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Machado de Assis, el imperialismo Potiomkin estadounidense y el golpe de estado en Brasil

Fuentes: Rebelión

1. El personaje narrador, Braz Cubas, en el prólogo de la novela, Memorias póstumas de Braz Cubas (1881), del escritor brasileño Machado de Assis (1839-1908), dedica al lector sus memorias de difunto autor más que de autor difunto, señalando: «[…] que la gente seria hallará en el libro unas apariencias de pura novela, mientras que […]

1.

El personaje narrador, Braz Cubas, en el prólogo de la novela, Memorias póstumas de Braz Cubas (1881), del escritor brasileño Machado de Assis (1839-1908), dedica al lector sus memorias de difunto autor más que de autor difunto, señalando: «[…] que la gente seria hallará en el libro unas apariencias de pura novela, mientras que la gente frívola no hallará en ella su novela usual; he aquí que se la priva de la estima de los serios y del amor de los frívolos, que son las dos máximas columnas de opinión» (MACHADO DE ASSIS, 1960:97).

2.

Antes de proseguir, es importante registrar que la novela del escritor brasileño de los siglos XIX y XX, Joaquim Machado de Assis, tiene, en su trama, un narrador muerto, Braz Cubas, quien narra su propia historia, la de la época en que estaba vivo, doble condición -la del muerto que cuenta sus memorias vivo- (1) que será fundamental para el desarrollo de este ensayo, porque, como es posible inferir del fragmento antes precitado, es el narrador muerto que señala que su ficción, la novela Memorias póstumas de Braz Cubas, estará privada de la estima de los serios y del amor de los frívolos, de donde es posible deducir que estos últimos, serios y frívolos, son los vivos, argumento que siempre presupone su opuesto: si los vivos son frívolos y serios es porque tal vez son los verdaderos muertos y, a su vez, si estos, los muertos, no son ni frívolos ni serios, tal vez son los verdaderos vivos.

3.

En diálogo con el citado fragmento de la novela de Machado de Assis, es posible definir el estado de excepción como una especie de alianza fatal entre el perfil supuestamente serio del soberano y la ingenuidad de los súbditos; dicotomía que puede ser traducida simplemente por la relación entre explotadores y explotados, a través de la cual, estos, serían los frívolos; y, aquellos, los serios, al mismo tiempo muertos y vivos.

4.

De donde se deduce: sin el ingenuo no existirá el supuestamente serio y sin este el ingenuo no lo será más.

5.

En términos de Marx y Engels, para dialogar con el libro La ideología alemana (1846): «Las ideas de la clase dominante son, en cada época, las ideas dominantes, esto es, la clase que es la fuerza material dominante de la sociedad es, al mismo tiempo, su fuerza espiritual dominante» (MARX, 2007: 47); fuerza que se impone porque la clase dominante es la que, detentando los medios de producción, decreta el estado de excepción sobre el conjunto de los explotados, dividiendo ideológicamente al mundo entre los serios y los ingenuos.

6.

Entre, pues, opresores y oprimidos: esos muertos vivos.

7.

A propósito, la primera hipótesis de este ensayo es: la ideología de la clase dominante tiene como base la institución de la relación opresor y oprimido, presentando siempre al primero como serio y al segundo como frívolo.

Al respecto, el crítico literario Roberto Schwartz (Viena, 1938), en su libro Un maestro en la periferia del capitalismo (1990), sostuvo que la literatura de Machado de Assis se identificó por representar a la clase dominante brasileña del siglo XIX como frívola, razón suficiente para señalar que el narrador de Memorias póstumas de Braz Cubas, en la condición de difunto autor, al inscribirse fuera de la relación entre serios e ingenuos, puesto que «privado de la estima de los serios y del amor de los frívolos», evidencia de alguna forma que la propia existencia de serios y frívolos indica a ambos, a la vez, como frívolos y serios, lo que equivaldría a decir que el opresor lo es porque existe el oprimido y este lo es porque existe el opresor, en diversos contextos en que ambos se matan en la misma eterna trama histórica de la tradición del oprimido.

8.

En este sentido, el narrador, Braz Cubas, como representante de los propietarios, sería un frívolo, no sólo en el sentido de ingenuo, sino de idiota, banal, vanidoso, alienado. Al señalar la posición social frívola del narrador, en tanto vivo, Machado de Assis, bajo este punto de vista, no se distanciaría de los escritores realistas del siglo XIX (2), como Gogol, Flaubert, Dickens e incluso Victor Hugo y Zola (3), esbozando, en Memorias póstumas de Braz Cubas -pero no sólo- la estructura social concreta del Brasil del siglo XIX, dividida en tres segmentos: clase propietaria, agregada y esclavos.

9.

La clase propietaria, representada por el personaje Braz Cubas, porque el narrador inscribe el perfil del soberano. Éste, con su frivolidad, transforma todo lo que es sólido en nada, en nihilismo, en muerte, cuanto más vive su bestia, idiota, frívola vida.

10.

Transforma, por lo tanto, la vida real, la del mundo del trabajo esclavo, en vida desnuda, matable, para dialogar con Agamben (2002).

11.

