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Los datos del ‘progreso’ de Chile con el libre comercio

Fuentes: Adital

Quienes construyen, desde el discurso unificado de los medios masivos, el mito de la prosperidad chilena como modelo a seguir esconden la realidad de un país que, con gobiernos fascistas o socialistas, continúa sumido en la pobreza y pierde cada día sus riquezas naturales a manos de las ambiciones de las transnacionales. Mientras, desde el […]

Quienes construyen, desde el discurso unificado de los medios masivos, el mito de la prosperidad chilena como modelo a seguir esconden la realidad de un país que, con gobiernos fascistas o socialistas, continúa sumido en la pobreza y pierde cada día sus riquezas naturales a manos de las ambiciones de las transnacionales. Mientras, desde el estrado de Mar del Plata, el presidente Lagos se atreve a decir que «discutir la no incorporación al ALCA es estar discutiendo temas del medioevo. El licenciado Carlos Pereyra Mele, nos presenta este mapa del saqueo al pueblo chileno a partir de la firma del TLC con los Estados Unidos.

Toda decisión política que se adopta e implementa, sus consecuencias solo pueden cuantificarse varios años después ( De allí la importancia de que si la decisión trascendental para una o varias generaciones de ciudadanos, la toma un Estadista o un Político común que son los que en gral. toman estas decisiones lamentablemente ). Esto viene a cuenta de esta discusión que se plantea en que: ALCA SI ó ALCA NO, hoy los representantes del Neoliberalismos en América y en especial después de los resultados nefastos de la aplicación de políticas de ese corte en América latina, se refugian en Centro de Estudios o Fundaciones y desde allí intentan por todos los medios de imponer por ejemplo que el sistema a implementar en nuestra región es el de Chile. Nos atosigan con encuestas y resultados económicos de corto plazo que demostraría que la aplicación de esta coherencia política-económica mantenida y profundizada en el tiempo por Gobiernos Militares, o de centro derecha o de centro izquierda, (lo mismo da), termina como resultado la construcción de un País estable y con altos índices de progreso, ya que pasando del Dictador Pinochet al ‘socialista’ Lagos que mejor representa esos intereses en esta parte del continente da brillantes resultados (que se lo considera el estadista de la región por los liberales), que acaba de decir en la ‘Cumbre’ de Mar del Plata que discutir la no incorporación al ALCA es estar discutiendo temas del medioevo prácticamente.

Por ello en rigor de la verdad y para conocimiento del común de los ciudadanos les acerco los resultados de la incorporación de Chile al Tratado de Libre Comercio TLC, firmado con EE.UU., que tanto se lo pone como ejemplo a seguir para alcanzar el desarrollo de este País, (TLC es el ALCA en una relación bilateral cuando el ALCA es igual a nivel continental).

Chile: Chile debió reducir fuertemente sus aranceles de importación para el whisky (del 47% al 27%), asestando un golpe muy fuerte a sus productores de Pisco de la Tercera y Cuarta Región: bajó el consumo, desaparecieron 2.000 hectáreas de alto rendimiento, y el Estado perdió once millones de dólares en ingresos fiscales.

Con las directrices del flamante acuerdo dentro del NAFTA, nueve especies de frutas frescas chilenas ingresarían a los EEUU sin pagar arancel; pero la tarifa previa era muy cercana a cero, por lo que la ventaja era muy pequeña. Otras especies y algunas hortalizas, jugos, conservas y pastas tienen una desgravación, que demorará hasta 12 años, lo mismo que las carnes rojas, las aves, la leche y derivados. Mientras tanto, deben competir con sus pares norteamericanos subsidiados. Incluso la misma producción de Canadá provoca daños en cultivos chilenos tradicionales, como lentejas, papas, habas, arvejas y cebada, en parte por la simple competencia, en parte porque las tres cuartas partes quedarán libres de aranceles dentro de cuatro años, tres veces menos que el tiempo que debe esperar Chile: Son las diferencias de un socio pleno grande, a un socio externo y pequeño. La Sociedad Nacional de Agricultura reconoció que dejarán de sembrarse 150.000 Has de trigo (el 40%

actual). Otro tanto le ocurrirá a miles de sembradores de remolacha, desde Rancagua hasta Puerto Montt, perjudicados con la libre entrada del azúcar y edulcorantes norteamericanos.

