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Entrevista a Jenaro Alberto Abraham II, científico social, historiador y educador puertorriqueño

“Los Estados Unidos nunca han sido actores neutrales y su arbitraje representaría un conflicto de interés”

Fuentes: Rebelión

Jenaro Alberto Abraham II (Huntington, West Virginia, Estados Unidos, 1988-) es científico social, historiador y educador, egresado en Educación de la Universidad de Puerto Rico (B.A., 2013). Abraham II tiene una Maestría en Artes con concentración en Historia de América Latina y el Caribe (M.A., 2019) de la antedicha universidad. Es estudiante y docente-investigador doctoral en Ciencias Políticas de la Universidad de Tulane, Estados Unidos. Sus temas de interés investigativo son los movimientos sociales, la política contenciosa, el conflicto armado y la historia política de América Latina. Actualmente, escribe su disertación doctoral sobre el fracaso insurgente y revolucionario de las FARC-EP en el contexto del conflicto armado colombiano. Jenaro Alberto ha respondido una serie de preguntas relacionadas al tema del desarrollo político de Puerto Rico, eso que en su país de origen nacional llaman status político y que de ordinario se define en tres fórmulas de status (Estadidad, Estado Libre Asociado e Independencia) y movimientos políticos: anexionismo, autonomismo e independentismo. Sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – ¿Es hora de exigir el fin del colonialismo y comenzar una conversación sobre reparaciones? ¿Por qué?

– Jenaro Alberto Abraham II (JAAII, en adelante) – Entiendo que, en estos momentos, Puerto Rico está experimentando un momento crítico en el fracaso de las instituciones coloniales y en el desarrollo de una conciencia colectiva anticolonial. Ambas consideraciones parten de una realidad compartida: nos han robado un futuro y nos deben.

En el caso del fracaso institucional, Puerto Rico por un lado está viviendo en carne propia las contradicciones de un proyecto colonial desarrollista que tenía como intención apaciguar las ansias crecientes de los movimientos independentistas que se daban en la primera mitad del siglo XX, y a la vez, insertar a este nuevo proyecto estatal a las lógicas nuevas del imperialismo capitalista estadounidense. Esto incluía entre muchas cosas, la idea de fungir como una fuerza geopolítica en el Caribe ante las crecientes influencias de los movimientos de liberación nacional en América Latina, y de fungir como un mercado cautivo de intereses corporativos estadounidenses en su búsqueda de aumentar ventas y conseguir mano de obra barata. Por otro lado, la eventual llegada de la ideología neoliberal a finales de los 70’s y al principio de los 80’s, permitió que los gobernadores coloniales, ya socializados en la cultura política de la subordinación, asumieran esta ideología para justificar la socavación de los elementos proteccionistas que produjo el estado desarrollista colonial. Ante semejante fracaso y acomodo institucional a los intereses foráneos, se fue forjando una fuga de cerebros y una crisis económica que condujo a Puerto Rico a su estado actual. Esta realidad, junto a la falta de capacidad del gobierno poder atender las crisis que se iba enfrentando, producto de la misma naturaleza extractiva de la relación colonial, fueron forjando también una conciencia colectiva anticolonial.

Creo que el conjunto de estos dos elementos, aunque todavía incipiente en muchos sentidos, puede permitirnos hablar sobre el coloniaje como algo que nos ha robado las posibilidades del desarrollo, y ahí es donde entra le discusión de las reparaciones. Redirige la culpa de la colonización a quien le pertenece: al colonizador.

– WRS – ¿Qué relación si alguna ves entre la migración de los puertorriqueños a los Estados Unidos y las innumerables oportunidades desarrolladas por el Congreso de los Estados Unidos para que las corporaciones estadounidenses exploten a Puerto Rico?

– JAAII – La relación que existe entre la migración de puertorriqueños a los Estados Unidos y la explotación corporativa es una muy parecida a la que forjan otros imperios con sus sujetos coloniales: buscan usar la nación y todo lo que le pertenece para seguir expandiendo sus proyectos extractivos y políticos, con todas las relaciones jerárquicas que le acompañan.

