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Entrevista con Joseph Stiglitz

«Los déficit comercial y fiscal de Estados Unidos están fuera de control»

Fuentes: El País

Comprometido con el concepto de desarrollo global compartido, el premio Nobel de Economía 2001, Joseph E. Stiglitz -Indiana, EE UU, 1943-, recorre el mundo explicando las circunstancias que provocan el comportamiento anómalo de los mercados y la necesidad de intervención de los gobiernos para remediarlo. Economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial (1997-1999), profesor de […]

Comprometido con el concepto de desarrollo global compartido, el premio Nobel de Economía 2001, Joseph E. Stiglitz -Indiana, EE UU, 1943-, recorre el mundo explicando las circunstancias que provocan el comportamiento anómalo de los mercados y la necesidad de intervención de los gobiernos para remediarlo. Economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial (1997-1999), profesor de la Universidad de Columbia y miembro del consejo de asesores del presidente Clinton, Stiglitz ha visitado Bilbao y Pamplona, invitado por la sociedad pública vasca Sprilur y Caja Navarra. El economista opina que «no todo es privatizable».

Pregunta. ¿Cómo se comportará la economía en 2005?

Respuesta. Soy pesimista. Habrá desaceleración y un crecimiento, como mucho, del 4%. El tirón sigue ligado a Asia, no a Estados Unidos ni a Europa. China seguirá creciendo más rápido que el resto. No tanto como en 2004, pero sí un 7,5% o un 8%. En Estados Unidos hay un desfase entre previsión y crecimiento real. Las tasas medias de desempleo del 5,2% o 5,4% no son reales; hay una gran economía sumergida y la cifra real de paro está muy por encima. El endeudamiento doméstico se ha disparado, y los déficit fiscal y comercial siguen creciendo. ¡No es admisible que pidamos cada día 2.000 millones de dólares a los países más pobres para poder funcionar! Y en Europa, la rigidez del Pacto de Estabilidad es un problema para su débil crecimiento económico, pero el principal factor es la falta de la demanda agregada.

P. ¿Cree que el Pacto de Estabilidad europeo impide un crecimiento más libre?

R. Europa se ha dado cuenta de que debe reformarlo. Romano Prodi ya utilizó el término «estúpido» para describirlo. Hay que introducir propuestas que realcen su flexibilidad. La idea básica es que, con tal de que la economía no tenga déficit, se estarían cumpliendo los requisitos del pacto. Pero no tiene sentido centrarse sólo en el pasivo de los balances; hay que mirar los activos. Endeudarse para invertir en tecnología o construir carreteras no es lo mismo que gastar en unas vacaciones. La filosofía es que si te endeudas para dejar en mejor lugar a las generaciones futuras, puedes hacerlo, es perfecto.

P. Estados Unidos cerró 2004 con el mayor déficit comercial de su historia. ¿Hasta cuándo seguirá creciendo?

R. Las tasas de ahorro e inversión en Estados Unidos están en niveles bajísimos, lo que explica en parte la debilidad del dólar y el déficit comercial. En 2000 la tasa de ahorro nacional neto fue del 5,8%; en 2004 había caído al 1%. La tasa de inversión de 2000 fue del 18,5%; en 2004, apenas el 13%. Mi pronóstico es que las perspectivas son muy negativas para la mejora de los niveles de inversión y la evolución de los déficit fiscal y comercial. La sensación es que están fuera de control y la Administración de Bush quiere aumentarlo en billones de dólares con propuestas encaminadas, por ejemplo, a reducir la presión fiscal con trucos presupuestarios efectistas, o a inversiones en Defensa que no están justificadas. La privatización parcial de la Seguridad Social no hará sino disparar el déficit en los próximos diez o veinte años.

