A propósito del paquete de ayuda ofrecido por la Troika (FMI, BCE, UE) a Chipre -y los ya en ejecución en Grecia, Portugal, Irlanda- puede resultar interesante auscultar en el pasado las medidas propuestas e impuestas por el FMI en diferentes crisis económicas, así como los resultados derivados a partir de estas intervenciones. Con este […]
A propósito del paquete de ayuda ofrecido por la Troika (FMI, BCE, UE) a Chipre -y los ya en ejecución en Grecia, Portugal, Irlanda- puede resultar interesante auscultar en el pasado las medidas propuestas e impuestas por el FMI en diferentes crisis económicas, así como los resultados derivados a partir de estas intervenciones. Con este objetivo, en este artículo extraeremos un resumen sobre la crisis económica atravesada por México en 1994 y las políticas impuestas por el FMI. Antes de empezar, es importante tener presente la siguiente idea vertida por el economista Joseph Stiglitz en el marco de las políticas sugeridas por el FMI en la crisis asiática de 1997: estas políticas podrían tener lógica [1] ´»si el objetivo central de la política macroeconómica de un país fuera pagar a sus acreedores extranjeros» (Stiglitz 2001, citado en Nahuel, 2004: 82).
México: crisis financiera de 1994
A inicios de 1994 uno de los principales desbalances de la economía mexicana era un elevado déficit de la Balanza Comercial -Según Nahuel (2004) este rondaba el 8% del PIB en 1994- provocado por una sobrevaluación del Peso mexicano en los años precedentes (tanto nominal como real); este déficit comercial era financiado por medio de la entrada de capitales de corto y largo plazo al país. Sin embargo, de esta entrada de capitales el 70.2% era en inversión de carácter especulativo (Banda y Chacón, 2005). El problema de financiar este déficit a partir de estos flujos volátiles se evidenció a finales de ese año, momento en que estalló la crisis.
Dos fueron los detonadores de la crisis: 1) En el año de 1994 México atravesaba por una marcada inestabilidad política. El futuro cambio de gobierno a final de ese año; la crisis socio-política derivada del levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); y los asesinatos de políticos importantes como Luis Donaldo Colosio, candidato a la presidencia por parte del PRI, y José Francisco Ruíz, Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, agitaron de forma importante el panorama político lo cual tuvo como efecto la entrada en nerviosismo por parte de los inversores. 2) En 1994 la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos incrementó las tasas de interés -Turrow (Nahuel, 2004) señala que debido a la recesión experimentada por Estados Unidos en entre 1990 y 1991 las tasas de interés fueron bajadas por la FED, lo que hizo salir capitales de Estados Unidos, una parte de ellos a México- como parte de las estrategias de política económica aplicadas después de la recesión de principios de los 90s, lo cual volvió más atractiva para los inversores la idea de adquirir activos financieros en dicho país, haciendo que una buena parte de capitales emigraran de México hacia Estados Unidos.
La combinación de ambos detonadores resultó en una pérdida importante de divisas en las reservas internacionales mexicanas, las cuales se redujeron, en un plazo de 11 meses, en aproximadamente 21 mil millones de dólares (Nahuel, 2004). Esto obligó al Gobierno Mexicano a devaluar su moneda haciendo que más capitales huyeran del país por miedo al temido riesgo cambiario. Así, la economía mexicana experimentó una importante pérdida de liquidez en su sistema financiero lo que propició una de las mayores crisis económicas atravesadas por México. Nahuel (2004) sintetiza de mejor manera la situación de la economía mexicana entre 1994 y 1995 en los siguientes puntos:
• Política insostenible del tipo de cambio elevado y del financiamiento del déficit comercial por capitales a corto plazo. La devaluación del peso desencadena la huida de capitales y el derrumbe del mercado.
• Riesgo de contagio hacia Argentina y Brasil. Incapacidad de México para continuar pagando los atrasos de la deuda.
• 20.000 millones de créditos norteamericanos de urgencia del fondo de estabilidad cambiaria federal.
• Más de 10.000 millones del FMI, 7.800 millones del BPI, 3.000 millones del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, 1.000 millones de otros países latinoamericanos.