Dicho eso, toca también especificar que la época del imperialismo clásico, en cierto sentido, se acabó con los procesos de descolonización que vieron nacer a las naciones modernas en África, Asia y el Caribe. No obstante, las lógicas del imperialismo siguen vivas, solo acomodadas a otras realidades estructurales, institucionales e ideológicas, propias de la democracia liberal. Ante este entendimiento, no se puede medir el imperialismo contemporáneo con todos los mismos parámetros que se usan para explicar el imperialismo en siglos anteriores. El imperialismo experimentado en Puerto Rico es uno que es, irónicamente, compatible con la hegemonía de la democracia liberal, ya que sus lógicas concentran todos sus esfuerzos en mantener las reglas de sus juegos democráticos. En este sentido, la culpa del imperialismo está bien repartida entre los intereses corporativos y los democráticos. Por un lado, las instituciones “democráticas” se encargan de acomodar a todos los sujetos en sus juegos electorales locales para legitimar la colonia. Por otro lado, los intereses corporativos actúan como si fueran divorciados de los intereses que gobiernan mientras laceran a la población con argumentos cargados de miedo. En este plano, se dice mucho que la independencia nos traerá el sufrimiento económico. Raya en la coerción. Y entre estos dos espacios, existe una dinámica de lavar culpa por los males coloniales que experimenta Puerto Rico, cuando en realidad se sabe que el conjunto de estos elementos y sus dinámicas son las cosas que representa el imperialismo que gobierna a Puerto Rico.

– WRS – ¿Cuál debería ser el rol de la diáspora puertorriqueña dentro de los Estados Unidos en la descolonización de Puerto Rico, si alguno? ¿Qué deberían hacer?

– JAAII – Para mí, el rol de la diáspora en el proceso de la descolonización es clave. Dado el hecho de que tienen más capital político por estar inmersos en los juegos democráticos del imperio y por su tamaño numérico (aprox. 5 millones), su rol debe ser uno que busque encarar a los Estados Unidos por los crímenes del coloniaje. Creo que los mecanismos para alcanzar este enfrentamiento deben consistir primero en exigir a los políticos electos que provean recursos para un proceso de descolonización justo que permita a los puertorriqueños llegar a acuerdos sobre los crímenes del coloniaje y cuáles serían las opciones viables para descolonizarnos. En otras palabras, creo que se debería exigir la creación de una Comisión de la Verdad. Segundo, creo que estas exigencias deberían ir acompañadas del levantamiento inmediato de las leyes de cabotaje y de la Junta de Control Fiscal, ya que estas dos imposiciones fungen como elementos de coerción en nuestro proceso de descolonización. Y tercero, la diáspora debe exigir que este proceso se dé en el plano internacional, con observadores de las Naciones Unidas guiando el proceso, ya que los Estados Unidos se beneficia de la estadidad y el coloniaje. Los Estados Unidos nunca han sido actores neutrales y su arbitraje representaría un conflicto de interés.

– WRS – ¿Cómo la representación de Puerto Rico en el Congreso de los Estados Unidos podría ayudar a resolver los problemas económico-sociales creados por la explotación de los Estados Unidos en Puerto Rico?

– JAAII – Creo, en resumidas cuentas, que no ayudaría en lo absoluto. Es como darle a los esclavos representación en asuntos sobre la esclavitud. Yo prefiero abolir la esclavitud. De nada sirve tener gente negociando nuestra explotación. Necesitamos abolir esas estructuras de explotación. Necesitamos acabar con el coloniaje. Aunque se dice que la anexión es una opción válida para la descolonización, la anexión por sí sola no acabará con las estructuras extractivas de explotación. Por eso toca hablar de reparaciones antes de tomar decisiones definitivas sobre la descolonización. La anexión por si sola, nos convertiría en un estado como Mississippi o como algo parecido a la ciudad de Detroit: pueblos que fueron usados y explotados para los proyectos hegemónicos estadounidenses hasta que ya no les servía para los bolsillos de los que explotaban.

– WRS – ¿Por qué los movimientos de estadidad no han sido capaces de confrontar al imperialismo estadounidense en Puerto Rico y los Estados Unidos? ¿Qué deberían hacer?

– JAAII – Cesar Ayala y Rafael Bernabe en el libro “Puerto Rico in the American Century” lo abordan muy bien. Argumentan que los estadistas, sabiendo que no tienen mucho poderío para exigir la estadidad, ya que la colonia se define en muchos sentidos por su falta de poderío, se insertan en una dinámica en donde aceptan todo lo que ofrece los Estados Unidos. En este sentido, ya que el gobierno de los Estados Unidos no tiene intención alguna de ofrecernos derechos igualitarios ni mucho menos concesiones equitativas, el estadista entiende que toca aceptar todo por miedo a parecerse “antiamericano”. Esto, lamentablemente, reproduce el coloniaje ante su falta de capacidad de enfrentar los intereses que nos explotan. Ante esto, toca reconocer que existe una clase política del PNP y el PPD que se beneficia de estos intereses, ya que se encuentra inmerso en los proyectos corporativos estadounidenses. En adición a esto, también toca analizar que los intereses que gobiernan la colonia tampoco son estáticos. Hay algunos elementos del PPD y el PNP que se beneficiarían de la estadidad, ya que tendrán más oportunidades para escalar en los juegos políticos del imperio.

