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Los errores del monetarismo

Fuentes: Revista Laberinto

1.- El Pensamiento Marxista. La ecuación diferencial o de Irving Fisher es la base del monetarismo y en general de las ideas económicas más conservadoras. Para analizarla desde una perspectiva marxista, vamos a utilizar fundamentalmente tres principios básicos del marxismo: el materialismo dialéctico, el materialismo histórico y la explotación del hombre por el hombre. El […]

1.- El Pensamiento Marxista.
La ecuación diferencial o de Irving Fisher es la base del monetarismo y en general de las ideas económicas más conservadoras. Para analizarla desde una perspectiva marxista, vamos a utilizar fundamentalmente tres principios básicos del marxismo: el materialismo dialéctico, el materialismo histórico y la explotación del hombre por el hombre. El materialismo dialéctico constituye la filosofía marxista, que entre otras cosas, nos aporta el método científico de análisis. El materialismo histórico es la base de la sociología y la economía marxistas. Aplicando este, se descubre la explotación del hombre por el hombre, desde el inicio de la historia, hasta nuestros días.
1.1.- El Materialismo Dialéctico.
El materialismo dialéctico es la base del pensamiento marxista. El marxismo no se asienta en concepciones económicas o sociales, sino que todo su edificio ideológico está cimentado sobre la filosofía. Como su nombre indica, el materialismo dialéctico se basa en el materialismo como substrato de todo lo existente y en la dialéctica como el sistema de cambio de la materia.
«Dialéctica» es una palabra de raíz griega, que tiene el mismo origen etimológico que diálogo. Las personas al hablar entre ellas, se influyen mutuamente unas a otras. Incluso las que no se hablan entre sí, también se influyen por medio de terceros. De esta forma, por medio de la palabra, todos influyen sobre todos, en unos casos de forma directa y en otros de forma indirecta, en unos casos más y en otros casos menos.
La dialéctica entiende el universo como un cambio continuo en el que todo interactúa sobre todo, a veces de forma intensa y directa, a veces de forma indirecta y casi imperceptible. El universo es un cambio continuo en el que nada permanece estable. Todos los cuerpos celestes, están en continua evolución y movimiento. Las montañas no son permanentes, sino que el entorno geológico está evolucionando continuamente. La física y la química nos enseñan que la materia no se encuentra nunca estática, sino en continuo movimiento. La evolución de las especies nos demuestra que la vida es un continuo discurrir, que nosotros mismos somos una continua evolución. La vida es un continuo cambio, desde la infancia hasta la vejez. Todo a nuestro alrededor nos demuestra que el mundo está en un permanente deambular, en el que todo influye sobre todo, de forma directa o indirecta.
La dialéctica no es una invención del marxismo, sino que ya la mayoría de los primeros filósofos griegos fueron dialécticos. En el siglo IV antes de Cristo, Eráclito de Efeso afirmaba que todo cambia y nada permanece, que el universo es un continuo devenir, que nadie se baña dos veces en el mismo río, ni ve dos veces a la misma persona. Si el río es una corriente de agua, el agua del río siempre es distinta, por lo que el río nunca es igual a sí mismo. La dialéctica concibe el mundo como un continuo devenir, en el que el cambio de unas cosas afecta a todas las demás en diversos grados, a unas mucho y a otras poco.
Sólo queda por definir, que es aquello que se mueve continuamente en una relación dialéctica. El marxismo es un materialismo dialéctico, porque considera que la materia es la base de todo lo real. Todo está compuesto por materia, entendiendo por tal, todo aquello que no es idea. Engels en La Dialéctica de la Naturaleza escribe: «Pero el movimiento de la materia no es únicamente tosco movimiento mecánico, mero cambio de lugar; es calor y luz, tensión eléctrica y magnética, combinación química y disociación, vida y, finalmente, conciencia.». La ciencia moderna le ha dado la razón a Engels y al materialismo dialéctico. El calor no es más que el aumento de la vibración de las partículas que constituyen la materia, debido a un aumento de energía. La luz es una forma de movimiento de la materia, al estar constituida por una onda asociada a un corpúsculo, llamado fotón. La electricidad y el magnetismo se originan por el movimiento de los electrones. La química, tanto orgánica como inorgánica, es la unión y disociación de las moléculas de materia. La conciencia y las ideas que origina la vida orgánica, son fruto de la organización de la materia de las neuronas.
El materialismo separa las ideas de todo lo demás, a lo que llama materia. Las ideas sólo existen, en cuanto que existe materia capaz de concebirlas. Pensemos en la idea de «dos». Esta idea no existía, hasta que hubo un primer cerebro capaz de pensarla. Antes existían parejas de cosas, como por ejemplo las estrellas dobles, pero la idea de «dos» se origina, cuando la materia se estructura en cerebros y sus neuronas son capaces de generar la idea de «dos».
Todas las ideas tienen que ser contrastadas con la realidad material, para asegurarnos de que son ciertas. Incluso las matemáticas no son descubiertas, sino inventadas por los hombres. Durante mucho tiempo se pensó, que no podía existir la raíz cuadrada de un número negativo. Se creía que era imposible que dos números multiplicados entre sí, pudieran dar como resultado un número negativo. Pero la experiencia demostró que estas matemáticas no se ajustaban a la realidad, pues en los circuitos eléctricos, con frecuencia el resultado de los cálculos era la raíz cuadrada de un número negativo. Para resolver este problema, se inventaron los números complejos, que tienen solución para las raíces cuadradas de los números negativos. Incluso las ideas matemáticas deben ser constatadas con la realidad material, para asegurarnos de su veracidad.
En la actualidad hay diversos desarrollos matemáticos, que no sabemos si son correctos o incorrectos, porque no se pueden contrastar con la realidad. Por ejemplo, actualmente no tenemos ningún problema para diseñar sistemas matemáticos que representan espacios de cinco o más dimensiones. Para ello, suponemos que estos espacios se comportan como el espacio de tres dimensiones en el que vivimos, pero como no conocemos ningún espacio de este tipo, no podemos saber como se comportan. Si estos espacios se comportan como el nuestro, sus matemáticas ya están diseñadas, pero si descubrimos que existen y que se comportan de forma distinta, habrá que inventarse unas matemáticas nuevas, que cumplan las leyes de estos espacios. Cualquier teoría matemática, económica o de cualquier otro tipo, debe ser contrastada con la realidad, para poder validarla.
1.1.1.- Las leyes de la dialéctica.
De la mera explicación de la dialéctica, se pueden deducir algunas de las muchas leyes generales que cumple el universo en su totalidad.
1.- La primera que se deduce de forma empírica, es que la naturaleza en su movimiento dialéctico, se mueve a cierta velocidad, pero llegado un momento, este cambio se modifica en sí mismo. Engels dio a esta ley de la dialéctica, el nombre de «transformación de la cantidad en cualidad».
Gracias a la acción de agentes externos, la temperatura de un trozo de hilo aumenta continuamente, pero cuando alcanza los cero grados, se desencadena de forma instantánea un acontecimiento especial, consistente en la transformación de hielo en agua. Si seguimos calentando el agua, se producirá un cambio moderado durante algún tiempo, pero al llegar a los cien grados, se producirá otro cambio súbito, al convertirse el agua en vapor.
Si nos fijamos, toda la naturaleza cumple esta ley. En geología se produce un movimiento imperceptible de la corteza terrestre, hasta que de pronto estalla una erupción volcánica o un terremoto. La historia de la vida evoluciona lentamente, hasta que de repente, se salta a una nueva era geológica, en la que cambian de manera abrupta las formas de vida. El conocimiento de la física evolucionó lentamente, hasta que se produce la revolución niutoniana, posteriormente hay otro periodo de lenta evolución, hasta que se produce la revolución de la teoría de la relatividad. Si nos fijamos en nuestro entorno, observaremos que todo, desde el pensamiento hasta la materia, se mueve de forma moderada, hasta que llegan ciertos momentos, en que se producen unas transformaciones súbitas.
Todo el universo se transforma dialécticamente, mediante el principio muy abstracto, de «la gota que colma el vaso». El vaso se va llenado lentamente, pero llegado un momento, el fenómeno cambia de forma súbita, pues el vaso se deja de llenar y empieza a rebosar.
