Lo que parecía inevitable ocurrió: el desequilibrado ultraderechista que presidió Brasil entre 2019 y 2022, Jair Bolsonaro, fue arrestado. La razón: rompió medidas que le habían sido impuestas por el juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, instancia máxima de la Justicia en Brasil. Prohibido de manifestarse en público, se lanzó en un discurso transmitido por el teléfono móvil de su hijo mayor, Flavio Bolsonaro, que integra el Senado.
Ahora él cumple lo que en Brasil es llamado de “prisión domiciliaria”, o sea, no puede salir de su casa en Brasilia y las visitas tienen que ser –excepto hijos– autorizadas por la Justicia. La determinación incluye abogados y eventualmente asistencia médica.
A principios de septiembre será juzgado por el Supremo, y sobran indicios de que será condenado a prisión, posiblemente en su casa, pero no queda excluida la perspectiva de que sea conducido a un cuartel del Ejército –él es capitán retirado– para cumplir una condena que, según se especula en los medios jurídicos, podrá oscilar entre 12 (entre juristas antes se decía 20) y 40 años de prisión.
Frente a ese panorama, Donald Trump sigue anunciando medidas punitivas a Brasil. En lo que se refiere a los aranceles anunciados, nada nuevo: siguen sin ser alcanzados por la medida puntos esenciales de las exportaciones brasileñas a Estados Unidos, como los minerales, el jugo de naranja y las aeronaves civiles.
Pero ahora pasamos a otro campo de acción: puniciones individuales. Alexandre de Moraes, el más severo integrante del Supremo Tribunal Federal en lo que a Bolsonaro se refiere, fue incluido en la Ley Magnitsky, junto a su esposa e hija.
Tal ley se dedica a punir terroristas, imponiendo el bloqueo de todos sus bienes, incluso cuentas bancarias, en Estados Unidos.
Todavía no se sabe cuáles son los efectos de dicha ley en los bancos brasileños, pero desde ya, ni Moraes, su esposa y su hija pueden utilizar tarjetas de crédito de bandera estadunidense como Visa o Mastercard.
Se sabe que al menos otros seis integrantes del Supremo serán incluidos en la Ley Magnitsky, pero no cuándo.
En tanto, Trump sigue anunciando medidas punitivas a Brasil, mientras Bolsonaro siga bajo “persecución de la Justicia injusta”.
Uno de los que más incentivan al mandatario de Estados Unidos a lanzar medidas pesadas contra Brasil es el diputado nacional Eduardo Bolsonaro, quien desde febrero se encuentra en Estados Unidos, según él, como exiliado, según analistas y juristas brasileños, como refugiado de la Justicia local.
Pese a haber una mayoría derechista en el Congreso, no se debe descartar la suspensión del mandato del diputado.
Además de hacer intensa campaña contra su país junto a la Casa Blanca de Trump, por haberse ausentado durante tanto tiempo sin ninguna razón mínimamente razonable. Y claro, hasta hace muy poco, recibiendo los honorarios que le corresponden como integrante de la Cámara.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/08/17/opinion/brasil-los-efectos-de-trump-y-bolsonaro