SAN PABLO.- En respuesta a las sucesivas presiones norteamericanas para que Brasil aumente la vigilancia de la triple frontera de este país con Paraguay y la Argentina, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se prepara para militarizar la región. Aviones, lanchas patrulla de alta velocidad, radares, un centro de inteligencia y casi tres […]
SAN PABLO.- En respuesta a las sucesivas presiones norteamericanas para que Brasil aumente la vigilancia de la triple frontera de este país con Paraguay y la Argentina, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se prepara para militarizar la región.
Aviones, lanchas patrulla de alta velocidad, radares, un centro de inteligencia y casi tres centenares de agentes custodiarán el lado brasileño de la confluencia de las tres fronteras, considerada el epicentro del contrabando, el narcotráfico, la piratería, el tráfico de armas y, aunque nunca fue comprobado, posible foco de terrorismo islámico.
Según información de la policía federal brasileña, en noviembre Lula inaugurará un cuartel general de la fuerza en Foz do Iguaçú junto con una Unidad Especial que se dedicará a custodiar el lago formado por la represa de Itaipú, la mayor central hidroeléctrica del mundo, y el río Paraná.
«Queremos demostrar que el gobierno está reforzando la seguridad, haciendo un blindaje de esa región», le dijo al diario O Globo el jefe de la policía federal, Paulo Lacerda.
Hasta hace apenas unas semanas, la televisión brasileña mostraba el contrabando hormiga en el paso entre Paraguay y Brasil. La práctica más común es arrojar los productos desde el Puente de la Amistad, que une a Foz con Ciudad del Este (Paraguay). Debajo del puente, los productos son recogidos, cargados en camiones e introducidos en el mercado brasileño.
En respuesta a las quejas constantes de Estados Unidos por la falta de vigilancia de esa región, Brasil aspira a convertir Foz do Iguaçú en una base policial «modelo». Además de dos lanchas patrulla que ya navegan en el lago de Itaipú, será incorporado un avión Cessna 210 o un Sénica 4, que sobrevolará constantemente la zona. La policía considera que con la nueva infraestructura quedarán cubiertos 97 flancos fronterizos de ingreso a Brasil en la región sur.
La información recogida por los aviones, lanchas, destacamentos y agentes de inteligencia desplegados será concentrada y analizada en un cuartel general de la policía federal que tendrá 8000 metros cuadrados de superficie y que, según publicó O Globo, contará con un laboratorio de criminalística y un centro de inteligencia. También serán incorporadas a la red de vigilancia las cámaras y radares que la represa de Itaipú utiliza para evitar sabotajes.
La ausencia de vigilancia en la región ocasionó un flujo de actividades ilegales. Armas militares argentinas -así como fusiles FAL encontrados en poder de narcotraficantes de Río de Janeiro- ingresan en Brasil a través de Paraguay. También se convirtió en una ruta de ingreso de contrabando de mercaderías hacia el territorio brasileño, así como en una vía de salida de autos de lujo robados en Brasil.
Pero fueron las acusaciones de que células terroristas estarían funcionando en Foz -ciudad habitada por la mayor comunidad libanesa fuera del Líbano- las que ejercieron mayor presión en las autoridades brasileñas, presiones que se redoblaron a partir de los atentados del 11 de septiembre. Organismos de inteligencia de los Estados Unidos llegaron a filtrar la información, nunca confirmada, de que Osama ben Laden habría estado en la triple frontera poco antes de los atentados.
En noviembre de 2002, la CNN informó que, según fuentes de inteligencia, el lado brasileño de la triple frontera se había convertido en el lugar preferido de reunión de dirigentes de Hezbollah y Al-Qaeda. Varios nombres de supuestos dirigentes de Hezbollah, así como mezquitas que funcionan del lado brasileño y paraguayo, fueron identificadas como supuestos lugares donde se recaudan fondos o se reclutan terroristas.
Sin embargo, ante cada acusación, la respuesta de las autoridades diplomáticas brasileñas ha sido siempre la misma: no se detecta presencia terrorista en la región.
El centro de vigilancia e inteligencia en la región apunta a responder de forma más concreta a las denuncias y a las amenazas de los Estados Unidos de penalizar a Brasil por no cohibir, al menos, el flujo de piratería -de música, software, películas, electrónicos, ropa y calzado- que todavía tiene lugar en la triple frontera a cielo abierto.