La CAN inició conversaciones con la UE para suscribir un Acuerdo de Asociación entre ambos bloques. Pero el Viejo Continente actúa como un bloque homogéneo, mientras que los sudamericanos aún expresan la voluntad individual de sus cuatro integrantes.
El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, abrió anoche las negociaciones en Bogotá entre la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la Unión Europea (UE) para un Acuerdo de Asociación, un tipo de convenio que va más allá de un simple tratado de libre comercio (TLC), ya que se prevé incluir temas como el acercamiento político, la cooperación, la inmigración y la cuestión ambiental.
Existe un punto de partida muy disímil: la UE negocia como si se tratase de un solo país (integrado por 27 estados) de 500 millones de habitantes, mientras que la CAN (compuesta por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) todavía debe compatibilizar los intereses de sus cuatro miembros.
«La UE tiene un solo negociador y la CAN cuatro, pero que actuarán en bloque», dijo el ministro colombiano de Comercio, Industria y Turismo, Luis Plata, cuyo país ejerce actualmente la presidencia pro tempore del bloque andino. Las naciones americanas y la UE, acordaron que el Acuerdo de Asociación va a girar en torno a tres pilares: el diálogo político, la cooperación, y el comercio.
El sector que impide que se logren acuerdos comerciales bilaterales con la UE, y multilaterales en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC) es la reticencia del Viejo Continente a abrir su mercado agrícola, así como a eliminar los subsidios a la producción doméstica.
Y es este tipo de producción la que la CAN tiene para ofrecer a los 27 miembros de la Unión. Pero la posición andina no es homogénea: mientras que Bolivia y Ecuador son más duros ante la posibilidad de la firma de un TLC (y fundamentalmente que no abra los mercados agropecuarios europeos), Colombia y Perú llevan adelante una política de apertura comercial. Si existen inconvenientes en los países sudamericanos, la reticencia no va a provenir de Bogotá ni de Lima.
Entre los temas «sensibles» también aparece la cuestión de la migración, argumento que fue propuesto por los miembros de la CAN. También la cuestión ambiental, en su faceta actual bautizada cambio climático, va a tener un párrafo en las deliberaciones. Aquí la vigilancia debe centrarse en no virar este vital tema hacia una discusión sobre agrocombustibles y su definición como fuentes «limpias» de energía.
La vertiente comercial del acuerdo se va a negociar en catorce mesas sobre asuntos específicos, mientras que los otros dos pilares, sobre cooperación y diálogo político, al comienzo se reducen a una sola mesa, pues quienes negocian en ellas son de los mismos equipos.
El acuerdo busca reflejar el reconocimiento previo hecho entre ambos bloques acerca de las asimetrías al interior de los países de la CAN y entre ésta y la UE, así como las sensibilidades de los primeros en temas específicos. Ambas partes van a analizar, en esta primera ronda, los objetivos y alcances de la negociación, los procedimientos y calendarios, así como los métodos y las modalidades de las negociaciones en cada uno de los tres grupos.
Según cifras propias de la CAN, cuyo secretario general, el ecuatoriano Freddy Ehlers asiste a la negociación, el comercio con Europa sumó el año pasado 16.595 millones de dólares, un 52,2 por ciento más que diez años atrás. Las exportaciones de los cuatro países andinos a la UE sumaron 9.336 millones de dólares en 2006 y fueron un 68,5 por ciento superiores a las de diez años antes. Por su parte las ventas europeas a la CAN ascendieron a 7.259 millones de dólares, con un crecimiento en diez años de un 35,4 por ciento.
Las siguientes rondas se van a llevar a cabo en Bruselas (sede de los organismos comunitarios europeos) en diciembre de este año; en febrero de 2008 en una ciudad de la CAN para regresar, en abril, a la ciudad sede de los organismos de la UE.
Delegaciones de ambos bloques resaltan la importancia de consultar e informar a sus respectivas sociedades civiles y explorar la posibilidad de que existan mecanismos comunes de la consulta.
Para Europa los acuerdos de asociación son los más completos y avanzados que puede alcanzar, con excepción de los hechos con naciones que aspiran a ser miembros de la Unión.
Con los andinos, la UE suscribió un acuerdo de cooperación marco en 1993 y un acuerdo para el dialogo político y de la cooperación en 2003, que espera se consolidará en la negociación en marcha en estos momentos.
Para el diálogo político CAN-UE, se va a crear el Consejo de Asociación, institución de la que harán parte las Cancillerías de los países de ambos bloques y, según los temas a tratar, los de otras carteras.