Políticas impuestas por parte del FMI en otorgamiento de préstamos condicionados
La participación del FMI en la crisis experimentada por México en 1994 se circunscribió al otorgamiento de financiamiento condicionado por un monto de 17,800 millones de dólares (10 mil del FMI y 7.8 mil del BPI), los cuales tenían como fin de recobrar la confianza de los mercados y restablecer la liquidez de la economía mexicana. No obstante, estos estaban condicionados a cumplir con los siguientes puntos (Nahuel, 2004 y Banda y Chacón, 2005):
• Reducción del gasto público (disciplina fiscal)
• Disciplina monetaria
• Mantener un régimen de flotación de la tasa cambiaria
• Propiciar estímulos a la inversión privada para la modernización de la infraestructura
• Rescate financiero
• Reformas al sector financiero
En general, estas políticas se traducían en reducción del gasto social y privatización de entidades públicas. Estas condiciones perseguían, sobre todo y dejando de lado el sufrimiento social de la crisis, evitar que México incurriera en una suspensión de pagos o en quiebra con respecto a sus acreedores extranjeros. En esta línea, resulta acertado traer a cuenta las declaraciones del economista Lester Thurow, citado en Nahuel (2004: 65), hablando sobre el paquete de rescate del FMI y Estados Unidos otorgado a México:
«Negar la ayuda a México causaría una pérdida de confianza y pánico en los mercados financieros del mundo que incluso podrían derrumbarse. (…). Si los mercados financieros del mundo quebraran, los perdedores, por supuesto, no serían los mexicanos sino los grandes operadores en los mercados financieros internacionales: los británicos, los alemanes, los japoneses y, los norteamericanos»
Resultados de las políticas de estabilización impuestas por el FMI en México
Los efectos de este Programa de estabilización impulsado por el FMI (y los aplicados por el propio país siguiendo las políticas del consenso de Washington) se dejaron sentir con mayor fuerza en la esfera socio-económica de México. Con el fin de conocer los efectos de estas políticas, las cuales se concretizaron en el Programa de Acción para Reforzar el Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica (PARUSEE), rescataremos los principales resultados de las mismas señalados por García (2003):
• Disminución del consumo interno y caída de la demanda
• Reducción del déficit fiscal a través de reducción de gasto social e incremento de impuestos, el IVA incrementó en 5 puntos porcentuales (pasando de 10% a 15%)
• Recesión económica por más de un año
• Reducción de las importaciones y sobrevenida de un superávit en la cuenta corriente Asimismo, De León (2000: 239, citado en García, 2003: 300) señala que la gran perdedora de la aplicación del PARUSEE fue la clase obrera:
«el gobierno aplicó una severa estrategia de contención salarial que afectó seriamente a más de las tres cuartas partes de la fuerza laboral en el país, cuyos ingresos promedio van de uno a dos salarios mínimos y su poder de compra se ha reducido a su mínima expresión; 10 años atrás, en 1987, un obrero necesitaba trabajar 8 horas y 36 minutos para adquirir los artículos de la canasta básica, frente a las 28 horas y 34 minutos que debería trabajar en 1997 para suministrar a su familia los mismos artículos. Esto ha dado como resultado un brutal crecimiento de la economía informal»
Conclusiones para Chipre y otros países europeos
Es claro que el principal objetivo de los programas de ajuste propuestos en el pasado por el FMI y el propuesto actualmente por la Troika para Chipre tienen como único objetivo asegurar el pago de la deuda debida a los bancos pertenecientes a países como Alemania, Francia, entre otros, dejando por fuera objetivos superiores como puede ser el aliviar el sufrimiento social derivado de la crisis. Esta conclusión no es nueva, la historia ha mostrado que esta ha sido la actuación del FMI a lo largo de diversas crisis, en América Latina lo vivimos en carne propia con la crisis de la deuda de los años 80s y la clase obrera mexicana, como se muestra en este breve artículo, lo experimentó amargamente en 1994.
[1] La cursiva es nuestra.
H. Banda y S. Chacón. (2005). La crisis económica financiera mexicana de 1994: una visión política-económica. Foro internacional. 181, XLV, 2005 (3), 445-465.
O. Nahuel. (2004). Mercados Emergentes y Crisis Financiera Internacional. Editado por eumed.net; accesible a texto completo en html://www.eumed.net/cursecon/
C. García. (2003). Las crisis recurrentes del peso mexicano: causas, efectos y posibles soluciones. Tesis Doctoral, Universitat de Barcelona.
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