Una coalición neoconservadora pro competición fiscal pide al Banco Mundial que se oponga a la campaña «antimercado» de Tax Justice Network / Red por la Justicia Fiscal (Attac-España) y de la OCDE. Ante todo tengo que empezar subrayando el asombro que suscita leer un breve documento donde 32 organizaciones neoconservadoras estadounidenses se enfrentan a las […]
Ante todo tengo que empezar subrayando el asombro que suscita leer un breve documento donde 32 organizaciones neoconservadoras estadounidenses se enfrentan a las campañas de Tax Justice Network / Red por la Justicia Fiscal -la coalición mundial donde participa ATTAC-España junto con otros movimientos y ONGs de diversos países- y que equipara esa labor ciudadana con la actividad de la OCDE, un organismo internacional técnico-político que agrupa a los gobiernos más importantes del mundo y que inició el proyecto multilateral contra la «competencia fiscal perjudicial» que representan los paraísos fiscales.
El pasado 11 de Abril, el Center for Freedom and Prosperity Foundation en los EEUU publicaba un comunicado con una carta dirigida al Banco Mundial en la que apremia a este organismo «para que se coloque del lado de la competición fiscal y la soberanía fiscal y no a favor de los grandes gobiernos intervencionistas». Suscriben la carta, además del citado Centro de estudios, 31 organizaciones estadounidenses defensoras a ultranza del mercado libre y de la competición entre países por las rebajas de impuestos, sobre todo para el capital. En un otro reciente artículo («Para los neoconservadores la baja tributación del capital es una bendición») ya citábamos a este neoconservador centro de investigación o think tank entre los poderosos grupos de presión estadounidense que destacaron por sus críticas y ataques al proyecto multilateral de la OCDE contra los paraísos fiscales.
Y a propósito de ese comunicado, recordemos que en la reciente sesión parlamentaria de investidura, en sintonía con esos grupos neoconservadores con poder, el PP y el partido de Rosa Díez defendieron entre otras medidas la reducción del impuesto de sociedades, es decir, que los bancos y sociedades anónimas paguen menos impuestos para competir mejor; unas medidas basadas en la idea de la competencia fiscal que se retroalimentan sobre todo entre los socios europeos bajo la fuerte presión de los centros offshore del entorno europeo para finalmente justificar las rebajas fiscales para el capital.
Porque mientras el Tratado de Roma preveía la armonización fiscal entre los socios como paso previo a la introducción del libre movimiento de capitales, las reformas posteriores del Tratado han generado una dura competición entre gobiernos por las reducciones tributarias frente a la movilidad transnacional de los fondos dentro y fuera de Europa, que -como he analizado y documentado en otro lugar- es un principio organizativo de la Unión que ampara a los paraísos fiscales como Liechtenstein y Suiza.
Esta competición europea y global por aplicar menores impuestos para los bancos y empresas refleja sin duda la presión de los neoconservadores estadounidenses como evidencia el citado documento. La carta de las organizaciones neoconservadoras del día 2 de Abril de 2008 se dirige al Presidente del Banco Mundial (Robert B. Zoellick. President World Bank Group. 1818 H Street, NW. Washington, DC 20433) con unos párrafos muy significativos que traducimos aquí:
«Les escribimos nombre de los defensores de la competición fiscal (se relacionan las 32 organizaciones tras la firma) para expresarle nuestra preocupación sobre las informaciones de que el Banco Mundial está siendo presionado por una campaña contra las políticas de bajadas impuestos.
Y esto seria un error para la institución. El Banco Mundial no debería implicarse en un proyecto que busca socavar la competición fiscal». (….)
«Los esfuerzos para bloquear la competición fiscal son contrarios a la sana política económica. Los principales opositores a la competición fiscal -como Tax Justice Network y la OCDE- se identifican con un planteamiento duramente ideológico por el cual los países con alta fiscalidad dictan la política fiscal global. Su objetivo central es aumentar el estatismo a costa de la soberanía fiscal. El Banco Mundial debería oponerse activamente a este objetivo, no facilitarlo.» (….)
Para terminar, en la carta muestran esperanza en «que el Banco Mundial se coloque del lado de la competición fiscal y de la soberanía tributaria y no a favor de los gobiernos más intervencionistas y más grandes».
Y la esperanza de muchos ciudadanos que anhelamos una mayor justicia fiscal y social en Europa y en el mundo, es que nuestros representantes políticos del interés general aprendan a descifrar el mensaje ideológico de todas estas influyentes organizaciones y organismos internacionales al servicio del interés de los menos, los riquísimos.