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Los premios Óscar y la doble moral del Atlántico Norte

Fuentes: Rebelión

Introducción al siglo XXI: El derrotero de la globalización.

Hace un par de años el músico Carca (Ciudad Evita, 1971), ex miembro de Tía Newton y quien desde el día uno forma parte de la pandilla Babasonica lanusense, escribió:  

Si algún día, en otra vida,

Nos cruzamos otra vez,

No lo intentes con mentiras,

Porque yo,

Que sos mala y peligrosa ya lo sé (“Silente, la serpiente”, Carca, 2023).

Carca parece hacer referencia a una relación amorosa, algo “tóxica”, como se escucha hoy en la calle, esas relaciones que no son buenas pero que tampoco se pueden dejar. El cine Holiwoodense de siempre, como las plataformas de series, películas y documentales que vienen desde el Atlántico Norte (OTAN) sabemos que son malas (desde el tema de valores no de la calidad, aunque hay muy malas en este aspecto también) y peligrosas, no obstante, buena parte de los argentinos consumen estos productos. Decimos consumen, no decimos eligen, porque el tema de la elección se vincula estrechamente a la posibilidad de ser libres de elegir, y eso no ocurre, la virtualidad tiene restricciones, limites, censuras. No podemos ver las noticias que emiten los chinos ni las que salen de Rusia, por ejemplo, salvo que seamos profesionales en el arte de esquivar los impedimentos construidos desde el Norte para acceder a estos contenidos.   

Pero, ¿porque son “malas y peligrosas”? tentativamente porque tienen la pretensión de tomar como verdad universal una verdad qué, en realidad, si es que existe, es una verdad regional, válida para un lugar específico del planeta, y todo esto porque la verdad como el poder en general tiene dueños, por ello como señala el Filósofo y Pensador Nacional Alberto Buela (Buenos Aires, 1946) en la política, las relaciones internacionales, las ideas, la filosofía y, claro, también en las artes audiovisuales (Cine, Serie, Documentales), lo lógico es que predomine el disenso y no el consenso (Buela, 2020).  

La caída del muro de Berlín (1989), expresión del fin de la hegemonía de la Unión Soviética sobre Europa del Este y otras partes del planeta, dio inicio a un nuevo proceso histórico de alcance global, que intentó (y en gran medida lo logró) presentar una nueva visión del mundo del capital en donde los distintos mecanismos de mercado regularían la vida y obra de los humanos en la tierra. Distintos estudiosos (Hirch, 1997; Beck, 1998; Ianni, 1999; Mazzeo, 2008) sostienen que este proceso se define con el nombre de “Globalización”, en parte por considerar que mediante las modernas tecnologías de la información y de la comunicación [1], el desarrollo del capital trascendió fronteras, regímenes políticos y proyectos nacionales, regionalismos y políticas geográficas, culturas y civilizaciones. Para la realización de “una concepción global” fue (y es) necesario el establecimiento de ciertas ideas, nociones y categorías en apariencia “neutras”. Fue imprescindible crear “un modo de pensar” unificado. En este proceso, el pensamiento único operó y opera como un mecanismo articulador y, al mismo, desglosador y eliminador de todo obstáculo “no global”: cultural, ideológico, social, histórico, tradicional, regional. Es un modo de pensar que actúa como herramienta de la globalización, y en ese sentido, tiende a ocultar la cara oscura del proceso, relacionado con el desarrollo desigual entre las metrópolis del Atlántico Norte y las demás zonas periféricas. Escribe Buela:

El mecanismo tan peculiar de los regímenes socialdemócratas es que, en lugar de partir del disenso y aceptar la existencia del conflicto en la sociedad, parten por principio del consenso, con lo cual no solo ponen el carro delante del caballo, sino que logran “disfrazar el conflicto con la retórica del consenso. Por otra parte, y eso muestra otro rasgo típico del progresismo, los problemas sociales se ordenan, pero no se resuelven. Al existir la ausencia de intento alguno para resolverlos, se espera que una especie de fuerza de las cosas los vaya resolviendo. (Buela, 2020, p. 37)