– WRS – ¿Qué ha hecho, si algo, el presidente de los Estados Unidos, y los dos partidos políticos dominantes dentro de los Estados Unidos, el demócrata y el republicano, para mitigar el desastre que ellos y los estadounidenses ayudaron a crear?

– JAAII – A mi entender, nada. Quizás se podría argumentar que el acceso limitado a las concesiones del estado benefactor estadounidense y sus programas federales podría representar una especie de cojín que amortigua los efectos terribles del coloniaje. Pero analizar el coloniaje de esa manera, como si los elementos del estado benefactor no fueran una parte intrínseca del proyecto imperial, sería un error. El estado benefactor y los programas federales de corte social son elementos que fortalecen los grandes intereses en su capacidad de mantener el “equilibrio” y la estabilidad política que exige el mundo corporativo para operar.

– WRS – ¿Cuál sería la forma de que los puertorriqueños rompan con este ciclo de abuso del colonialismo estadounidense dentro de Puerto Rico? ¿Debería Puerto Rico y los puertorriqueños ser reparados económicamente por Estados Unidos?

– JAAII – Para romper el ciclo de abuso colonial, creo que toca empezar a hablar de reparaciones, ya que esto podría redirigir el entendimiento público de lo que significa el coloniaje para el puertorriqueño. El coloniaje para algunos puertorriqueños significa un sin número de cosas que no tienen nada que ver con el extractivismo ni el control político que mantiene estos intereses extractivistas en su sitio.

Por ejemplo, recuerdo haber visto un vídeo de unos policías abusando de un puertorriqueño durante la pandemia que salía de su casa en bicicleta durante horas de cierre. Al parecer, iba de compras. Después de que los policías lo detuvieron, le quitaran la bicicleta y le agredieron, se escucha a una persona que grababa el incidente en su celular, gritando en defensa del hombre detenido: “Esto es una democracia, esto no es una república.” Claro está, lo que gritaba esta persona estaba equivocado, ya que las repúblicas contemporáneas, como los Estados Unidos, tienden a organizarse alrededor de juegos democráticos. Dicho eso, lo que evidencia este vídeo es que el peso del coloniaje tiene unos efectos serios en la conciencia colectiva de la gente. La gente entiende que la democracia es lo que se vive en la colonia, ya que se asocia la democracia con la supuesta seguridad que nos proveen los Estados Unidos. Esta mera falta de entendimiento de lo que significa el coloniaje y la democracia impide que se den procesos serios de descolonización. Pero dado al hecho de que las reparaciones usan un lenguaje donde se produce una víctima y un victimario claro, podemos usar el reclamo de las reparaciones para redirigir el entendimiento de lo que significa el coloniaje y reunirnos todos como puertorriqueños para especificar de qué formas queremos encarar a los Estados Unidos. De esto se trata un proceso de descolonización: de reunirnos como pueblo y llegar a ciertos acuerdos de cómo pensamos llevar a cabo nuestra descolonización, ya que todos estamos claro de que este experimento colonial no nos sirve. Cómo se vería este proceso en la práctica, todavía no lo tengo claro. Pero creo que es algo que toca mantener bastante abierto ya que las reparaciones no son cosas que se dan en el plano de la exigencia de la independencia nada más. Le corresponde a todo puertorriqueño entrar en esta discusión, independientemente de sus preferencias políticas de cómo se llevará a cabo un proceso de descolonización.

– WRS – El economista francés Thomas Piketty considera que Francia debería reparar en más de 28 mil millones de dólares americanos a Haití. ¿En cuánto debería Estados Unidos reparar económicamente a Puerto Rico y a los puertorriqueños?

– JAAII – Esa es una buena pregunta. No tengo una cifra exacta, ya que me parece que toca definir los parámetros específicos de los efectos de nuestra colonización y llegar a unos acuerdos con todos los puertorriqueños sobre esos parámetros. Eso es un proceso que se podría desarrollar con la creación de una Comisión de la Verdad. Dicho proceso podría tomar años, pero es un paso necesario para el desarrollo de una conciencia colectiva que mire más allá de la colonia.