2.- Si el universo se encuentra en continuo movimiento y todo interactúa sobre todo, para comprender la naturaleza, es necesario entenderla en su totalidad. El reduccionismo es un error científico, consistente en analizar las partes de la realidad de forma aislada, sin relacionarlas posteriormente entre sí, para constituir el todo.
Si un naturalista intenta investigar un ecosistema mediante el análisis aislado de cada uno de sus seres vivos, jamás entenderá dicho ecosistema. El reduccionismo consiste en analizar un problema en sus partes, y no atender a las relaciones entre ellas. En un ecosistema hay que analizar cada ser vivo de este por separado, pero a su vez, hay que investigar todas las interacciones entre todos los seres vivos de esa biocenosis. Sólo habremos comprendido el ecosistema, cuando comprendamos las consecuencias en todos sus seres vivos, que acarrea una alteración de dicha biocenosis.
El analizar un problema en partes no es un error científico. El reduccionismo consiste el no ensamblar todas las partes estudiadas, observando posteriormente como interactúan entre ellas. Marx en el prólogo de su Contribución a la Critica de la Economía Política, nos indica su método de trabajo en una investigación económica: «…el lector que quiera realmente seguirme, deberá estar dispuesto a remontarse de lo particular a lo general.». Marx en su investigación económica, primero analiza las partes simples y después las ensambla en el todo general, observando sus interacciones.
En el epílogo a la segunda edición de El Capital, Marx se ratifica en el método que debe utilizar cualquier investigador, sea economista o investigue en cualquier otra área del saber: «La investigación ha de tender a asimilarse en detalle a la materia investigada, a analizar sus diversas normas de desarrollo y a descubrir sus nexos internos. Sólo después de coronada esta labor, puede el investigador proceder a exponer adecuadamente el movimiento real.». Marx utiliza el método dialéctico, y primero analiza las variaciones de cada parte, «sus diversas normas de desarrollo», y después las interacciones y conexiones que resultan de las variaciones en las partes «sus nexos internos». Este estudio de los nexos entre las partes, es lo que evita el reduccionismo.
La dialéctica nos enseña que todo interactúa sobre todo, y que no se puede estudiar la realidad, considerándola como partes autárquicas e independientes.
3.- Entre las muchas leyes por las que se rige un universo continuamente cambiante, otra es la de la relatividad de los conceptos. Cuando tenemos un concepto o idea, por ejemplo el concepto de «árbol», este significa la parte de la realidad material que nosotros queremos que signifique. Hay arbustos grandes, hay palmeras, hay helechos arborescentes, etc. El concepto de «árbol», como el de «montaña», el de «alto» o el de «mamífero», será lo que nosotros queramos que sea, pero además hemos de tener en cuenta, que los árboles, las montañas, las alturas y los mamíferos, están en continuo movimiento y evolución.
Debido al movimiento dialéctico de todo lo existente, aunque definamos muy exactamente nuestros conceptos, estos sólo se corresponden de forma aproximada con la realidad material, pues esta se encuentra en continuo movimiento y en continua evolución. En una carta enviada a Konrad Schmidt, Engels relata en 1895, poco antes de su muerte: «Desde el momento en que aceptamos la teoría evolucionista, todos nuestros conceptos sobre la vida orgánica corresponden sólo aproximadamente a la realidad. De lo contrario no habría cambio: el día que los conceptos coincidan por completo con la realidad en el mundo orgánico, termina el desarrollo. El concepto de pez incluye vida en el agua y respiración por branquias; ¿cómo haría usted para pasar del pez al anfibio sin quebrar este concepto? y éste ha sido quebrado y conocemos toda una serie de peces cuyas vejigas natatorias se han transformado en pulmones, pudiendo respirar en el aire. ¿Cómo, si no es poniendo en conflicto con la realidad uno o ambos conceptos, podrá usted pasar del reptil ovíparo al mamífero, que pare sus hijos ya en vida? Y en realidad, en los monotremas tenemos toda una subespecie de mamíferos ovíparos. En 1843 yo vi en Manchester los huevos del ornitorrinco, y con arrogante limitación mental me burlé de tal estupidez, ¡Como si un mamífero pudiese poner huevos! Y ahora ha sido comprobado.». El error de Engels consistió en no darse cuenta de que el concepto de mamífero es subjetivo, mientras que los mamíferos son una realidad material y objetiva. La realidad no se atiene a nuestros conceptos, sino que son nuestros conceptos son los que tienen que atenerse a una realidad material cambiante.
Al analizar la realidad, no debemos partir de nuestros conceptos, sino que nuestros conceptos tienen que irse adaptando a una realidad material cambiante. En La Dialéctica de la Naturaleza, Engels expone: «Por inducción se descubrió, hace unos cien años, que los cangrejos y las arañas eran insectos y todos los animales inferiores gusanos. Por inducción también se descubre ahora que esto es absurdo y que existen x clases. ¿Dónde están, pues, las ventajas del llamado razonamiento por inducción, que puede ser tan falso como el llamado razonamiento por deducción y que no descansa sobre otro fundamento que la clasificación?
La inducción no podrá demostrar jamás que no llegue a existir algún día un mamífero sin glándulas lácteas. Las mamas eran antes signos del mamífero. Pero los ornitorrincos carecen de… [ellas]. No tiene sentido definir los insectos, y pretender que la realidad material se adapte a nuestra definición de insecto. Nuestra idea de insecto, es la que tiene que adaptarse a la realidad biológica de insecto.
1.2.- El Materialismo Histórico.
Las ideas son posteriores a la materia, pues estas no empezaron a existir, hasta que los primeros cerebros fueron capaces de pesarlas. Nuestros conceptos o ideas, se pueden dividir en dos grupos, las materiales como «caballo», «oloroso» o «dolor», y las sociales o ideológicas, como «justo», «noble», «vergonzoso», u «obsceno». Las ideas sociales o ideológicas, constituyen el sistema ideológico de una sociedad, con su pensamiento jurídico, social, político o económico.
Marx y Engels al analizar las ideologías de las sociedades y civilizaciones a lo largo de la historia, se dieron cuenta de que estas dependen principalmente de su economía, de sus sistemas de producción y de la forma que en estas, revista la explotación del hombre por el hombre; por lo que le dieron el nombre de materialismo histórico. Las ideas jurídicas, económicas, filosóficas, religiosas, estéticas o políticas, así como los conceptos de justicia, dignidad, propiedad, honradez, decencia o bondad, dependen de las relaciones materiales de la sociedad. Son la consecuencia de su economía, de sus sistemas de producción y de sus sistemas de explotación de unos hombres por otros.
Marx en el prólogo de la Contribución a la Critica de la Economía Política, nos expone que la ideología de los hombres depende fundamentalmente de la estructura económica en la que viven y de su posición en dicha estructura: «El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general.» Es el modo de producción, el que condiciona las ideas sociales, políticas, e ideológicas en general de una sociedad.
El materialismo histórico es un subconjunto del materialismo dialéctico. Este último abarca la explicación de toda la realidad, y por ello también de la biología. Las llamadas ciencias sociales, como el derecho, la economía, la sociología, la sicología o la teología, no son más que un subconjunto de la biología y se rigen por las mismas leyes dialécticas generales. Engels en La Dialéctica de la Naturaleza, nos indica: «En esta obra se concibe la dialéctica como la ciencia de las leyes más generales de todo movimiento. Esto significa que sus leyes deben regir tanto para el movimiento en la naturaleza y en la historia humana, como para el que se da en el campo del pensamiento.». La economía, como las demás ciencias sociales, se rige por las leyes generales de la dialéctica, y en consecuencia, por las tres que hemos enunciado anteriormente.
1.- La ley de la transformación de la cantidad en cualidad o de «la gota que colma el vaso», que hace que las magnitudes económicas varíen constantemente de forma moderada, pero llegado un momento, los mecanismos económicos de disparan, produciéndose cambios súbitos y repentinos.
2.- Cualquier cambio en una magnitud económica, incide en todas las demás magnitudes económicas, por lo que no se debe caer en el error del reduccionismo. La economía hay que estudiarla como una globalidad, en la que hay una relación dialéctica entre todos sus componentes.
3.- La realidad económica varía continuamente. Nuestros conceptos económicos intentan clasificarla, pero continuamente esta se sale de nuestras estructuras mentales, teniendo que rehacer nuestros pensamientos, para que se adapten a una realidad económica en continua evolución.
1.3.- La Explotación del Hombre por el Hombre.
