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Respuesta íntegra de la embajada venezolana al diario español

Luis María Ansón afirma en El Mundo que Chávez es gay y que el presidente venezolano debe dar explicaciones

Fuentes: Rebelión

Señor Pedro J. RamírezDirector Diario El Mundo Señor Director, El viernes pasado, su periódico publicó una abyecta nota de Luis María Ansón, en la que se identifica como miembro de la Real Academia Española. Leí con vergüenza ajena el cambio de registro en las ya consabidas vilezas de la derecha más retrógada; habida cuenta que […]

Señor Pedro J. Ramírez
Director Diario El Mundo

Señor Director,

El viernes pasado, su periódico publicó una abyecta nota de Luis María Ansón, en la que se identifica como miembro de la Real Academia Española. Leí con vergüenza ajena el cambio de registro en las ya consabidas vilezas de la derecha más retrógada; habida cuenta que han agotado las mentiras y manipulaciones que pretenden difundir una imagen del Presidente Chávez como dictador, autócrata, populista, violador de derechos humanos y toda esa sarta de patrañas con las que han fracasado, ahora pretende irrumpir el Sr. Ansón en el espacio más íntimo de la vida del Presidente Chávez, acusándolo de homosexual.

No voy a hacer de esta nota una defensa de la virilidad de Hugo Chávez, del hombre que respeto y admiro profundamente, me interesa, como a la gran mayoría de los venezolanos, su condición de hombre noble y honesto conectado con su pueblo, su estatura de estadista, su valentía, su altura moral. El artículo de Ansón poco dice de la figura de este hombre ampliamente respetado en el mundo, sobre todo en el mal llamado Tercer Mundo, que lucha por generar sus procesos democratizadores desde sus propias realidades (el Sr. Ansón y sus cofrades deberían abandonar de una vez por todas su proyecto de tutelar la manera cómo construimos nuestras democracias, las occidentales «modelo» tienen demasiadas taras que no queremos importar). Hugo Chávez abandera un proceso de cambios en la sociedad venezolana, enmarcado en un planteamiento ampliamente democrático, participativo, en el que las minorías están siendo, por vez primera, visiblemente respetadas y sus necesidades atendidas por el Estado.

Voy a referirme entonces a la tendencia de la nota, que dibuja con claridad la condición del Sr. Ansón, quien en esta oportunidad se presenta como abanderado de los derechos de los homosexuales (supongo que debió de vivir amargado durante los años del franquismo y el periodo de la democracia en que no se les reconocían sus derechos). En dicha nota hace referencia a «respetados homosexuales» que han difundido el bulo. Y resulta que una vez más, como la derecha nos tiene acostumbrados, se invierte la carga de la prueba y con una falaz argumentación, pide que declare el presidente Chávez si es cierto o no que es homosexual en lugar de que fueran los otros quienes aportaran, en el supuesto negado de que existieran, las pruebas, como sería lógico.

Me imagino que el Sr. Ansón, como egregio miembro de la Real Academia Española, no ha tenido que hacer una declaración pública acerca de su condición sexual, religiosa o cualquier otra. Como personaje avezado a nadar en las aguas de las «democracias orgánicas» puedo deducir que tuvo que reprimir durante mucho tiempo su espíritu defensor de las minorías sexuales.

No obstante nos queda la duda de la pretensión del Sr, Ansón en dicho artículo. Si los homosexuales son personas que no merecen una discriminación, ¿por qué hay que pedirles que hagan declaración manifiesta de su condición? Y si han de hacer esa declaración ¿no será que en el fondo subyace el hacer listas de «homosexuales» por si acaso llegan tiempos distintos? ¿Por qué utilizar la figura del Presidente Chávez para «defender» los derechos de este respetado colectivo? Tal vez porque era la última lista de proscritos elaborada desde la derecha en la que no lo habían incorporado.