– Muchos puertorriqueños viven en la diáspora, bien en Estados Unidos como fuera de los Estados Unidos. Otros puertorriqueños han sido y son partícipes del saqueo estadounidense dentro de Puerto Rico. Todos, los primeros y los segundos son estadounidenses. ¿Por qué deben ser o no ser recompensados? ¿Son todos los puertorriqueños sujetos coloniales a los que se les ha robado su futuro en su propia tierra? ¿Se les debe devolver su futuro estén donde estén, sean quienes sean?

– JAAII – Me encanta esta pregunta porque subraya la complejidad del asunto de las reparaciones. ¿Quién merece ser recompensado y quién no? ¿Quién define esos parámetros? ¿Somos todos víctimas del coloniaje? Por la naturaleza interseccional de esas interrogantes, yo entiendo que toca también hacer diferenciaciones analíticas por la opción de la descolonización que se escoja. Por ejemplo, si se trata de independencia, creo que sería más factible dejar que el nuevo estado soberano de Puerto Rico decida como manejar la suma del dinero que se recupera producto de una reparación. Dicho eso, yo personalmente creo que todos los puertorriqueños merecemos 1) el reconocimiento público de que somos una colonia por parte de los Estados Unidos, e 2) independientemente de lo que decida Puerto Rico como opción para descolonizarse, merecemos que los Estados Unidos nos conceda unas reparaciones para el desarrollo económico de la isla y sus habitantes.

– WRS – Dos congresistas de origen puertorriqueño, Alexandría Ocasio-Cortez y Nydia Velázquez, acaban de presentar un proyecto de ley para la descolonización de Puerto Rico. ¿Qué le falta a ese proyecto de ley? ¿Qué defectos le ves a ese proyecto de ley? ¿Por qué Ocasio-Cortez y Velázquez merecen algo mejor?

– JAAII – Para mí, lo importante de esta propuesta de ley no reside tanto en lo que tiene, sino, en lo que hace a nivel político.

Por un lado, le ha quitado en cierto sentido el monopolio que mantenía el PNP sobre el discurso de lo que quiere Puerto Rico. Por años, los PNPs, en su capacidad de ganar elecciones con promesas vacías de “más fondos federales” y sus ansias de estar más conectados con Washington por la misma naturaleza política de sus posturas anexionistas, desarrollaron vínculos donde solo se visibilizaban los esfuerzos de las élites puertorriqueñas que se beneficiaban del coloniaje. Esta nueva ley obliga a los PNPs a sentarse con otros sectores de la sociedad puertorriqueña para llegar a unos consensos sobre qué mecanismos se usarán para acabar con el coloniaje en lugar de simplemente seguir viviendo de ella. Dicho eso, la ley todavía está en pañales y requiere de más enmiendas. Para mí, el cambio más importante que se le debería hacer es estipular que los Estados Unidos no puede arbitrar el proceso. Los Estados Unidos se benefician de nuestro coloniaje y en su posición de arbitrio funge como un conflicto de interés. En este sentido, como está presentada la propuesta de ley en la actualidad, no nos provee un proceso de descolonización justo.

Esta propuesta de ley también, peca en el lenguaje que se usa para definir el coloniaje. El coloniaje no se define por nuestra falta de representación en el Congreso ni por nuestra capacidad para votar por el presidente. La colonia es un proyecto político y económico que se define por la subordinación de una nación a un imperio. En este sentido, los proponentes de esta ley reproducen el mismo lenguaje que se usa para justificar la continuidad de nuestra explotación extractivista agenciada por los Estados Unidos.

– WRS – Jenniffer González representa a Puerto Rico dentro de los Estados Unidos. Tiene reconocido dentro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos el poder de presentar legislación. Ha estado moviendo un proyecto de anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos. ¿Qué le falta a ese proyecto de ley? ¿Qué defectos le ves a ese proyecto de ley? ¿Por qué González merece algo mejor?

– JAAII – El defecto mayor de esta propuesta de ley es que presume que el proceso de consulta fue democrático. En realidad, la consulta plebiscitaria que da origen al proyecto de ley no cumplió con los estándares procesales mínimos de procesos de descolonización arbitrados por las Naciones Unidas que se concedieron a otros países en el Caribe, en África y en Asia. Tampoco representa una consulta honesta, ya que toda la campaña fue amañada por mentiras sobre qué representa la estadidad.

Además, toca también subrayar que los procesos de descolonización requieren de la unificación de esfuerzos detrás de un mecanismo de consulta. Esta consulta, en todos los casos, brilló por la falta de esfuerzos para incluir a la mayoría de los puertorriqueños y sus respectivos insumos de cómo se debería llevar a cabo un proceso justo e inclusivo para la descolonización.

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.