De ahí en adelante se llega a la segunda hipótesis de este ensayo: tal como el personaje/narrador Braz Cubas, el soberano (la clase dominante) es no sólo la que mantiene la idea dominante de una época dada, sino también la que pone patas arriba al planeta, transformando la frivolidad de sus representaciones del mundo en falsa conciencia.

12.

Si bajo este punto de vista, con Carl Schmitt, en Teología política (1922) el soberano es definido como aquel que decide el estado de excepción, no sería absurdo decir -y si lo fuera, no hay problema- lo siguiente: la ideología, entendida como falsa conciencia, como frivolidad, decide el estado de excepción de una época dada, pero lo hace a partir del siguiente argumento de Giorgio Agamben, sacado del libro Medios sin fin. Notas sobre la política (Pre-Textos, 2001): «El soberano es aquel que guarda la relación entre la ley y la violencia».

13.

Es, pues, aquel que guarda la relación de la frivolidad, sus ideas dominantes, su en-sí-universal como falsa conciencia-de-sí universal, con la nada, la muerte, el nihilismo, de los explotados del mundo, argumento que propicia el siguiente diálogo con el trozo a citar de la Parte II de la Fenomenología del espíritu (1807), del teólogo Hegel:

Por lo tanto, lo que cuenta no es el conocimiento universal en general sino el/su conocimiento de las circunstancias. En el deber, como ser-en-sí universal, el Sí introduce el contenido, que extraje de su individualidad natural; porque es el contenido presente en él mismo. Este contenido se vuelve, a través del medio universal en el que está, el deber que él práctica; y por eso mismo, el puro deber vacío es puesto como algo preasumido o como momento. Este contenido es su vacío preasumido o el/su llenado (HEGEL, 1993: 128).

14.

Si Hegel, en la relación sujeto y objeto, afirma el lugar de la experiencia sensible como un ser-en-sí universal, aunque precario, porque funciona como síntesis de una dialéctica que sólo tendría punto de llegada con el advenimiento del espíritu absoluto, no será casual que, en el trozo citado, argumente que el contenido, esto es, el sujeto histórico real, es al mismo tiempo el vacío y el llenado; vacío porque, en el contradictorio movimiento de la dialéctica, niega una tesis ya dada, como completada por el momento histórico y, al hacerlo, instaura un vacío, entendido con la apertura del tiempo histórico hacia el espíritu absoluto; apertura que, a su vez, tiende a volverse una tesis, un tiempo realizado por el sujeto, un contenido en sí, que vuelve igualmente vacíos y llenos sujetos y objetos, hasta el mítico momento del absoluto, en el cual sujeto y objeto se volverían uno y otro, fuera de la contradicción.

15.

Como se sabe, aunque teólogo, Hegel es el filósofo, aunque en el plano de las Ideas, de la contradicción, el motor de su historia universal, entendida como la mesiánica preparación para el advenimiento del sujeto absoluto. Tal preparación se da como dialéctica: tesis, el llenado, el momento realizado; antítesis, el sujeto vacío que desafía al lleno, la tesis existente, y así instaura una síntesis, que se transforma en un nuevo llenado, en una nueva tesis, exigiendo del sujeto que se agite en el vacío, para contestar lo que existe, la separación entre sujeto y objeto, el señor y el esclavo, con el fin de contribuir a la aparición del espíritu absoluto.

16.

Bajo este punto de vista, se pregunta: ¿qué es el vacío? Se inaugura así la tercera hipótesis de este ensayo: el vacío es, bajo la óptica del soberano, la clase dominante, la relación entre la ley y la violencia; ese intervalo a partir del cual la clase dominante decreta el estado de excepción entre los objetos, los esclavos, los explotados.

17.

Así, la clase dominante sería la falsa conciencia-en-sí, como síntesis ideológica dominante en una época dada, de lo que se concluye que el soberano es aquel que decreta el estado de excepción contra su propia síntesis: el sistema jurídico de una época dada.

18.

Y decreta porque, como falsa conciencia, se presenta como el propio espíritu absoluto; la frívola conciencia-en-sí que manipula la ley a su antojo, violentando de paso a los explotados de la Tierra e imponiendo así un golpe de Estado (burgués) planetario.

19.

Si el vacío puede ser interpretado como el gesto violento impuesto por el soberano contra la propia síntesis de su falsa ideología (la de dividir el mundo como farsa, entre los serios, los oligarcas; y los frívolos, las clases dominadas), ¿como sería el vacío para los oprimidos de la Tierra?

20.

Surge a partir de ahí la cuarta hipótesis de este texto: para los oprimidos el lugar del vacío no debe ser desplazado a la instancia de aquello que el narrador/personaje de Memorias póstumas de Braz Cubas llamó grave o serio.

21.

De antemano, el vacío es el lugar de la literatura, presupuesto de la narrativa de Machado de Assis: este libro no es ni para los serios ni para los frívolos.

22.

Vale decir: el vacío de los oprimidos desoprimiéndose descarta la primera hipótesis de este ensayo, la que señala que la relación entre el serio y el ingenuo es el método de la farsa del soberano, método a partir del cual éste decreta el derecho de muerte sobre la vida desnuda, mortal, matable, nihilista.

