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Los ricos también lloran (aunque menos). Pero, sobre todo, no pagan

Fuentes: Rebelión

Sugiero que lean estas líneas teniendo en cuenta las recientes declaraciones de Àlex Crivillé -«los deportistas de élite que pagan sus impuestos en España son unos burros»- y el imprescindible artículo crítico del novelista, activista y economista Ricardo Rodríguez: «Àlex Crivillé, listos, burros y mulas» [1].  «Tan sólo 8 personas (¡8 hombres en realidad!) acumulan […]

Sugiero que lean estas líneas teniendo en cuenta las recientes declaraciones de Àlex Crivillé -«los deportistas de élite que pagan sus impuestos en España son unos burros»- y el imprescindible artículo crítico del novelista, activista y economista Ricardo Rodríguez: «Àlex Crivillé, listos, burros y mulas» [1]. 

«Tan sólo 8 personas (¡8 hombres en realidad!) acumulan ya la misma riqueza que 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad». Este es uno de los datos con el que la organización Oxfam resumió el pasado lunes, 16 de enero, en su informe sobre la economía mundial, el inaceptable y casi inconcebible grado de desigualdad que reina imperial y corporativamente en el mundo y que, como se sabe, sigue aumentando y aumentando. En 2010, eran 388 [2]. Actualmente, el 2,2% de hace apenas siete años. Y así siguiendo.

La principal responsabilidad, señala la ONG, es de la cultura empresarial y de un sistema económico claramente escorado a favor de las grandes empresas que logran maximizar sus beneficios con la ayuda de los, esta vez sí, estúpidamente denominados «paraísos fiscales», un auténtico robo en opinión del economista surcoreano Ha-Joong Chang [3]. El ABC, el núcleo duro-básico del capitalismo realmente existente. ¿No es eso lo que se enseña en todas las escuelas de negocios que se precien del mundo? ¿Enseñan acaso otra cosa? ¿Qué, por ejemplo, si fuera el caso? Así, el estudio llamado «Para una economía del 99%» recuerda que Apple en 2014 sólo pagaba un «0,005%» en impuestos en Europa (¡5 euros por cada 100.000!), mientras que los países en desarrollo pierden al año unos 100.000 millones de dólares en impuestos por esta práctica común de evasión fiscal. Lo que hay, dicen algunos… y algunas.

España, para nuestra vergüenza e indignación, es uno de los países industrializados donde más han aumentado las desigualdades. De nuevo tomo pie en el informe de Intermón-Oxfam: «Mientras en 2013 el 10% más pobre en España poseía el 1,9% de la renta nacional, en 2015 su participación se redujo un 10,5%, hasta sumar sólo el 1,7%». Las personas incluidas entre el 10% y el 1% de población con mayor nivel de renta «vieron crecer su participación en la renta nacional un 1,2% y un 2,3%, respectivamente». A esto se le llama incremento acelerado de la desigualdad, una «ley inexorable de la economía» en opinión de algunos. Un ejemplo más que ilustrativo: Amancio Ortega, Sandra Ortega, su hija, y Juan Roig (Mercadona) «acumulan la misma riqueza que el 30% más pobre en España, es decir, que 14,2 millones de personas». Como es evidente el «crecimiento económico» de estos últimos años, digan lo que digan los economistas sistémicos y afines, ha beneficiado de manera excluyente a los más ricos (que son ahora mucho más ricos). De hecho, su riqueza se ha incrementado en un 3%, mientras que la del segundo sector, la de los más pobres (y, sobre todo, las más pobres, la pobreza tiene también nombre de mujer) ha disminuido en un 33%.

Uno de los factores claves de este problema, señala el informe, radica en el sistema fiscal «que resulta regresivo e ineficiente si se considera que la recaudación de impuestos en España sigue estando seis puntos por debajo de la media europea». Tras dos años de crecimiento económico, «mientras los impuestos que recaen esencialmente sobre las familias se sitúan ya en niveles previos a la crisis, y en algunos casos, como en el IVA, incluso por encima; la recaudación por el impuesto de sociedades en 2015 ha sido menos de la mitad que en 2007». El gran agujero recaudatorio, uno de los grandes agujeros, no es el único, sigue siendo el impuesto de sociedades. Para eso están, como decíamos, los impúdica y groseramente denominados «paraísos fiscales». Pero hay más datos y más disidencias en el pago de impuestos (4).

Con estadísticas de la propia Agencia Tributaria de 2014, resulta que en ese año fiscal sólo 5.394 personas declararon rentas superiores a unos 600.000 euros anuales en España. «Habría que redondear al alza el porcentaje para que alcanzase el 0,01% del total de declarantes». ¿Puede creer alguien que en España sólo 5.394 personas -la mayoría hombres- ganan más de 600.000 euros al año? Nadie informado o que toque un poco de realidad tiene esa creencia.

Por lo demás, en 2007 había -tributariamente hablando- en España 10.580 personas que ganaban más de 600.000 euros. En siete ejercicios fiscales se han perdido más de 5.000 declarantes en el tramo más alto. ¡Aproximadamente un 50%! Luego, por tanto, no hay que hablar sólo del impuesto de sociedades, que también: el IRPF es fácil de burlar en los tramos de rentas altas.

Otro ejemplo no menos ilustrativo: en 2007 aparecían 96.477 declarantes con ingresos entre 150.000 y 601.000 euros; en 2014 sólo aparecen 63.122 (un 33% menos).

Los ingresos públicos, por otra parte, todavía no han alcanzado las cantidades registradas al inicio de la crisis. En 2007 la Agencia Tributaria recaudó 200.676 millones en total (IRPF, sociedades, IVA y especiales). En 2015 la recaudación fue de 182.009 millones, un 9% menos. El de sociedades pasó de los 44.823 millones recaudados en 2007 a los 20.649 millones en 2015, ¡menos de la mitad! Si se suman las caídas anuales de recaudación entre 2008 y 2015, la pérdida acumulada suma unos 272.000 millones de euros, aproximadamente un 26% del PIB español.

En síntesis: los desfavorecidos (especialmente las desfavorecidas con dobles o triples jornadas) trabajan, cobran salarios bajos, pierden derechos y pagan sus impuestos; los otros, los ricos y dirigentes, son de otra pasta y hacen los que le vienen en gana. Real como la vida misma pero, eso sí, según muchos, la lucha de clases es asunto del siglo XIX, de cuando vivieron aquellos radicales indocumentados llamados Marx y Engels, el padre de Tussy Marx, el amigo de Jenny, y, mientras tanto, uno puede usar el lenguaje como le venga en gana, hasta hablar de partidas contables que son extracontables y no pasa nada. ¿Qué iba a pasar? Hasta el ministro Catalá ha asegurado, sin temblor en el pulso y todo él muy serio y muy puesto, que las entidades financieras españolas no tienen recursos técnicos para atender las reclamaciones de lo cobrado indebidamente por la aplicación ilegal de las cláusulas suelo.

¡Qué risa tía Felisa! ¡Qué horror! ¡Qué cara! Una de las dos Españas (sin exclusiones) sigue helando el corazón, mientras sigue contenta y feliz de conocerse a sí misma y mientras sigue maquinando estrategias diversas contra las grandes mayorías.

Notas:

1) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=221689

2) Gonzalo Pontón, La lucha por la desigualdad, Barcelona, Pasado&Presente, 2016, pp. 15-16.

3) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=221761

4) Jesús Mota, «Las rentas más altas se declaran en fuga». El País, 11 de enero de 2017, p. 10.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.