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Corrupción, terrorismo y petróleo

Los turbios negocios de la familia Bush en Venezuela

Fuentes: ADITAL

El gobierno de Bush Jr. ha promovido una sangrienta intervención militar en Irak y ha tratado por todos los medios, desde el cuartelazo hasta la vía «democrática», de desestabilizar al gobierno de Hugo Chávez, en Venezuela. Las dos naciones tienen en común sus enormes recursos petroleros. El gobernador de Florida, Jeb Bush, hermano del presidente […]

El gobierno de Bush Jr. ha promovido una sangrienta intervención militar en Irak y ha tratado por todos los medios, desde el cuartelazo hasta la vía «democrática», de desestabilizar al gobierno de Hugo Chávez, en Venezuela. Las dos naciones tienen en común sus enormes recursos petroleros.

El gobernador de Florida, Jeb Bush, hermano del presidente Bush y gobernador de Florida ha sido uno de los más estridentes promotores del derrocamiento de Chávez, a quien ha llegado a llamar «un tipo loco» a cuyo gobierno es «aislarlo en la comunidad internacional es importante». Según el cuestionado gobernador «El apoyo que recibe Chávez de (Fidel) Castro y el apoyo que Castro recibe de Chávez los incita. Aislarlos tendría un potencial significativo para la región, para América Latina».

Pero, independientemente de la implausible retórica de defensa de «la democracia» con la que se intenta justificar la desestabilización de Venezuela, el clan Bush ha tenido desde hace mucho tiempo intereses y vínculos en ese país, concretamente con empresarios multimillonarios que, al igual que Jeb, no han hecho su fortuna beneficiando a otros, y con conocidos personajes del exilio cubano que han pasado por Venezuela.

En un reportaje del periodista Gerardo Reyes, difundido el 19 de noviembre de 2000 desde Miami, se menciona que en 1977, cuando su padre fue nombrado director de la CIA, Jeb se estableció en Venezuela como representante del Commerce Bank, de Tejas, perteneciente a James Baker, quien era amigo de Bush Sr. y fue después secretario de Estado. Para entonces, Jeb hablaba español con fluidez gracias a su relación con la mexicana Columba Garnica, que es su esposa, por lo cual «la familia fue aceptada rápidamente por la rica sociedad petrolera de Venezuela». En 1980, cuando su padre fue electo vicepresidente se encaminó a Miami, a la que considera «la ciudad más internacional del país». En los años siguientes, para hacerse millonario Jeb se unió al urbanista cubano y directivo de la anticastrista Fundación Nacional Cubano Americana, Armando Codina, con quien ganaba grandes comisiones, hasta de 50.000 dólares, por conseguir inversionistas a la firma de Codina, en lo que era un obvio tráfico de influencias. Se relacionó también con Miguel Recarey, empresario cubano-americano que fue acusado de un fraude millonario con dinero federal aportado a sus centros médicos en Miami. Recarey desvió dinero destinado a servicios públicos de salud de Miami, para organizar, a través de su firma, la International Medical Centers (IMC), servicios hospitalarios para los mercenarios de la Contra nicaragüense. Asimismo, Jeb recibió 75 mil dólares de esa empresa para encontrarle un nuevo local, labor que nunca llevó a cabo.

Con ese tipo de negocios, en 1994, a sus 41 años, Jeb tenía una fortuna de más de 2 millones de dólares. Tres años después, Recarey dijo que «compraba influencias» a Jeb Bush y otras figuras políticas poderosas en los años 80 y que gastó una buena cantidad de dinero en contratar a Jeb Bush y a personas cercanas al ex presidente Ronald Reagan y al entonces vicepresidente George Bush para tratar así de evitar que los inspectores federales acabaran cerrando sus negocios. Después de sacar unos 300 millones de dólares de las arcas del Estado, Recarey se escapó precisamente a Venezuela para después volar a España. Al conocer estas acusaciones, Jeb lo negó todo: los cheques que recibió de Recarey eran fruto de comisiones de la venta de bienes raíces.

