A pesar de que Lula llegó al poder haciendo campaña contra el ALCA, un plan que calificó como «un proyecto de EEUU para anexionarse a Latinoamérica», esta es la primera vez desde que inició su mandato hace ahora casi dos años y medio que el mandatario hace mención a su escaso o nulo interés en avanzar en esta estrategia de integración regional impulsada por Washington.
En Washington no se lo podían creer. Tampoco en Miami desde donde partió esta semana hacia Brasilia una delegación presidida por la secretaria del Estado de Florida, Glenda Hodd, para hacer campaña a favor de esta ciudad como candida a ser sede del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y tantear la predisposición del Gobierno de Lula a seguir negociando la puesta en marcha de este proyecto. Según ha asegurado a Americaeconomica.com uno de los miembros de esta misión, la Administración brasileña mostró su compromiso de seguir adelante. Pero horas después, Lula aseguraba que el ALCA no estaba en su agenda. La sorpresa fue mayúscula.
A pesar de que Lula llegó al poder haciendo campaña contra el ALCA, un plan que calificó como «un proyecto de EEUU para anexionarse a Latinoamérica», esta es la primera vez desde que inició su mandato hace ahora casi dos años y medio que el mandatario hace mención a su escaso o nulo interés en avanzar en esta estrategia de integración regional impulsada por Washington y que se tenía que haber puesto en marcha en enero de este año según el calendario previsto. De Hecho, Brasil es co presidente del ALCA junto a EEUU, un mecanismo que se creó para intentar solventar las diferencias entre ambos países.
Sus declaraciones causaron un gran revuelo, pero pocas horas después, el portavoz de la cancillería brasileña matizó las palabras del presidente: «(Lula) no quiso decir que Brasil no esté interesada en el ALCA o que quiere retirarse sino que en los últimos dos años Brasil ha recurrido a nuevas formas de negociación».
Las palabras del mandatario brasileño fueron las siguientes: «Desde hace dos años no se discute el ALCA en Brasil. Lo quitamos de nuestra agenda. ¿Y cómo? Fortaleciendo el Mercosur, creando la Comunidad Sudamericana de Naciones y tratando de establecer una nueva forma de relacionarse entre los países de América del Sur». Esta fue la frase textual que dijo Lula durante su intervención en el congreso de la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT) que se celebró el miércoles en Brasilia. Quizá las peculiaridades del público animaron a Lula.
Precisamente un par de días antes de estas declaraciones, los ministros de Exteriores de los 12 países latinoamericanos que integran el proyecto de la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) se reunieron en Brasil con el fin de dar forma a este nuevo bloque que pretende emular el ejemplo de la Unión Europea (UE) y convertir el subcontinente en una zona de libre comercio con unas infraestructuras físicas y una red energética común y dotada de una organización política integrada. El CSN es, además un buen caldo de cultivo para la puesta en marcha de la Alternativa Bolivariana al ALCA (ALBA), que impulsa el presidente venezolano, Hugo Chávez. Una iniciativa que tiene como único objetivo dar la espalda a Washington.
Sorpresa. Parece obvio que la aclaración del portavoz de la cancillería brasileña era necesaria. Pero no impidió que los impulsores del ALCA se llevaran un buen susto. Entre ellos están los propios empresarios brasileños. En un reciente informe publicado por la Federación de Indistrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp) se admite que el Mercosur es un freno para Brasil en las negociaciones para crear el ALCA y concretar un acuerdo con la Unión Europea (UE).
La delegación de Florida que visitó esta semana Brasil también estaba boquiabierta. Las palabras del presidente llegaron a sus oídos justo a su regreso a Miami. El presidente ejectutivo del ALCA Florida, Jorge Arrizurieta, quien participó en esa misión, reconoció a Américaeconomica.com que las declaraciones le sorprendieron, «más aún cuando el Gobierno brasileño nos comunicó todo lo contrario».
Arrizurieta califica de «interesante» el hecho de que un portavoz del Ministerio de Exteriores haya tenido que salir a aclarar el mensaje del presidente. Según él, este tipo de cosas «suele formar parte de estos procesos de negociación».
El presidente ejecutivo del ALCA explicó que la delegación mantuvo un encuentro con el ministro de la Presidencia de Brasil y la mano derecha de Lula, José Dirceu, quien les comunicó la intención del Gobierno de Brasil de seguir adelante con las negociaciones.