23.

Por lo tanto, la cuestión de base, en lo relativo al vacío, para los condenados de la Tierra, no debe ocurrir a través del simple cambio de posición: el soberano sería el frívolo y, en una supuesta inversión del platonismo, el oprimido sería el solemne, el serio.

24.

El vacío, para el oprimido desoprimiéndose sólo tiene un método: la eliminación de la farsa del soberano y, por lo tanto, del propio soberano, a través de la afirmación de la dialéctica, ahora ya no más la de Hegel, sino la propuesta por Marx y Engels: el vacío de la dialéctica, como afirmación de un futuro que no existe, se da por la lucha de clases y por lo tanto por el advenimiento en devenir de una sociedad sin clases.

25,

El vacío es la sociedad sin clases. El lugar inmanente del espíritu absoluto de Hegel; lugar que no puede ser absoluto, transformándose simplemente en la instancia a partir de la cual se produce la igualdad por medio del fin de la relación entre señores y esclavos; entre serios y frívolos.

El golpe de Estado en Brasil

26.

Primero que todo, teniendo en cuenta la primera y la cuarta hipótesis de este ensayo, se llega finalmente al momento de analizar el golpe de Estado en curso en Brasil, internamente, por medio de la orquestación de sectores mayoritarios del poder judicial, la Policía Federal, el Ministerio Público y, para variar, de las corporaciones mediáticas, con la delantera de las Organizaciones Globo, de los diarios Folha de São Paulo y Estadão, de las revistas Veja y Época, decidiendo, por fuera del marco legal brasileño, el estado de excepción del y para el imperialismo estadounidense, esta eminencia gris externa que manipula, sin límites de ninguna especie, la relación entre la ley y la violencia, para retomar al Agamben de Medios sin fin, porque sus fines son, en sí mismos, medios golpistas.

27.

Los científicos sociales brasileños, Octavio Ianni, de Imperialismo y Cultura (1976) y Caio Prado Jr., de La revolución brasileña (1966), serán retomados para el análisis histórico del golpe de Estado en curso.

28.

Del Octavio Ianni de Imperialismo y Cultura principalmente dos argumentos merecen ser destacados: uno, vinculado al modelo del estado de excepción del imperialismo yanqui después de la II Guerra Mundial, que decreta soberanamente el estado de excepción a escala planetaria, principalmente en su patio trasero geopolítico, América Latina, orquestando la relación entre la violencia y la ley contra cualquier vestigio nacionalista mínimamente soberano, incluso limitado al Estado burgués; otro, a su vez, relacionado con el siguiente trozo del citado libro: «En la historia de las relaciones diplomáticas entre EE.UU y los países de América Latina, los problemas culturales no son, obvio, los más importantes. Pero están siempre presentes. Ellos son mencionados con frecuencia como indispensables para el mantenimiento y el perfeccionamiento de la comprensión y la «solidaridad» entre los países del hemisferio. Los acuerdos, tratados, pactos y programas, bilaterales y multilaterales se refieren a veces de manera extensa y específica a problemas de cooperación cultural, acción cultural coordinada o simplemente educación, ciencia y cultura» (IANNI, 1976: 45).  

29.

Lo que Ianni llamó «cooperación cultural» y «acción cultural coordinada», en el fragmento citado, este ensayo, en diálogo con el Fredric Jameson (Cleveland, 1934) de La cultura del dinero (2002), lo designa como desdiferenciación entre economía y cultura y política, en la dinámica de dominación del imperialismo gringo.  

30.

Bajo el pretexto de una supuesta cooperación cultural, desde el fin de la II Guerra Mundial, el imperialismo estadounidense ha insertado sistemáticamente cláusulas contractuales comprometidas con la expansión colonizadora de su industria cultural, tecnológica, académica, jurídica, militar, en tratados de libre comercio firmados por distintos países del mundo, incluso en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio, del FMI, del Banco Mundial con el objetivo explícito de agringar al mundo por medio de la producción efectiva de un absoluto estado de excepción planetario: el Estado -de excepción- mundial de los Estados Unidos de América o simplemente, actualizando, el Imperialismo Yanqui de los Estados Unidos del Mundo.

31.

Este proyecto de dominación planetaria no sería posible sin el imperialismo cultural gringo, con su disneylandización de todas las dimensiones de la sociedad: la económica, la cultural, la política, la subjetiva; disneylandización basada, retomando a Machado de Assis, en la universalización del punto de vista frívolo, vector de toda la humanidad derrotada, incluso en lo que dice respecto a las guerras, ahora concebidas como frivolidades de los pueblos y sus no menos frívolas culturas religiosas e identidatarias.  

32. 

Así, con Ianni y al tiempo apartándose un poco de él, los problemas culturales no son, nunca son, los más importantes. Sin embargo, teniendo en cuenta el modelo de realización del imperialismo yanqui, dichos problemas culturales pasan a ser los más importantes, puesto que contaminan a todos los otros problemas y posible soluciones, haciendo todo lo demás insignificante.

33.

Existe, pues, un proyecto de mundialización de la frivolidad orquestado y llevado a cabo cotidianamente por la industria cultural bajo el dominio anglo-sajón, gringo.