Cabe recordar que el 85% de los propietarios chilenos poseen menos de 50 hectáreas, muchos de ellos carecen de capital, mientras que, por su misma pequeñez, no acceden al crédito bancario ni a la tecnología para modernizarse o reconvertirse. Las esperanzas de la agroindustria también quedaron frustradas: EEUU mantendrá contra las exportaciones chilenas sus leyes antidumping, y sus duras barreras fitosanitarias. Todo sirve de pretexto para limitar las exportaciones chilenas, cada vez que amenazan con desplazar a sus competidores norteamericanos.

No hubo mucha más suerte en el rubro manufacturas, porque Washington no modificó su estructura de aranceles escalonados: cuanta mayor cantidad de mano de obra tenga el producto, mayor será el impuesto al ingreso a su mercado. En cambio, las importaciones que vienen de los EEUU pagan un arancel general del 6% desde el 2003, y en un futuro cercano podrán hacerlo sin carga tributaria alguna (equipos de construcción, automóviles, productos informáticos, de medición, farmacéuticos y papelería son los de mayor impacto). Pero, además, también los suntuarios: General Motors y Ford lograron que Chile desista a aplicar el impuesto a los automóviles de lujo, perdiendo el fisco 14 millones de dólares al año por tal concepto.

Chile tampoco puede exigir a las empresas norteamericanas operando en su territorio, que opten por la compra de insumos nacionales; al revés, no puede impedir que se presenten en el mercado nacional de compras del Estado, en situación de marcada desigualdad competitiva (por supuesto, a su favor respecto de sus similares chilenas).

En los rubros servicios y tecnología, huelga decir la diferencia comparativa de posibilidades para los capitales norteamericanos, casi con cualquier otro Estado del mundo. Por eso el NAFTA propone -exige, más bien-, amplias facilidades para sus empresas, que en el caso chileno han hecho pie en el mundo de las finanzas (Bancos), telecomunicaciones, correos y encomiendas, turismo, cine, y comercio mayorista. Además, como ocurre con todo el continente sudamericano, los pagos por uso de patentes, marcas y secretos comerciales en calidad de ‘derecho de propiedad intelectual’, son absolutamente unidireccionales.

Durante los primeros años de flujo de capitales, de inversión extranjera directa (IED), Chile tuvo la precaución -que no ejerció Argentina-, de fijar plazos mínimos de residencia en especial para controlar el dinero caliente, golondrina, puramente especulativo, que tanto mal nos hizo de la Cordillera para acá. Ahora el NAFTA exige rever tan sana medida, y Chile tuvo que renunciar al uso del encaje para capitales de corto plazo. El Tratado apenas si los autoriza sólo por un año, y no como preventivo sino en caso de catástrofe (para el caso de que ocurra, esos capitales ya se habrían retirado por lo que evidentemente dejaría de tener uso práctico la medida de obligar a un encuadre).

Hay problemas incluso en el mercado laboral, por la sencilla razón de que el NAFTA no establece ningún mecanismo para sancionar a las empresas que violen los derechos reconocidos en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cosa que no hace más que ratificar a nivel del bloque, lo que es política de los EEUU: no ratificar las modificaciones del organismo internacional sobre negociación colectiva y derecho de huelga. ‘Mc Donalds, uno de los mayores empleadores en Chile, se jacta de no aceptar sindicatos en sus establecimientos… porque el NAFTA no permite exigirlos’ (El ALCA y sus peligros, Jaime Estay comp. CLACSO).

En resumidas cuentas, la Universidad de Michigan estimó que la incorporación le representó a Chile un incremento del 1% del PBI en sus ingresos, magro resultado para tanta apertura; en el mismo estudio, ratificado por el buffet Coeymans y Larraín liberales de la Universidad Católica de Chile, se confirma que las exportaciones norteamericanas crecerían el doble comparado con el aumento de las chilenas a ese país. El NAFTA hizo a la economía chilena más vulnerable a las crisis internacionales y, al igual que en México, lo deja más dependiente de la coyuntura norteamericana’

Estos son los resultados en el mediano plazo, pero al largo plazo serán muchos mas graves, por ello los mismos que nos dijeron que con la privatizaciones y la apertura de mercado nos transformaríamos en un País del primer mundo y terminamos en con un País sin industrias, privatizado y con el 50% de la población en estado de pobreza ahora vuelven a la carga con resultados parciales de los supuestos beneficios que acarrearía a la Argentina en nuestro caso la incorporación al ALCA. Cuidado con los cantos de sirena de estos supuestos ‘ilustrados’. www.ecoportal.net

* Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos (CEES) Córdoba