Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
«Los bancos – difícil de creer en estos días cuando enfrentamos una crisis creada por muchos de los bancos – son todavía el lobby más poderoso en el Congreso. Francamente, son dueños del lugar.» – Senador de EE.UU., Dick Durbin, responsable de la disciplina del Partido Demócrata en el Congreso, 30 de abril de 2009.
Mientras EE.UU. gasta billones de dólares para rescatar su sistema bancario, dejando que su economía languidezca, China es calificada de «economía milagrosa» que se ha desacoplado del resto del mundo. Entretanto el resto se hunde en la peor recesión desde los años treinta, pero China ha mantenido una fenomenal tasa de crecimiento de un 8% por año. Esos son los informes, pero los comentaristas se muestran dudosos. Preguntan cómo es posible ese crecimiento, cuando otros países que se basan fuertemente en exportaciones han sufrido bajas importantes y siguen abatidos. El economista Richard Wolff observa escépticamente:
«Ahora tenemos una situación en el mundo en la que tenemos una crisis capitalista global. Por doquier, el consumo ha bajado. Por doquier, la gente compra menos bienes, incluidos bienes de China. ¿Cómo es posible que en esa sociedad, tan dependiente de la economía mundial, puedan tener ahora un crecimiento explosivo? Su mercado bursátil es ahora 100% superior a su cotización mínima – no hay nada remotamente parecido en alguna parte del mundo, ciertamente no en EE.UU. o Europa. ¿Cómo es posible? Para creer lo que dicen los chinos, habría que aceptar que en cosa de meses, en máximo un año, no más, han sido capaces de transformar su economía de un motor basado en la exportación en una máquina industrial concentrada en el interior. En ninguna parte del mundo se ha podido hacer algo semejante en menos que décadas.»
¿Cómo puede estar funcionando tan bien el plan de estímulo de China, cuando el nuestro apenas funciona? La respuesta puede ser simple: China no ha permitido que su sistema bancario haga caso omiso de su economía productiva. Los bancos chinos trabajan para la gente en lugar de lo contrario. Es lo que dice Samah El-Shahat, presentadora de Al Jazeera English que tiene un doctorado en economía de la Universidad de Londres. En un artículo del 10 de agosto intitulado «China pone a la gente antes de los bancos,» escribe:
«China es la única economía destacada donde la línea divisoria – la desconexión entre su sector financiera y el hábitat de la gente china de a pie y sus negocios – no existe. Ambos mundos están de nuevo en auge y esto se debe a la manera cómo el gobierno manejó sus bancos. China no ha permitido que su sector bancario llegue a ser tan poderoso, tan influyente, y tan grande que pueda ser el que decide o apropiarse del rescate. En términos simples, el gobierno prefirió responder a su pueblo y colocar sus intereses primero antes de los de algún interés creado o grupo. Y por eso los bancos chinos están prestando a la gente y a sus negocios en cifras récord.»
Lo que Wolff llama una «crisis capitalista global» es realmente una crisis crediticia; y en China, a diferencia de EE.UU., el crédito ha estado fluyendo libremente, no sólo al sector financiero sino a la industria y a los gobiernos locales. Los bancos de propiedad estatal han aumentado masivamente los préstamos, y los gobiernos locales y las empresas estatales han pedido prestado en una escala inmensa. El Banco Central de China estima que los préstamos totales para la primera mitad de 2009 fueron de 1,08 billones de dólares, un 50% del monto de préstamos que los bancos chinos hicieron en todo 2008. La Reserva Federal de EE.UU. también ha prestado a niveles récord, pero sus préstamos han sido sobre todo para rescatar al propio sector financiero, dejando desprovista a la Calle Mayor. El-Shahat escribe:
«En el Reino Unido y EE.UU., el sector financiero está en pleno auge, mientras el mundo de la gente común parece ir de mal a peor, el desempleo es elevado, negocios cierran y las ejecuciones hipotecarias de casas siguen teniendo lugar. Wall Street y la Calle Mayor podrían perfectamente estar en planetas diferentes. Y eso es en gran parte porque los bancos todavía no prestan dinero a la gente. En el Reino Unido y en EE.UU., los bancos han capturado todo el dinero de los contribuyentes y el dinero barato de la expansión monetaria cuantitativa de los bancos centrales. Lo están utilizando para apuntalar y limpiar sus balances en lugar de prestarlo a la gente. Los bancos se han apropiado del dinero, y nuestros gobiernos no han hecho absolutamente nada al respecto. De hecho, han sido cómplices al permitir que sucediera.»
¿Grietas en la Muralla China?
La economía china no es perfecta. El impulso por obtener beneficios, en particular del capital de inversión extranjero, ha alentado iniciativas especulativas, y mucho dinero ha sido invertido en apartamentos en rascacielos y otros bienes inmobiliarios que la mayoría de la gente no se puede permitir. Los trabajadores chinos se quejan ahora de demasiado capitalismo, ya que tienen que pagar por la vivienda, la atención sanitaria y la educación superior que antes eran financiadas por el Estado. Y aunque se hacen esfuerzos para poner más préstamos a disposición de empresas medianas y pequeñas, las firmas y grandes corporaciones de propiedad estatal siguen recibiendo la mayor parte de los préstamos. Esto se debe a que se ha instruido a los bancos para que refuercen sus requerimientos para préstamos, y esas grandes entidades son más seguras.
