«Para mi, como joven mujer, la revolución bolivariana es un niño que vive un proceso de nacimiento, crecimiento y desarrollo, pero sobre todo de constante impulso», sentencia en entrevista María Rosa Jiménez, presidenta del Instituto Nacional de la Juventud de Venezuela (INJ). En breve visita a El Salvador, la mujer de 27 años de […]
«Para mi, como joven mujer, la revolución bolivariana es un niño que vive un proceso de nacimiento, crecimiento y desarrollo, pero sobre todo de constante impulso», sentencia en entrevista María Rosa Jiménez, presidenta del Instituto Nacional de la Juventud de Venezuela (INJ).
En breve visita a El Salvador, la mujer de 27 años de edad, historiadora de profesión, muestra su jovial carácter, ímpetu y coraje para encabezar una de las instituciones más activas y determinantes de la «revolución pacífica, pero profunda del continente americano.»
Se trata de «un parto de la historia, donde sentimos las fibras de la vida y la búsqueda de soluciones a los problemas en tiempos de cambios dinámicos y perennes» que, desde hace cinco años, «experimento con el rigor que imponen la militancia y el compromiso político», dice Jiménez y señala: «Soy una mujer venezolana protegiendo su lucha como a un hijo, me arriesgo a defenderla hasta sus últimas consecuencias.»
En Venezuela, los jóvenes representan 3 millones de personas, la tercera parte de la población total. Desde el año 2000 el sector fue considerado por el gobierno de Hugo Chávez clave para la revolución y base de una nueva generación latinoamericanista que pugna por la independencia y la autodeterminación.
En el año 2003 se consolidaron políticas gubernamentales en materia de empleo, deporte, educación y cultura hasta concretar «el sueño de un instituto para la juventud donde los actores centrales vean, analicen y enfrenten sus múltiples problemas», comenta la represente del INJ.
Juventud y Desarrollo
En el marco del Seminario Juventud y Desarrollo, celebrado recientemente en la capital salvadoreña, la joven mujer encabezó la comisión de funcionarios que llevaron a la discusión el mandato de la juventud revolucionaria venezolana: lograr un plan de juventud continental y llevar adelante un debate crítico de cómo los Estados iberoamericanos aplican las políticas hacia ese sector de la población.
El desempleo, la migración y la inseguridad carcomen al sector juvenil de los países Iberoamericanos, según el balance general de los Estados representados en el Seminario.
«Existe un panorama sombrío donde las generaciones presentes y futuras son altamente vulnerables. Si no cambiamos el rumbo de nuestras políticas, los jóvenes enfrentarán realidades de constante incertidumbre», dice la represente venezolana.
Ante este panorama desalentador, «Venezuela aporta propuestas imaginativas de políticas para jóvenes desde los jóvenes,» adelanta. «Empleo, educación y participación, son los ejes que venimos a proponer.»
Estos son los pilares de la revolución en los ámbitos de la juventud y están orientados con base en las políticas sociales del gobierno que encabeza el presidente Hugo Chávez Frías, quien reiteradamente expresa su simpatías y adhesiones a las personas de entre 15 y 30 años de edad como «las juventudes bolivarianas».
María Rosa Jiménez apunta: «hemos logrado abrir la discusión en este foro por áreas, cultura, vivienda, empleo, seguridad social y salud», comenta al tiempo que dice estar complacida con la argumentación de otros jóvenes, sobre todo latinoamericanos que participaron, aportando sus ideas y otras propuestas como «políticas regionales de liberación a partir de la actuación de la juventud del subcontinente.»
El resultado de la visita fue positivo. «Es palpable lo que logramos, la sensibilizar a los asistentes en políticas sociales, sectoriales, voluntariado, misiones sociales como las que hacemos en nuestro país», señala.
Y es que la joven funcionaria ejemplifica que en su país se creó recientemente la Misión José Gregorio Hernández en honor a un destacado médico joven que orientó sus esfuerzos a la población discapacitada del país con la participación activa de los jóvenes en la solución de sus problemas.
Jiménez recuerda los años de trabajo en el Frente Francisco de Miranda, en el cual creció políticamente y logró convertirse en un referente importante como mujer y como joven. «Éramos brigadistas voluntarias, jóvenes y adolescentes coordinadas para lograr atención a la juventud a nivel nacional y contribuir al proceso bolivariano».
En el Seminario convocado por los países Iberoamericanos previo a la vigésimo octava Cumbre Iberoamericana a realizarse en octubre de 2008 en El Salvador, la comisión venezolana introdujo también la agenda que prepara para recibir a los jóvenes de Latinoamérica en agosto de este año.
Del 14 al 16 de agosto se llevará acabo el Congreso de la Juventud Campaña Admirable, en honor a Simón Bolívar, la cual será convocada toda la población juvenil con el fin de acompañar la llamada Caravana Cultural por la Unidad Nacional.
La idea central es «explicar como la juventud se coordina para enfrenar varios temas que le competen, uno de ellos es cómo participamos en el marco del Alternativa Bolivariana para las América (Alba) contra la pobreza, mayor empleo a los jóvenes, en pro del trabajo cultural y la promoción del sector agrario regional».
También, «promovimos que la juventud sea el eje transversal de los Estados, que esté presente en todos los temas de la agenda nacional y regional.»
Se trata de incluir a los jóvenes en los ámbitos de la vida y en todas sus tareas: «Ministerios, políticas, organización popular, microcréditos, cultura y deporte, todo orientado al bien común y el saludable y estable concierto internacional regional», destaca.
Para dar a conocer los resolutivos generales del Seminario Juventud y Desarrollo, María Rosa Jiménez informa que llegando a su país desarrollará una seria de encuentros regionales y locales para dar a conocer la participación de la comisión de la INJ.
Mujeres y Juventud
Dentro del sector juvenil, los problemas que enfrenan las mujeres son también reconocidos en Venezuela como uno de los retos a encarar.
«En Ibero América las mujeres estamos excluidas por doble vía: por ser mujeres por ser jóvenes», evalúa Jiménez, pero «cada vez estamos saliendo con nuestro propio esfuerzo de esta condición histórica desde hace 500 años.»
Para ello, «hemos desde Venezuela declarado la lucha contra el machismo, esa cultura de la dominación capitalista y fortalecer el principio de solidaridad entre los humanos, hombres y mujeres.»
Con eso las mujeres, dice, «estamos en la ruta de la realidad protagónica de la mujer, reivindicando el papel de la mujer en todas sus manifestaciones, sobre todo en esta revolución como las procreadoras de la vida de una nueva patria latinoamericana. Utopía de jóvenes con sueños y transformaciones».
La dirigente juvenil se empeña en dar un lugar destacado a las de su mismo género. «La Mujer toma los liderazgos en todos los niveles, en el Ministerio de la Mujer, educando al hombre, a ambos, y abriendo el debate sobre el machismo de nuestro tiempo.»
Vincularse con la realidad, sensibilizarse de los problemas sociales y de los sectores marginados y aportar a la organización popular, son para Jiménez guía de esperanza y acción como funcionaria, dirigente y revolucionaria, «razón de vivir con debilidades y fortalezas, pero siempre en la lucha por la revolución que nos tocó a lo hondo», concluye.