Mientras, miles de parejas rotas lamentan sus pérdidas y se preguntan qué hubiera sucedido sin esta guerra.
Iraq fue conocido en Medio Oriente por las épicas historias de amor de «Las mil y una noches». Los poetas de este país son pródigos en conmovedores relatos románticos. Y los iraquíes tienen fama de llegar a sacrificar la vida por sus seres amados, de ser necesario.
La guerra acribilló las relaciones personales de los iraquíes del mismo modo que lo hizo con todos los otros aspectos de la vida.
«Estábamos comprometidos. Nos íbamos a casar cuando terminara la guerra», dijo a IPS Hussam Abdulla, un ingeniero de 28 años, de Bagdad.
«Creímos que la guerra no iba a durar más de un mes y planeamos la boda para mayo de 2003, pero las cosas salieron mal. Estuve dos años preso y la familia de mi novia huyó a Egipto porque su padre, un alto oficial del ejército, fue amenazado de muerte, primero por las fuerzas de la ocupación y luego por los escuadrones de la muerte», relató Abdulla.
Al igual que muchos iraquíes, el compromiso matrimonial de Abdulla no terminó en la boda que él esperaba.
Oficiales del ejército, médicos, periodistas, artistas y muchos otros fueron blanco de los escuadrones de la muerte, casi desde el principio de la invasión y ocupación.
Los que pudieron sobrevivir, huyeron del país enseguida, otros murieron o fueron detenidos.
«Pensé que el hombre del que estaba enamorada me había abandonado», relató una joven de 25 años que pidió ser llamada Arwa.
«Me había dicho que me iba a llevar a Jordania en cuanto consiguiera trabajo en ese país, pero desapareció y su familia no sabía nada de él», continuó.
Con tristeza, Arwa contó a IPS que después descubrió que el hombre con el cual pensaba casarse algún día había sido detenido por fuerzas estadounidenses cerca de la frontera con Jordania.
Cuando quiso conocer su paradero, «las autoridades estadounidenses le informaron que su nombre no estaba en los archivos. Esperaré que aparezca así me lleve toda la vida», enfatizó Arwa.
Decenas de miles de iraquíes supuestamente detenidos no figuran en los archivos militares de Estados Unidos, sin que sus familias sepan si están vivos o muertos.
«Le dije a mi novia que consiguiera otro marido», dijo a IPS Khalik Obeidy, de 32 años, quien llegó de visita a Bagdad desde Faluya.
«Perdí mi puesto en el ejército y la casa de mi familia fue acribillada durante el sitio estadounidense a Faluya en abril de 2003, nuestro casamiento parece casi imposible», señaló.
«Casarse en estas circunstancias es una agonía y criar hijos, más que difícil. La loca de mi novia tiene esperanzas de que la situación mejorará y dice que esperará», añadió Obeidy.
Historias como esas de compromisos rotos, bodas pospuestas y amargas separaciones abundan en Bagdad.
«En 2006 mandé a mi esposa y mis dos hijas a Jordania para trabajar, yo iba a ir después de vender el automóvil y los muebles», contó a IPS Tariq Khalaf, un profesor de 40 años, de Bagdad.
«Las cosas salieron mal porque mi padre murió y tuve que quedarme a cuidar al resto de mi familia. Ahora no sé qué hacer, si traerlas al infierno iraquí o seguir separados», añadió.
Jassim Alwan acaba de hacer el peligroso viaje de 90 kilómetros desde Samarra a Bagdad.
«Tenemos a Abdullah, de 23 años, que con su barba desaliñada vaga por las calles de Samarra», indicó a IPS.
«Abdullah es más conocido que el alcalde de la ciudad. Era un joven hermoso antes de que su novia muriera a causa de disparos efectuados por solados iraquíes y estadounidenses en un puesto de control. El pobre no pudo superar el trauma», relató Alwan.
«El país de ‘Las mil y una noches’ y de la bella poesía ya no es bueno para el amor», dijo a IPS el politólogo Maki al Nazzal.
«La poesía iraquí bajo la ocupación trata de muerte y separación. Las historias de amor agonizan y la desesperación marca el más oscuro periodo de violencia y odio», remarcó.
Hasta ahora no hay cifras exactas de cuántos hombres y mujeres perdieron a sus esposas y maridos en Iraq.
«Bagdad se convirtió en una ciudad de humo, sangre y muerte y dejó de ser un santuario de amor y belleza», añadió Al-Nazzal.
La revista médica británica The Lancet publicó en octubre un estudio según el cual 655.000 iraquíes habrían muerto a causa de la invasión y ocupación encabezadas por Estados Unidos.
La investigación se realizó en julio del año pasado, por lo que la cifra actual debe ser muy superior en uno de los años más sangrientos de la ocupación.