El presupuesto 2011 opta por la vía del debilitamiento de la economía y como tal, abre las puertas a una intervención del FMI. La respuesta de la democracia a la agresión social fue dada por tres millones de trabajadores que participaron en la huelga general del pasado miércoles.
La semana parlamentaria fue totalmente dedicada a la discusión del Presupuesto del Estado para 2011. Un debate con resultado anticipado y con un guión de votaciones religiosamente cumplido por el Partido Socialista (PS) y el Partido Social Democráta (PSD). Aún así, se debe puntualizar que el Bloque de Izquierda hizo aprobar dos propuestas: una que obliga a la publicación de una lista detallada de todos los financiamientos públicos para fundaciones y otra que mantiene en vigencia la norma que responsabiliza personalmente a los burócratas por la utilización de dineros públicos en el ejercicio de sus funciones.
Este presupuesto opta por la vía del debilitamiento de la economía, y como tal, abre las puertas a una intervención el FMI. El gobierno abdicó de cualquier camino de transformación del sistema fiscal o de recorte de gastos superfluos para sostener los salarios y las prestaciones sociales. Fue a lo que es más fácil, penalizando aún peor a los pobres y privatizando asimismo los bienes públicos, poniendo así al país en un camino de recesión que nos exigirá siempre más recortes y más hundimiento de la economía. La espiral de empobrecimiento tiene en este presupuesto una expresión clara.
Esta discusión queda igualmente marcada por la maniobra de última hora de los partidos de la coalición presupuestaria de creación de un régimen de excepción a las reducciones salariales para las empresas públicas. Se trata evidentemente de un doble embuste. Por un lado porque el PS y el PSD acaban de confesar que los recortes que impondrán a los funcionarios públicos no son la regla que se debe aplicar a todos los sectores de la economía. Segundo, porque, manteniéndose la regla del recorte del 5 por ciento de la masa salarial en las empresas públicas y valiéndose del régimen de excepción, para evitar que sus cuadros superiores sean atraídos por el sector privado, queda patente que serán los trabajadores de esas empresas los que pagarán el doble del esfuerzo de contención de los gastos.
Ese es el sello de marca de este presupuesto que el PS y el PSD, con el beneplácito de Cavaco Silva /2/, impusieron al país
La respuesta de la democracia a la agresión social de este Presupuesto fue dada por tres millones de trabajadores que hicieron la huelga el pasado miércoles. Tres millones de portugueses/as que dijeron bien alto: «en nuestro nombre, ¡NO!». Una huelga general e histórica que mostró al país que las fuerzas para cambiar de camino y por un horizonte de dignidad, de los derechos y de trabajo.
José Manuel Pureza es un reconocido académico portugués. Profesor de sociología del derecho en la Universidad de Coimbra, es también el portavoz parlamentario del Bloco d’Esquerda.
Traducción para www.sinpermiso.info: Carlos Abel Suárez