En otra entrada enunciamos tanto la necesidad de la crítica a la teoría, en cuanto forma actual del conocimiento científico, como la de su método (la lógica) frente al que planteamos la dialéctica materialista.
Ahora, y como desarrollo de lo anterior, pretendemos ilustrarlo. Para ello mostramos la Teoría Económica Neoclásica del capital y la Crítica de la Economía Política inaugurada por Marx, como formas distintas de abordar el concreto real capital.
Aclaremos nuestra posición hacia la lógica (y la teoría): no negamos su utilidad en determinados aspectos (principalmente cuantitativos) así como los avances que han permitido en la ampliación del conocimiento objetivo. Pero sí denunciamos que su papel ideológico, de justificar el sistema capitalista, es cada vez más acentuado. De esta forma la discusión epistemológica, lógica vs dialéctica, entra en el ámbito de la lucha de clases.
El capital en la Teoría Económica
Veamos cómo la lógica aplicada a las relaciones económicas, o sea la Teoría Económica neoclásica (TEN, en adelante), aborda al capital.
El capital es concebido como una cosa útil, un bien, que además es escaso, por tanto un bien económico (locales, maquinarias, herramientas, materias primas, entre otras). También es un objeto de apropiación por alguien (excluyendo de su uso al resto de personas), el capitalista. Su utilidad es servir para la producción y comercialización de bienes vendibles, es un factor productivo. El manual de Samuelson (Economía) empieza su capitulo sobre la Tierra y el Capital indicando: “El capital (o bienes de capital) consta de aquellos bienes durables producidos que son a su vez usados como insumos productivos para una producción subsiguiente.” (p. 293). Pero esta producción requiere su combinación con otros factores (trabajo y tierra, lo que se modeliza a través de una expresión matemática, la función de producción (siempre de Cobb-Douglas). Tras la venta del producto queda el reparto de su importe que se establece según la productividad marginal de los factores cuya expresión matemática es la derivada parcial de la función de producción. Al capital le corresponde la renta de capital (beneficio, interés, alquiler…).
La TEN del capital se basa en una serie de supuestos cuestionables: cualquier actividad se puede representar como un modelo a través de una función de Cobb-Douglas, el capital existe desde siempre, competencia perfecta (mercados competitivos, agentes precio-aceptantes y sin poder de mercado), agentes económicos deciden racionalmente en base a toda la información disponible, a cada cual según su contribución marginal, la productividad marginal existe y es decreciente, el capital (sus partes componentes) es medible en términos monetarios y agregable.
Más allá, de enfrentar el capital de manera objetiva, el principal mérito de la TEN del capital es dotar de formalización matematica a su justificación del capitalismo. Para ello: cosifica al capital (fuera relaciones sociales molestas); deja al capital sin historia (fuera cualquier duda sobre su finitud); más que explicar la renta del capital solo la justifica (fuera explotación capitalista). Se trata de naturalizar la propiedad privada, la libertad capitalista, la igualdad mercantil y el interés egoísta, como explicara Marx.
Pero, ello no sería posible sin el concurso de la lógica, lo cual requiere vaciar de contenido los objetos de estudio. Para presentar el capital como una cosa asocial y ahistórica, hay que tomarlo en su apariencia, renunciar a buscar su contenido (negarlo), abstraerlo acríticamente y reducirlo a variables numéricas desde donde operar matematicamente. El resultado es, posteriormente, reinterpretado como un relato ideológico a gusto del capital.
Marx sobre el capital
El planteamiento en marx es distinto. No parte de supuestos y definiciones, sino del concreto mismo, en este caso el capital. Preguntándose analíticamente por su necesidad lo que le conducirá hasta sucesivamente el dinero, la mercancía (el valor) y el trabajo. Luego, recorrerá sintéticamente el orden inverso para ver en el capital: trabajo, pero no simple trabajo sino trabajo acumulado; valor, pero no simple valor, sino valor que se valoriza; mercancía, pero no simple mercancía sino mercancía que produce mercancías; dinero, pero no simple dinero sino dinero que adquiere las mercancías que ponen en marcha la producción. Así llega a la fórmula general del capital: D-M-D’, dinero que compra mercancías que permiten obtener más dinero (plusvalía).
