Nos dirigimos a ustedes con todo el respeto que para nosotros merece la larga tradición Libertadora de la que provienen las FANB. Tradición que lamentablemente hoy es bastardeada y puesta en cuestión por una minoría insignificante en número, pero importante en el control de los cargos donde se toman decisiones, una minoría compuesta de corruptos […]
Nos dirigimos a ustedes con todo el respeto que para nosotros merece la larga tradición Libertadora de la que provienen las FANB. Tradición que lamentablemente hoy es bastardeada y puesta en cuestión por una minoría insignificante en número, pero importante en el control de los cargos donde se toman decisiones, una minoría compuesta de corruptos e infames que una vez más están entregando el sueño de Bolívar.
Para nadie es un secreto que el primer intento por completar la independencia en el siglo XXI está siendo derrotado desde adentro del proceso mismo. En los últimos 3 años estamos presenciando, como, de manera cínica, se procede a la entrega de la soberanía nacional, a la liquidación de los intentos de justicia social y del esfuerzo en la ampliación de la relativa independencia económica que alcanzamos en la primera década del milenio. Y lo peor: se lo hace en nombre de Bolívar y de Chávez y muchas veces vistiendo el uniforme de la FANB y todas ellas capitulando al capital transnacional.
Somos conscientes de que el enorme malestar popular por las difíciles condiciones a las que se ha puesto a padecer al pueblo civil, también las viven las grandes mayorías sanas y decentes de los soldados de la Patria. Igualmente sabemos que así como sucede con toda la población que vive de su trabajo, ese malestar que provoca angustias y padecimientos familiares inmerecidos ponen al borde de la desesperación a los soldados honestos de la Nación.
Por eso asumimos nuestro deber de hablarles de frente, claramente, sin falsas sumisiones, sin distinción de grados, entre ciudadanos iguales, como corresponde a compatriotas. Lo hacemos en nombre propio, y haciéndonos cargo de la responsabilidad que el momento exige. Como parte activa de ese pueblo humilde que fue el componente civil de la gesta cívico militar que construyó entra muchas otras, las jornadas heroicas del 12 y 13 de abril y del rescate petrolero. Lo hacemos buscando reconstruir ese abrazo de hermanos que impidió que una oligarquía ramplona, racista y miserable regara de sangre popular nuestra tierra para conseguir sus propios intereses subalternos.
Y lo hacemos como parte de un pueblo trabajador que hoy rechaza la soberbia y la insensibilidad de una nomenclatura burocrática, de nuevos oligarcas vestidos de rojo y a veces uniformados que manejan a discreción y como si fuera una bodega familiar, los recursos de la renta nacional y el poder del Estado.
Con esa responsabilidad los llamamos a participar del debate que la República Bolivariana de Venezuela reclama en la hora actual:
a) Desoír los cantos de sirena de las cúpulas que trabajan al servicio del Capital Financiero Internacional y de oscuros intereses particulares y de grupo.
En el punto en que está la búsqueda del espurio pacto antinacional por las cúpulas PSUV-MUD, ya han empezado los cantos de sirenas públicos hacia las FANB . Desde ambas cúpulas buscan el apoyo de las Fuerzas Armadas para asegurarse que sean sólo ellos lo que puedan seguir haciendo «política», lo que en su lenguaje es sinónimo descarado de negocios privados.
Desesperados apostadores del casino del Capital Financiero desde sus casas con alacenas repletas de alimentos y medicinas, y con línea directa con el FMI, convocan a los «soldados» de los que maliciosamente dicen ser parte. Los convocan a la activación del artículo 350 de nuestra constitución. Llaman a rebelión militar cuando si pierden en su apuesta, ellos tienen asegurado su alojamiento y su cómodo trabajo en Washington o en algún cómodo refugio extranjero con disponibilidad de los capitales desfalcados y fugados del país.
Por otra parte, desde las veredas de los corruptos civiles o militares, que hoy tienen secuestrado el poder político y económico del país, conspiran contra el pueblo cívico militar bolivariano, desmantelan nuestros derechos, entregando el país, y pretenden mantenerse como sea en el gobierno para continuar gozando de insultantes privilegios.
Para ello han comenzado un camino autoritario. Y buscan forzar el crecimiento de una violencia ciega que justifique la eliminación total de los ya recortados derechos democráticos de toda la población. Utilizan a fuerzas policiales o de características paramilitares por la clandestinidad con que lo hacen, para la persecución de todo el que piense distinto, para la retaliación, la represión y la limitación o eliminación de los derechos, como muestra la ampliación sin límite del ilegítimo decreto de Estado de Excepción.
Por otra parte, en esta pugna de cúpulas y en la negociación de privilegios, están aquellos que asaltaron el poder para desconocer la soberanía del pueblo y la Constitución con el «carmonazo» del año 2002.
Desde ambas cúpulas les llegan a ustedes, soldados bolivarianos, cantos de sirena para que el componente popular de las fuerzas se involucre en una acción de la que solo esas cúpulas conseguirán beneficios.
Nuestro llamado por el contrario es a no escuchar esos cantos de sirena, a desoír los pedidos de los privilegiados, a participar del debate público como parte de los hijos de esta tierra y defender el derecho democrático, constituyente, de que sea el pueblo, civil y militar, él que resuelva su propio destino con los instrumentos que otorga la Constitución como por ejemplo, el Referendo Revocatorio, as í como las consultas, y otras formas de participación democrática y protagonismo del pueblo establecidas en la CRBV.
La unidad del pueblo bolivariano no podrá ser impuesta a punta de represión, esa unidad se logrará sólo con más democracia, libertades y derechos y no con menos.
b) Poner un límite político a los intentos oficiales que con la complicidad de las cúpulas de la derecha pretenden desmantelar nuestra Constitución .