Wolff piensa que el «milagro» chino es una burbuja que está a punto de reventar, con consecuencias catastróficas. Históricamente, sin embargo, cuando las burbujas han colapsado repentinamente ha sido porque han sido pinchadas por especuladores. Cuando reventó la burbuja del mercado bursátil japonés en 1990, y cuando otros países asiáticos siguieron en 1998, fue porque especuladores extranjeros pudieron atacar sus divisas con derivados exóticos. Las víctimas trataron de defenderse comprando sus propias monedas nacionales con sus reservas de divisas extranjeras, pero las reservas se agotaron rápidamente. Actualmente, China ha acumulado tantas reservas en dólares que a los especuladores les sería muy difícil hacer lo mismo con el mercado bursátil chino. Una baja gradual del mercado bursátil debida a fuerzas naturales del mercado es algo que una economía puede tomar con calma.
¿Inversión del rol económico?
Por el momento, por lo menos, el plan de estímulo de China funciona evidentemente mejor que los de EE.UU. y del Reino Unido; y una razón primordial por la que funciona mejor es que el gobierno tiene el control de su sector bancario. El gobierno puede operar los mecanismos crediticios de los bancos de manera que sirvan a las empresas públicas y al comercio, porque realmente posee los bancos, o la mayoría de ellos. Irónicamente, esa característica de la economía puede haber permitido que se acercara más al ideal capitalista estadounidense original que el propio EE.UU. A menudo se refieren a China como comunista, pero nunca ha sido comunista tal como se define en los libros de texto, y ahora mucho menos que antes. El líder del Partido Comunista, Deng Xiaoping, quien abrió China a la inversión extranjera después de 1978, dijo memorablemente que no importa el color del gato, mientras cace lauchas. No importa cómo se llame a la economía china, ahora suministra un marco que alienta efectivamente a los emprendedores.
Jim Rogers es un inversionista y comentarista financiero expatriado estadounidense basado en Singapur. Escribió en un artículo de 2004 intitulado «El ascenso del capitalismo rojo:»
Mientras tanto, EE.UU. se ha hundido en lo que Rogers llama un «socialismo para los ricos.» Cuando los negocios comunes en EE.UU. van a la quiebra, se les abandona para que enfrenten solos la jungla del asfalto; pero cuando los bancos considerados «demasiado grandes para quebrar» van a la bancarrota, nosotros los contribuyentes pagamos las pérdidas mientras los propietarios de los bancos se guardan los beneficios y se les permite que sigan especulando con ellos. El salvataje de Wall Street con dineros públicos representa un abandono radical de los principios capitalistas, que ha cambiado la cara de la economía estadounidense. El capitalismo que nos enseñaron en la escuela tenía que ver con negocios familiares, granjas de familia única, y pequeños empresarios que competían en un terreno igual para todos. El rol del gobierno era establecer las reglas y asegurar que todos se ajustaran a ellas. Pero no es el tipo de capitalismo que tenemos ahora. Las tiendas familiares han sido desplazadas por gigantescos negocios en cadena y megaindustrias; las pequeñas granjas privadas han sido adquiridas por agronegocios multinacionales, y los bancos de Wall Street han llegado a ser tan poderosos que los congresistas se quejan ahora de que ahora los bancos poseen el Congreso. Los bancos gigantes y las corporaciones han reescrito las reglas para sus propios fines. La competencia saludable ha sido reemplazada por una forma de capitalismo depredador en el cual los peces pequeños son sistemáticamente tragados por los tiburones. El resultado ha sido una brecha creciente entre ricos y pobres que representa la mayor transferencia de riqueza de la historia.
Lo mejor de ambos mundos
La solución china para un sistema bancario fracasado sería nacionalizar los propios bancos, no sólo sus malas deudas. Si EE.UU. fuera a adoptar esa actitud, nosotros la gente obtendríamos realmente algo de valor por nuestra inversión – un sistema bancario estable y responsable que pertenezca a la gente. Si la palabra «nacionalizar» suena anti-estadounidense, digamos «de propiedad pública y operada en beneficio del público,» como ser bibliotecas públicas, parques públicos y tribunales públicos. Tenemos que sacar nuestros dólares de Wall Street y devolverlos a la Calle Mayor, y sólo lo podemos hacer rompiendo nuestro monopolio bancario privado descontrolado y devolviendo el control del dinero y del crédito a la gente. Si los chinos pueden tener lo mejor de ambos mundos, también lo podemos tener nosotros.
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Ellen Brown desarrolló su capacidad de investigación como abogada que trabajó en litigios civiles en Los Ángeles. En «Web of Debt,» su último libro, usa esa capacidad para un análisis de la Reserva Federal y el «trust del dinero.» Muestra cómo ese cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de la propia gente, y cómo la gente puede recuperarlo. Sus libros anteriores se concentraban en el cartel farmacéutico que recibe su poder del «trust del dinero.» Sus once libros incluyen «Forbidden Medicine,» «Nature’s Pharmacy» (escrito en conjunto con la doctora Lynne Walker), y «The Key to Ultimate Health» (escrito junto al doctorRichard Hansen). Sus sitios en Internet son www.webofdebt.com y www.ellenbrown.com.
© Copyright Ellen Brown, Web of Debt, 2009