Conocida la trayectoria del Sr. Ansón al lector le puede asaltar la duda acerca de esa defensa de una minoría como los homosexuales. Supongo que en el fondo es una forma más de intentar denostar la figura de un presidente electo que incorpora unas formas de gobierno y de organización social molestas para la derecha. Muy a pesar del Sr. Ansón, en Venezuela hay una revolución en desarrollo que ni la más atroz de sus mentiras va a detener.

Señor Director, guardo la esperanza de que esta carta sea publicada en su medio en claro cumplimiento del derecho de réplica.

Elba Martinez Vargas
Encargada de Negocios a.i.
Embajada de la República Bolivariana de Venezuela
Ante el reino de España


A continuación artículo íntegro publicado en el diario El Mundo del viernes 7 de septiembre

Chávez y la homosexualidad
Luis María Ansón

En Venezuela, la inmensa mayoría de hombres y mujeres tienen los ojos de color marrón o negro; una minoría, azules. Es cosa de la naturaleza. Sería absurdo que se discriminase en derechos políticos, sociales o fiscales a los hombres o mujeres de ojos azules. En aquel gran país iberoamericano, la inmensa mayoría de hombres y mujeres son heterosexuales; una minoría, homosexuales. Es cosa de la naturaleza. Sería absurdo discriminar política, social o fiscalmente a gays y lesbianas. Desde la tiranía comunista de Castro en Cuba a la Arabia Saudí de su dictadura sátrapa, todavía son muchos los países en que se niegan derechos elementales a los homosexuales.

Habrá que convenir que, en las democracias occidentales, se ha terminado, en mayor o menor proporción, con las incomprensiones, injusticias o persecuciones contra los sectores homosexuales. Hoy, en las naciones gobernadas por una democracia pluralista, el ciudadano medio acepta la realidad homosexual sin discriminaciones ni mofas ni vejaciones. Llamar a un hombre, homosexual, o a una mujer, lesbiana, no es ya un insulto sino, por el contrario, en muchos casos robustece el orgullo gay.

Digo todo esto para que no quede duda de que no trato de ofender a nadie al hacerme eco de lo que muchos homosexuales serios afirman a través de internet del caudillo venezolano. Aseguran que es gay aunque no haya salido del armario. Como ocurre con los masones, que no tienen ya por qué ocultarse puesto que nadie les persigue, los homosexuales saben que pueden desalojar el armario sin ningún problema. Parece lógico que si un presidente es masón, testigo de Jehová o del Opus Dei, la nación que gobierna lo sepa. Y también que si un presidente es gay, su país tenga conocimiento de esta condición.

Varios grupos de homosexuales venezolanos se congratulan de la realidad sexual que atribuyen al caudillo que les gobierna con métodos calcados, por cierto, del castrismo más ortodoxo. Ni salgo ni entro en la cuestión porque la desconozco. Eso sí, a mí me parece que la opinión pública del gran país hispanoamericano tiene derecho a saber si es cierto o no lo que esos colectivos afirman. Incluso algún embajador de renombre asegura lo mismo sin la menor intención peyorativa, puesto que hoy ser gay en las democracias occidentales es sólo un dato más del que la inmensa mayoría de los afectados se enorgullece.

El caudillo Chávez imita al tirano Castro hasta en la longitud desmesurada de sus discursos. No estaría de más que dedicara unos minutos de su verborrea incontenible a aclarar lo que tantas gentes aseguran en su país. Eso contribuiría a consolidar en Venezuela, lo conquistado ya en España, Holanda, Dinamarca y otras naciones europeas: que los heterosexuales trabajemos en las empresas, sin burlas ni rechazos hacia los homosexuales. El problema de Chávez no es, en todo caso, su condición sexual sino el sistema político que trata de implantar y que supone extirpar de raíz cualquier vestigio de libertad política. El nuevo caudillo ha decidido ya, como Castro, que su magistratura sea vitalicia y, con la ayuda de los agentes castristas y la miopía del mundo occidental, avanza cada día en el programa socialista soviético que ha decidido imponer en Venezuela.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española