71% prefiere hacer turismo interno, 84% cree en la participación comunitaria y 88% quisiera montar su propio negocio. Esto lo reveló el Estudio sobre la Sociología del Gusto, elaborado por GIS XXI
Felices. Absolutamente felices. Así son las venezolanas y los venezolanos de hoy, de acuerdo con los resultados del Estudio sobre la Sociología del Gusto realizado por el Grupo de Investigación Social Siglo XXI (GIS XXI). Pero no sólo se sienten bien o muy bien. Hay otro rasgo que las y los distingue: aunque no dudan de la existencia de Dios, no creen en los sacerdotes.
Captar una radiografía de las venezolanas y los venezolanos del siglo XXI no parece tarea fácil. La sociedad, en los últimos 12 años, ha experimentado transformaciones (para bien o para mal, dependiendo del cristal con el cual se mire) que implican un punto y aparte con respecto al pasado reciente (la Cuarta República- 1958 a 1998). GIS XXI, con un estudio cuantitativo que se complementará con otras investigaciones, intenta ofrecer un retrato de la población luego de 12 años de Revolución Bolivariana.
«Partimos de dos hipótesis», explica Jesse Chacón, director de la encuestadora. Una, «que en 12 años de proceso bolivariano la deseabilidad se ha vuelto transversal, por lo que una persona del sector socioecómico D o E desea lo mismo que una del estrato AB», detalla. Otra, «que estamos en una sociedad que ha tenido grandes cambios, por lo que algunos valores, gustos y deseos vienen en decadencia» y serán reemplazados por otros. «¿Los del socialismo?», asoma Chacón. Las investigaciones lo dirán.
Las razones de la felicidad
«82% de las venezolanas y los venezolanos se declaran muy felices o felices», confirma Jesse Chacón. Esta cifra ratifica las que dio a conocer Latinobarómetro (84%). La interrogante de rigor: ¿Con qué está asociada esa felicidad? «A la gente lo que la hace más feliz, en el plano personal, es su familia (hijas, hijos, padre, madre, hermanas y hermanos); en segundo lugar, el bienestar material», detalla Chacón. La carencia de bienes y el trabajo son causas de infelicidad.
A la pregunta «pensando en las cosas que usted ha hecho a lo largo de su vida, ¿de cuáles se siente especialmente orgullosa u orgulloso?», 44% de la población contestó que de sus hijas e hijos, y en particular, de los éxitos académicos que estos alcanzan y de que sean buenas personas (25%). El triunfo económico baja al quinto lugar, con 7%.
«La sociedad venezolana de hoy materializa la felicidad por elementos muy humanos, muy subjetivos, vinculados con la familia y los hijos. Pero a medida que sale de lo personal, el capital económico comienza a tener un peso más fuerte», indicó Chacón.
Dios sí, curas no
Casi el ciento por ciento de la población tiene fe en Dios, pero 56% no cree en los sacerdotes y 46% no cree en el infierno. 48 de cada 100 venezolanas y venezolanos tampoco confía en el Papa. El cielo de las católicas y los católicos es real para 89% de la gente.
Jesucristo resultó ser un personaje muy popular (97% cree en él); incluso, más que la Virgen María (75%).
Que se acepte la existencia de Dios y no se quiera a los curas es un dato relacionado con algunas crudas realidades, evalúa el director de GIS XXI. «Mientras estás en lo que no puedes tocar, como Dios o Jesucristo, te afianzas en la fe. Pero cuando estás en lo terrenal, todo indica que los intermediarios (los sacerdotes) no sirven como conexión con lo no terrenal», enfatiza.
Los casos de paidofilia (abuso sexual de niñas y niños) en los que está relacionada la Iglesia católica le han restado credibilidad a escala internacional, y Venezuela no escapa de esa situación, expresa Chacón. Pero también cuenta el peso de la jerarquía eclesiástica en la dinámica política nacional. «La Iglesia sale del campo de la ayuda social, y se convierte en un actor político más. Esto provoca rechazo», enfatizó. Todo indica que «se rompió la relación entre Dios y sus intermediarios», sostiene.
En materia religiosa, 71% de la población se define como católica y 17% como evangélica; 5,5% es agnóstica (no sabe si hay o no hay un Dios); 2,3% es atea (no cree en Dios), 2,4 profesa su fe en otras religiones; 0,9% se reconoce como santera, y 0,2% como judía, tal como lo mostró el estudio.
No sólo Caracas
Todo el mundo piensa que el gran anhelo de la gente es vivir en Caracas o en las grandes ciudades. Pero la encuesta demuestra que no es así. 42% de la gente admite que ha cambiado alguna vez su lugar de residencia, por razones como el trabajo (34%), motivos familiares (21%) o para tener más oportunidades (16%). Aun cuando 53% reconoce que se mudó a una localidad más grande, lo cierto es que buena parte de las venezolanas y los venezolanos están dispuestos a moverse hacia un sitio más pequeño (como la ciudad de Mérida, según lo manifiesta 8%).