De la misma forma que un esclavista compra a un esclavo y lo mantiene para sacar un beneficio de su trabajo, un capitalista contrata a un trabajador y le paga su salario para sacar un beneficio de su trabajo. Los trabajadores en nuestra sociedad, son explotados de forma muy parecida a como lo eran los esclavos en otras épocas. Si el capitalista no va a obtener un beneficio del trabajo de un proletario, entonces simplemente no le contrata, quedándose este en el paro. Para que un obrero sea contratado, es necesario que se le pueda explotar. En sus Principios del Comunismo, Engels nos indica las escasas diferencias entre la explotación del obrero y la del esclavo: «¿Qué diferencia hay entre el proletario y el esclavo?
El esclavo se vende de una vez y para siempre, en cambio, el proletario tiene que venderse él mismo cada día y cada hora. Todo esclavo individual, propiedad de un señor determinado, tiene ya asegurada su existencia por miserable que sea, por interés de éste. En cambio el proletario individual es, valga la expresión, propiedad de toda la clase de la burguesía. Su trabajo no se compra más que cuando alguien lo necesita, por cuya razón no tiene la existencia asegurada…».
2.- Las Teorías Monetaristas.
El monetarismo o economicismo, es la teoría económica en la que se suelen apoyar los gobiernos más conservadores y retrógrados. Esta ideología económica no es monolítica, sino que tiene diversas ramas y escuelas. Para poder criticarla posteriormente desde el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, antes vamos a exponer las ideas fundamentales del monetarismo en general, sin atender a sus diversas corrientes.
2.1.- La Producción desde las Ventas.
Resulta evidente que toda política económica debe intentar aumentar la producción. Si aumenta la producción, disminuye el paro, y aumenta la renta y el bienestar de la población.
Para poder trabajar necesitamos conceptos. Los conceptos son formas de representar la realidad, que abarcan aquello que queremos que representen. Vamos a definir la producción (Q), como: «el valor monetario a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales vendidos en una economía durante un año». No debemos confundir las producciones reales de las diversas economías, con este concepto de producción (Q), de la misma forma que no debemos confundir las rosas, con el concepto de rosa. Esto puede parecer evidente, pero vasta con ver la deplorable información económica televisiva, para comprobar que muchos periodistas y economistas burgueses, confunden los conceptos económicos con la realidad material. No distinguen la inflación de precios, del concepto de «índice de precios al consumo». No distinguen la producción, de los conceptos de «producto interior bruto» (PIB) o de «producto nacional bruto» (PNB). No distinguen el paro obrero, del concepto de «tasa de paro de la encuesta de población activa», ni del número de demandantes de empleo inscritos en las oficinas de empleo.
Al definir el concepto de producción (Q), como: «el valor monetario a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales vendidos en una economía durante un año», lo hacemos de una forma arbitraria. Podríamos haberlo definido como las ventas de un mes, en vez de mediante las ventas de un año. Podríamos haberlo definido a precios de coste, en vez de a precios de mercado. Podríamos haberlo definido mediante la producción producida, en vez de mediante la producción vendida. Etcétera. El concepto de producción (Q), define lo que queremos que defina, abarcando una parte de la realidad económica.
Para medir esta producción (Q), podemos anotar todas las ventas que se realizan durante un año en una economía y después sumarlas. Anotaríamos el precio por el que se ha vendido cada bien o servicio final, y la suma de todos sería la producción (Q). Este método resulta en la práctica imposible, por lo que nos vemos obligados a realizar el cálculo mediante un sistema estadístico. Para ello tendríamos que calcular estadísticamente, por una parte el nivel de precios o inflación (P), y por otra las ventas en esa economía (Q), y una vez que tuviéramos ambos valores, tendríamos que multiplicarlos (PQ).
El nivel de precios (P), es la unidad de medida de la producción (Q). Imaginemos que tenemos que medir una distancia entre dos puntos, y que para ello utilizamos el metro. Si realizamos la medición en pies o en toesas, nos dará un valor numérico distinto, pero la distancia será la misma. Si realizamos una medición de una producción (Q) en euros, nos dará un valor numérico distinto que si la realizamos en dólares, libras o yenes, pero la producción es la misma. Si medimos entre dos puntos con un metro de goma que se estira y se encoge, cuando se alarga el resultado numérico es menor, y cuando se encoge es mayor, pero la distancia es siempre la misma.
Cuando calculamos la producción (Q), lo hacemos en una moneda que nos sirve de unidad de medida, pero el valor de las monedas no es estable, sino que unas veces se aprecian y otras se deprecian. Cuando se aprecian se produce el mismo efecto que cuando se estira un metro de goma, disminuyendo el valor numérico de la producción (Q), y cuando se deprecian, aumenta el valor numérico de esta (Q), pero el valor real de la producción (Q) sigue siendo el mismo, pese a las variaciones en la unidad de medida. El que la moneda se aprecie o se deprecie, afecta al valor numérico de la producción (Q), pero no a su valor real. El nivel de precios o inflación (P), es el valor que nos indica cuanto ha cambiado el valor la moneda que se utiliza como unidad de medida. Q representa el valor real de la producción (Q), y P representa las variaciones numéricas en la producción (Q), debido a las variaciones en la unidad de medida de esta.
2.2.- La Producción desde las Compras.
Hemos visto anteriormente, que la producción (Q), se puede calcular agregando el precio «de mercado de todos los bienes y servicios finales vendidos en una economía durante un año», que es la definición de la producción (Q). Pero de la misma forma que podemos calcular la producción (Q), sumando el precio de todos los bienes y servicios finales vendidos, también la podemos calcular sumando las cantidades de dinero que se han pagado por esos bienes y servicios. Si todo el mundo pagara en monedas y billetes, para calcular la producción (Q), podríamos poner en todas las tiendas unas máquinas que hicieran una marca en cada moneda o billete, cada vez que se utilizan para comprar un bien o servicio final. Al final del año retiraríamos todas las monedas y billetes, y multiplicaríamos el valor de cada una de ellas, por el número de marcas que tiene. Sumando el resultado de todas estas multiplicaciones, obtendríamos el «valor de mercado de todos los bienes y servicios finales vendidos en una economía durante un año», que es la definición de la producción (Q).
Este procedimiento de cálculo no es práctico ni viable, por lo que es necesario hacerlo de forma estadística. Para ello, tendríamos que calcular cuantas veces se utiliza normalmente de media un billete o moneda para comprar bienes o servicios finales durante un año (V), y multiplicar este valor por la cantidad de moneda en la economía (M). Si en una economía hay diez millones de euros en moneda (M), que de media se utilizan cinco veces al año para comprar bienes y servicios finales (V), el valor de la producción (Q), será de 50 millones de euros. La producción (Q) será el resultado de multiplicar la cantidad de moneda (M), por el número medio de veces que se utiliza en la compras de bienes y servicios finales (V). V es la cantidad media de veces, que una moneda o billete se utiliza para comprar bienes y servicios finales. M es la cantidad de moneda que hay en la economía. La de veces que de media se utiliza la moneda para comprar bienes y servicios finales (V), por la cantidad de moneda que hay en la economía (M), nos da el valor de la producción (P).
En consecuencia, se cumple la ecuación PQ = MV, conocida como ecuación cuantitativa o de Irving Fisher. El primer término (PQ) es «el valor monetario a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales vendidos en una economía durante un año». El segundo (MV), son las cantidades pagadas por «todos los bienes y servicios finales vendidos en una economía durante un año». Resulta evidente que el valor a precios de mercado de todo lo vendido, es igual a la cantidad de dinero pagado por todas las compras.
V recibe el nombre de «velocidad de circulación del dinero», pues representa el número medio de veces que el dinero se utiliza para comprar bienes o servicios finales. M se conoce como «masa monetaria», pues es la cantidad de dinero que hay en una economía.
2.3- La Masa Monetaria (M).
El concepto de masa monetaria (M), es distinto del que pudiera pensarse en una primera impresión. La masa monetaria, no es igual a la cantidad de monedas y billetes que hay en circulación. Si preguntamos a alguien cuanto dinero tiene, nos indicará una cantidad. Si le pedimos que nos lo enseñe en monedas y billetes, nos dirá que no lo tiene todo de esta forma, sino que la mayor parte lo tiene depositado en una entidad de crédito. Por ello, deducimos que la cantidad de dinero que la población tiene, es superior a la cantidad de monedas y billetes que hay en circulación.