Si bien, muchos optimistas (o ¿ingenuos?), creyeron que en el siglo XXI los conflictos desaparecerían, y otros, difusores del pacifismo globalista, pronosticaban y vitoreaban por un mundo donde todas las diversidades, etnias y tribus planetarias (esa suerte de bar de Starwars (3)), irían a resolver todos los conflictos jugando, riendo u opinando con sus avatares en red; el siglo XXI nos demostró que los humanos somos seres que nos enfermamos y morimos (Pandemia de Covid 19) y los conflictos se siguen resolviendo con soldados, tanques y misiles (no es Roblox ni Minecraft (4)). En Gaza (Palestina) se siguen encontrando niños bajos los escombros y en Ucrania y Kursk (Rusia) se siguen disparando hombres en este momento. En resumen, el plan globalizador ha muerto.

Nuevas oleadas de racionalismo, más violentos e incisivos, vienen desde el Norte, el pensamiento único, ya agotado, asfixiado por la realidad, probablemente se convierta en un pensamiento total (totalitario). Como señala el pensador caribeño Franz Fanón (Martinica, 1925-1961), cuando el dominador imperial se siente amenazado profundiza “la negación sistemática del otro, una decisión forzada de privar de todo atributo de libertad, el colonialismo empuja al pueblo dominado a plantearse constantemente la pregunta: ¿quién soy en realidad?” (Franz Fanón, [1961] 1985, p. 2003). Otro pensador, Manuel Ugarte, respondería a esta coyuntura, para no perderse ni obnubilarse con las luces que “iluminan” desde el norte: “Somos lo que somos y no queremos ser otra cosa” (Manuel Ugarte, 1910).

  1. Inclusivo e imperial.

Hace unos cuantos años, el pensador nacional, escritor, ensayista y poeta, Raúl Scalabrini Ortiz (Corrientes, 1898-1959), sobre el cine escribía en: El Hombre que está sólo y espera (1931):

“Los norteamericanos van a erigir una fábrica gigante para hacer hombres standars. […]

El cinematógrafo es el mayor enemigo del espíritu porteño. Debía ser penado con fuertes impuestos para evitar una corrupción lamentable. Por él se cuela lo más antipático del ademán norteamericano: el elogio de la ambición, la pornografía apenas orillada, la sensualidad sin altura. El cine norteamericano es, además, un estupefaciente tan poderoso como el opio o la morfina. Es un sustituto de la vida en que el uso de la vida se relaja. El espectador consuetudinario del cinematógrafo es un ente inferior en humanidad al lector de crónicas policiales. En las crónicas policiales suelen mentarse maestrías de humanidad insuperables.” (Scalabrini Ortiz, [1931] pp. 1974. 141-142)

Otro pensador nacional, Arturo Jauretche (Lincoln, 1900-1974) en su libro: Los Profetas del Odio y la yapa: La Colonización Pedagógica (1957), en la misma línea que su amigo Forjista Scalabrini Ortiz, decía sobre los medios masivos de cultura y comunicación, aquellos que hoy muchos, que cada vez hablan menos en su idioma, llaman el Mainstream (la traducción varía según el contexto, pudiéndose usar «mayoritario», «convencional», «principal» o «dominante», entre otros). Dijo Jauretche:

La prensa nos dice todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la sociedad humana, y nos propone sus beneficios por oposición a los sistemas que la restringen por medio del estatismo. Pero nos oculta la naturaleza de esa libertad, tan restrictiva como la del Estado, aunque más hipócrita, porque el libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión, ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden.
Mientras los totalitarios reprimen toda información y toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios de formación de las ideas, que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelvan en función de sus verdaderos intereses. Grupos capitalistas tienen en sus manos la universidad, la escuela, el libro, el periodismo y la radiotelefonía. 

