco de España, que, como hemos visto, se ha puesto recientemente como ejemplo de gestión prudencial.

Así, la adecuada regulación y supervisión, más el negocio tradicional con amplia base de clientes, llevan a que se esté valorando el sistema financiero español como uno de los más solventes .»

Nunca se mintió tanto en tan pocas frases. Nunca se han dicho cosas más falsas. Supongo que un príncipe repite lo que le escriben. En eso reside su personalidad, ya que nunca nos dicen quién se lo escribe, ni si él está de acuerdo o no con lo que lee, porque es el hombre anuncio de las élites y los poderes de turno. Un príncipe tampoco rectifica, porque eso no queda bien con el elegante aplauso de aduladores y cortesanos. Lo importante es ser portada de periódico o revista del corazón, siempre sonriente, mientras la crueldad de los desahucios, los timos de las preferentes, el latrocinio de las dietas de los políticos y otros desmanes se dejan para las páginas de sucesos o para el olvido de las hemerotecas.

2- Corrupción en la globalización. Que nadie piense que el discurso del príncipe fue un hecho aislado. Un mes más tarde, en noviembre de 2008, el príncipe entregaba el XI Premio Nacional Joven Empresario y allí, en Alicante, se reafirmaba en sostener que en la economía globalizada «España puede aportar la solidez de su sistema financiero». De paso pronunció unas palabras que reproduzco literalmente de la propia Casa Real.

«Esta ciudad y toda la Comunidad Valenciana ofrecen su trayectoria de pujanza económica, su gran experiencia en la promoción de la actividad empresarial y de sus virtudes, como marco perfecto para realza r la entrega de este premio».

Este elogio de la Comunidad Valenciana y Alicante como marco perfecto de negocios resulta revelador de este tipo de discursos, porque los hechos son tozudos. La alcaldesa de Alicante está imputada por casos de corrupción urbanística, junto al ex presidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, a otro alto directivo de la entidad y a dos directores generales adjuntos de Bancaja, acusados por delitos de cohecho, tráfico de influencias y revelación de información privilegiada. Eso por no hablar de la ruina económica a la que está sometida la Comunidad Valenciana, fruto de los negocios turbios de aquella época.

El príncipe añadió también el siguiente comentario sobre Alicante: «Es evidente que esta ciudad no sólo sabe afrontar los retos y aprovechar las oportunidades que ofrece el mundo globalizado, sino que contribuye con su capacidad emprendedora al progreso general de nuestra nación». Como ejemplo de ese aprovechamiento de oportunidades el heredero de los Borbones citaba la puesta en marcha de los «magníficos estudios cinematográficos Ciudad de la Luz, que están en vanguardia de la industria cinematográfica en Europa».

El complejo cinematográfico mencionado es hoy una muestra del fracaso de ese modelo de desarrollo. La Comisión Europea declaró ilegales 265 millones de euros de ayuda concedidos por la Generalitat Valenciana a ese complejo audiovisual, que está en bancarrota Por otro lado, si el príncipe quería ponerlo como paradigma de la globalización, podía leer el reportaje que el periódico The New York Times dedicó a la Ciudad de la Luz -en julio de 2012-, donde se exponía que era el arquetipo de proyecto megalómano debido a la combinación de intereses «de banqueros, magnates de la construcción y autoridades de gobiernos regionales». El diario neoyorquino recordaba que en su día se prometía que en este mega-estudio los cuentos de hadas se hacían realidad.

3- Marca España. Consciente de que el Reino de España se ha convertido en un cementerio de elefantes, el príncipe se ha apuntado a reivindicar la Marca España en una mezcla de escuela de negocios y de nacionalismo pop. Como patrioterismo pop sirve para las revistas del corazón. La revista Hola reflejaba en febrero del 2013 el acto por el que los Príncipes de Asturias nombraban como nuevos embajadores de la marca a un piloto de carreras, a un actor y a un cocinero. La publicación sensacionalista adoptaba un tono entre ñoño y hortera para describir que los príncipes: «se vistieron a tono con la ocasión, se conjuntaron una vez más -la corbata del Príncipe con la falda de la Princesa- y pusieron al rojo vivo la Marca España» .

