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800 mil menores de edad sufren la explotación en el mundo

Los sueños infantiles viven la pesadilla de un mundo desigual

Fuentes: Barómetro Internacional

Hay más de 800 mil niños y adolescentes que trabajan en la minería artesanal en nuestra América Latina, el trabajo pesado, insalubre y sin ninguna seguridad. Así es la realidad de los alrededor de 800 mil niños y adolescentes que dejan de ir a la escuela para trabajar en la minería artesanal en Suramérica. Según […]

Hay más de 800 mil niños y adolescentes que trabajan en la minería artesanal en nuestra América Latina, el trabajo pesado, insalubre y sin ninguna seguridad. Así es la realidad de los alrededor de 800 mil niños y adolescentes que dejan de ir a la escuela para trabajar en la minería artesanal en Suramérica.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) 135 mil niñas y niños que estarían en riesgo al ingresar a esta peligrosa actividad. La condición de pobreza de las familias, la limitación en el acceso a servicios de calidad en educación o salud, la falta de alternativas para el uso del tiempo libre, factores culturales y escasas oportunidades de mejora de ingresos serían las principales razones de la existencia de esta legión de pequeños trabajadores. Esta realidad refuerza la situación de exclusión y marginalidad en la que viven millones de personas en nuestro Continente.

La OIT estima que cerca de 50 mil niños y niñas peruanos están vinculados a la extracción del oro, mientras que en Colombia las cifras indican que alrededor de 500 mil estarían laborando en la explotación de oro, carbón, esmeraldas y arcilla en diferentes regiones del país. En Bolivia, más de 13 mil niños y niñas participan en la extracción de estaño, zinc y plata y en Ecuador el número de trabajadores infantiles mineros se estima en 2 500.

Hay canteras de piedras en la mayor parte de los países del mundo y aunque los niños pueden ser vistos rompiendo piedras a lo largo de los caminos, o cortando y arrastrando rocas desde los fosos donde se producen estos materiales, nadie sabe realmente cuantos niños y adultos han hecho de este trabajo una manera de vida. La minería de pequeña escala y artesanal emplea aproximadamente 15 millones de personas en todo el mundo, un millón de los cuales son niños. Este número está aumentado dado que la tendencia actual es de trabajar más en la minería de pequeña escala que en las minas dentro del sector formal.

En Perú, por ejemplo, muchos pequeños comienzan ayudando a sus madres en tareas «sencillas» de selección de desmonte minero o bateando en el río durante largas horas a la intemperie. Luego empiezan a apoyar la extracción del mineral en los túneles, el transporte a la superficie y su procesamiento, proceso en el que se exponen a explosiones, derrumbes, asfixia y contaminación con sustancias tóxicas como el mercurio, cianuro y otros ácidos. Estudios desarrollados por la OIT en diferentes países de Suramérica han identificado que los niños y niñas trabajadores mineros presentan cuadros de desnutrición y retraso en su crecimiento, situaciones que se suman a casos de intoxicación crónica con sustancias utilizadas en el tratamiento de los minerales, deterioro neurológico ocasionado por los mismos agentes, así como otras lesiones y discapacidades originadas por accidentes y por condiciones de trabajo que superan ampliamente la capacidad física y la fuerza de los niños.

Según expresó Guillermo Dema, coordinador subregional del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de OIT «en Guatemala, niños y niñas han sido detectados, en canteras, arrastrando cargas pesadas, respirando partículas contaminantes y utilizando peligrosas herramientas y equipos para el triturado de piedras y minerales. Mientras que en países como Nicaragua, por ejemplo se observan, confinados en la oscuridad de estrechos túneles, otros niños, niñas y adolescentes centroamericanos que laboran largas jornadas en minas, siendo expuestos a graves accidentes que afectan su seguridad y su salud».

La OIT ha lanzado una campaña para eliminar el trabajo infantil en las minas y canteras y a través de esta campaña lograr la eliminación de esta forma de explotación. El organismo internacional tiene la convicción que al cabo de 10 años se pueda retirar a un millón de niños de las minas y llevarlos a la escuela para que se forjen un futuro, y poder crear estructuras que garanticen que no volverán a ser sometidos a esta peligrosa forma de trabajo.

Cifras alarmantes

Hay 246 millones de niños que trabajan, 73 millones de niños que trabajan son menores de 10 años. Cada año mueren 22.000 niños en accidentes relacionados con el trabajo. 180 millones de niños menores de 15 años que trabajan se encuentra en Asia y África La mayoría de los niños trabaja en el sector informal, sin protección legal o reglamentaria. Un 70 por ciento lo hace en el sector agrícola, en la caza y la pesca con fines comerciales, o en la selvicultura. Un 8 % en la industria manufacturera. Un 10 % en la economía informal, en restaurantes y hoteles. Un 7 % en servicios doméstico. 8,4 millones de niños están atrapados, el tráfico de niños, la prostitución, la pornografía y otras actividades ilícitas. 1,2 millones de esos niños han sido objeto de tráfico.

La experiencia del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT en proyectos piloto en Bolivia, Colombia, Ecuador, Mongolia, Nigeria, Perú y Tanzania, demuestra que es posible eliminar el trabajo peligroso que realizan los niños y las niñas, ayudando a las comunidades mineras a adquirir derechos legales, organizarse en cooperativas, mejorar la salud y seguridad en el trabajo y la productividad de los trabajadores adultos y asegurar servicios esenciales tales como educación, salud, agua potable y saneamiento en estas comunidades situadas a menudo en zonas muy alejadas.

Actualmente, uno de cada seis niños en el mundo está implicado en alguna forma de trabajo infantil, realizando trabajos que perjudican su desarrollo psicológico, físico y emocional. Esos niños trabajan en diversas industrias, y en muchas partes del mundo. La gran mayoría desempeña sus actividades en el sector agrícola, en el que es posible la exposición a productos químicos. Otros son niños de la calle, que se dedican a la venta ambulante o al tráfico de drogas o, se prostituyen.

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