Francia conmemoró a escala nacional y por primera vez, la abolición de la esclavitud. Sin embargo perduran formas de explotación humana que proliferan a escala planetaria. La globalización favorece tanto la circulación de bienes y de capitales como el tráfico de seres humanos. Una realidad que involucra a todos los países y especialmente a Francia. […]
Francia conmemoró a escala nacional y por primera vez, la abolición de la esclavitud. Sin embargo perduran formas de explotación humana que proliferan a escala planetaria. La globalización favorece tanto la circulación de bienes y de capitales como el tráfico de seres humanos. Una realidad que involucra a todos los países y especialmente a Francia.
La joven mucama tongolesa que va a buscar a los chicos al colegio. El pequeño rumano que pide limosna, la ucraniana que se prostituye, el obrero moldavo que trabaja en una gran obra portuaria. ¿Cómo llegaronhasta aquí? ¿Estaban voluntariamente conscientes de la vida que les esperaba? ¿Trabajan bajo coacción? ¿Son respetados en su dignidad humana?
El tráfico de personas sería según INTERPOL, después del de la droga y de las armas , el negocio más lucrativo del mundo. La OIT (Oficina Internacional del Trabajo) estima que en esta trata sin fronteras cada víctima reportaría 13.000 dólares a los intermediarios, a las organizaciones criminales u a otras organizaciones cómplices, o sea untotal de 32.000 millones de dólares anuales.
La convención de Palermo
De acuerdo con la Convención de Palermo de las Naciones Unidas del año 2000, este concepto (de difícil consenso teniendo en cuenta las diferencias locales y culturales) incluye todo desplazamiento de personas «en situación vulnerable», reclutada, transportada, alojada por la fuerza y «el secuestro, el fraude, la mentira o el abuso de autoridad» con «fines de explotación». Son igualmente consideradas la prostitución «el trabajo o los servicios forzados, las prácticas similares a la esclavitud, la servidumbre o el robo de órganos».
En su informe del 11 de mayo de 2005, la OIT estima que 12,3 millones de seres humanos trabajan en el mundo bajo coacción o amenaza, la mitad mineros y el 56% jovencitas. La explotación sexual con fines comerciales representa el 43% del total, mientras que la explotación económica, en los sectores de la construcción especialmente, los talleres artesanales y clandestinos, la agricultura y el servicio doméstico, cpnformaría el 32% de los casos censados. Por su carácter clandestino resultanactividades difíciles de valuar y por lo tanto según los organismos existen diferentes estimaciones.
Pero son evidentes las grandes tendencias y aunque el comercio ilegal de niños pareciera decrecer según el informe recientemente publicado por la OIT, la prostitución en cambio y el trabajo forzado se hallan en aumento. La aceleración del comercio y una cada vez mayor competencia internacional incitan a las empresas a reducir sus costos salariales para lograr precios cada vez más bajos.. También resulta evidente la influencia de Asia. Según la OIT esa región del mundo tendría 9,5millones de trabajadores forzados, seguida por América Latina y el Caribe (con 1,3 millones), el Africa subsahariana (con 660.000) y Medio Oriente y Africa del Norte (260.000). Se han registrado igualmente 360.000 casos en los países industrializados
China, en la mira
En un informe sobre la trata de personas de junio de 2005, el Departamento de Estado de los EEUU, señalaba «la alarmante situación de esclavitud con fines de explotación laboral en su propio país». En China atraídos por el dinamismo urbano de la costa este, miles de campesinos abandonan sus aldeas para emigrar a Pekín o a Shanghai. Muchos trabajan en la construcción. «La mayor parte de los ciudadanos los considera literalmente como retardados- explica Chloé Froissart, investigadora del Centro de estudios sobre China contemporánea de HongKong – En la ciudad los campesinos tienen menos derechos, salarios más bajos y sufren grandes discriminaciones»
Muchos empleadores no dudan en quitarles el documentos de identidad, el hukou. Los trabajadores inmigrantes se encuentran de ese modo como ilegales. Al correr el riesgo de ser detenidos no tienen otra alternativa que seguir trabajando para el mismo empleador, en las condiciones que le hayan sido impuestas; míseros salarios, trabajos nocturnos, alojamientos insalubres. Un «chantaje con el hukou» que el joven Zhi Jiang no duda en calificar de esclavitud puesto que quería cambiar de empleo por uno mejor pago, pero el patrón se negó a devolverle el documento de identidad y de ese modo tuvo que seguir en el mismo lugar. «Finalmente no soy más que su prisionero», agrega.
La confiscación de los documentos de identidad es una práctica ampliamente extendida. Dicho procedimiento autoriza a hablar de trabajo forzado, lo que supone coacción o amenaza y no simple explotación económica. Los sindicatos y las ONG han registrado muchos casos en los Emiratos Arabes, en donde los inmigrantes llegados de Asia y Africa constituyen el 96% de la mano de obra del sector privado. En un informe de marzo último, Human Rights Wacht denuncia las abusivas prácticas laborales especialmente en el sector de la construcción en Dubai. Indios, paquistaníes, originarios de Bangladesh, se hacinan en habitaciones suburbanas, un autobús los recoge al alba y los lleva a las obras en las que trabajan bajo el sol ardiente y su remuneración se halla referida a los costos del nivel de vida estimado en sus países de origen «multiplicado por cuatro o cinco» según un empresario francés establecido en Dubai- El «sueño occidental»
Es el sueño occidental lo que impulsa el desplazamiento de estas poblaciones, resume Samuel Grumiau, especialista en estos temas y consultor de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CISL). «La gente de los países pobres, ve en la televisión imágenes de hermosos barrios. Sueñan con salarios diez, veinte o más veces mayores que los suyos, lo que les permitiría mantener a varias familias. Muchos saben que es riesgoso pero la atracción es enorme».
En Moldavia, una gran parte de la mano de obra ha emigrado «Como en Ucrania, estas emigraciones son percibidas por las autoridades como una manera de reducir el desempleo y de adquirir divisas, las que los emigrantes envían a sus familias». En términos generales los sindicatos y las ONG denuncian «la falta de voluntad política» «este tráfico se nutre de la ignorancia de los inmigrantes, prosigue Samuel Grumiau. No conocen el idioma, ni el país, ni las leyes que podrían protegerlos. No confían en la policía. Habría que distribuirles información antes de que dejen sus países. Es lo que se está haciendo en Filipinas. Italia y Moldavia han firmado un acuerdo, que autoriza a introducir y a formar a miles de trabajadores en la península. Pero es solo una gota de agua»
Joseph Touvenel, especialista en relaciones internacionales sugiere asimismo «cambiar las leyes» y posibilitar la persecución de las empresas que se benefician económicamente con este tráfico? Pero el principal problema reside en que las convenciones internacionales tendientes a ponerle fin casi no se aplican por culpa de los sindicatos y de los inspectores laborales. Sin embargo podrían obtenerse resultados.
En Brasil habría entre 25 y 40 mil trabajadores esclavos. Los intermediarios los «gatos» reclutan campesinos de los Estados más pobres del Noreste ofreciéndoles buenos salarios en grandes explotaciones rurales. Cuando llegan al lugar descubren que los salarios prometidos han sido utilizados para pagar gastos de transporte y de alimentación. El aislamiento los obliga entonces a aprovisionarse a precios exorbitantes en establecimientos del mismo empleador, impidiéndoles toda tentativa de regresar. En estos tres últimos años se han realizado numerosas inspecciones y se han liberado a unos 12500 trabajadores.