Mientras la Marca España se entretenía en la cursilería de saber si combinaba el color de la corbata borbónica con la falda roja de su consorte, el seminario The Economist , también en febrero del 2013, dedicaba un artículo a explicar a los lectores de finanzas internacionales qué era un chorizo: «Un chorizo es una salchicha picante española, que es mejor acompañar con una copa de Rioja, y que a menudo se sirve en rodajas en un pastoso bocadillo o sándwich. Pero chorizo también es un calificativo informal para un estafador o timador». Y el artículo acababa con el lema del 15M: » There isn’t enough bread for so many chorizos ! «, ¡No hay pan para tanto chorizo! Así que el rojo de la Marca España se reducía al color pimentón del embutido para cualquier observador internacional.

Y es que mienten con descaro sobre la Marca España. Nombrar embajadores honoríficos y hablar de emprendedores no sirve de casi nada. La marca está arruinada y descompuesta, desde la Plaza del Sol hasta Diwaniya, pasando por Botsuana y Suiza. Lo digo porque muchos de los que hablan de la Marca España ni siquiera leen lo que se publica oficialmente sobre ella. En la página web del ministerio dedicada a tal menester hay colgado un informe reciente del Círculo de Empresarios que afirma: » La década posterior al inicio de la crisis económica (2008-2017) será perdida para España en términos de PIB «. Esa es la verdad oculta. Así que nadie se pregunte más cuándo vamos a salir de la crisis, ni con marca, ni sin marca. Estamos marcados por la economía de la aniquilación.

4- Sacrificios . Durante su intervención en la entrega del premio Príncipe de Viana de la Cultura en junio de 2012, el heredero al trono de los Borbones se atrevió a pedir sacrificios a todos los súbditos » No son tiempos para diferencias ni para egoísmos . Son tiempos de responsabilidad, de sacrificios y de actitudes generosas «.

Estas declaraciones pidiendo sacrificios y generosidad a la ciudadanía las pronunciaba a l lado de la presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, quien para entonces ya había cobrado suculentas dietas opacas de Caja Navarra. Por eso, estas palabras son, como mínimo, un desprecio a la inteligencia de la ciudadanía. En esa ocasión el príncipe no dijo nada sobre los años pasados, cuando alababa a los bancos especuladores y ponía como modelo de negocio la ruina del Levante español.

Es un insulto y un agravio pedir sacrificios a una ciudadanía harta de la asfixia y los recortes en educación, sanidad y otros sectores fundamentales. Él se permite pedirnos sacrificios porque vive en un palacio, mientras otros ciudadanos tienen que pagar sus hipotecas o son desahuciados. Él se da ese lujo porque ha heredado su puesto de trabajo, sin oposiciones ni méritos, solo por su sangre azul masculina, mientras que miles de ciudadanos son despedidos o condenados a emigrar. Él aprueba la penuria de los recortes porque puede acudir a la sanidad privada e incluso guardar restos de los cordones umbilicales de sus hijas en hospitales del extranjero, mientras la ciudadanía soporta el repago en medicina y los enfermos pernoctan en las salas de espera y los pasillos de los hospitales públicos. En fin, él se atreve a todo esto porque ha perdido la cordura y el respeto a la dignidad democrática.

5- Un cuento de príncipes y princesas. Detrás de cada alteza hay el mito del príncipe azul, donde todo príncipe necesita que alguien sea su bella durmiente, como bien ha mostrado la lúcida Elfriede Jelinek -creo que los príncipes no leen los dramas para princesas de Jelinek-. Todos somos esa mujer dormida que espera el beso que la despierte. La bella durmiente le pregunta al príncipe: «Pero, dígame, ¿quién es usted en realidad? ¿Qué país tiene usted la intención de gobernar? Apuesto que el mío». El príncipe quiere hacer creer a su somnolienta audiencia que todo es un cuento de hadas, como en la prensa rosa. Pero la bella durmiente no termina de creérselo: «Salgo en las portadas de las revistas, que, sin embargo, tampoco pueden mostrarme quién soy. Es posible que todas las personas sean princesas y príncipes. Así hablan los presbíteros, y, en su lucha por la supervivencia, la gente es tan tonta que se lo cree».

No son tiempos regios para príncipes azules ni cuentos de hadas. Puestos a fabular, prefiero a Pío Baroja, quien un día soñó con la república del Bidasoa, sin moscas, sin frailes y sin carabineros. Yo no quitaría las moscas, porque cumplen su función ecológica y además son las primeras en detectar la mierda. Para empezar, no estaría mal una democracia sin parásitos, sin expolios y sin chanchullos.

* Publicado en: http://www.noticiasdenavarra.com/2013/03/24/sociedad/lo-que-el-principe-dijo-de-los-bancos