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Los intereses económicos detrás de la destrucción de la Amazonia

Fuentes: Repórter Brasil

Deforestación, pecuaria y extracción ilegal de madera están entre las causas del número record de focos de incendio en el mayor bosque del mundo. La quemadas que destruyen la Amazonia y llaman la atención mundial son apenas la cara más visible de la explotación de la mayor selva del mundo. Por detrás del derrumbe de […]

Deforestación, pecuaria y extracción ilegal de madera están entre las causas del número record de focos de incendio en el mayor bosque del mundo.

La quemadas que destruyen la Amazonia y llaman la atención mundial son apenas la cara más visible de la explotación de la mayor selva del mundo. Por detrás del derrumbe de la mata y del fuego, están poderosos intereses económicos: la cría de ganado, el comercio ilegal de madera, la producción de soja. Parte de esos productos tienen como destino Europa.

El fuego es una de las etapas del proceso de apertura de pastoreo, que tiene inicio en el derrumbe de los bosques con tractores y corrientes, pasa por el secado y por las llamas y termina en el plantío de hierba para alimentar a los animales, de acuerdo con Erika Berenguer, investigadora senior del Instituto de Cambio Ambientales de la Universidad de Oxford. Luego de la sustitución de los árboles por ganado, el terreno puede ser usado para el plantío agrícola, según la investigadora, que estudia las quemadas en la Amazonia hace 10 años.

Si en la década de 1970 apenas 1% de la Amazonia estaba desmatada, hoy el índice llega a 20%, según informe de la Procuraduría del Medio Ambiente del ministerio Público Federal. La destrucción de la floresta acompañó la evolución del rebaño bovino en la Amazonia, que pasó de 47 millones de animales en 2000 para cerca de 85 millones actualmente. Casi 40% de las 215 millones de cabeza de ganado pastan en áreas amazónicas. La pecuaria ocupa 80% de esa área desmatada de la región, según el informe.

La explotación económica de la Amazonia está por detrás de los 40 focos de incendio que afectaron la floresta entre el 1º de enero al 23 de agosto, detectados por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE). Es el mayor índice de quemadas desde 2010.

El aumento de los focos de incendio acontece en medio de medidas controversiales tomadas por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, como la reducción de las fiscalizaciones ambientales, los cortes presupuestarios para el ministerio de Medio Ambiente, el cuestionamiento de los datos oficiales sobre la deforestación y la extinción del Fondo Amazonia.

Al contrario de lo declarado por el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, de que las quemadas se deben al «tiempo seco, viento y calor», los datos del INPE indican que el fuego viene siendo causado por el derrumbre de la floresta, según investigadores del Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia (IPAM).

Fronteras agrícolas

No por casualidad, las actuales quemadas de la Amazonia ocurren en áreas tradicionalmente dedicadas al pastoreo o las plantaciones de soja. Un cientista de la agencia espacial de la NASA apuntó con precisión la localización de los focos de calor detectados en agosto. «(Los satélites muestran) columnas de humo enormes saliendo de aquellas áreas de la frontera agrícola, como Nuevo Progreso, la región de la Tierra del Medio, en Pará, y el sudeste del estado del Amazonas», dice Douglas Morton al diario Folha de São Paulo, agregando que la última vez que los satélites detectaron una destrucción semejante fue en 2004.

Localizada en la cuenca del río Xingu, la Tierra del Medio es amenazada por el avance de la deforestación en la ciudad paranaense de São Félix do Xingu, que posee el mayor rebaño bovino del país, con 2,2 millones de cabezas. Allí, el gigante mundial de producción de carne, JBS, fue comprando ganado de un grupo económico multado por desmatar la Amazonia. 

Se trata de la AgroSB, una de las mayores productoras de ganado del país, que fue multada por la deforestación ilegal en R$ 69,5 millones en sus haciendas en São Félix do Xingu, conforme mostró, en julio, investigación de Repórter Brasil en asociación con el diario británico The Guardian. La compañía, que hace parte del grupo Opportunity, del banquero Daniel Dantas, es una de las mayores proveedoras de ganado de la JBS.

Según el IBAMA (Instituto Brasileiro del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables): «No fue la primera vez que la JBS compró ganado de grupos desmatadores. En 2017, la productora de proteína animal compró ganado de Jotinha, apelativo de Antônio Junqueira, que operaba en la región el mayor esquema de deforestación ilegal asociado a la apropiación de tierras de la historia de la Amazonia. La denuncia, sobre exportación de carne ligada a la familia de Junqueira fueron inmediatamente archivadas».