34.

Este modelo, si está instalado en el día a día de los pueblos, es la garantía del golpe estructural del imperialismo yanqui.

35.

Bajo este punto de vista, si fuera considerado el golpe militar/empresarial de 1964, en Brasil, que destituyó del poder al entonces presidente João Goulart, se pregunta: ¿cuál era el objetivo, digamos, primario del golpe, en términos de su perpetuación en el cotidiano social brasileño?

36.

La respuesta es simple. El objetivo primario del golpe militar/empresarial de 1964 era el de instalar la hegemonía de la frívola cultura enlatada del imperialismo gringo en el cotidiano social brasileño, independiente de las posiciones de clase. El objetivo, pues, era al mismo tiempo separar y unir los tres segmentos de clase colonialmente estructurados en el contexto histórico de Brasil: los dueños de los medios de producción, esto es, los oligarcas; la clase media, esto es, la agregada; los pobres, esto es, los esclavos.

37.

Y, ¿qué significa, en este caso, separar y unir? Nuevamente el término usado por Jameson, «desdiferenciación», parece bastante oportuno: el reto del golpe militar del 64 en Brasil fue el de «desdiferenciar» los segmentos de clase colonialmente estructurados de nuestra trágica historia colonizada, para de esa manera, por medio de la amalgama de la frívola cultura enlatada del imperialismo yanqui, producir el efecto ideológico de un país sin división de clases.

38.

La frivolidad de la industria cultural gringa es este «contrato social» presente y omnipresente en los intercambios comerciales e institucionales entre los países y el imperialismo estadounidense; contrato que el golpe del 64 en Brasil ratificó produciendo el que es posible llamar «comunismo de y en la cultura de masas», de tal modo que oligarcas, agregados y esclavos seamos el mismo estrato cultural enlatado, frívolo, desde el punto de vista estético, narrativo, tecnológico, subjetivo.

39.

Claro está que este «comunismo de la frivolidad universal» tiene como objetivo reemplazar al comunismo real, basado en la eliminación de las clases antagónicas (propietarios y huérfanos de los medios de producción, oligarcas y esclavos), para la consecución de una sociedad sin clases, efectivamente.

40.

«El comunismo de la cultura frívola», producto principal del imperialismo yanqui sostiene, subyacente, su lado grave, serio, a saber: cambiar todo para no cambiar nada (4) , lo que equivale a decir: mantener la misma estructura de clase, con una única posibilidad, en consecuencia: el fin de los agregados o de la clase media, por medio de la naturalización de la relación social (fetichizada, como sea que está basada en la frivolidad) entre oligarcas y esclavos.

41.

Ahí radica la fórmula unir y separar: la «desdiferenciación» entre las clases antagónicas, por medio del «comunismo de la cultura frívola», uniéndolas como trampa ideológica; y su separación efectiva, real, por medio de la naturalización no menos ideológica de la estructura de clases históricamente impuesta por los colonizadores de ayer y de hoy.

42.

El objetivo del «comunismo de la cultura frívola» es, pues, el de constituirse como cortina de humo de la historia real, naturalizándola, eternizándola (5).

43.

Es esta historia concreta, realmente existente, de la cual trata Caio Prado Jr. en el libro La revolución brasileña (1966), que merece ser analizada, porque encarna el autogolpe instalado por los primeros colonizadores, los portugueses, ratificándose en los segundos, los ingleses; y disimulado por los terceros, los imperialistas yanquis, por medio de la generalización cultural de la frivolidad entre oligarcas, agregados y esclavos. 

44.

En el citado libro, Caio Prado Jr. argumenta que la revolución brasileña históricamente sostiene el siguiente reto: producir la independencia política para al mismo tiempo activar el fin de la esclavitud.

45.

Se destaca, en este caso, la expresión «al mismo tiempo», porque la independencia política sólo será efectiva cuando la esclavitud -entendida como el abandono histórico del pueblo brasileño para su propia desgracia- sea realmente eliminada.

46.

El principal error de las administraciones del Partido de los Trabajadores (PT), con Lula da Silva y Dilma Rousseff, bajo este punto de vista, fue el de haber intentado producir nuestra independencia política frente al imperialismo gringo (por ejemplo, vía BRICS) sin tocar la estructura de clases o haciéndolo a partir de la «mirada de los frívolos», al vender la ilusión de que la independencia política se conquista con el ascenso de los esclavos a la condición de agregados, esto es, de clase media; ascenso -ahí está la trampa ideológica- ratificada por el consumo y por la universalización del «comunismo de la cultura enlatada» del imperialismo estadounidense.

47.

Este modo peteísta de gobernar afectó ligeramente la estructura de clases tradicional, la división «seria» entre oligarcas, agregados y esclavos, al producir la inserción de cuarenta millones de brasileños, colonialmente esclavizados, a la condición de agregados, lo que generó el inconformismo primero que todo de los «agregados» históricamente determinados, a saber: la clase media fundamentalmente blanca.

48.

