Los planes de privatizar la seguridad social en Estados Unidos solo perjudicarán a los más necesitados y acrecentarán las penurias de los millones de pobres que sobreviven en ciudades como Nueva York donde desde hace varios años se ha sentido los efectos de la crisis económica. El nuevo proyecto presupuestario de la administración de George […]
Los planes de privatizar la seguridad social en Estados Unidos solo perjudicarán a los más necesitados y acrecentarán las penurias de los millones de pobres que sobreviven en ciudades como Nueva York donde desde hace varios años se ha sentido los efectos de la crisis económica.
El nuevo proyecto presupuestario de la administración de George W. Bush, prevé que para disminuir el incontrolable déficit fiscal que en el 2004 llegó a 412 000 millones de dólares, se recortarán los cupones de alimentos para los pobres, la ayuda médica a los veteranos de guerra, las pensiones por retiro, la asistencia infantil y la construcción de viviendas a bajo costo, entre otros.
Lo más peliagudo de su paquete toca un problema sumamente neurálgico pues plantea la privatización de la seguridad social, lo que varios periódicos y personalidades del país han catalogado de propuestas económicas crueles.
Un informe del Centro para las Prioridades de Política y Presupuesto (CBPP) señaló que los beneficios del Seguro Social son lo único que media entre la pobreza y el sustento diario de cerca de 13 millones de ancianos en Estados Unidos, muchos de ellos hispanos.
El gobierno federal estima que la línea de la pobreza entre los ancianos se establece en menos de 9,060 dólares anuales para un individuo y 11,418 dólares para una pareja, que como es lógico solo alcanza para sufragar los gastos más perentorios y que en muchas ocasiones esas personas tienen que ser ayudadas por sus familiares.
En el caso de Nueva York, la capital del poder económico, donde tiene su sede la Bolsa de Valores más grande del mundo, los recortes sociales incrementarían la prolongada crisis que ha padecido en los últimos años.
Un reciente estudio de la Coalition for the Homeless indicó que en el 2005 existen más personas viviendo en albergues municipales o en las calles de Nueva York que durante la Gran Depresión de los años 30.
Patrick Markee, autor del estudio, puntualizó que en los años de 1930 se hablaba de miles de personas sin techo, pero ahora hay decenas de miles.
El documento señala que 102,600 personas buscaron refugio en el 2004 comparado con 95,300 en el 2003.
Los grupos más afectados por la falta de un hogar fueron las minorías, las familias, los niños y las mujeres solteras que en su mayoría no pueden pagar los aumentos en los precios de la vivienda, y los que por suerte encuentran un trabajo, no les alcanza el sueldo ni para alimentarse.
Las familias y los niños aparecen como los grupos más vulnerables y en el 2005 su estancia en los albergues se situó entre los 11 y los 12 meses, lo que junto a las disímiles dificultades y maltratos que reciben hace más penosa su situación.
Para la Coalitión for de Homeless, la remuneración salarial hoy en Nueva York, no garantiza tener un techo.
Uno de esos innumerables casos es el de la familia Torres Rivera que pernoctan en un albergue. Hace cinco años el edificio donde vivían se incendió y Jesús Torres perdió su trabajo como ayudante de portero en ese inmueble. La esposa Eileen Rivera se ha quedado calva por el constante estrés de tener que cuidar a los cuatro hijos del matrimonio.
Torres ha laborado desde entonces como repartidor de pizzas, chofer de camión de venta de helados, cajero, empleado de farmacia, albañil, pero todos esos empleos han sido por pequeños períodos de tiempo. Eillen solo piensa en que ella y su esposo encuentren trabajos fijos para algún día poder salir de esa situación.
Varios analistas, sin olvidar los efectos que provocaron los ataques terroristas contra el World Trade Center (Torres Gemelas) con pérdidas de decenas de millones de dólares, estiman que los datos negativos también son resultado del aumento en el costo de la vida en Nueva York.
En esta famosa ciudad se han eliminado más de 200 000 puestos de trabajo, mientras el costo de la vida se incrementó el triple y ahora cuesta mucho más vivir en ella porque se han subido impuestos en ocho sectores decisivos de la economía en los últimos dos años
Desde enero del 2001 la ciudad comenzó a sufrir los primeros embates de la crisis que se acrecentó tras los atentados del 11 de septiembre. De entonces a la fecha, han sido 11 los trimestres con saldos económicos negativos.
Mientras en Estados Unidos la cifra general de desempleo alcanza el 5,4 %, en la llamada capital del mundo la suma llega al 8,3 %
Entre los sectores que más han sido golpeados aparece el turismo, principal fuente de ingreso de la urbe mientras el presupuesto público para la salud y la educación han sido recortados.
Ante estos aprietos y dificultades, los neuyorkinos están ahora a la expectativa de las nuevas regulaciones sociales que pretende imponer el gobierno federal, que como todo indica, hará mucho más difícil la vida de sus pobladores.