En octubre, los inversores internacionales volvieron a demostrar su apetito por los activos en dólares. Tanto es así que adquirieron títulos por valor de 106.800 millones de dólares, un nuevo récord. Pero algunos de estos presuntos «no residentes» son algo peculiares. Durante todo el año 2005, mes tras mes, los informes presentados por el Departamento […]
En octubre, los inversores internacionales volvieron a demostrar su apetito por los activos en dólares. Tanto es así que adquirieron títulos por valor de 106.800 millones de dólares, un nuevo récord. Pero algunos de estos presuntos «no residentes» son algo peculiares. Durante todo el año 2005, mes tras mes, los informes presentados por el Departamento del Tesoro sobre la compra de activos en dólares realizada por los «no residentes» ha tenido una característica común, la intensa actividad demostrada por los inversores de algunas naciones del Caribe.
Ciertamente, entre la comunidad financiera internacional nunca existió incógnita alguna sobre la identidad de estos benefactores. Se sabía y se sabe que los misteriosos operadores hambrientos de dólares son los gestores de hedge funds , cuyas empresas están radicadas en los paraísos fiscales caribeños. Hace dos meses fueron especialmente activos y contribuyeron al nuevo máximo histórico con unas compras de acciones y bonos públicos y privados denominados en dólares de 10.600 millones de dólares (9.084 millones de euros), un 9,92% del total.
No es poco. Y menos aún cuando el dato de las compras de los «no residentes», que aparece siempre en la misma semana en que se publican las cifras mensuales del déficit comercial, tiene últimamente una importancia política extraordinaria para el entorno de la Casa Blanca.
El aumento de las compras de activos en dólares por parte de los» no residentes» tranquiliza a los mercados porque aplaza la resolución del recorte pendiente de los déficits desmesurados que acumula EEUU. Y que son una amenaza para toda la economía mundial, según la mayoría de los expertos. Por suerte, en los dos últimos meses, la cifra ha marcado récords históricos, lo mismo que el déficit comercial que en ambos casos ha quedado más que cubierto. En octubre, las compras de los inversores internacionales superaron en un 35,41% al desfase entre las exportaciones y las importaciones.
Suspicacias . Algunos expertos europeos relacionan esta aportación de los fondos de cobertura a la financiación del déficit de EEUU con el poco interés que parece demostrar Washington en impulsar una regulación mundial común que obligue al sector a introducir la transparencia en sus estrategias.
La industria mundial de los hedge funds , que controla ya 1,1 billones de dólares en activos, acaba de ganar una importante batalla judicial contra la SEC al conseguir que un Tribunal de Apelaciones del distrito de Columbia deje en suspenso la nueva regulación del sector.
En febrero de este año, según las nuevas normas aprobadas hace unos meses por el supervisor bursátil de Wall Street, todos los hedges que operan en EEUU y que tengan más de 15 clientes, tendrían que inscribirse en la SEC y atenerse a unas reglas de transparencia en la gestión similares a las que están vigentes para las empresas cotizadas y los fondos de inversión.
Una regla a la que se han enfrentado desde su publicación las gestoras de fondo de cobertura con el argumento de que para cumplirla tendrían que desvelar sus estrategias y perder así, parte de lo que consideran una de sus principales características.
La industria ha llevado el caso a los tribunales que hasta ahora le habían quitado la razón. Pero, la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, lugar en el que se encuentra ahora detenido el proceso, ha decidido supender la entrada en vigor de la norma hasta emitir un veredicto firme sobre la cuestión, en el plazo que considere necesario.
Resquicio. Los abogados de los hedges han encontrado un resquicio legal que quizá les permita eludir al supervisor y mantener su actual opacidad, que ha sido duramente criticada por todas las autoridades mundiales. Se trata de la definición de la palabra cliente, que según los hedges no puede aplicarse a los partícipes del fondo que, en realidad, serían sus propietarios. Para ellos, los clientes son sólo aquellas instituciones que solicitan sus servicios de asesoramiento. La disputa lingüistica ha calado en el tribunal que en su nota pública, asegura que la SEC no puede inventarse nuevos conceptos jurídicos a su antojo.
El tamaño que empiezan a tener los fondos de cobertura inquieta a todos los supervisores mundiales. Según algunas estimaciones, los hedges realizan ya el 20% de las transacciones bursátiles de EEUU. Y lo hacen sin control y sin supervisión alguna.