El siguiente paso no es tomar por dada la ganancia (plusvalía) sino explicarla; para ello profundizará en la fórmula general, lejos de quedarse en la apariencia, Marx mira el contenido y descubre la mercancía capaz de generar más valor del que cuesta, la fuerza de trabajo, y el fundamento de la plusvalía, la explotación capitalista.
En ese punto Marx confirma lo que su análisis le venía mostrando, las categorías económicas reflejan las relaciones económicas (trabajo, mercancía, dinero), y el capital es también una relación económica. Esta relación económica será la base sobre la que se erigen las formas políticas e ideológicas. El capital es la compra de fuerza de trabajo por la que el capitalista entrega dinero (salario) al poseedor de fuerza de trabajo (trabajador) con el fin de que éste realice más trabajo (jornada e intensidad) del que le cuesta (plusvalía, explotación).
A continuación, Marx estudia la relación social en su movimiento reiterado, en su reproducción, descubriendo que el capital crea sus propias condiciones de existencia, esto es se convierte en un sujeto. El sujeto que no solo pone en marcha la producción sino que además interviene en el consumo, constituyéndose en la relación social que organiza la vida de la sociedad caracterizando al modo de producción social.
Pero, el capital no solo es compra de fuerza de trabajo también es compra de medios de producción así Marx descubrirá, junto al capital variable (salarios) al capital constante (medios de producción).
Analizando las formas de producir plusvalor descubrirá la más potente, el plusvalor relativo consistente en el avance de la productividad que abarata la fuerza de trabajo aumentando la plusvalía. También descubrirá que el plusvalor relativo exige la sustitución de capital variable por capital constante.
La mirada de Marx se detendrá en el movimiento del capital, en la acumulación y allí descubrirá, primero, que si el capital produce plusvalía, ésta produce capital. Por tanto, el capital es plusvalía acumulada. En segundo lugar, descubrirá la ley que rige el movimiento del capital, la ley de la acumulación, por la que el capital tiende a crecer, bajo las formas de la concentración y la centralización, sobre la base de la plusvalía relativa, lo cual genera un ejército laboral de reserva. Así mismo, mostrará que este movimiento ascendente es cíclico con auges y crisis.
Llegados a este punto, Marx ve un límite a la expansión del capital, presentándose las condiciones de la superación del capitalismo de la mano de la clase obrera que se desarrolla con el capital. Antes nos ha mostrado la acumulación originaria, ese momento en que nace el capital (y las clases sociales capitalista y obrera) porque el capital no existe desde siempre ni vivirá indefinidamente.
Marx también se detendrá en la circulación global del capital, no solo en su producción también en la compra y en la venta. Allí nos mostrará que el capital adopta sucesivamente tres formas (dineraria, productiva y mercantil) por las que transita metamorfoseándose primero, para mostrarse después como unidad multiforme circulando cíclicamente. Finalmente, en el entrelazamiento de los capitales individuales multiformes e interdependientes se abre la perspectiva del capital social como red de capitales individuales constituyéndose la circulación global del capital social, que transitan en sus diversas formas entrelazándose. Esta red es el sujeto inmediato de la vida social;, sujeto que es una relación social general objetivada; vida social que descansa en una relación social general objetivada, en la que los individuos enajenan sus conciencias bajo la apariencia de ser libres.
Tal es nada la potencia de la dialéctica materialista puesta en movimiento, por primera vez en la historia, por Marx. Ahí, el capital es descubierto como la red que estructura la sociedad contemporánea cual sujeto que se consume para apropiarse el medio a través de relaciones sociales que organizan la vida de la sociedad que aparecen como cosas en las que los individuos enajenan sus conciencias bajo la apariencia de la libertad. Nada que ver con la mera y estática cosificación apologética capitalista de la TEN basada en la lógica.
Así la lucha de clases tiene como componente la lucha ideológica, entre la TEN del capital y la Crítica de la Economía Política iniciada por Marx que, a su vez, descansa en la lucha epistemológica entre la lógica y la dialéctica.
Pedro Andrés González Ruiz, autor del blog Criticonomía.
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