Con la caída de los commodities, incluyendo el petróleo, Dilma Rousseff tuvo serias dificultades de mantener este proceso de inserción de los brasileños históricamente excluidos al mundo de los agregados/clase media, lo que la llevó a hacer concesiones inaceptables al inicio de su segundo mandato, enero de 2015, al nombrar como Ministro de Hacienda a Joaquim Levi, un neoliberal de la Escuela de Chicago (6).

49.

La inflexión de Dilma Rousseff hacia la derecha, es derivada de dos serios equívocos. El primero tiene relación con una falsa imagen de los dos mandatos de Lula da Silva; imagen cultivada incluso por éste último, a saber: la de que las concesiones al capital realizadas en su primer mandato, con la llamada «Carta a los Brasileños», habría sido «el puntapié» inicial del éxito en su segundo mandato, en un momento de reestructuración de la economía brasileña, con inflación galopante, intereses estratosféricos y crisis en la balanza de pagos. 

50.

Tal lectura del éxito del primer mandato de Lula da Silva está distorsionada. Lo que lo salvó, volviéndolo mundialmente conocido, fue la inflexión a la izquierda de su segundo mandato, en función del golpe que sufrió al final del primero, sobre todo teniendo en cuenta el periodo electoral.

51.

Este no es un fenómeno sólo brasileño. Ocurrió en toda América Latina. Hugo Chávez, por ejemplo, para citar el caso más fascinante, nunca fue un hombre de izquierda, en el sentido marxista del término. Lo que lo empujó a la izquierda y le hizo incorporar más cada vez una agenda revolucionaria, en que la cuestión de la lucha de clases pasó a ser piedra de toque de su gobierno, fue la insistente práctica golpista de la oligarquía venezolana, siempre maniatada por el imperialismo estadounidense.

52.

Existe un racismo colectivo entre los integrantes de las oligarquías latinoamericanas que también afecta a los agregados, las clases medias. Cualquier indicio de inclusión de la parte tradicionalmente «esclavizada», la inmensa mayoría, aunque escaneada por el capital, es visto inmediatamente como inaceptable.

53.

El populismo latinoamericano es una derivación de este asunto: populistas, en el sentido demagógico del término, son los gobiernos que extienden las manos a las mayorías abandonadas históricamente. La función colonizada de las oligarquías de América Latina, en la estructura de clase heredada del sistema colonial, siempre fue la de, como soberanas regionales, guardar la relación entre la violencia y la ley, haciendo uso de aquella siempre que los «esclavos» se aproximaran/aproximen a los agregados.

54.

Lo que está prohibido desde siempre es, por lo tanto, la articulación, en lucha común, entre los agregados y los «esclavos», mirando las oligarquías, con el objetivo de destronarlas, eliminando, por estadística, al colonizador de guardia.

55.

Ahí radica el segundo error del inicio del segundo mandato del Gobierno Dilma Rousseff: realizar concesiones inaceptables con el objetivo de dar un paso atrás y un supuesto, en un contexto más favorable, paso adelante; error frívolo porque la oligarquía brasileña, agregada del imperialismo gringo, no actúa nunca por sí sola e interpreta siempre como flaqueza gestos de concesión, fortaleciéndose en el proceso y en la reinvención de la relación soberana entre la violencia y la ley.

56.

La tecnología de dominación del imperialismo yanqui, a su vez, anclada en el dominio de la industria cultural y en la transformación de esta en medios de producción de (auto)imágenes frívolas de agregados y de esclavos, se da en la separación de aquello que Marx y Engels, en el Manifiesto Comunista de 1848, describieron como la relación entre el reino de la libertad y el reino de la necesidad.

57.

El inconsciente político de esta relación, para retomar a Jameson de nuevo, es la propia relación entre el reino de la libertad y el reino de la necesidad, ese otro nombre para la lucha de clases. Esta estará bajo el dominio de los dueños de los medios de producción cuando estos consigan ideológicamente fijar el fetichismo de que el reino de la libertad es independiente del reino de las necesidades, sirviendo para esto el punto de vista del frívolo que, incluso en la miseria, con un celular en la mano, tenderá a creer que pertenece, como el oligarca y los agregados, al reino de la libertad, idiotizándose.

58.

Bajo el punto de vista de los «esclavos» y también de los agregados, la lucha de clases está en relación directa con la conciencia histórica emancipadora anclada en la comprensión de que es siempre del reino de la necesidad que la justicia colectiva surge y que siendo esta la que importa es igualmente por medio de él, del reino de la necesidad, que la libertad debe ser conquistada, destronando a los oligarcas.

59.

El golpe de Estado en curso en Brasil no es un simple asunto de «que se vayan todos», (PT, y los demás partidos políticos del espectro de derecha), para recordar el lema que marcó la crisis de diciembre de 2001 en Argentina, a no ser que ese «que se vayan todos» sea el modelo yanqui de frivolidad universal, como táctica ideológica para noquear a la lucha de clases mundial.

60.

A partir de aquí, precisamente, entra lo que puede ser analizado como el actual inconsciente político de la expresión «que se vayan todos», lema esgrimido por la supuesta izquierda radical, tan o más agringada, en el caso de Brasil, que el propio PT. Cómo no tener claridad de que la Operación Lava Jato es una copia mal arreglada de la Operación Mani Pulite o Manos Limpias italiana de los años 90 que, con el pretexto de combatir la corrupción en la política, concebía a la propia política como corrupta.