Si alguien deposita un euro en un banco, considerará que tiene dinero por valor de un euro. Los bancos, por ejemplo, de cada euro que les ingresan prestan 90 céntimos y se quedan con 10 céntimos en caja. Prestan el 90% de sus depósitos y se quedan en caja con un 10%, para hacer frente a sus posibles pagos. De esta forma, de cada euro depositado, 90 céntimos acaban prestados en manos de un tercero, y diez se dejan en la caja del banco, para atender a sus necesidades. El dinero prestado, lo utilizará el deudor para lo que tenga a bien, pero al final acabará depositado en otra sucursal bancaria. Esta sucursal prestará el 90% de lo ingresado, lo que supone 81 céntimos, y dejará en caja el 10%, lo que supone 9 céntimos. Estos 81 céntimos prestados, al final acabarán depositados en otra entidad de crédito, y se repetirá la misma operación. La siguiente tabla, no detalla el resultado de estos continuos reingresos de la misma moneda.

Al principio tenemos un euro, pero debido al crédito bancario, en la segunda línea, este se ha convertido en 1,90 euros. En la tercera, en 2,71. En la cuarta, en 3,43. Al final del proceso, observamos que pese a que sólo hay un euro físico, este se ha transformado en 10 euros. Debido al crédito, la masa monetaria (M), concebida como la cantidad de moneda o dinero que hay en una economía, es muy superior a la cantidad de monedas y billetes que hay en esa economía. Por eso es posible comprender, porqué la gente dice tener mucho más dinero del que tiene en monedas y billetes. Los depósitos bancarios incrementan la cantidad de dinero que hay en una economía, sin necesidad de acuñar moneda o imprimir billetes.
No podemos pararnos a disertar ampliamente sobre la masa monetaria (M) y sus mecanismos de control. Válganos para nuestro propósito, el saber que la mayor parte del dinero no tiene forma física, sino que se genera por el crédito, mediante el mecanismo expuesto anteriormente.
El dinero es un bien muy especial, totalmente distinto del aceite de oliva o de una entrada para un festejo taurino. Si un panadero hace cien veces más pan, hay cien veces más pan, pero si hacemos cien veces más billetes, no hay cien veces más dinero, sino el mismo.
Las monedas actuales son meros vales que sirven para comprar cosas, y que sólo están respaldadas por la confianza de la población, que sabe que con esas monedas y esos billetes, se pueden comprar bienes y servicios. Imaginemos que cuando se creó el euro, se hubiesen acuñado las mismas monedas y los mismos billetes, pero dando al euro el valor de un céntimo. De esta forma, las monedas de 5 céntimos, habrían sido de 5 euros; las de 1 euro, de 100 euros; y los billetes de 200 euros, de 20.000 euros. Se habrían emitido los mismos billetes y monedas, pero con un valor facial 100 veces superior. Si un panadero hace 100 veces más pan, hay 100 veces más pan. Si hacemos 100 veces más euros, hay 100 veces más euros, pero la cantidad de moneda es la misma. No hay más dinero por hacer 100 veces más euros, lo que sucederá, es que los euros valdrán una centésima parte, y los precios expresados en euros, serán 100 veces mayores. De la misma forma que si hacemos los kilómetros de sólo un metro, no aumentamos por ello las distancias por mil, al disminuir o aumentar el valor de la moneda, la masa monetaria (M), sólo varía numéricamente, permaneciendo en realidad invariable. Si medimos una distancia en metros, esta numéricamente será mil veces mayor que si la medimos en kilómetros, pero la distancia es la misma, sólo ha variado la unidad de medida. Si imprimimos mucha moneda, aumentamos la masa monetaria (M) de forma numérica, pero no de forma real, pues la moneda pierde valor. Si medimos la producción de una economía (Q) en céntimos de euro, esta será numéricamente cien veces mayor, que si la medimos en euros, pero la producción es la misma. Si medimos la masa monetaria de una economía (M), en céntimos de euro, esta será numéricamente cien veces mayor, que si la medimos en euros, pero la masa monetaria (M) real será la misma.
Al aumentar la cantidad de dinero en una economía, generamos inflación y se produce un aumento numérico de la producción (Q) y de la masa monetaria (M), aunque en realidad ambas permanecen estables. Sus magnitudes reales permanecen inalterables pese a la inflación monetaria, originada por un aumento del dinero en circulación, pues sólo han variado sus magnitudes numéricas, al modificarse la unidad de medida. La moneda es la unidad de medida de muchas variables económicas, y si esta se deprecia, estas magnitudes aumentan numéricamente.
El dinero es un bien especialísimo, distinto de todos los demás bienes, que por sí mismo no vale para nada, pues no se puede consumir. Su valor estriba en que se puede cambiar por otros bienes y servicios que sí que se pueden consumir. Como el dinero actual sólo está respaldado por la confianza de la población, que sabe que con él se pueden comprar cosas, su valor es relativo. Cuando las monedas eran de oro, si se acuñaban más monedas de oro, había más moneda. Como las monedas y billetes actuales son meros vales sin respaldo material alguno, si hacemos más monedas y billetes, estos bajan de valor en proporción a la cantidad de moneda en circulación, pero por ello no hay más dinero.
El dinero es una unidad de medida, pero como el valor del dinero varía constantemente, al medir el valor de las cosas en dinero, las estamos midiendo con un patrón de medida que aumenta y disminuye continuamente. Además el dinero tiene la peculiaridad de ser además una forma de atesorar riqueza, pues podemos tener nuestros ahorros guardados en forma de dinero.
2.4.- Consecuencias.
Por todo lo indicado anteriormente, los monetaristas llegan a la conclusión de que la inflación debida al aumento de la cantidad de moneda en circulación, no influye en la producción (Q). El aumento de la producción es muy beneficioso para una economía, pues disminuye el paro, y aumenta la renta y el bienestar de la población. Desgraciadamente, el aumento de la cantidad de moneda en una economía, sólo produce un aumento del nivel de precios (P) y del valor numérico de la masa monetaria (M), pero no provoca más alteración en la producción (Q), que el aumento de su valor numérico, pero no el real. Con la inflación, lo único que se consigue es desposeer a los ahorradores de su dinero, pues el dinero pierde poder de compra, sin que se incremente la producción, y sin que el nivel empleo o el nivel de vida mejoren. Mediante la inflación (P) conseguiremos un aumento numérico de la producción (Q), pero su valor real permanecerá inalterable.
La ecuación diferencial o de Irving Fisher, es la base de este razonamiento, pues PQ = MV. La inflación provoca el aumento del nivel de precios (P), pero el valor real de la producción (Q), permanece estable aunque esta aumente nominalmente, pues el nivel de precios (P), es sólo su unidad de medida. En el otro miembro de la igualdad, tenemos un aumento numérico de la masa monetaria (M), proporcionalmente igual al del índice de precios (P), pero la velocidad de circulación del dinero (V), no varía.
El estudio de la velocidad de circulación media del dinero (V), nos demuestra empíricamente que esta es muy estable en una economía capitalista avanzada. Por ello consideran los economicistas, que la política fiscal es ineficiente. Los impuestos quitan el consumo del sector privado y lo llevan al sector público, pero esto ni aumenta la producción (Q), ni aumenta la velocidad de circulación del dinero (V). Que el gasto lo haga el estado a través de los impuestos, o que lo hagan los particulares directamente, es intrascendente para el nivel de producción (Q) y para la velocidad de circulación del dinero (V). El que el estado te cobre impuestos para pagar el colegio de los niños, o el que sean los particulares los que paguen directamente la educación de sus hijos, no influye para nada en la producción (Q) ni en la velocidad de circulación del dinero (V), que siguen siendo las mismas
Por ello consideran los monetarias, que la mejor política económica posible consiste en disminuir los impuestos y el gasto público al máximo, reducir el tamaño de las administraciones públicas al mínimo posible y mantener una estabilidad de precios bastante rígida. Las administraciones públicas deberían quedar reducidas al ejército, la policía, la administración de justicia, la política exterior y poco más, desmontando casi todo el estado actual. El único cometido económico del estado, debe ser mantener la estabilidad de precios (P), mediante el control de la masa monetaria (M).
3.- Crítica del Monetarismo.