No necesitan recurrir a la violencia para reprimir los estados de conciencia que le son inconvenientes. Les basta con impedir que ellos se formen. Esto ocurre aquí y en cualquiera de las llamadas grandes democracias. Mientras en los países totalitarios el pueblo es un esclavo sin voz ni voto, en los democráticos es un paralítico con la ilusión de la libertad al que las pandillas financieras usurpan la voluntad hablando de sus mandatos. Proponemos un auténtico ideal democrático. El sometimiento de las fuerzas de las finanzas al interés colectivo. El Estado que queremos debe ser fuerte para hacernos libres. (Jauretche, [1957] 1967, pp. 223-224).

Scalabrini Ortíz como Jauretche, muestran como el cine, la prensa, la radio y (hoy) las redes de comunicación (youtubers, streamers, juegos en red, etc…) pueden ser vehículos de dominación imperial. No son inocentes ni mucho menos. Este domingo por la noche, tengan la seguridad lectores, que habrá directores, productores y un sinfín de artistas que subirán al escenario de la entrega de los premios Oscar (además de recibir o hasta rechazar el premio) en un extraño desplazamiento que viene ocurriendo hace unos cuantos años, se convertirán (o actuarán, con ellos nunca se sabe) en militantes comprometidísimos, alzarán la voz contra todos los males del mundo: culparán, acusarán y señalarán a los responsables de desastre en el que ha caído la humanidad. Luego, en la mayoría de los casos, volverán a sus mansiones en California (si es que las salvaron de los incendios, claro) o a sus islas personales en el Caribe o el Pacífico, para seguir en ese verano infinito en el que viven.

Algunos lectores dirán, quizás, que en cine, por ejemplo, se premian películas extranjeras, de hecho, hemos tenido el “orgullo” de ganar premios Oscar y hasta tuvimos la capacidad de que nuestros artistas agradezcan en idioma ingles por tal preciado premio. Ahora bien, si lo pensamos, ese premio, el hecho que agreguen a una película internacional dentro de las nominaciones también es un mecanismo de la dominación cultural y estética de los imperios del Norte.  Ernst Jünger, novelista, filósofo, militar y entomólogo alemán, soldado y sobreviviente de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial, (Heidelberg, 1895-1998), hizo referencia a esta inclusión tramposa, de los relegados, explotados y siervos, que aquí llamaremos la inclusión imperial.

Jünger, consideraba que si un espacio o institución tenía la intención de ser universal, pero, esa universalización no es real, (ejemplo: se habla de la “mejor película de 2024” pero no se incluye en la participación a todas las películas del planeta), esa universalización, afirma Jünger, por lógica es falsa. Lo mismo ocurre con las llamadas dictaduras, si se habla de la aceptación del 99% o 100%, rápidamente se duda de su legitimidad. Por ello, las minorías, el 10% y hasta el 2% cumple una función principal en la validación del universal que propone los dominadores imperiales. Dice Jünger:

“El provecho que de ese dos por ciento saca el organizador de las elecciones es doble: por un lado, ese dos por ciento otorga curso legal al restante noventa y ocho por ciento de los votos, pues testifica que cada uno de los que votaron por el noventa y ocho podrían también haber votado por dos por ciento. Se convierte en algo auténtico y que completa validez. Este es uno de los máximos cumplidos que cabe rendir a la libertad.” (Jünger, [1951] 2022, p. 33)

Otro elemento vinculado a la forma de inclusión tramposa, imperial, se relaciona según Jünger, con la anulación de una resistencia, rebeldía o principio de revolución. Frente a la fraternización ejercida por el poderoso, el dominado no llega nunca a la pregunta: ¿Dónde esta el enemigo si él nos invita a sus fiestas e incluso competimos con él? De alguna manera, la inclusión en las nominaciones de nuestras películas y de las demás películas de países periféricos, semi coloniales, del “tercer mundo” o como los quieran llamar, son al mismo tiempo exclusiones, de algo que el imperio odia, pero del que no es posible prescindir. La inclusión imperial es entonces un mecanismo de dominación más porque cumple la función de invalidar cualquier resistencia o rebelión, por no ver en al dominador como un enemigo.