61.

La política expansionista del imperialismo gringo funciona, como no podría dejar de ser, por movimiento en forma de espiral. Parte de un centro, el Estado imperialista, avanzando sobre todos los otros segmentos de los estados colonizados del mundo, no dejando de abarcar, en el limite, al propio inconsciente humano, capturando el deseo vía industria cultural, incluyendo el ciberespacio y sus redes de pesca subjetivas, a las cuales los frívolos llamamos redes sociales, pero que son simplemente fachadas para someter y chantajear a toda la humanidad.

62.

Siempre con el objetivo de ocultarse, el imperialismo gringo produce fachadas, propagandas, tercerizando sus atividades, como a propósito describió la documentalista inglesa Frances Stonor Saunders, en el libro ¿Quién paga la cuenta?: la CIA y la Guerra Fría de la Cultura (2008), en el cual describe cómo Tom Braden, agente de la CIA, montó, al inicio de la década del 50 del siglo XX, la División de Organizaciones Internacionales, una especie de oficina, un holding , que creaba, planeaba y dirigía decenas de fachadas, incluyendo el Congreso por la Libertad de la Cultura, con el objetivo de perseguir, criminalizar y enderezar marxistas de los más diversos campos, sin descuidar, antes por el contrario, los tres clásicos poderes de los Estados modernos: el Legislativo, el Judicial y el Ejecutivo.

63.

Es en este contexto que es posible decir que tanto la Operación Manos Limpias italiana de la década de 1990 como la actual Lava Jato en Brasil son herederas del que puede llamarse imperialismo de fachada, no siendo casual el seminario realizado en octubre de 2009 en Rio de Janeiro, con la presencia de miembros de la Policía Federal, del Ministerio Público y de autoridades estadounidenses, conforme reveló Wikileaks en informe enviado al Departamento de Estado gringo aquel mismo año, informe que, de entre otros hallados, pide instalar un centro de entrenamiento en Curitiba, capital del Paraná, estado de la Operación Manos Limpias (7) .  

64.

Por lo tanto, en el ámbito del imperialismo de fachada, el Estado imperial gringo terceriza su dominación cooptando, entrenando y financiando a todos los sectores de las sociedades, en el contexto mundial, sin dejar de lado su guerra estilo enjambre, ni los Estados nacionales y sus respectivos segmentos institucionales, ni la juventud, ni la infancia, ni las alteridades étnicas, homoeróticas, femeninas, vía biopolítica imperialista: ni las universidades, por medio de «cooperaciones» entre investigadores, ni los agregados y los «esclavos», siendo que la fachada de las fachadas se constituye a través de la industria cultural, epicentro de la maquinaria de «desdiferenciación» entre todo y todos.

65. 

Aunque tenga y esté visiblemente perdido el espacio por Internet, en Brasil TV Globo aún es el centro de la industria cultural de desdiferenciación entre la cultura, la economía y la política, razón por la cual se constituye, por medio de su teleperiodismo, como un verdadero brazo armado de la Operación Lava Jato.

66.

El método de investigación del juez Sérgio Moro, el soberano de la Operación Lava Jato, se hace por medio de una frívola fachada de combate a la corrupción, tanto más porque sólo tiene un lado, teniendo en cuenta la presunción de culpa: el PT, Dilma Rousseff y Lula. Señor de la relación entre la ley y la violencia, el serio juez del Paraná ignora la presunción de inocencia, principio constitucional irrecusable, USA y abUSA del dispositivo de la prisión preventiva, técnica de fachada para torturar y forzar delaciones «premiadas», transformando estas en inagotable basura para la prensa estilo cloaca, por medio de fugas ilegales.

67.

La prensa, con TV Globo en primer plano, por medio de la presunción de frivolidad de los televidentes, hace eco, la mayoría de veces sin prueba alguna, de las delaciones ilegalmente recolectadas de la Operación Lava Jato y las transforma en el dispositivo jurídico nazista del dominio del hecho: la TV Globo reportó y, por lo tanto, también produjo la innegable prueba, al mismo tiempo que acusó y condenó, cumpliendo, como una frívola fachada, el rito jurídico de la acusación, de la defensa, que no existe, y de la consecuente condena anticipada.

68.

En este sentido, por medio del dominio del hecho mediático, la Operación Lava Jato tiene finalmente la prueba y la anticipada condena que requería, retroalimentando la maquinaria selectiva que al fin y al cabo tiene como foco la independencia político/económica brasileña, implacablemente criminalizada con el objetivo golpista de mantener la estructura de clases colonial del país: propietarios de los medios de producción, los oligarcas; agregados, las clases medias; y los esclavos, la inmensa mayoría del pueblo brasileño.

69.

El incesante e implacable golpe en orquestación, estilo enjambre (por, en tropel), llevado a cabo en Brasil tiene, por lo tanto, la siguiente fachada frívola (cuyo objetivo básico es el de esconder la severa omnipresencia del imperialismo gringo): poder judicial, Policía Federal, Ministerio Público, medios corporativos.