La ecuación diferencial o de Irving Fisher, que es la base del monetarismo y en general de las ideas económicas más conservadoras, nos dice que PQ = MV. Todos los bienes y servicios finales que se han vendido (Q) multiplicados por su precio (P), es igual a la cantidad de dinero que hay en la economía (M), por el número de veces medio, que este se ha utilizado para comprar bienes y servicios finales (V). Dicho de forma resumida, el valor de todo lo vendido, es igual a lo que se ha pagado al comprarlo. Resulta evidente, que la ecuación diferencial es una verdad de perogrullo, aparentemente irrebatible.
En un discurso sobre la acción política de la clase obrera, Engels expuso: «La abstención absoluta en política es imposible; todos los periódicos abstencionistas también hacen política. El quid de la cuestión consiste únicamente en cómo la hacen y qué política hacen.». Si la abstención absoluta en política es imposible, la simple abstención política en economía es aún más imposible, si cabe. Todo en economía tiene un trasfondo político. Cuando se nos presentan teorías económicas científicas, investigaciones económicas imparciales o geniales tecnócratas económicos totalmente apolíticos, debemos deducir inmediatamente, que estamos ante una clara maniobra política.
3.1.- Errores de Concepto.
El primer error que cometen los economicistas, es un error de concepto. Todos los conceptos e ideas, tienen que adaptarse al mundo material. Ya hemos visto como Engels decía: «…vi en Manchester los huevos del ornitorrinco, y con arrogante limitación mental me burlé de tal estupidez, ¡Como si un mamífero pudiese poner huevos!» El concepto de mamífero es lo que nosotros queramos que sea un mamífero, pero si la idea de mamífero, no se adapta a la realidad material de mamífero, este concepto no sirve para nada. Son nuestros conceptos, los que tienen que adaptarse a la realidad material.
Los economicistas definen la producción (Q), como «el valor monetario a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales vendidos en una economía durante un año». Ya hemos sugerido anteriormente, que este concepto de producción no es correcto, pues no se adapta a la realidad material.
En una economía con un impuesto sobre el valor añadido, si consideramos la producción a precios de mercado, cuando se incrementen los tipos del iva, según esta definición de producción (Q), también aumentará la producción, lo que es estúpido. Si las empresas venden a altos precios por tener un margen elevado, hay más producción. Si venden a precio de coste, aunque producen exactamente lo mismo, debido a esta errónea definición de la producción, esta disminuye.
Esta definición de producción, sólo considera producción, aquello que se vende. No considera producción el autoconsumo. No considera producción los productos que se destruyen por incendios, inundaciones o caducidades. No considera producción, los productos intencionadamente destruidos para evitar los excedentes agrícolas. No considera producción los servicios que nadie compra, pero que se producen. En una sala de cine, la producción es la misma, si está llena o vacía, pero no lo consideran así los monetaristas. Resulta evidente, que una cosa es la producción y otra lo que se vende (Q).
Parafraseando a Keynes podemos decir, que cuando alguien se casa con su ama de llaves, realiza un acto antipatriótico, pues disminuye la producción (Q) de la nación, dado que después de la boda, deja de pagarle su sueldo, aunque el trabajo que esta realiza, es exactamente el mismo. Luego Q no es la producción, sino el valor monetario de los productos vendidos.
Tampoco considera esta definición de la producción (Q), la posibilidad de que haya exportaciones e importaciones. Es posible que se esté vendiendo más de lo que se produce, debido a unas fuertes importaciones, o que se esté vendiendo menos de lo producido, debido a unas grandes exportaciones.
Por mucho que se empeñen los monetaristas en decir que Q es la producción, Q no es la producción, sino el valor monetario de la parte de la producción, propia o ajena, que se vende dentro del país (Q), cosa muy distinta de la producción.
La producción (Q), ni siquiera es igual al producto interior bruto (PIB), que se define como: «el valor a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos en una economía durante un año». Ya hemos indicado anteriormente, que el producto interior bruto (PIB), es un concepto, y que la producción, es una realidad material. El problema reside en que el concepto de producto interior bruto (PIB), es muy distinto de la realidad económica de producción, como ya se habrá dado cuenta el lector. La producción (Q), difiere del producto interior bruto (PIB), en que el producto interior bruto (PIB) es «el valor a precios de mercado de la producción producida dentro de una economía, y destinada a la venta», mientras que la producción (Q), es «el valor monetario de todo lo vendido en una economía». No es lo mismo lo que se vende en una economía (Q), que lo que se produce con la intención de venderlo (PIB), en esa misma economía; y ambas cosas son distintas, de la producción material de esa economía.
El principal problema económico actual, son las crisis económicas. Las crisis se originan porque la producción destinada a la venta (PIB), es mayor que las ventas de esa producción. Al inicio de una crisis, las empresas que fabrican bienes se encuentran con que su producción es superior a sus ventas, por lo que se les llenan los almacenes de productos terminados, que no tienen salida en el mercado. Las empresas que venden servicios, se encuentran al principio de las crisis, conque sus productos no se venden, por lo que sus teatros, sus autobuses y sus cursos de idiomas, están casi vacíos. Las crisis se originan, porque las empresas producen más de lo que pueden vender. Una cosa es lo que se produce en una economía con la intención de venderlo posteriormente (PIB), y otra lo que se vende en esa economía (Q).
Para resolver este problema de falta de ventas, las empresas disminuyen su producción, por lo que necesitan menos mano de obra. Pero al haber menos trabajo, la gente en general gana menos dinero, por lo que consume menos, aumentando el problema de la falta de consumo. Para resolverlo, las empresas aumentan los despidos para disminuir su producción, y esto origina aún una menor demanda de bienes y servicios. Las crisis se originan, porque se produce más de lo que se consigue vender. Una cosa es vender y otra producir.
El mayor error en la definición de la producción (Q), estriba en que los economicistas no se dan cuenta de que una cosa es producir, y otra distinta conseguir vender lo producido. Precisamente las crisis se producen, porque se produce más de lo que se vende, quedando los productos sin salida en el mercado.
Es ridículo pensar que la realidad está mal hecha, porque no se adapta a nuestros conceptos y a nuestras ideas. La producción material es la verdadera producción, y por mucho que se empeñen los economicistas en decirnos que el concepto de Q es la producción, la idea de Q no coincide con la producción real. Por ello, muchas de las conclusiones que sacan los monetaristas sobre la producción son falsas, porque la producción no es el valor monetario de las ventas (Q).
3.2.- Errores en el Principio de la Transformación de la Cantidad en Cualidad.
Sólo puede existir agua líquida, entre cero y cien grados. Entre estos valores, el agua cambia lentamente, pero cuando llega a los cien o a los cero grados, súbitamente, una pequeña modificación de la temperatura (cantidad), provoca una modificación en su cualidad de líquido (cualidad). La absoluta totalidad de lo existente, está en permanente y moderado cambio, hasta que una pequeña modificación en una cantidad, provoca un súbito cambio, en una o varias cualidades.
Los monetaristas tienen una percepción errónea y muy estática de la realidad, fruto de sus intereses políticos y económicos. Conciben la ecuación diferencial o de Irving Fisher (PQ = MV), como una forma de variación muy lenta de la realidad económica, casi estática, en la que los valores apenas se modifican, pero también la ecuación de Irving Fisher, está sujeta a ley de la transformación de la cantidad en cualidad.
Fijémonos en los niveles máximos y mínimos que pueden tomar los precios reales. Aunque los economicistas se empeñan en demostrarnos teóricamente que los precios son totalmente flexibles, esto está en contradicción con la realidad material. El nivel máximo de los precios de una economía, se produce cuando los precios son tan elevados, que un trabajador no puede mantenerse y subsistir, ni siquiera él mismo, con su salario. Con unos precios tan elevados, la población moriría de hambre y necesidades, antes de que los precios pudieran subir aún más. Pero lo que verdaderamente nos interesa, es el nivel mínimo de precios (N), al que vamos a llamar N. En una economía capitalista avanzada actual, con estabilidad de precios, los precios de los bienes y servicios, nunca pueden bajar del precio de coste (N). Si se vende por debajo del precio de coste (N) se pierde dinero, por lo que los capitalistas preferirán antes paralizar la producción, que producir teniendo pérdidas. Aunque los economicistas nos demuestren teóricamente que los precios son totalmente flexibles, la realidad económica nos demuestra que tienen un máximo y un mínimo (N). Cuando llegan a su mínimo (N), que es su precio de coste, ya no pueden bajar más, pues las empresas antes dejarán de producir, que vender sus productos y servicios perdiendo dinero.