Un último elemento más, que opera en estos casos, es el relacionado con la internalización de las demandas, “los derechos universales del hombre/mujer”. Más aún, cuando en el centro de la polémica en estos premios se encuentra la película Emilia Pérez, con 13 nominaciones. Una vez más, se apela a internacionalizar los problemas nuestros, en este caso una vez más, se recurre a incluir el tema del género más la pisca latinoamericana de siempre que tanto le gusta a los del Norte: narcotráfico, violencia, violaciones, matanzas, secuestros, redención, nuevos comienzos, etc…

El pensador nacional, escritor, periodista, poeta, militante de la Patria Grande, Manuel Ugarte (Buenos Aires, 1875-1951), fue uno de los primeros en demostrar que todo internacionalismo en un mundo en donde conviven imperios con colonias y semicolonias, es abstracto. Ugarte fue enviado a dos Congresos de la Internacional Socialista (1904 y 1907), en esos congresos intentó mostrar que un trabajador argentino o uruguayo no gana el mismo salario que uno de Finlandia o Inglaterra, que además trabaja más horas en condiciones muchísimo más insalubres, que existe colonialismo en partes de África, Asia, Oceanía y América, todo esto mientras se debatía sobre universalizar la jornada de 8 horas vigente en algunas regiones del norte de Europa. El delegado del Partido Socialista Holandés, Van Kol, declara: “La tendencia a la colonización es general. Las colonias han existido antes de la época capitalista, colonias hay hoy y colonias probablemente las habrá en el porvenir” (6). Manuel Ugarte detecta rápidamente que cuando hay asuntos de las naciones periféricas, los delegados europeos no le dedican “vitalidad” afirmando que esos asuntos “se encuentran en contradicción con los intereses de la mayoría de los hombres” (Ugarte, 1909, p. 86). Ahora bien, cuando se trata de temas europeos, ahí dice, “todos se definen como internacionalistas.” (Ugarte, 1909, p. 86).

Con estos pensadores nacionales, que vienen escribiendo, interviniendo y dejándonos consejos desde hace más de un siglo, ya es hora de dejar de ir a estos eventos o, al menos, comprender el telón de fondo de cómo nos incluyen en sus festividades. Como dice Carca, Si algún día, en otra vida, Nos cruzamos otra vez, No lo intentes con mentiras, Porque yo, Que sos mala y peligrosa ya lo sé…

Bibliografía mencionada:

  • Carca, “Silente, la serpiente”, en Albúm: Carcasutra, Buenos Aires 2023.
  • Buela, Alberto, Teoría del Disenso, Nç
  • omos, Buenos Aires, 2020.
  • Byun-Chul Han, Hiperculturalidad, Lanús, Herder, 2021.
  • Buela, Alberto, “Prólogo al libro de Alan Benoist, Rebelión en la Aldea Global. Ensayos escogidos”, Buenos Aires, Nomos, 2018.
  • Fanón, Franz, Los condenados de la tierra [1961], México, Octaedro, 1985.
  • Gramsci, Antonio, Notas sobre Maquiavelo. Sobre la política y sobre el Estado moderno [1929-1935], Buenos Aires, Nueva visión, 2008.
  • Hirsch, Joachim, “¿Qué es la globalización?”, Realidad Económica, N° 147, 1997.
  • Jauretche, Arturo, Los Profetas del Odio y la yapa. La Colonización Pedagógica [1957], Buenos Aires, Plus Ultra, 1967.
  • Jünger, Ernest, Tratado del Rebelde [1951], Buenos Aires, Editorial Argos, 2022.
  • Ianni, Octavio, La era del globalismo, México, Siglo XXI, 1999.
  • Mazzeo, Miguel, “La globalización neoliberal. Algunas definiciones generales, en: Historia Argentina Contemporánea. Pasados presentes de la política Argentina, la economía y el conflicto social, Vicente López, Dialektik, 2008.
  • Ramonet, Ignacio, “El pensamiento único”, Revista Le Monde Diplomatic, enero de 1995.
  • Ugarte, Manuel, El porvenir de América Latina, Valencia, Sempere y Compañía Editores, 1910.
  • Scalabrini Ortiz, Raúl, El Hombre que está solo y espera, Buenos Aires, Plus Ultra, 1974.
  • Ugarte, Manuel, El Arte y la democracia, Sempere y Compañía, Valencia, 1909.
  • Wagner de Reyna, Alberto, Crisis de la Aldea Global, Córdoba, Ediciones del Copista, 2000.

