Los franceses se despertaron ayer con la confirmación de su peor pesadilla: su país ha entrado en la peor recesión desde 1975. En el cuarto trimestre de 2008, la economía francesa comenzó a sufrir los embates que habían hecho sucumbir las estadísticas de sus vecinos y a las que Francia estaba escapando porque su modelo […]
Los franceses se despertaron ayer con la confirmación de su peor pesadilla: su país ha entrado en la peor recesión desde 1975. En el cuarto trimestre de 2008, la economía francesa comenzó a sufrir los embates que habían hecho sucumbir las estadísticas de sus vecinos y a las que Francia estaba escapando porque su modelo es mas fuertemente controlado que los demás.
El PBI reculó 1,2 % en relación al mismo período del año anterior, según las estadísticas del INSEE. Una cifra que sólo admite una comparación: la del cuarto trimestre de 1974 para equilibrar tal brutalidad.
La recesión dejó de ser un fantasma amenazante para volverse una dramática realidad en Francia. La ministra de Economía, Christine Lagarde, informó que su previsión de crecimiento económico para 2009 será inferir a -1 % mientras la Comisión Europea en Bruselas prevé un repliegue del PBI de 1,8% para Francia este año. Una sola buena noticia: el consumo aumentó 0,5% en el cuarto trimestre.
Pero sobran las muestras de crisis: en una sola cuadra en el barrio parisino de la Bastilla, cuatro de los ocho negocios abiertos están ofreciendo liquidación total por cierre definitivo. Los restaurantes están semi vacíos y las empresas chicas y medianas comienzan a liquidar stocks con dramáticos planes de cerrar en el interior del país.
Las grandes empresas darán licencias para enfrentar la crisis, cuando las estadísticas remarcan una caída esperada del 32 por ciento para el año en curso en la industria automotriz. Renault prevé 3.000 despidos, KLM Air France considera una supresión de 1.000 a 1.200 puestos de trabajo y Caterpillar anunció más de 700 despidos en 2009.
La ministra de Economía francesa presentará a mediados de marzo «un escenario completo de las nuevas previsiones macroeconómicas para Francia» pero los industriales están dando amplias señales negativas sobre la profundidad de la crisis. La poderosa industria automotriz francesa prevé una baja de las inversiones del 12 por ciento este ano.
El plan de ajuste de Renault considera al menos 9.000 despidos en 2009 y de ellos, 3.000 no serán reemplazados para poder comprimir su presionada masa salarial.
Si bien la compañía que preside el brasileño libanés Carlos Ghosn se benefició con su participación en Nissan y consiguió no caer en el rojo, todos los indicadores económicos de la empresa se degradaron a partir de mediados del 2008. Renault reajusta sus gastos pero proyecta lanzar 8 nuevos vehículos este año aunque espera una baja de ventas del al menos 14% con respecto a 2008.
El plan del gobierno francés para las automotrices está generando al presidente Nicolas Sarkozy feroces acusaciones de proteccionismo de parte de la Comisión Europea en Bruselas.
«El plan francés en favor del automóvil no es un plan proteccionista y esta acusación no resistirá un análisis de los hechos» dijo el premier Francois Fillon. Y siguió: «Francia no impone ninguna condición a sus constructores sobre sus inversiones en la Unión. Pero les pide no cerrar sus lugares de ensamble sobre el territorio francés porque los ciudadanos no comprenden porqué el Estado presta 6.000 millones de dólares a un constructor que anuncia esos cierres».
El argumento de Fillon no convenció a José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, que llamó a respetar la competencia leal dentro de la UE y que el plan francés no tenga «efectos colaterales negativos sobre otros estados miembros», a donde las empresas de Francia quieren transferir sus plantas en busca de una baja de costos sociales y de producción.
Los comisarios europeos consideran que Francia está usando «una retórica proteccionista» frente a los que los franceses llaman «proteccionismo inteligente» ante la crisis global. Francia ha acusado de inmovilismo a la UE y el gobierno aseguró que hubiese preferido un plan europeo de rescate a las automotrices. Pero como no llegó, debió implementar el propio.