70.

En este contexto de traiciones, de crímenes de lesa patria, la imperdonable frivolidad viene de la llamada izquierda dogmática, con su palabra de orden, «que se vayan todos», expresión seudo-radical de la tragicómica situación de las izquierdas del mundo, en la época del dominio planetario del imperialismo estadounidense.

71.

Este último, el imperialismo yanqui, en el ámbito de sus Divisiones de Organizaciones Internacionales, ciertamente planilló un lugar para las izquierdas: ser la fachada mundial de la lucha de clases, como histriónicas y no menos frívolas agregadas de las cruzadas occidentales.

72.

¿Quién, a propósito, no conoce la historia del general de campo del imperio ruso del siglo XVIII, Potiomkin (1739-1791), amante de Catalina II la Grande? Potiomkin (8), quien también fue presidente del Comité de Guerra ruso y comandante en jefe del Mar Negro, era el responsable de la colonización de Crimea, que despertó tanto el interés de Catalina II que ésta resolvió, en 1872, viajar hasta el lugar para unir lo útil a lo agradable: visitar al amante y conocer la región bajo sus auspicios. Potiomkin no perdió tiempo: mandó construir escenario de aldeas, las ciudades de cartón, con el objetivo de esconder de la reina la situación miserable de las colonias que estaban bajo su mando.

73.

El modelo de realización del imperialismo gringo copia la artimaña del príncipe ruso Potiomkin, expandiéndola al mundo entero.

74.

La conferencia de Bretton Woods, de 1944, fue el comienzo sin fin de este regreso de Potiomkin. ONU, FMI, BIRD, las primeras instituciones mundiales, orquestadas supuestamente para salvaguardar a la humanidad de las secuelas trágicas de la II Guerra Mundial, fueron desde el principio accesorios ideológicos paraestatales de cartón, creados en realidad con el objetivo inenarrable de sedimentar el tinglado planetario del Estado Imperial estadounidense.

75.

Por medio de democracias formalmente sin pueblos, Estados vasallos, izquierdas dogmáticas, culturas enlatadas, poderes legislativos, judiciales y ejecutivos de cartón, el imperialismo yanqui Potiomkin es tanto más omnipresente cuanto más se vuelve omniausente.

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Atrás de este escenario teatralmente frívolo, el modelo brasileño de colonización hizo escuela. El mundo entero se volvió rehén de la estructura de clases del Brasil colonial, que pasa a tomar la siguiente configuración planetaria: 1. Propietarios de los medios de producción de las multinacionales gringas, incluyendo Wall Street; 2. Sus agregados, incluyendo banqueros, dueños de los medios de información (que no de comunicación), la Armada, las oligarquías político-empresariales, sectores de los poderes judiciales, legislativos y ejecutivos, Estados vasallos, además de una clase media frívola, agringada; 3. Y, en fin, la miserable esclavitud de la mayoría de los humanos (9).

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Así como en el Brasil colonial los agregados no pasaban, en el horizonte Potiomkin del imperialismo yanqui, de clases de cartón y servían primero que todo como fachadas ideológicas para que los condenados de la Tierra no notaran el perfil de los verdaderos dueños de los medios de producción, para los esclavistas de Portugal, hoy, a su turno, los agregados cumplen idéntico papelón: sirven para proteger, esconder y realizar golpes de Estado para el Estado imperial.

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Si la revolución comunista, este cero de los nuevos actos nacientes, debe, en términos de Marx y la Crítica del programa de Gotha (1875: publicada póstumamente) tomar para sí el Estado con el fin de producir una sociedad sin Estado, ciertamente este estado no puede ser el Estado de cartón, agregado del Estado Imperial.

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Identificar a la justicia de cartón, los medios de cartón, la policía de cartón, el ministerio público de cartón, el poder político de cartón, en su entorno social, es parte fundamental de una postura de izquierda consecuente y actualizada, que jamás debe ser el cartón del cartón o el Potiomkin del Potiomkin.

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Porque, así la disneylandización del mundo sea de papel, el golpe de estado imperial no es de cartón.

NOTAS:

(1) La novela está narrada por el difunto Braz Cubas, quien no es, según sus propias palabras, «un autor difunto, sino un difunto autor, para quien la losa sepulcral ha sido otra cuna». La dedicatoria del libro ya anticipa el humor y la ironía en él presentes: «Al gusano que primero royó las frías carnes de mi cadáver dedico con sentido recuerdo estas memorias póstumas».

(2) Considerado el padre del realismo en Brasil, de un realismo muy especial (con ecos del irlandés Laurence Sterne de La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy, novela publicada por entregas entre 1760 y 67 y una de las precursoras del modernismo literario), Machado de Assis escribió obras tan relevantes como Memorias póstumas de Braz Cubas (1881), Don Casmurro (1891), Quincas Borba (1899), Memorial de Aires (1908), o el deliciosamente desquiciante o desquiciantemente delicioso cuento El alienista (1882).

