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Marx, El capital y la locura de la razón económica

Fuentes: Rebelión

Alcanzar el universo harveiano nos invita a recorrer los renovados aires marxistas -en términos teóricos como prácticos- y considerar una narrativa actualizada y georreferenciada del desarrollo capitalista de los últimos 40 años. El abordaje sintético de la obra El capital y la puesta en escena del concepto de valor como fenómeno dinerario -materializado por el […]

Alcanzar el universo harveiano nos invita a recorrer los renovados aires marxistas -en términos teóricos como prácticos- y considerar una narrativa actualizada y georreferenciada del desarrollo capitalista de los últimos 40 años.

El abordaje sintético de la obra El capital y la puesta en escena del concepto de valor como fenómeno dinerario -materializado por el proceso de producción- son el punto inflexible de partida de la obra en cuestión.

Por lo que, en cuanto el capital permanezca en el proceso de producción, no es capaz de circular y por ende se encuentra virtualmente devaluado.

Las pérdidas acumuladas -devaluación- de valores activos en los EE.UU. durante la crisis de 2007-2008 fueron de alrededor de 15 trillones de dólares, lo que es casi equivalente al valor de mercado del total de un año del producto interno de bienes y servicios.

Aquí el concepto de antivalor entra en escena como un activo de la lucha anticapitalista al colisionar con el valor y sus efectos de crisis financieras y monetarias.

Por otra parte, asistimos a la reconfiguración del concepto de valor a través del conocimiento y su circulación como capital, su transformación en mercancía y su correlato en las tecnologías de la producción.

Define al capital como valor en movimiento que puja por la reducción de las barreras físicas -para la introducción del comercio internacional- y de aquellas otras culturales, políticas y sociales.

La relación dialéctica entre el espacio y el lugar es central para comprender los aspectos que construyen y destruyen el movimiento del capital en el espacio y en el tiempo.

En este sentido se da el caso del comercio entre un régimen de valor capital-intensivo y otro laboral-intensivo, donde este ultimo transfiere valor y plusvalor al primero, como puede ser el caso de Alemania con los llamados países PIGS.

El capitalismo contemporáneo esta encerrado en el mal infinito de la acumulación sin fin y del crecimiento compuesto.

La locura de la razón económica burguesa -como Marx lo describe- es por lejos manifiesta por los crecientes antagonismos entre el valor y sus representaciones monetarias.

La búsqueda de espacios fijados para resolver los problemas de sobreacumulación continúa siendo una práctica capitalista común.

La vigencia teórica y política de David Harvey es una de las herramientas necesarias no solo para comprender, sino también para transformar nuestra problemática realidad es pos de un bien común. Bienvenidos sus aportes.

 

Ezequiel Beer, geógrafo de la UBA y analista político.  

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.