En su edición del 5 de marzo, la revista – o mejor, el panfleto de la derecha racista brasileña – vuelve a difundir injurias, calumnias y difamaciones contra el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), con el «reportaje» titulado «Nosotros pagamos, ellos invaden». El panfleto acusa al MST de desviar «millones de reales» […]
En su edición del 5 de marzo, la revista – o mejor, el panfleto de la derecha racista brasileña – vuelve a difundir injurias, calumnias y difamaciones contra el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), con el «reportaje» titulado «Nosotros pagamos, ellos invaden». El panfleto acusa al MST de desviar «millones de reales» proporcionados por el gobierno para implementar la Reforma Agraria. El dinero «desviado» sería utilizado para promover nuevas «invasiones». Además de eso, Veja publica declaraciones de supuestos ex-integrantes del MST que denuncian el cobro de tasas ilegales a todos los asentados por parte de la dirección nacional del Movimiento. Airados ante tamaña injusticia, los ex-militantes queman la bandera del MST, produciendo un nada disimulado orgasmo en los autores del «reportaje», hecho en el asentamiento Baixio do Boi, en el municipio de S. José de Belmonte, zona del semiárido central de Pernambuco.
… Y la Veja miente de nuevo.
Primero, la cuestión de los «disidentes airados». En el asentamiento viven 190 familias, cerca de 800 personas. De éstas, apenas 10 participaron de la «protesta», liderada por un tal Francisco, ex-técnico agrícola de los asentados. Otros que acompañaban el evento no tenían relación alguna con el MST. Lo que la revista no cuenta, explica Jaime Amorim, de la dirección del Movimiento, es que hace cerca de seis meses que el tal Francisco fue expulsado del MST, por sospechas de desvíos de dinero del PRONAF (Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar) y mala conducta. Actualmente, el tal Francisco está bajo inspección por parte del Banco do Nordeste, por desvío de dinero. O la Veja no sabía nada de eso, y por tanto es incompetente, o lo sabía y ocultó la información, y por tanto es culpable.
Después está la acusación del supuesto «cobro ilegal de tasas». Esta acusación ya hace tiempo que corre. La liebre fue levantada, el año 2000, por el supuesto «periodista» Josias de Souza, del periódico Folha de S. Paulo, posteriormente obligado a admitir haber hecho su «reportaje» bajo los auspicios del gobierno Fernando Henrique Cardoso, que llegó a ceder automóviles y orientación técnica para la producción de un trabajo realmente «independiente» de periodismo. En aquella época, el MST esclareció exhaustivamente que cualquier cooperativa, en cualquier parte del planeta Tierra, cobra una tasa mínima a sus asociados, como condición básica de subsistencia.
Y para acabar, la acusación de «desvío de partidas presupuestarias» para promover «invasiones». Francamente, el asunto llega a ser tedioso y no merece siquiera ser comentado. Los editores del súper-panfleto encuentran extraño que el gobierno conceda ayudas económicas a un movimiento social que agrupa a 300 mil familias de trabajadores rurales en todo el país y que mantiene escuelas, atención médica, formación profesional, asistencia técnica y otros servicios públicos. Sólo a efectos de mera comparación: en 2003, la Asociación Nacional de Cooperación Agrícola (acusada por la Veja de recibir dinero público indebido) obtuvo del Ministerio de Educación 3.424.608,00 reales para promover su programa de alfabetización de 35 mil sin tierra adultos, en campamentos y asentamientos, algunos situados en áreas tan inhóspitas que no disponen de ninguna infraestructura estatal. Pues bien: en el mismo período, la entidad dirigida por la ex-primera-dama Ruth Cardoso (Alfabetización Solidaria) recibió 33.966.900,00 reales y el SESI, 27.680.400,00 reales; al Instituto Riomafrense del Bienestar del menor, entidad municipal del estado de Paraná, fueron destinados 6.193.440,00 reales. Nada de eso merece la atención de los honestos editores del súper-panfleto.
Curiosamente la revista, también repudiada por el PT, a quien acusó sin pruebas de haber recibido recursos económicos de las FARC colombianas para promover la campaña electoral de 2002, no dice nada sobre los recursos mucho más cuantiosos dirigidos por el gobierno a las arcas de la familia Civita, a título de pago por anuncios publicitarios y adquisición de subscripciones a publicaciones del Grupo Abril. Sería muy interesante promover una Comisión Parlamentaria de Investigación para investigar las relaciones entre los varios gobiernos y los dueños del Grupo Abril, y aún más investigar el destino que la familia Civita da al botín.
Veja miente y ya está. De nada sirvió, por lo que se ve, que la revista haya sido condenada por injurias, calumnias y difamación a causa de un «reportaje» semejante, publicado en la edición del 10 de mayo de 2000, titulado «La táctica de la baderna«. En aquel momento João Pedro Stedile inició un proceso en el Fórum da Lapa, y ganó en primera instancia. Apostando por la tardanza de la Justicia, la revista recurrió. El proceso todavía está en trámite pero moralmente la revista fue puesta en el lugar que le corresponde: en el basurero de la historia. Los subscriptores de la revista, además, deberían crear un movimiento para exigir que les devuelvan el dinero por recibir noticias falsas y encima, repetidas. Pueden aprovechar el lema «nosotros pagamos, ellos mienten».
17 de marzo de 2005
* José Arbex Jr. es periodista, doctor en Historia por la USP (Universidad de São Paulo), profesor de Periodismo de la PUC-SP (Pontificia Universidad Católica de São Paulo), ex-editor de la Folha de S.Paulo y escribe en la revista Caros Amigos.
** Colaboró Hamilton Octavio de Souza
Traducido por MST Informa