El proceso social y político que el mundo conoció como Revolución Bolivariana, levantaba entre muchas otras claves, la lucha contra la corrupción y la impunidad y la defensa del derecho del poder originario, el pueblo, a expresarse de manera democrática y constituyente.
Hoy la corrupción ha desfalcado al país en una suma tan colosal que con ella podría abastecerse de todo lo necesario por diez años continuos. Un pequeño grupo de altos burócratas del estado asociados con importantes sectores del gran capital local y transnacional y políticos de las dos cúpulas junto a una parte de la cúpula militar, han provocado la sangría, para provecho particular, de los más importantes ingresos petroleros de la historia del país. Este crimen, que provoca angustia y sufrimiento en nuestras familias, no puede quedar impune.
Por eso una condición excluyente para la salida de la crisis, utilizando el derecho constitucional a la contraloría social, es la realización de una Auditoria Publica y Ciudadana de los recursos desfalcados, que identifique a los responsables del desfalco para que puedan ser castigados ejemplarmente, y se desarrollen todas la iniciativas necesarias para la recuperación de esos fondos, ya sea mediante la repatriación de capitales o aplicando, entre otras disposiciones, el Art. 116 Constitucional, que prevé las confiscaciones de bienes para los nacionales o extranjeros que sean responsables de delitos cometidos contra el patrimonio público o que se hayan enriquecido ilícitamente al amparo del Poder Público.
Entre los derechos humanos que hoy día se están violando, y que nuestra Constitución consagra como derechos fundamentales están los que garantizan la alimentación y la salud. Nuestras familias, las civiles y la de los honestos soldados, pasan trabajo y privaciones mientras los escasos recursos petroleros que se obtienen a nivel internacional son utilizados para cancelar una Deuda Externa gran parte de la cuál es ilegítima y corrupta, mientras que otra parte de esos recursos sigue fluyendo hacia las cuentas de los desfalcadores. Junto con la Auditoria Pública y Ciudadana que proponemos que es imprescindible darle prioridad en la asignación de la divisas de la Nación al abastecimiento de alimentos y medicinas y no al pago de esa Deuda Externa , es decir: destinar los fondos con los que cuenta el país a solucionar las necesidades de nuestra gente.
Mientras tanto como nunca antes en la historia del país desde la guerra de independencia, se entrega la soberanía nacional de enormes franjas del territorio nacional, donde gobernará directamente el capital financiero y sus mineras junto a una empresa «estatal» manejada por corruptos. El Arco Minero del Orinoco es además de un ecocidio y un etnocidio, una escandalosa entrega de soberanía que debe ser detenida . El rechazo al AMO y la inmediata suspensión de ese proyecto es una lucha de honor bolivariano .
Así mismo, mientras la cúpula del gobierno PSUV elimina paso a paso los derechos y garantías políticas que están en la Constitución, bajo la mirada, en gran parte de los casos cómplice de una parte de la cúpula de la MUD, la población sufre persecuciones y retaliaciones políticas. Le son eliminados los derechos más elementales como elegir o revocar a sus gobernantes. Se incumpla con la participación electoral popular como en el caso de las regionales de este año. Y se ilegaliza o no se permite la organización política, de la misma manera que se criminaliza la protesta y se la impide a punta de persecución, amedrentamiento y represión.
La Defensa de la Constitución que los bolivarianos civiles o militares deben exigir, pasa en primer lugar por el respeto a estos derechos violados, antes de que por iniciativas militares de resultado incierto y sobre todo perjudiciales para el pueblo que vive de su trabajo.
c) Participar políticamente de manera pública, abierta y directa de los debates para resolver la actual crisis terminal que sufre el país y en primer lugar nuestro pueblo.
No es con las armas ni activando a partir de la Fuerza Armada el artículo 350, como nuestros soldados tienen que mostrar hoy su indignación. Tampoco es haciéndole el juego a unas cúpulas que buscan utilizarlos como ejército de ocupación para reprimir a la población cuando esta salga de defender sus derechos como lo hicieron una vez los responsables de las políticas represivas de Estado y de la masacre del 27 de febrero del 89. Porque el juego de esas cúpulas es forzar una violencia de la que ellos no sufren las consecuencias, para que los distintos cogollos puedan pactar cómo repartirse la administración de la renta nacional sin control social ni político y de espaldas al pueblo humillado sea este civil o militar.
Lo que el país necesita del soldado bolivariano no son su armas para volcarlas a favor de una u otra cúpula, por el contrario es que haga escuchar su voz , claramente, firme pero sin temor ni desesperación. Que le diga al país que comparte y exige que se respeten los derechos fundamentales de los ciudadanos de a pie ya sean civiles o militares, y no los privilegios de las cúpulas. El derecho a la alimentación y la salud, el derecho a la protesta legítima, el derecho a organizarse política y socialmente sin limitaciones para defender sus ideas y necesidades, el derecho a juzgar y castigar a los grandes corruptos y el derecho a elegir y revocar a sus dirigentes.
En apenas días se acerca una nueva prueba para esta Fuerza Armada de tradición libertadora, las presiones y adulaciones públicas y privadas se harán sentir con más fuerza a medida que se acerque las jornadas previstas para la activación del Referendo Revocatorio. Y en adelante hasta que se resuelva la crisis política de la Nación. Por eso los llamamos, en primer lugar, a respetar, hacer cumplir y facilitar la participación de los ciudadanos que se dispongan a ejercer ese derecho.
De cómo actuemos en esta hora así nos juzgará la historia y así nos lo reconocerá o reprobará nuestro pueblo.
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