La primera ministra británica, Theresa May, en una conferencia en el centro de Londres, el 21 de noviembre de 2016 afp_tickers) El Gobierno británico presentará el miércoles su primer presupuesto desde la decisión de favor del Brexit con la difícil misión de combinar el fin de la austeridad, para frenar el descontento, con el descenso […]
La primera ministra británica, Theresa May, en una conferencia en el centro de Londres, el 21 de noviembre de 2016 afp_tickers)
El Gobierno británico presentará el miércoles su primer presupuesto desde la decisión de favor del Brexit con la difícil misión de combinar el fin de la austeridad, para frenar el descontento, con el descenso de ingresos que se espera en 2017.
En lo que se conoce como «el discurso de otoño», el ministro de Finanzas, Philip Hammond, presentará las grandes líneas del gasto del Gobierno para los próximos meses.
Hasta ahora, la economía ha lidiado mejor de lo previsto con las turbulencias causadas por el resultado del referéndum del 23 de junio. Sin embargo, los analistas esperan que, una vez que empiecen oficialmente las negociaciones de divorcio con Bruselas -en marzo de 2017, a más tardar-, empiece a resentirse.
Ello tendrá que combinarse con la promesa de la primera ministra británica, Theresa May, de consagrar su mandato a ayudar a los «JAM», neologismo político británico para referirse a los «just about managing», los que llegan con dificultades a fin de mes.
«May ha dejado claro que quiere dar prioridad a la ayuda a esos hogares que tienen dificultades para salir adelante y que se sienten excluidos de la recuperación económica tras el golpe de 2008/9», estimó el economista de IHS Markit Howard Archer.
«El resultado del referéndum de junio y la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales resaltaron la necesidad de que los gobiernos combatan la desigualdad», agregó Archer.
Se estima que Hammond tendrá algún gesto hacia esas familias y que tratará de presentar el presupuesto como el fin de años de austeridad del anterior gobierno de David Cameron, que pretendía alcanzar un superávit presupuestario en el ejercicio 2019-2020.
Pero el margen es limitado. «Las finanzas públicas no gozan de buena salud, y Hammond no tiene ganas de un incremento fuerte del endeudamiento», estimó Kit Juckes, analista del banco Societe Generale.
El propio Hammond recordó el domingo que «muchas previsiones apuntan a un freno del crecimiento económico el año que viene», lo que constituye «un reto de envergadura para las finanzas públicas».
Transeúntes en la calle del Parlamento de Londres el 7 de noviembre de 2016
«Dado el grado de incertidumbre que rodea al Brexit, Hammond afronta un trabajo difícil», constató Fiona Cincotta, analista de la firma City Index.
«Podemos esperar que el discurso de otoño deje entrever lo que se puede esperar cuando empiece el proceso de divorcio con la Unión Europea, el año que viene», añadió la analista. «Esperamos un fin a los años de austeridad, con el foco mudándose al gasto».
En los últimos días, May avanzó que el presupuesto contendrá una partida suplementaria anual de 2.000 millones de libras suplementarias al año (2.300 de euros, 2.500 de dólares) para investigación y desarrollo, otra de 1.000 millones de libras para el desarrollo de internet y de 1.300 millones de libras para mejorar la infraestructura, concretamente las carreteras.