Es bien sabido que desde la gobernación de Florida, Jeb Bush ha apoyado a sus amigos y socios del exilio cubano radical, que a su vez han participado en diversos tipos de operaciones de Venezuela. En 2001, Jeb Bush, y los congresistas Lincoln Diaz-Balart e Ileana Ros-Lethinen, junto con la Fundación Heritage y el senador republicano de extrema derecha Jesse Helms, apoyaron la nominación del exiliado cubano Otto Reich, ultraderechista de negra trayectoria, como secretario asistente para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. Reich encabezó la Oficina de Diplomacia Pública del Departamento de Estado durante el gobierno de Ronald Reagan y fue embajador de Estados Unidos en Venezuela de 1986 a 89. Asimismo, se le ha acusado de apoyar el fallido derrocamiento de Chávez en 2002, cuya cabeza visible fue empresario Pedro Carmona, presidente de la patronal venezolana Fedecámaras y con intereses en el sector petrolero. Entre las primeras medidas que anunció el efímero dictador en su gobierno que sólo duró 48 horas fue que duplicaría la cantidad de petróleo exportada por Venezuela y que suprimiría las exportaciones a Cuba, medidas evidentemente dictadas por el gobierno de Bush, principal promotor del golpe contra Chávez.

También en 2002, el senador demócrata Christopher Dodd dijo que cuando era embajador, Reich había ayudado a Orlando Bosch, exiliado cubano acusado de terrorismo, a escapar a Estados Unidos. Bosch había estado en prisión en Venezuela en relación con el bombazo que derribó en Barbados un vuelo de Cubana de Aviación en 1976. En febrero de 1987 Orlando Bosch salió libre de la cárcel venezolana y se allí se dirigió ilegalmente a Estados Unidos gracias a una visa que le tramitó Reich. En ese país fue rápidamente detenido por no haber respetado la libertad condicional. Ante ello, la Fundación Nacional Cubano Americana, así Ileana Ros Lethinen y Jeb Bush, quien entonces trabajaba con ella, organizaron una intensa campaña para su liberación.

Además de Bosch, también participó en el atentado el anticastrista Luis Posada Carriles, quien, según anota el periodista colombiano Hernando Calvo Ospino, desde 1967 trabajaba para la CIA en Venezuela como «asesor de los cuerpos de seguridad encargados de reprimir a las organizaciones de izquierda». Añade Calvo Ospino que el proceso contra los culpables del bombazo, «fue accidentado debido a la sucesión de recursos de la defensa». Tuvo que trasladarse el sumario al fuero militar, pues la jueza que seguía el caso en lo civil lo dejó por amenazas de muerte. Elio García, presidente de la Corte Marcial, no cedió y le asesinaron a su hijo. «Con tales antecedentes se tendría que ser muy ingenuo para no pensar que la complicidad de la CIA estaba por algún lugar. Mas suspicacia se crea cuando el gobierno estadounidense decide no aportar ni una frase de información al sumario sobre Posada o Bosch».

Pero otros miembros de la familia Bush tienen también relaciones importantes en Venezuela. Luego del fallido golpe de Estado contra Chávez se señaló como una de sus principales promotores a Gustavo Cisneros, magnate de la televisión y amigo del ex presidente George Bush padre. Cisneros negó públicamente su papel en un supuesto golpe de Estado, pero el semanario Newsweek apuntó que Pedro Carmona «fue visto salir de la oficina de Cisneros» antes de ir al Palacio de Gobierno para jurar como presidente provisional. Según Newsweek, el legislador venezolano Pedro Pablo Alcántara declaró a la revista que la breve dictadura de Carmona fue organizada en las oficinas de Cisneros, y que éste fue «el jefe supremo» del supuesto complot. La publicación señaló también que Otto Reich había hablado con Cisneros «dos o tres veces» durante la intentona. Una de las llamadas fue hecha por Cisneros para avisar a Reich el sábado 13 de que una multitud de enfurecidos partidarios de Chávez había rodeado el edificio de su emisora de televisión, Venevisión.

De acuerdo con fuentes venezolanas, el jueves 11 de abril de 2002, cuando se produjo un enfrentamiento entre chavistas y antichavistas, con un saldo de unos 25 muertos, la mayoría de ellos del bando de Chávez, Pedro Carmona no estaba en la marcha sino, invitados por Cisneros, estaba cómodamente instalado en el búnker de Venevisión, junto con el presidente de la Conferencia Episcopal, Baltazar Porras, el empresario periodístico Rafael Poleo y otros personajes (www.rebelion.org/internacional/aram210402.htm).

No es raro, por ende, que se haya identificado a Cisneros como el prospecto de Bush para enfrentar a Hugo Chávez en las futuras elecciones presidenciales, que se podrían adelantar si la oposición ganara el próximo referéndum cuya realización está siendo apoyada por Estados Unidos.

De 57 años, Gustavo Cisneros Rendiles tiene una fortuna de alrededor de 5 mil millones de dólares, una de las mayores de América Latina, luego de la del mexicano Carlos Slim. Cisneros ha ocupado el puesto 64 de los 500 más ricos del mundo según la revista Forbes.

