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Los problemas de tasa de cambio siguen azotando a Venezuela

Fuentes: The Wall Street Journal

Cuatro meses después de una devaluación de su moneda, los venezolanos continúan viendo cómo se evapora el valor de su dinero bajo el peso de los controles del tipo de cambio que juegan un papel clave en las políticas económicas socialistas del presidente Hugo Chávez. El «bolívar fuerte», como se conoce oficialmente la moneda, es […]

Cuatro meses después de una devaluación de su moneda, los venezolanos continúan viendo cómo se evapora el valor de su dinero bajo el peso de los controles del tipo de cambio que juegan un papel clave en las políticas económicas socialistas del presidente Hugo Chávez.

El «bolívar fuerte», como se conoce oficialmente la moneda, es fuerte únicamente en nombre. En lo que va del año, ha caído 26% y el viernes llegó a 8,05 por dólar en el mercado negro, el cual fija el valor de mercado real de la divisa.

El desplome del bolívar es motivo de vergüenza para el gobierno. Chávez anunció en enero que el país recortaría el valor de su divisa, que en ese momento estaba fijo en 2,15 por dólar, a la mitad. Chávez prometió que el bolívar se fortalecería en el mercado negro para igualar la nueva tasa fija de 4,3 bolívares por dólar.

Sin embargo, la oferta y la demanda no han cooperado. Los venezolanos, temerosos de la inflación y acostumbrados a las recurrentes devaluaciones, continúan sacando su dinero del país al pagar la tasa del mercado negro de dólares. Mientras tanto, el gobierno no vende suficientes dólares a las tasas oficiales para suplir la demanda.

El domingo, Chávez prometió una acción rápida para frenar la inflación, incluyendo el despliegue de las fuerzas armadas sobre comerciantes que suban injustamente los precios, después de que el viernes datos del índice de precios al consumidor mostraran un aumento de 5,2% en abril. Esto lleva a una inflación acumulada en los últimos 12 meses de 30%, la más alta en la región.

La semana pasada, el gobierno envió agentes a examinar los libros de varias firmas de corretaje y amenazó con cerrar la brecha legal que les permite llevar a cabo transacciones de dólares a bolívares. Los temores de controles más estrictos generaron una mayor demanda por dólares, lo que intensificó el declive de la moneda venezolana a casi 8 bolívares por dólar la semana pasada, su nivel más bajo desde que Chávez impuso los controles de divisa en 2003.

El ministerio de Hacienda de Venezuela y el banco central se abstuvieron de comentar para este artículo.

«Los controles de dividas usualmente sirven para prevenir la fuga de capitales. En Venezuela ese no ha sido el caso», dijo Orlando Ochoa, profesor de economía de la Universidad Andrés Bello en Caracas.

Los controles en cambio han generado un sistema de cambio confuso en el que los dólares son vendidos a tres tasas diferentes. Hay una tasa oficial de 4,3 bolívares por dólar, una tasa subsidiada de 2,6 bolívares por dólar, la cual se extiende a ciertos importadores para ayudar a mantener bajo el precio que los venezolanos pagan por compras internacionales prioritarias como los alimentos y las medicinas. Sin embargo, el resto, desde los precios de las casas a los menús de lo restaurantes, sigue la tasa del mercado negro, lo que la convierte en una variable económica clave para el país.

«Para cosas simples como viajar fuera del país, necesita dólares y el gobierno no vende suficientes», dijo Héctor Blanco, quien posee una pequeña firma de construcción. «Nadie ahorra su dinero en bolívares».

No todo le ha salido mal al gobierno tras la devaluación. La medida le ha permitido a Venezuela evitar una escasez de efectivo al recibir más bolívares por cada dólar de regalías petroleras que recibe. El efecto probablemente es temporal, ya que se cree que los gastos del gobierno subirán antes de las elecciones legislativas a finales del año.

La devaluación supuestamente debería haberle dado un segundo aire a la moribunda economía venezolana, al darle a las compañías la posibilidad de competir contra las importaciones. Pero la mayoría de las empresas han optado por continuar importando alimentos y otros bienes a las tasas subsidiadas, en vez de producirlos domésticamente, erosionando la competitividad de la industria venezolana a largo plazo. Eso le suma un peso a una economía que ya sufre los efectos de una recesión que el Fondo Monetario Internacional estima que durará otro año, con una contracción que alcanzaría 2,6% en 2010.

Las distorsiones económicas y el declive del bolívar en el mercado negro no han persuadido al gobierno para que desmantele los controles de divisas. Hacerlo desataría una hiperinflación, advierten los economistas, y representaría un revés para el esfuerzo de Chávez de poner a la economía bajo el control del Estado.

Además, dicen los analistas, los controles de divisas son una de las principales armas usadas por Chávez para controlar al sector privado. Una firma que compra dólares a la tasa oficial para sus importaciones vería como se triplicarían sus costos si tiene que pagar la tasa del mercado negro.

«Se trata de poder político y control, sin importar si tiene sentido económico», dijo Alejandro Grisanti, analista de Barclays Capital PLC.

Fuente: http://online.wsj.com/article/SB127344642022289195.html?mod=WSJS_inicio_MiddleSecond