Los precios nominales o inflación (P), pueden tomar cualquier valor numérico. Los precios reales de los productos, tienen que estar entre el nivel de subsistencia, y el precio de coste (N). El precio mínimo real (N), se encuentra en el precio de coste, sea cual sea su valor numérico.
Cuando los precios descienden hasta el precio de coste (N), ya no pueden bajar más. En una economía capitalista avanzada, cada vez es mayor el número de productos que se venden (Q), pero la capacidad de consumo de la población no es infinita. Por muy barato que se vendan el pan o los libros, la cantidad de pan que se puede comer o la cantidad de libros que se pueden leer, es limitada. En una economía capitalista avanzada, la economía crece y crece, produciendo cada vez más, pero la capacidad de consumo de la población (Q) no es infinita. Debido a la gran riqueza de la sociedad, la inversión y la capacidad de producción, crecen a un ritmo más rápido que el deseo de consumo, lo que hace caer los precios reales. Cuando la economía se encuentra en su mejor momento económico, se producen tal cantidad de bienes y servicios, que los precios caen hasta el precio de coste (N), debido a un exceso de oferta, generado por el alto nivel industrial y tecnológico de la economía. El nivel tecnológico de la producción es tan elevado, que la población no necesita comprar y consumir todo el pan y todos los libros que se producen. Al haber más oferta que demanda, los precios caen hasta su mínimo posible (N), que con estabilidad de precios, es el precio de coste, y entonces, cuando la economía se encuentra en su mejor momento, estalla una crisis económica.
Las empresas que producen pan, libros o cualquier otra cosa, se ven obligadas a disminuir su producción, pues a precio de coste (N), la población no desea comprar todo lo que producen, y no están dispuestas a bajar aún más el precio. No hay demanda de bienes y servicios a esos niveles de precios reales, y los precios no pueden bajar del precio de coste (N). Para disminuir la producción, tiene que disminuir la cantidad de mano de obra que contratan las empresas. Los trabajadores despedidos, ya no cobran sus salarios, lo que disminuye el consumo. La caída del consumo, hace que las empresas tengan que reducir aún más su producción, despidiendo a más trabajadores, con lo que disminuye aún más el consumo, obligando a reducir aún más la producción. El círculo vicioso de la crisis consiste, en que como no hay demanda suficiente de bienes y servicios, las empresas despiden trabajadores para disminuir la producción, pero al disminuir las rentas del trabajo, cae aún más el consumo y la demanda de bienes y servicios. Cuando el nivel de precios baja hasta el precio de coste (N) (cantidad), la economía deja de estar en expansión y entra en un ciclo de recesión (cualidad), con disminución de la producción y aumento del paro. Tal como nos dice Engels en sus Principios del Comunismo, el esclavo tiene asegurada su mísera subsistencia, pues su amo se encarga de darle de comer todos los días, pues si se muere, pierde dinero. El obrero no tiene la existencia asegurada, pues sólo obtendrá un trabajo con el que poder mantenerse, si encuentra a alguien que le pueda y quiera explotar, de lo contrario, se quedará en el paro. Cuando un proletario se muere, no hay ningún capitalista que pierda dinero por ello.
Observemos como se modificaría la ecuación diferencial (PQ = MV), en una economía en crisis con estabilidad de precios. El nivel de precios (P) permanece estable, pues suponemos que hay estabilidad numérica de precios, y la velocidad de circulación media del dinero (V), podemos verificar empíricamente que casi siempre permanece estable, en cualquier situación económica. Dado que nos encontramos en una crisis, las ventas (Q) disminuyen, acarreando la disminución de la producción y el aumento del paro obrero. Dado que se tiene que cumplir la ecuación diferencial, es necesario que la masa monetaria (M) disminuya.
Al vender a precios de coste (N), las empresas no obtienen ni beneficios, ni perdidas. En una crisis, el tipo de interés que ofrecen los bancos por el dinero es tan bajo, que da casi igual depositarlo en entidades de crédito, que tenerlo en efectivo. Como debido a la mala situación económica, las empresas están vendiendo a precio de coste (N), la rentabilidad media de las inversiones se encuentra en el 0%, y los tipos de interés reales también se encuentran en el 0%. Ni hay, ni se encuentran inversiones, de las que se obtenga rentabilidad para el dinero. Incluso el invertir o prestar dinero es peligroso, dada la muy mala situación económica, por lo que hay quienes prefieren guardar su riqueza en efectivo.
Hemos visto anteriormente, que la mayor parte del dinero que hay en una economía (M), no es dinero físico, sino que se genera debido al crédito. Mediante el préstamo sucesivo del mismo dinero, las entidades de crédito generan muchas veces más dinero, del que hay en monedas y billetes. Cada vez que alguien atesora dinero en efectivo, retira de la circulación mucho más dinero, del que retira en monedas y billetes. Por cada euro que se retira de circulación y se destina a atesorar riqueza en forma de monedas y billetes, se retiran del mercado muchos más euros inmateriales creados por el crédito bancario. Por ello, en la crisis parece como si el dinero (M) se hubiese esfumado. Nadie tiene dinero para pagar sus deudas, por lo que este parece haber desaparecido.
Atendiendo de nuevo a la ecuación diferencial o de Irving Fisher, (PQ = MV), en una situación de estabilidad de precios y de crisis económica, el nivel de precios (P) y la velocidad de circulación del dinero (V), permanecen estables. Cuando los precios disminuyen hasta el nivel de coste (N), las empresas prefieren vender (Q) menos, que vender perdiendo dinero. Como el dinero invertido no da rentabilidad alguna, aumenta la cantidad de dinero atesorado en forma de monedas y billetes, que no se mueven, quedando este fuera de la circulación, y provocando una diminución de la masa monetaria (M), mucho mayor que la cantidad de monedas y billetes que permanecen paralizados. Al haber menos dinero (M) y permanecer la velocidad de circulación del dinero (V) estable, disminuye la cantidad de dinero empleado en compras finales (MV). La disminución de las ventas de productos y servicios finales (Q), hace que no se encuentre rentabilidad para las inversiones, por lo que aumenta la cantidad de dinero que se tiene estática en efectivo, lo que hace disminuir la masa monetaria (M). Como el número de veces que se utiliza el dinero de media para comprar bienes y servicios finales (V), permanece muy estable, al disminuir la cantidad de dinero (M), disminuyen las compras. La disminución de las ventas (Q) hace diminuir la cantidad de dinero (M). Entonces, la escasez cada vez mayor de dinero (M), hace disminuir las ventas de bienes y servicios (Q). Así se entra en el círculo vicioso de las crisis, en el que la economía cada vez va peor, diminuyendo constantemente las ventas (Q) y la cantidad de dinero en circulación (M).
3.3.- El Reduccionismo y los Errores en el Método Dialéctico.
La realidad material nos demuestra, que el agua líquida sólo puede existir, entre los ceros y los cien grados. Aunque los monetaristas pretenden demostrar teóricamente, que los precios reales son totalmente flexibles, la realidad material nos demuestra, que en una economía capitalista avanzada con estabilidad de precios, estos sólo pueden oscilar, entre el nivel de supervivencia y el precio de coste (N). El nivel de precios nominal (P) puede alcanzar cualquier nivel, pero los precios reales de los bienes y servicios, no pueden bajar del precio de coste (N).
La dialéctica nos enseña, que todo en el universo está en continuo movimiento, a la vez que todo interactúa sobre todo. El reduccionismo consiste en analizar los problemas de forma sectorial, sin después integrarlos en la totalidad. Después de analizar como interactúan unos pocos elementos entre sí, es necesario observa como interactúan con el resto de la realidad.
Puedo pensar que el agua se evapora al llegar a los cien grados, pero en verdad, esto es un error reduccionista. El agua hierve a los cien grados, sólo cuando se encuentra a presión ambiente. Si la presión es mayor, el agua se evapora a más de 100 grados. Si la presión es menor, el agua se evapora a menos de 100 grados.