(2) Distintos pensadores iberoamericanos como Ignacio Ramonet (Pontevedra, 1943) Wagner de Reyna (Lima, 1915-2006) o Alberto Buela (Buenos Aires, 1946), afirmaron que la globalización es un concepto ideológico. Dice Buela: “El concepto de globalización es un concepto ideológico lanzado por George Bush (padre) en 1991 cuando fundamentó la teoría del one world y el nuevo orden mundial. La globalización cuenta con dos medios fundamentales: a) la producción de sentido de los hechos [pensamiento único] y acontecimientos con el control total de los mass media4 internacionales y b) la producción de dinero electrónico en un volumen casi setenta veces mayor que el dinero comercial” (Buela, 2018, pp. 9-10). Dice Wagner de Reyna: “[…] Esta globalización, cuyo sentido calificaremos de ideológico, no es tampoco anónima y en beneficios de todos sus componentes, sino que la inclusión se efectúa en relación con un elemento dominante, que a su vez es un compósito en que se anudan determinados aspectos, rasgos o tendencias de la realidad, que de este modo resultan solidarios, entretejidos y unificados” (Wagner de Reyna, 2000, p. 50). En palabras de Ramonet, el pensamiento único es «una especie de doctrina viscosa que, insensiblemente, envuelve cualquier razonamiento rebelde, lo inhibe, lo perturba, lo paraliza y acaba por ahogarlo» (Ramonet, 1995).

(3) La Cantina Espacio puerto de Chalmun, popularmente conocida como la Cantina de Mos Eisley o “el bar de Starwars”, es un establecimiento ficticio de la saga fílmica Star Wars. Dentro de la historia, se encuentra localizado en la ciudad portuaria de Mos Eisley en el planeta Tatooine, y destaca por la pésima reputación de su clientela, siendo frecuentado por piratas, contrabandistas, sicarios y otros personajes fuera de la ley de todas las razas de la galaxia.

(4) Ambos son juegos de estrategia que los jóvenes (y algunos no tan jóvenes) juegan en red.

(5) La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional Obrera, adoptó como sede la ciudad de Londres y estuvo integrada por partidos, sindicalistas, socialistas, anarquistas y asociaciones obreras de variado signo. El encargado de redactar sus estatutos fue Carlos Marx. En 1868, a raíz de la incorporación de Bakunin, la AIT sufrió una polarización que condujo a enfrentamientos entre dos tendencias irreconciliables: por un lado, la anarquista (con Bakunin a la cabeza), por otro, la marxista, cuyo liderazgo intelectual ostentó Marx.

(6) Diario La Vanguardia, 24-09-1904 y 01-10-1904.

Facundo Di Vincenzo, Doctor en Historia, Especialista en Pensamiento Nacional y Latinoamericano, Profesor de Historia (USal, UNLa, UBA) Docente adjunto de Historia Social General Contemporánea, Seminario de Las Izquierdas y el Problema Nacional, Seminarios de Peronismo y Pensamiento Nacional y Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano (UNLa), Docente e Investigador del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte” y del Instituto de Investigaciones Históricas (UNLa) Coordinador Académico del Posgrado: Especialización en Pensamiento Nacional y Latinoamericano, Director del Área de Las Corrientes del Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano del Departamento de Humanidades y Artes, Consejero Editor de la Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Columnista de los Programas Radiales: Malvinas Causa Central y Esquina América de Megafón FM 92.1.

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