Keir Starmer, líder del Partido Laborista y favorito en todas las encuestas para las elecciones generales del 4 de julio, presenta su programa para intentar revivir un país empobrecido y con poco dinero en las arcas públicas
El próximo 4 de julio, el laborista Keir Starmer será elegido primer ministro en unas elecciones que pondrán fin a 14 años de Gobierno del Partido Conservador en el Reino Unido, si se cumple lo que anticipan todas las encuestas, que dan una ventaja a los laboristas de más de 20 puntos de media.
Según el programa presentado este jueves, el probable nuevo ejecutivo en el Reino Unido dice que no volverá al mercado común europeo ni a la libre circulación, pero promete mejorar las relaciones con la Unión Europea, hacer ajustes en el acuerdo comercial para eliminar algunas de las barreras creadas por el Brexit para comerciantes y músicos, y firmar con la UE un nuevo acuerdo de cooperación de seguridad.
“Con los laboristas, el Reino Unido seguirá estando fuera de la Unión Europea. Pero para aprovechar las oportunidades, tenemos que hacer el Brexit funcione”, dice el programa.
El Partido Laborista también dice que reconocerá a Palestina como Estado en el marco de un proceso de paz, pero sin que tenga que ser al final o con el consentimiento de Israel, en palabras parecidas a las que ya ha expresado también el actual ministro de Exteriores conservador, David Cameron.
“El Estado palestino es un derecho inalienable de los palestinos. No es un regalo de ningún vecino y también es esencial para la seguridad a largo plazo de Israel. Estamos comprometidos al reconocimiento del Estado palestino como una parte de un proceso de paz renovado que resulte en una solución de dos Estados con un Israel seguro junto a un Estado palestino viable y soberano”, dice el manifiesto de los laboristas.
En casa, Starmer dice que creará dos instituciones nacionales para producir energía limpia y tratar de bajar el precio disparado de la electricidad, dará ayudas a los inquilinos, construirá 1,5 millones de viviendas, prohibirá los desahucios exprés y arreglará un millón de baches al año. También promete bajar “la migración neta”, es decir la diferencia entre las personas que se marchan del Reino Unido y las que llegan, y que incluye por tanto mantener trabas para estudiantes y empleados con sus familias que quieran hacer el papeleo para vivir y trabajar en el Reino Unido.
Herencia complicada
El nuevo Gobierno hereda una economía que apenas crece después de caer en recesión y tocada por el Brexit además de la pandemia y la guerra en Ucrania, listas de espera de 7,6 millones de tratamientos en los hospitales Inglaterra y un cabreo generalizado entre calles llenas de baches, ríos contaminados por los vertidos, escuelas que se caen a trozos y trenes cancelados y huelgas continuas. A esto se le añade una deuda nacional de casi el 90% del PIB, niveles récord de pobreza infantil y sueldos estancados desde hace una década pese a la subida del salario mínimo interprofesional y una tasa de desempleo muy baja.
En estas circunstancias, Starmer presentó este jueves un programa de ambición limitada que aspira a equilibrar las cuentas del país, invertir más en las áreas más urgentes de la sanidad pública y las escuelas y a la vez no subir los impuestos a la mayoría de los contribuyentes. Starmer sólo habla de subir el IVA a las escuelas privadas para ayudar a las públicas, imponer una tasa sobre ganancias extraordinarias para las empresas petroleras y cerrar “vacíos legales” que están beneficiando a fondos de inversión, pero asegura que no tocará los impuestos para el trabajador medio. Su principal objetivo, según dijo el líder en la presentación del programa, es hacer crecer la economía, que, según las previsiones de la OCDE publicadas en mayo, será la más lenta de las siete grandes del mundo en 2025.
“Algunos dicen que no se trata de cómo haces crecer la economía, que no se trata de crear riqueza, sino de cómo le pones impuestos, cómo gastas, cómo repartes la tarta… Este programa es un rechazo total de ese argumento”, dijo Starmer en su discurso en Manchester. “La creación de riqueza es nuestra prioridad número uno. El crecimiento es nuestro asunto central, el fin y los medios de la renovación nacional. El mandato que buscamos del Reino Unido en estas elecciones es para el crecimiento económico… Somos pro-empresas y pro-trabajadores”.
Justo antes de que Starmer se subiera al atril en Manchester, hablaron el consejero delegado de una cadena de supermercados, un trabajador que contó las dificultades para él, su pareja y sus dos hijos en un apartamento de una habitación en el este de Londres, un profesor de música que explicó su espera de 100 días para ser tratado por cáncer, y una estudiante de 18 años que votará en julio en las generales por primera vez.
El Partido Laborista insiste en todas sus promesas están “completamente financiadas” con el dinero disponible y que no hará falta subir más impuestos, pero varios grupos de análisis de las finanzas públicas ya han subrayado que ninguno de los dos principales partidos está siendo realista en sus promesas y que probablemente será necesario subir impuestos o hacer más recortes del gasto público.
Preguntado en la rueda de prensa tras el discurso sobre qué hará si la economía no crece como espera, Starmer dijo que ante todo no aprobará recortes del gasto público. “No volverá la austeridad”,