Aunque los monetaristas nos intenten demostrar teóricamente, que el nivel de inflación (P) no influye en la producción, ni por ello en el empleo, la experiencia nos demuestra, que la inflación y el paro son dos platillos de la misma balanza. Si todas las demás magnitudes económicas permanecen constantes, cuando aumenta la inflación disminuye el paro, y cuando disminuye la inflación, el paro aumenta. Toda teoría, hipótesis, concepto o idea, para ser verificada, tiene que ser contrastada con la realidad material, y esta nos demuestra, que los economicistas no tienen razón. El error se produce por analizar la ecuación de Irving Fisher (PQ =MV) de una forma aislada y reduccionista, sin atender a su interrelación con el resto de la realidad económica.
De la misma forma que aumentando la presión, puedo conseguir agua líquida a más de cien grados, puedo encontrar una forma de conseguir que los precios mínimos de venta (N), puedan bajar por debajo del precio de coste, evitando así las crisis económicas y el paro obrero.
La causa por la que la economía entra en crisis, cayendo la producción y aumentado el paro, reside en que al venderse a precios de coste (N), la rentabilidad de los negocios está al 0%, por lo que da igual invertir o guardar el dinero. Pero la causa por la que da igual invertir el dinero al 0% o guardarlo en efectivo, es porque hay estabilidad de precios. De la misma forma, que la presión atmosférica determina el punto de máxima temperatura al que puede haber agua líquida, la inflación o nivel de precios numérico (P), determina cual es el mínimo nivel de precios real (N), que puede darse en una economía.
Supongamos una economía, en la que el nivel de precios está en el precio de coste. Si hay una inflación del 10% anual (P), eso quiere decir, que el nivel de precios (P) sube todos los años en un 10%, aunque los precios reales permanezcan estables. Por su parte, la masa monetaria (M) crecerá numéricamente un 10% anual, aunque por ello no experimentará ninguna variación real. Dada la interpretación de los economicistas de la ecuación diferencial (PQ = MV), la inflación provoca aumentos en el valor numérico de los precios (P) y en el valor numérico de la masa monetaria (M), pero no altera el valor real de las ventas (Q). Pero si hay una inflación del 10% (P) y los precios de venta se encuentran a precio de coste, los inversores tendrán que escoger entre invertir en negocios que dan una rentabilidad del 0%, o guardar su dinero en efectivo, perdiendo un 10% anual, debido a la inflación (P). Con una inflación del 10% (P), los precios tendrán su mínimo real posible (N), por debajo del precio de coste, hasta que la rentabilidad del capital invertido en las empresas, sea de un 10% negativo. Si la inflación es del 10 %, el límite mínimo de los precios del que ya no pueden bajar más (N), quedará fijado en cada sector económico, en un nivel tal, que la rentabilidad del capital, sea del 10% negativo. Los precios bajarán, hasta que se pierda un décimo de la inversión por año, y en ese punto se estabilizarán y empezará la crisis.
De la misma forma que el punto de ebullición del agua es de cien grados, pero este se puede modificar gracias a la presión, haciendo que el agua hierva a menos de cien grados, también es posible bajar el nivel mínimo de precios real (N), gracias al aumento constante del nivel de precios nominal (P). Cuanto mayor es la inflación (P), más baja el nivel mínimo de precios posible (N). Si hay estabilidad numérica de precios (P), el nivel mínimos de los precios (N), será el precio de coste. Pero si la inflación es del 5% (P), el nivel mínimo de los precios (N), ya no será el precio de coste, sino inferior. Y si la inflación es del 10% (P), los precios reales podrán bajar aún más. De la misma forma que reduciendo la presión, consigo bajar el punto de ebullición del agua, subiendo la inflación (P), conseguimos disminuir el nivel mínimo posible de precios reales (N), quedando este por debajo del precio de coste.
En la ecuación de Irving Fisher (PQ = MV), el aumentar la inflación (P), no afecta directamente a la producción (Q), sino que provoca un aumento del valor numérico de la masa monetaria (M). Esto es cierto, pero se está cometiendo un error de reduccionismo, al no considerar que hay otras relaciones que influyen en la ecuación diferencial (PQ = MV). El aumento de la inflación (P), hace que disminuya el nivel mínimo que pueden alcanzar los precios (N), que sin inflación, se encontraría en el precio de coste. La producción (Q) aumenta, hasta que gracias a una enorme oferta de bienes y servicios, debida al elevado nivel tecnológico de la economía, los precios reales caen hasta el precio de coste, que si no hay inflación (P), es el nivel mínimo de precios (N). La máxima cantidad de productos que se pueden vender (Q) en una economía capitalista avanzada sin inflación, es aquella que hace que los precios debido a la gran oferta de bienes y servicios, sean iguales al precio de coste (N). Si no hay inflación, el volumen general de ventas (Q), sólo puede crecer hasta un nivel tal, que los precios caigan hasta el precio de coste. La producción (Q), sólo podrá seguir creciendo, si conseguimos que el nivel mínimo de precios (N), esté por debajo del precio de coste.
La inflación (P), no afecta directamente a la producción (Q), sino que provoca directamente un aumento nominal de la masa monetaria (M). Pero la inflación (P), sí que provoca un aumento indirecto de la producción (Q). El aumentar la inflación (P), el nivel mínimo de precios (N), se sitúa por debajo del precio de coste. La producción (Q) sólo puede aumentar, hasta que su nivel es tan elevado, que los precios llegan a su mínimo posible (N), entonces la producción (Q) no sólo no puede crece más, sino que empieza a disminuir, y estalla la crisis. Pero si gracias a la inflación (P), el nivel mínimo de precios (N), está más bajo que el precio de coste, la producción (Q) puede seguir creciendo, hasta niveles de otra forma inalcanzables. Luego el nivel de precios (P), sí que influye sobre la producción (Q), haciéndola subir hasta niveles antes inalcanzables, gracias a la disminución del nivel mínimo de precios (N), que se sitúa por debajo del precio de coste.
Si queremos aumentar la producción (Q), para disminuir el paro, y aumentar la renta y el bienestar de la población; es necesario tener un nivel adecuado de inflación (P). Si la inflación (P) es suficientemente elevada, como para permitir que los precios de mercado de los bienes y servicios, siempre estén por encima del nivel mínimo de precios (N), la producción (Q) aumentará continuamente, sin que se inicie una crisis. Cuando los precios de los bienes y servicios, llegan al mismo nivel que su mínimo real posible (N), entonces es indiferente tener el dinero guardado que invertirlo, y la producción (Q) no sólo no puede crecer más, sino que empieza a disminuir continuamente, provocando una crisis. Para evitar las crisis y así reducir el paro obrero, es necesario que el guardar el dinero en forma de monedas y billetes, sea siempre más oneroso que el invertirlo, y eso se consigue con la inflación (P).
3.4.- La Política Monetarista.
Si la abstención en política es imposible, la abstención en economía es aún más imposible, si cabe. Cuando nos encontramos con economistas que dicen ser apolíticos, lo único que nos queda por saber, es qué política hacen y cómo la hacen. Las ideologías nunca son neutrales o apolíticas, sino que están determinadas por la economía, por las relaciones de producción y por los intereses de las clases dominantes. Marx y Engels nos explican en La Ideología Alemana: «Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder «material» dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder «espiritual» dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal [en ideas] de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase, la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación.».
En una sociedad desarrollada contemporánea, las clases dominantes ejercen el poder material, mediante la posesión del capital, con el que explotan a los trabajadores proletarios. El proletariado no es propietario de sus medios de producción, por lo que tiene que vender su fuerza de trabajo a quien le quiera explotar, y si no lo consigue, se quedará en el paro. La emancipación de los trabajadores sólo se producirá, cuando el proletariado rompa con la ideología oficial, con el pensamiento único y con la verdad oficial burguesa. Sólo cuando los trabajadores se den cuanta de que la ideología oficial actual, está asentada sobre el poder material de la clase dominante, podrán sacudirse el yugo de la explotación capitalista.
Engels nos indica en su obra, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado: «…en la mayor parte de los estados históricos, los derechos concedidos a los ciudadanos se gradúan con arreglo a su fortuna, y con ello se declara expresamente que el estado es un organismo para proteger a la clase que posee contra la desposeída … Mientras la clase oprimida – en nuestro caso el proletariado – no está madura para libertarse ella misma, en su mayoría reconoce el orden social de hoy como el único posible, y políticamente forma la cola de la clase capitalista, su extrema izquierda.» Mientras la clase obrera no rompa con la constitución burguesa, los derechos humanos burgueses, la tolerancia burguesa con el lumpen, el estado de derecho burgués, el pensamiento económico burgués y en general con toda la ideología burguesa, desarrollará un socialismo a veces utópico y a veces estúpido, pero no pasará de ser «la cola de la clase capitalista, su extrema izquierda».
