Para Mercedes Iglesias Serrano, que amó y ama su obra.
Vendrá el momento de hablar con detalle de su obra, su polifacética obra. Una breve nota de urgencia.
Después de casi cuatro años de lucha, el fallecimiento (¡sumado a tantas otras muertes en estos días aciagos!) de este artista imprescindible nos toca en lo más hondo, como a tantas otras personas en España y en todo el mundo. Arden las pérdidas, con más fuerza que nunca.
Luis Eduardo Aute ha sido un cantautor inconmensurable, como pocos, alguien que nos ha acompañado a lo largo de más de medio siglo. Como muy pocos. Nos ha acompañado y nos ha hecho. Yo mismo, que apenas canto, he cantado mil veces muchas de sus canciones más conocidas.
Empezamos a escuchar sus canciones -Rosas en el mar, Aleluya…- en la voz de Massiel. Luego con su propia voz. Una canción suya, “Al alba”, una canción de amor, cantada también por Rosa León, nos ha acompañado durante años. La escribió, como se recuerda, en septiembre de 1975, pocos días antes de los últimos fusilamietos del franquismo. No nos ha abandonado nunca, nunca, aunque no la entendiéramos del todo. ¿Quién no ha cantado o dicho alguna vez: “Si te dijera amor mío que temo a la madrugada /No sé que estrellas son esas que hieren como amenazas…”?
Artista polifacético (pintor, cineasta, director de cine, creador, poeta en absoluto menor, cantante), sin ser propiamente un cantautor político, Aute se ha mantenido siempre en posiciones anticapitalistas (las letras de mis canciones, dijo alguna vez, son más importantes que la música), incluso -y eso dice mucho a su favor- cuando vientos huracanados empezaban a soplar con fuerza en sentido contrario. Sus canciones de todas las épocas son prueba de ello. “La guerra que vendrá”, de 1989, es un ejemplo (https://www.youtube.com/watch?v=9JPdXqraI9M).
Escribió, entre centenares y centenares, una de las canciones más hermosas que se han escrito nunca: “La belleza”. Publicó con compañeros suyos (uno de ellos, Silvio Rodríguez, uno de sus grandes amigos hasta el final de sus días) uno de los grandes discos de la canción y cultura popular: “Entre amigos”, sin olvidarse de su “Mano a mano” (https://www.youtube.com/watch?v=WcPwrT2WVEQ). Escribió, además, una de las canciones utópicas más hermosas que se han escrito nunca: “Albanta” https://www.youtube.com/watch?v=8KAx2PShB8k: “Yo sé que allí, donde tú dices, no existen hombres que mandan porque no existen fantasmas y amar es la flor más perfecta que crece en tu jardín…”.
Pienso también ahora en otro gran artista popular, Leonard Cohen. Sin ser grandes intérpretes, ambos han compuesto canciones inolvidables. Para siempre. Y han puesto música, como pocos han sabido hacerlo, a grandes poetas (García Lorca, Oroza [https://www.cancioneros.com/nd/4705/0/aute-canta-a-oroza-luis-eduardo-aute]). Aute ha sido nuestro Cohen más cercano, más comprensible para nosotros. Tan querido, oído y admirado como el autor canadiense.
Le vi en directo bastantes veces a lo largo de los años. En espacios para pocas personas, en estadios para miles. La última vez fui a verle con mi esposa-compañera el 18 de febrero de 2016, pocos meses antes de que enfermera. Dio en un único recital en el Palau de la Música de Barcelona. Después de su deslumbrante “GIRALUNA” (con la R invertida), nos regaló un largo recital con una selección (propia) de sus mejores canciones. Uno de los grandes momentos: “Prefiero amar”, con Miquel Poveda (https://www.youtube.com/watch?v=8twCQdOC69Q).
Cuando acabó quisimos saludarle, decirle lo importante que había sido para nosotros, al tiempo que le felicitábamos por el concierto. No lo hicimos finalmente. La cola era muy larga y al día siguiente teníamos que trabajar. Le dejamos una nota (que tal vez leyera) a unos amigos suyos que estaban esperando. Decía así: “Nos casamos en el Ayuntamiento barcelonés el 2 de abril, dentro de seis semanas. Hemos elegido tres canciones para el momento. “Pequeño vals vienés” en la voz de Morente, “Un aura amorosa” en la voz de Kraus y una canción suya: “Cada vez que me amas” (https://www.youtube.com/watch?v=fbYZpaDRiTU). Gracias. Nos ha ayudado a amarnos, nos hemos amado con usted”.
En nuestra tarjeta de boda incluimos un verso suyo que lo define: “No me hace falta la luna/ me bastan solamente dos/ o tres segundos de ternura”. Estos también nos rondaron por la cabeza y el corazón estos versos también suyos “Y qué le voy a hacer si me falla alguna pieza/ por creer que la belleza no se rinde ante el poder.”
Gracias, Luis Eduardo, gracias. Nunca habitará en ti nuestro olvido, te escucharemos siempre con la emoción y devoción a ti debidas: “Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento/ que el pensamiento es estar siempre de paso…” https://www.youtube.com/watch?v=yptVUbn3QZg