Plantaciones de soja

Mientras la pecuaria destructiva se concentra en los estados de la Amazonia Legal, la mayoría de las plantaciones de soja ocupan áreas de lo cerrado. Sin embargo, parte de las plantaciones del grano está en el norte de Mato Grosso, cuyo bioma é amazónico. En la ciudad de São José do Rio Claro, por ejemplo, Repórter Brasil descubrió a un hacendado denunciado y una multitud de trabajo esclavo y deforestación ilegal que exportaba proteína de soja para Noruega. En el país nórdico, la soja era usada cono ración en la creación del salmón.

Aunque en menor proporción, las plantaciones de soja también contribuyen para la destrucción de la floresta. En 2018, el entonces ministro de Medio Ambiente, Sarney Filho, divulgó estudio revelando que el grano ocupa ilegalmente 47,3 mil hectáreas de floresta desmatada de la Amazonia, aumento de 27,5% en comparación  con el registrado en la zafra anterior (37,2 mil hectáreas).

La Operación Shoyo, realizada en octubre de 2016, realizada por el Ibama, investigó en el Mato Grosso a los compradores de «soja pirata», grano producido en áreas desmatadas y embargadas. La operación resultó en multas de R$ 170 millones relacionadas a la plantación en áreas prohibidas, de acuerdo con datos del informe «Salmon on soy beans – Deforestation and land conflict in Brazil».

La Asociación Brasileira de los Productores de Soja (Aprosoja Brasil), difundió una nota (23 de agosto) en que condena la ocurrencia de quemadas en la Amazonia en áreas de vegetación y de producción agrícola en el norte de Brasil

Sobre la extracción ilegal de madera en la Amazonia, investigación conjunta de Repórter Brasil y de la organización periodística dinamarquesa Danwatch, reveló, el año pasado, que empresas de aquel país compran productos de exportadores brasileros multados diversas veces por el Ibama. Una comprobación de que esos delitos no están siendo bien controlados por la redes de proveedores internacionales.

Desmatadores financian campaña

El agronegocio brasilero tiene relaciones estrechas con la clase política. La JBS fue una de las mayores financiadoras de campañas políticas en 2014. Ejecutivos de la empresa asumieron en delaciones judiciales que destinaron más de R$ 500 millones para  para ayudar a elegir gobernadores, diputados estaduales, federales y senadores de todo el país. Aunque la empresa dueña de las marcas marcas Friboi y Swift no hay sido directamente multada por la deforestación, ella mantiene entre su red de proveedores directos e indirectos a grupos acusados de delito de corrupción.

Después de la prisión de los dueños de la JBS, Joesley y Wesley Batista, en 2017, la empresa paró de financiar campañas, pero ejecutivos ligados a las compañías que fueron judicializadas -lo que incluye el desmate ilegal- hicieron donaciones para campañas de por lo menos 117 diputados y senadores electos, que sumaron R$ 4,2 millones. Entre los financiados por los desmatadores, hay nombres prominentes, como el actual presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, y el ex presidente Renan Calheiros.

Reacción

La ministra de Agricultura, Tereza Cristina, dijo el viernes 23 de agosto, que los incendios ocurren durante todo el año en el Brasil. Ella destacó que no se puede decir que el agronegocio brasilero es el «gran destructor» de la Amazonia en razón de las quemadas que acontecen en la región. «Existe hoy una preocupación del mundo con el medio ambiente. El Brasil no está fuera de esa preocupación. Y los productores rurales también tienen esa preocupación porque ellos son los mayores perjudicados, principalmente aquellos que usan tecnología», dijo la ministra.

También ese día, un grupo de funcionarios del Instituto Chico Mendes (ICMBio), posó para una foto con la frase «Amazonia, estamos aquí». Según uno de ellos, la foto es un recado para el gobierno de federal, diciendo que ellos están dispuestos a ir a fiscalizar y penalizar a los desmatadores y los responsables por las quemadas. «Pero el gobierno liberar asignaciones y autorizar las operaciones», dice una de los oficiales durante el entrenamiento realizado en la Academia Nacional de la Biodiversidad en Iperó (São Paulo).

Traducción: Ernesto Herrera, para Correspondencia de Prensa.