P. ¿Qué solución ve a la crisis de los sistemas de pensiones?

R. El envejecimiento de la población es un problema común en Estados Unidos, Europa y Japón, y genera problemas de financiación en los sistemas. En Estados Unidos el debate está abierto y la primera gran pregunta es: ¿qué gravedad tiene el problema? Hay que averiguarlo. La respuesta honesta sería que realmente no lo sabemos muy bien por dos factores: no sabemos a qué ritmo crecerá la economía y tampoco las expectativas de longevidad. Si miramos el cambio en las tasas de productividad entre el periodo 1973-1993, en que crecieron un 1,1% al año, y desde 1995, con aumentos de entre un 3% y 3,5%, constatamos que con ese ritmo mantenido en los próximos 25 años no habrá problema alguno.

P. Aun así, habría que realizar ajustes en el modelo.

R. Los ajustes serían reducidos; únicamente alargar algo la edad de jubilación. En Europa tendrían que ser más amplios, pero la privatización parcial de la Seguridad Social en sí misma no hace absolutamente nada para solucionar el problema. Alan Greenspan

[presidente de la Reserva Federal] lo reconoció ante el Congreso. Incluso podría empeorar la situación. O se recortan prestaciones o se aumentan impuestos. Y le diré algo, muchos programas de pensiones gestionados por los gobiernos son menos costosos que en el sector privado y responden mejor a las necesidades de los mayores.

P. ¿La rigidez del mercado laboral explica las dificultades del crecimiento económico europeo?

R. Es difícil comprender las causas de la falta de crecimiento, ya que esa rigidez se ha ido flexibilizando y aun así no hay una reacción palpable. Los economistas que aluden a esa causa propugnaron lo mismo para América Latina hace décadas y la flexibilidad ha conducido a esos países a más desempleo, más economía sumergida, menos protección laboral y tasas de crecimiento muy débiles. En Europa me preocupa la falta de dinamismo en cuanto a la innovación. Los políticos mencionan en exceso la rigidez del mercado laboral como explicación.

P. ¿Qué cree que busca Bush en su acercamiento a Europa?

R. El presidente Bush reconoce que muchos ciudadanos americanos están muy contrariados por el hecho de que buena parte del mundo no esté de acuerdo con su política exterior. Estados Unidos no es ya percibido en el ámbito internacional como un líder respaldable. Es llamativa la diferencia entre la guerra del Golfo y la de Irak. En el Golfo hubo una coalición de fuerzas muy amplia que le salió rentable a Estados Unidos porque muchos países contribuyeron a abonar el coste. En Irak, Estados Unidos está solo. A pesar de que la Administración de Bush utiliza estos días muchas veces la palabra «democracia», no creo que realmente entienda lo que es. En su modo de ver las cosas, si tú no estás de acuerdo con ellos, estás equivocado. Eso no es democracia.

P. ¿La política exterior de Zapatero tendrá consecuencias económicas?

R. El hecho de que España haya aplicado una política exterior independiente no tendrá consecuencias económicas directas para el país. Miremos a Francia. Al margen de las anécdotas sobre las patatas fritas y los vinos, el efecto real fue muy reducido. La sociedad estadounidense sigue muy dividida sobre la guerra. La inmensa mayoría de los jóvenes se opuso a la guerra de Irak y ellos serán los futuros líderes de la comunidad empresarial de Estados Unidos.

P. ¿Cómo ve la evolución de la economía española?

R. El crecimiento de España en los últimos ocho o diez años no ha sido equilibrado. Se ha basado en exceso en el sector de la construcción apoyado por tasas de endeudamiento alto. En Estados Unidos las familias se hipotecan cada vez más con tipos muy bajos. Los tipos subirán y muchos hogares tendrán problemas para pagar sus préstamos. Ese endeudamiento tan alto es una bomba de relojería que puede estallar en España de forma similar. Si la economía de la UE se recupera, el Banco Central Europeo subirá los tipos y eso será un grave handicap para la economía española, cuyo problema es que ha crecido pareja a la de la UE con un marco económico inadecuado, el Pacto de Estabilidad, que es en realidad un pacto de ausencia de estabilidad y crecimiento excesivamente centrado en la inflación.