De ascendencia cubana, Cisneros es el mayor accionista de Univisión, la principal cadena de habla hispana de Estados Unidos y posee en algunos países canales de mucha audiencia como Venevisión en Venezuela, ChileVisión, Caracol Televisión de Colombia, Caribean Communications Network, también tiene la embotelladora Panamco y es accionista de Coca Cola, la transnacional de la cual por cierto fue empleado el hoy presidente mexicano Vicente Fox. Junto con su cónyuge, Patricia Phelps, ha figurado en la lista de invitados ilustres de la Casa Blanca incluidos por Ronald y Nancy Reagan. Se ha señalado que en la relación amistosa de Bush padre con Cisneros pesa el proyecto empresarial de primero de ellos de incorporar a la empresa estatal Petróleos de Venezuela a su lista de negocios en Texas. (noticias. Com, 6 de junio de 2004).

Gustavo Cisneros comparte excursiones de pesca lo mismo en Venezuela que en Florida con su amigo George Bush, y demostrando que el capital no tiene escrúpulos ni ideología tambien cultivo relaciones con el gobierno de Bill Clinton de cuyo Secretario de Relaciones Exteriores Cyrus Vance fue interlocutor.

Cisneros pertenece al Consejo Internacional de Asesores de la Sociedad de las Américas (The Americas Society), asociación «sin fines de lucro» donde participan también David Rockefeller y el empresario mediático chileno Agustín Edwards, quien fue una de las piezas claves en la conspiración contra el gobierno constitucional de Salvador Allende, para lo cual recibió apoyo de la CIA.

En enero de 1985, fueron arrestados en Venezuela varios simpatizantes del líder estadounidense Lyndon Larouche y les confiscaron 200 copias de un libro titulado Narcotráfico S. A. (Dope Inc), donde se afirmaba que la familia Cisneros tenía conexiones con personajes e instituciones dedicadas al lavado de dinero. Años después, los editores presentaron documentos que afirmaban que el 14 de febrero de 1985 un avión ejecutivo de Pepsi-Cola Corp. de Venezuela, operado por una empresa de la familia Cisneros (Aeroservicios Alas), fue sometido a una inspección por agentes del Servicio de Aduanas en Hollywood, Florida, que encontraron una bolsa con 50 gramos de cocaína en su interior. Cisneros admitió el incidente del avión pero alegó que el servicio de aduanas no había formulado cargos.

Hermano de Gustavo y segundo en el manejo del emporio familiar, Ricardo Cisneros resultó involucrado en el más estruendoso escándalo financiero de la historia de Venezuela: el descalabro del Banco Latino en 1994, a raíz de lo cual, una juez venezolana dictó orden de arresto contra Ricardo acusándolo de fraude en su calidad de miembro de la junta directiva del banco. Según la acusación los directivos del banco aprobaron créditos a empresas -algunas de su propiedad- por encima de los límites establecidos y desviaron fondos del banco. Ricardo, quien estaba fuera del país cuando se libraron las órdenes de captura, permaneció en el exterior.

Por otra parte, colaborador venezolano del presidente Bush jr es Luis Giusti, quien funge como su asesor en asuntos energéticos. Luis Giusti, quien fue presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA) de 1994 a 1999, pretendió la privatización de esa empresa estatal. Según el economista petrolero Rafael Quiroz, Giusti siempre cuestionó el patriotismo, el nacionalismo y la soberanía, alegando que tales términos «había que adecuarlos a las realidades del mundo de hoy», para dar a entender que había que desprenderse de PDVSA. «Aquí se esgrimen consideraciones de soberanía y de patriotismo. Ya basta de eso». (El Nacional, 7 de julio de 1998, página E/2), argumentaba Giusti. Luego en agosto del mismo año (1998) durante la 54 Asamblea Anual de Fedecámaras afirmó: «Yo creo que la empresa debe ir a colocar sus acciones en el mercado». Al dejar su cargo en PDVSA, Giusti fue a radicar a Estados Unidos «.para retornar laboralmente a la Shell Petroleum Corporation, a la que muy probablemente nunca dejó de servir. Allí, como eficiente «Shell-man», trabaja ahora para sus antiguos patronos y hoy también convertido en «Bush-man» asesora al presidente estadounidense George W. Bush en su Plan Energético para el hemisferio..»


Edgar González Ruiz. Escritor y autor del libro Cruces y Sombras.