(3) Se habla del Victor Hugo de Los miserables, obra de «estilo romántico», como quien pretende quitarle todo el peso de realismo socio-político a la historia de Jean Valjean, sentenciado primero a cinco años de cárcel, por robar un pan para alimentar a su familia, y luego a 19 años por varios intentos de fuga, en tanto tratado sobre maniqueísmo, Ley, ética, justicia y religión; igual se habla del Zola padre y mayor representante del naturalismo, por realismo, y del pasquín, llamado luego, en EE.UU, pulp fiction (de ahí, Tarantino): realismo puro, o sea cómo son verdaderamente las cosas y no cómo son las cosas verdaderas, como el de Germinal (1885), 13ª novela de la serie de 20 volúmenes que escribió bajo el título Les Rougon-Macquart.

(4) Lema fundamental del gatopardismo, derivado de la novela El Gatopardo, del italiano Giuseppe Tomasso di Lampedusa, que dio origen al filme homónimo de Visconti, de 1963: «Cambiar todo para que todo siga igual», lema que se ha vuelto, a su vez, el cliché predilecto de los gobernantes de América Latina, precisamente como quien obedece a los gringos sin que éstos, en apariencia, se lo ordenen: mientras tanto, todo sigue igual aunque, eso sí, cada gobernante, antes de subir al potro del Poder, haya prometido el «cambio» hasta la saciedad.

(5) Decía James Baldwin respecto al terrorismo de Estado gringo en su novela Just Above my Head o Sobre mi cabeza (Bruguera, 1982: 348),»lo que enviamos nos es devuelto». Ahora, en este ensayo, les devolvemos a los gringos otro producto hecho por ellos: así, se recomienda Wag the Dog (1997) o La cortina de humo, de Barry Levinson, película sobre cómo se fabrican las noticias y en la que tras ser pillado flagrante en una situación escandalosa días antes de su reelección, el presidente de EE.UU se inventa un conflicto para desviar la atención mediática de su affaire. Un consejero suyo contacta a un productor de Hollywood para crear una cortina de humo: una guerra en Albania a la que el presidente pueda poner fin heroicamente en directo por TV.

(6) La Escuela de Chicago, de Milton Friedman, es la misma que llevó Pinochet a Chile para implantar un modelo de economía a través del cual se les hizo crer a los chilenos que el sátrapa había salvado al país. Lo que quedó demostrado fue que las políticas económicas se imponen para alterar las estructuras sociales de un pueblo: uno de los mayores exabruptos al respecto lo protagonizó el Secretario del Tesoro de EE.UU, William Simon, quien de visita a Chile felicitó al canalla por darle «libertad económica» al pueblo chileno (The Times, 17/may/1976). Así pasaron a un segundo plano la violación de DD.HH, la brutalidad institucionalizada, la sociedad de control y la supresión de toda forma de disensión: estos hechos se discuten (y a menudo condenan) como un fenómeno vinculado de modo indirecto a, o por completo desvinculado de, las políticas de «libre mercado» puestas en escena por la Junta Militar. https://www.tni.org/es/art%C3%ADculo/los-chicago-boys-en-chile-el-terrible-impacto-de-la-libertad-economica

(7) http://www.esquerdadiario.com.br/Wikileaks-EUA-criou-curso-para-treinar-Moro-e-juristas http://www.laizquierdadiario.com/Wikileaks-revela-como-se-forman-en-EE-UU-los-jueces-del-Lava-Jato

(8) Grigori Potiomkin, príncipe de Táurida, político ruso del siglo XVIII, favorito de la emperatriz Catalina II la Grande, y cuyo apellido debe pronunciarse así en español, no Potemkin. Por medio de su filme Acorazado Potiomkin (1925), el mismo año en que Chaplin hizo La quimera del oro , el cineasta ruso Sergei Eisenstein se remitió a la nave de la Armada Imperial Rusa que fue escenario de un célebre episodio revolucionario en 1905. El filme reproduce el motín ocurrido en la nave, cuando la tripulación se rebeló contra los oficiales de la armada zarista. Es considerado uno de los filmes propagandísticos más influyentes de todos los tiempos: fue designada mejor película de la historia en la Exposición General de Bruselas, de 1958.

(9) Si hay un filme contemporáneo que represente esta miserable esclavitud de los humanos, con toda su carga metafórica y emocional, digna de un Shakespeare suramericano, eso sí no eurocentrista, sería El Patrón: radiografia de um crimen (2014), dirigido por Sebastián Schindel, con la actuación indeleble de Joaquín Furriel como Hermógenes Saldívar, esa especie de Santiago/Shylock que, entre sumiso/pusilánime y acosado/vencido por la circunstancia de futuro padre, vende su carne fresca a la par con la carne podrida de El Patrón, mientras su digna mujer, Gladys, le reclama a él y a la indolente humanidad por un trozo de dignidad. Pero, sin remedio, la carne podrida de la disneylandización sigue feriándose frente al corrupto orbe de los negocios que somete y ahoga a los gobernantes, mientras la avaricia y la soberbia de El Patrón mafioso gringo campea a sus anchas por el mundo: a este, más que a nada, es al que hay que ponerle freno, detenerlo, expulsarlo. http://www.cultmoviez.info/21123/el-patron-radiografia-de-un-crimen.html 

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