Marx llamó capitalismo al régimen político y económico de la burguesía, pues el capital es la base de su clase poseedora. «La clase que ejerce el poder «material» dominante en la sociedad», lo ejerce por el control y posesión del capital. En épocas históricas, ha habido clases dominantes que han basado su poder material en la tenencia de esclavos o tierras, pero la base del capitalismo, es la posesión del capital. La posesión de grandes fortunas, supone la acumulación de una gran cantidad de dinero, a la que se le saca una rentabilidad, mediante la explotación del proletariado.
El dinero, como ya hemos visto anteriormente, es un bien especialísimo. Si invertimos un euro, obteniendo una rentabilidad de siete céntimos tras un año, la inversión de dicho euro, nos ha reportado un interés del 7%. La rentabilidad media del dinero, que es lo mismo que decir el tipo de interés del mercado, depende de la oferta y de la demanda. Si mucha gente tiene grandes cantidades de dinero para invertir, pero no hay casi posibilidades de inversión, los tipos de interés serán bajos, pero si habiendo una gran falta de capital, hay grandes posibilidades de inversión, los tipos de interés serán muy altos.
Al hablar de los tipos de interés medios del mercado, debemos distinguir entre el tipo de interés nominal y el tipo de interés real. Si invierto un euro, y al año tengo un euro y cinco céntimos, la rentabilidad nominal del dinero es del 5%, pero la rentabilidad real depende de la inflación. Si hay estabilidad de precios, el tipo de interés real, será del 5%; si la inflación es del 5%, el tipo de interés real será del 0%, y si la inflación es del 10%, el tipo de interés real, será del 5% negativo. Por cada euro invertido, pierdo cinco céntimos reales, aunque numéricamente, tenga cinco céntimos más.
Entre las particularidades del dinero entendido como capital, como riqueza para invertir, está la de su tipo de interés, que le hace un bien especialísimo. En una economía con libre competencia en el mercado de capitales y una moneda fiduciaria, si el capital disponible para invertir, es mayor que las posibilidades de inversión, el tipo de interés real medio del dinero, será positivo. Si ambos son iguales, será cero. Y si el capital destinado a la inversión, es mayor que las posibilidades de inversión, el tipo de interés real será negativo.
Pero esto sólo sucede, si hay libre competencia en el mercado de capitales. El mercado tiende a ajustar y regular, la oferta de capital y las posibilidades de inversión, mediante el tipo de interés. Pero el tipo de interés mínimo real, depende de la inflación. Si la inflación no es suficientemente elevada, puede llegar un momento, en que el tipo de interés real ya no pueda bajar más, y el mercado de capitales dejará de estar en equilibrio, produciéndose una crisis. La producción (Q) en una economía con libre competencia en el mercado de capitales, seguiría creciendo, pero como la inflación (P) no es suficientemente elevada, los tipos de interés real no pueden bajar hasta su punto de equilibrio, y se destruye la libre competencia en el mercado de capitales. La inflación (P) determina el nivel mínimo al que puede bajar el tipo de interés real de la economía. Cuando el tipo de interés real baja hasta ese nivel, la economía deja de estar en equilibrio, y se origina una crisis, con disminución de la producción y aumento del paro.
Marx y Engels nos indican en El Manifiesto Comunista: «Las ideas imperantes en una época, han sido siempre las ideas propias de su clase dominante.». Si la idea dominante, es una idea antiinflacionista, hemos de deducir, que esta es la expresión ideológica, que conviene a las clases dominantes, para mantener su dominación material. Si la burguesía obtiene sus rentas del beneficio que obtiene de la explotación del proletariado, no puede permitir que las rentas del capital, puedan ser negativas. Esto lo consigue, destruyendo la libre competencia en el mercado de capitales, impidiendo mediante la estabilidad de precios, que los tipos de interés reales, puedan bajar del 0%.
El trabajador para subsistir, necesita un puesto de trabajo, pero nadie le comprará su fuerza de trabajo, si no obtiene un beneficio por ello. Mientras los tipos de interés se encuentren por encima del 0%, el obrero tendrá trabajo. Mediante la manipulación del nivel de precios (P), las clases dominantes destruyen la libre competencia en el mercado de capitales, asegurándose una rentabilidad mínima para su capital, del 0%. Cuando el tipo de interés llega a su mínimo posible, determinado mediante manipulaciones insidiosas en la valor numérico de la masa monetaria (M), entonces las clases dominantes despiden a los trabajadores ante la imposibilidad de seguirles explotando, y así pueden salvaguardar su capital. Las crisis y el paro obrero se producen, porque mediante su ideología oficial antiinflacionista, las clases dominares destruyen la libre competencia en el mercado de capitales. Mediante maquinaciones económicas insidiosas, el capital consigue a largo plazo, rentabilidades muy superiores a la que habría conseguido en una economía con libre competencia en el mercado de capitales, a costa de originar la crisis y el paro obrero.
Tras una crisis económica, la producción, el empleo y las ventas (Q) aumentan, pero antes de que se haya conseguido el pleno empleo, la producción ha crecido tanto, que los precios de venta bajan hasta el coste de producción. Antes de llegar al pleno empleo, debido a la falta de inflación, se deja de crear empleo, disminuye la producción y se origina una nueva crisis. Al nivel de desempleo de una economía, justo antes de empezar la crisis, cuando los precios de los bienes y servicios están en su coste de producción, los economicistas le dan el eufemístico nombre de «tasa natural de paro». En una economía capitalista avanzada, propia de un país desarrollado, si hay libre competencia en todos los mercados, no puede existir ningún nivel irreducible de paro. Si gracias a la falta de inflación destruimos la libre competencia para favorecer a las clases explotadoras, poniendo un límite mínimo a los precios reales (N) e impidiendo que los tipos de interés puedan descender de un cierto nivel, antes de alcanzar el pleno empleo, la economía se colapsará entrando en crisis, provocando una situación de disminución de la producción y aumento del paro. La llamada «tasa natural de paro», se provoca de forma artificial, debido a la falta de inflación (P).
En economía no hay nada apolítico. Sólo hace falta analizarlo, para averiguar qué política hace y cómo la hace. El análisis de la historia de la humanidad, no enseña que las ideas dominantes de una sociedad, las que determinan su verdad oficial y su pensamiento único, son siempre fruto de los intereses materiales de sus clases dominantes. Las monarquías absolutas se crearon unos sistemas ideológicos, que pretendían demostrar con diversos argumentos, que los reyes habían alcanzado sus tronos, debido a la voluntad de dios. Evidentemente, los reyes no habían alcanzado sus tronos por causa de la voluntad divina, sino porque la nobleza dominante, se había montado divinamente su ideología. Todas los principios de la verdad oficial y el pensamiento único burgués, que continuamente nos cacarean por la televisión, «no son otra cosa que la expresión ideal [en ideas] de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase, la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación.» Las ideas dominantes antiinflacionarias, como cualquier otra idea oficial, se sustentan en los intereses materiales de las clases dominantes, y son las ideas que hacen posible su dominación de clase. Si debido a la inflación, los tipos de interés se hicieran permanentemente negativos, desaparecería la rentabilidad de sus capitales, que es la base de su dominación material, basada en la explotación del hombre por el hombre.
4.0.- Resumen.
La ideología oficial de una sociedad, es siempre la ideología de sus clases dominantes. Cuando la verdad oficial nos insiste continuamente en lo mala que es la inflación, debemos sospechar que esta es un factor importante del sistema de explotación capitalista.
Aunque los monetaristas nos insistan en que la inflación no tiene ninguna repercusión en la producción y el empleo, la verdad material nos demuestra que esto no es cierto. La falta de inflación destruye la libre competencia en el mercado de capitales, pues impide que el nivel mínimo de los precios reales (N) pueda bajar del precio de coste, y que los tipos de interés del mercado, puedan bajar del 0% real.
En una economía con libre competencia en todos sus mercados, no se producirían crisis económicas ni habría paro obrero. Si estos fenómenos se producen, es porque las clases dominantes salvaguardan su capital, mediante la falta de inflación.
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