«El fabricante de piolín» es una obra de teatro de Carlos Gorostiza. El personaje que le da título a la obra tiene una idea genial, la piedra filosofal de la economía. Puesto que las mercaderías se venden envueltas en paquetes y atadas con piolín, para vender más mercaderías hay que fabricar más piolín: cuanto más […]
«El fabricante de piolín» es una obra de teatro de Carlos Gorostiza. El personaje que le da título a la obra tiene una idea genial, la piedra filosofal de la economía.
Puesto que las mercaderías se venden envueltas en paquetes y atadas con piolín, para vender más mercaderías hay que fabricar más piolín: cuanto más piolín se fabrique más piolín se usará para envolver mercaderías y como lógica consecuencia se venderán más mercaderías.
El personaje de Gorostiza ha hecho escuela y con la crisis económico-financiera actual han proliferado los fabricantes de piolín.
Están los teóricos de la fabricación de piolín, quienes dicen que para salir de la crisis hay que volver a la economía real. Como si la crisis actual no fuera un resultado de la economía real, es decir de la economía capitalista REALMENTE existente, caracterizada por la hegemonía del capital financiero.
Y dicen que hay que volver a la intervención del Estado en la economía. Como si el Estado hubiera dejado de intervenir alguna vez. Creando instituciones internacionales – FMI, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio- legislando para privatizar los servicios públicos y, en general los sectores más rentables de la economía, dejando monopolizar los medios de comunicación por el gran capital para que sea vector de la ideología capitalista hegemónica, dejando inerme (con leyes de inversiones extranjeras, tratados de libre comercio, etc) al patrimonio nacional frente a la voracidad del capitalismo transnacional, congelando los salarios y las jubilaciones y reprimiendo a los que protestan. Es decir el Estado interviene en formas múltiples y variadas para preservar al sistema capitalista.
Pero los teóricos de la fabricación de piolín no sólo dicen que hay que volver a la intervención del Estado, sino que dicen que éste ya está volviendo, tomando bajo su control sectores claves de la economía, como bancos, fondos de pensiones, grupos financieros, etc.
Y ahí entran en escena los prácticos de la fabricación de piolín: los jefes de Estado y de Gobierno.
¿En qué consiste su trabajo?
Como el personaje de Gorostiza, para salir de la crisis y que todo el mundo goce de bienestar inyectan BILLONES de dólares ( dos billones y medio (2.500.000.000.000) aproximadamente), en los bancos y a otras instituciones financieras. Y a eso lo llaman «nacionalización» (eso si, temporaria).
Mientras tanto, las quiebras de empresas medianas y pequeñas aumentan vertiginosamente y grandes industrias se declaran en paro «técnico». Por ejemplo Renault (donde el Estado, que ahora parece haberse vuelto providencial, es coproprietario), cierra temporariamente sus fábricas, despide miles de trabajadores en Francia y en otros países donde tiene filiales y proyecta bajar la producción en el futuro .
Son casi inaudibles quienes sostienen que para salir de la crisis no hay que fabricar piolín sino aumentar el poder adquisitivo de la gente aumentando los salarios y las jubilaciones, hacer una política fiscal redistributiva de las riquezas incrementando los impuestos a las grandes fortunas, invertir en salud, salubridad, viviendas populares, educación, transportes públicos, agua potable, etc. Algunos números
Dos billones y medio de dólares (reales y virtuales) han sido movilizados por los Estados en pocas semanas para reflotar al capital financiero.
Esa suma es equivalente al ingreso anual de la mitad más pobre (3.000 millones de personas) de la población mundial, cuyo ingreso «per cápita» es inferior a 75 dólares mensuales.
Las 33 personas más ricas del mundo totalizan un capital de 937.500.000.000 de dólares
Ese capital es tres veces superior al ingreso anual de las mil millones de personas en situación de pobreza extrema que hay en todo el planeta, que «vive» con menos de 30 dólares por mes.
En el nuevo estudio del Instituto de Estudios Laborales de la Oficina Internacional del Trabajo, Informe sobre el trabajo en el mundo 2008: Desigualdades de renta en la era de la finanza global, (Octubre 2008) se dice que » A pesar de que el fuerte crecimiento de la economía mundial produjo millones de empleos desde comienzos de los 90′, la desigualdad de ingresos aumentó de manera dramática en la mayoría de las regiones del mundo y es probable que continúe creciendo como consecuencia de la actual crisis financiera. Señala además que una parte importante de los costos de la crisis financiera y económica recaerán sobre cientos de millones de personas que no han recibido los beneficios del crecimiento de los últimos años.
«El informe muestra de manera clara que la brecha entre los hogares ricos y pobres se ha ensanchado desde comienzos de los 90′, dijo Raymond Torres, Director del Instituto y responsable del estudio. «Esto refleja el impacto de la globalización financiera y la escasa habilidad de las políticas domésticas para mejorar los ingresos de la clase media y de los grupos de bajos recursos. La actual crisis financiera empeorará la situación a menos de que se adopten reformas estructurales de largo plazo».
La ideología de los fabricantes de piolín la sintetizó bien John Galbraith: «en lo que se refiere a la ayuda a los pobres… se afirma que proporcionarles un ingreso o una ayuda de cualquier tipo, dará por resultado estropear su comportamiento, su sentido de la iniciativa y del esfuerzo… Así como los ricos tienen necesidad del estímulo de más dinero, los pobres tienen necesidad del estímulo de menos dinero. (John Kenneth Galbraith, Voyage dans le temps économique, Editions du Seuil, París, octubre de 1995, pág. 243).