Mucho se ha especulado sobre la emigración hacia otras naciones. Mas ante la interrogante «¿en qué lugar del mundo, ciudad o pueblo le gustaría vivir»?, 22% contestó que en otros sitios de Venezuela. 12% dijo que «en otras localidades del mundo».
«No es cierto que las venezolanas y los venezolanos quieran quedarse en Caracas. Si se dan las condiciones, están dispuestos a salir de la capital», recalcó Chacón. «Esto derriba el mito de Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebras».
¿Y las vacaciones?
71% de la población prefiere hacer turismo nacional. «Imagine ahora que pudiese tomarse unas vacaciones a cualquier lugar y con quien usted quisiera. ¿A dónde le gustaría ir?». En el sitio preferido no hay sorpresas: Los Roques y la isla de Margarita. El segundo puesto lo ocupan otros destinos. El tercero, Mérida. El cuarto, la Gran Sabana. Y el quinto, Canaima. Sólo 5% elegiría a ciudades estadounidenses como Nueva York, Miami, Los Ángeles o San Francisco.
Esto cambia de acuerdo con los estratos socioecómicos: a mayor poder adquisitivo, mayor preferencia por los viajes al exterior.
Participación= beneficio
El estudio evidenció que 84% de la población piensa que participar en actividades comunitarias (uno de los lemas de la Revolución Bolivariana) es algo que beneficia a las personas. ¿Por qué razones lo hacen? 61%, por ayudar a mejorar las condiciones de vida de la gente de la comunidad; 14%, con la finalidad de obtener beneficios personales para sí o para la familia; 8%, para conocer a otras vecinas y vecinos o «estar más integrados en la comunidad».
En cambio, los motivos que llevan a la gente a no participar son: «porque la gente que participa es un grupo cerrado que no quiere que entren otras personas» (21%); «porque no sirve para mucho, se consiguen pocos logros» (19%); por falta de tiempo (13%).
«Este proceso ha permitido avanzar a entender la participación como una manera de solución de los problemas», reflexionó Chacón. «Quienes no lo hacen, es porque se sienten excluidos».
El machismo, todavía
Hay preguntas que obligan a los seres humanos a desnudar el alma. GIS XXI no las rehuyó. Por el contrario, las utilizó para hurgar más en la sociedad venezolana.
1) «Una muchacha de 17 años que sale embarazada decida abortar». 73% lo considera criticable.
2) «En una discusión de pareja, que uno de los dos pierda la paciencia y le dé una cachetada al otro». 70% lo rechaza.
3) «Que un hombre viva del trabajo de su esposa». 69% lo cuestiona.
4) «Que una mujer abandone a su esposo y a sus hijos porque él le ha montado cachos». 56% se manifiesta en contra.
5) «Que dos personas del mismo sexo mantengan relaciones sexuales». 53% lo critica.
6) «Que un hombre abandone a su esposa y a sus hijos porque ella le ha montado cachos». 26% lo cuestiona.
7) «Que las mamás o los papás pierdan la paciencia con los hijos y les den una cachetada». 22% lo critica.
Sobre el aborto, «pareciera que la sociedad venezolana no lo ve con una mirada más progresista», aún cuando la interrupción del embarazo en condiciones de insalubridad es una de las causas de muerte en mujeres jóvenes. ¿Razones para la negativa? La primera, en opinión de Chacón, es el componente religioso. Este y otros temas deben ser debatidos públicamente, propone. «Que una niña de 17 años de edad sea madre está relacionado con que su hija o hijo no tendrá la posibilidad de realizarse», apuntó.
El investigador no deja de reírse al comparar el rechazo que genera la posibilidad de que un hombre viva del trabajo de su pareja, mientras se acepta de buen grado lo contrario. Chacón llama la atención acerca de las críticas contra las mujeres que, cansadas de la infidelidad, terminan el matrimonio o el concubinato, y cómo estas se suavizan cuando es la situación contraria (él se marcha).
A la sociedad «aún le falta transitar mucho desde esa visión tradicional del mundo hasta una visión más contemporánea, más progresista, con respeto a los derechos de las minorías», reconoce el director de GIS XXI.
Emprendedores
De poder hacer lo que quisieran, montar un negocio propio es la segunda acción que realizarían las venezolanas y venezolanos (88%), después de ayudar económicamente a su familia (95%). El tercer lugar lo ocupa estudiar más (78%); el cuarto, donar fondos a la Iglesia (74%); el quinto, comprarse un carro (69%); el sexto, ayudar económicamente a un proyecto (64%); el séptimo, viajar al extranjero (62%).
El entusiasmo por emprender es algo que, a juicio de Chacón, debe ser aprovechado por las políticas públicas. «Es un campo interesante en disputa, porque los grandes complejos industriales, las grandes trasnacionales, van en contra de estos pequeños negocios», ratifica.
El dato de la adquisición del carro es interpretado por el investigador como un rasgo de la persistencia del imaginario de consumo de la sociedad capitalista. Pero también lo evidencia la aprobación que todavía tiene vestir con ropa de marca (36%) y mejorar algún aspecto del cuerpo (34%). Basta ver a centenares de mujeres con los senos operados para corroborar cuánto pesa la estética.