Las palabras de Lula causaron aún más estupor por el momento en el que se pronunciaron. Además de la visita de esta delegación de Florida, la semana que viene se trasladará a Brasilia nada menos que la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice. Y su principal misión es precisamente preparar una reunión bilateral entre Brasil y EEUU que se celebrará previsiblemente en junio o julio y que tiene como objetivo exclusivamente desbloquear las negociaciones del ALCA. La visita de Rice ha sido concienzudamente preparada por el Gobierno de Brasil. Hace unos días una delegación de la Administración de Lula viajó a Washington para concretar los detalles.
Otra cosa es que finalmente el encuentro se produzca. En febrero de 2005, los representantes de Brasil y EEUU se reunieron para intentar desbloquear las conversaciones y se fijó un encuentro para el mes de marzo que finalmente fue cancelado.
La reunión. Pero quizá ahora cambien las cosas, a pesar de que las palabras de Lula hacían pronosticar lo contrario. Arrizurieta se muestra convencido de que esta vez sí se celebrará la reunión y atribuye la falta de fecha al hecho de que todavía no estén preparados todos los detalles, «por eso no se ha fijado de forma definitiva pero se hará probablemente tras la visita de Rice». El funcionario del ALCA cree que durante la visita de la secretaria de Estado de EEUU «se declarará que desde el punto de vista político, el ALCA es una prioridad tanto para Brasil como para EEUU». Y agrega, «si se produce finalmente la reunión podría anunciarse algún paso importante».
Puede que haya acuerdo político, pero las dificultades que han impedido avanzar siguen ahí. Esta misma semana, para acabar de rematar el rifirrafe generado por las declaraciones de Lula, la Agencia de Contabilidad del Congreso (GAO) de EEUU presentaba un informe sobre la marcha del ALCA a petición de la Cámara baja.
En su estudio, esta organización afirma que EEUU y Brasil son los principales responsables del fracaso de la puesta en marcha de este proyecto. La actitud de Lula durante la visita de Rice podrá desmentirlo por la parte brasileña.
Por la de EEUU ya se ha encargado de hacerlo la Oficina del Representante para el Comercio Exterior (USTR) que afirma que el informe «no ha dado suficiente importancia a los esfuerzos de EEUU para hacer progresos».
La USTR afirma que el estudio sobre el ALCA refleja de forma muy pobre los progresos y los problemas que ha habido en las negociaciones en los pasados dos meses, «lo que es un hecho desafortunado dado el papel tan importante que tiene el GAO en informar al Congreso y al público en general sobre los asuntos de la política pública».
A la USTR lo que más le ha molestado es la afirmación de que tanto Brasil como EEUU son los culpables de la lentitud de las negociaciones, y en concreto destaca la postura estadounidense sobre las ayudas agrarias, el acceso a los mercados agrícolas y la propiedad intelectual. Según este departamento, «falta una descripción del contexto en el que se desarrollan las conversaciones y omite o rebaja los pasos clave que ha realizado EEUU en 2003 y en 2004 para avanzar en las negociaciones».
La respuesta. La GAO contesta y explica que su afirmación de que Brasil y EEUU son los responsable del bloqueo de las negociaciones está basada en la evidencia, «tenemos claros indicios de que EEUU y Brasil jugó un papel clave en la dinámica de las negociaciones como presidentes del ALCA y como promotores de diferentes visiones (del ALCA)», y añade que «los desacuerdos entre estos dos países fueron la causa más importante del actual impasse (en las negociaciones)».
Algunos observados estadounidenses cercanos a las negociaciones del ALCA se muestran de acuerdo con la USTR y afirman que el estudio «no hace suficiente hincapié en lo que realmente se está discutiendo en estas negociaciones, en las que 34 países voluntariamente se han reunido para completar el acuerdo de libre comercio más grande del mundo», y agregan que «pensar que esto se puede hacer en poco tiempo no es real».
Parece que el ALCA sigue vivo a pesar de todo. O al menos se están tomando muchas molestias para que así sea, sobre todo desde Washington. El presidente George Bush necesita urgentemente nuevos mercados para sus empresas que estimule las exportaciones y el crecimiento económico, y así se lo ha dicho esta misma semana a los congresistas, a quienes les ha presionado para que aprueben el tratado de libre comercio con Centroamérica (Cafta). Un paso más para lograr imponer el ALCA en la región.