Cuando murió Gabriel García Márquez, Juan Sasturain anotó que el autor de Cien años de soledad, no solo fue un notable fabulador, sino también un extraordinario titulero. «-Quiero decir y me animo: sus libros no serían tan buenos con otros títulos» (Página/12, 18/4/14). Acordándome de esto y acabando de leer al muy sonado Capital in […]
Cuando murió Gabriel García Márquez, Juan Sasturain anotó que el autor de Cien años de soledad, no solo fue un notable fabulador, sino también un extraordinario titulero.
«-Quiero decir y me animo: sus libros no serían tan buenos con otros títulos» (Página/12, 18/4/14).
Acordándome de esto y acabando de leer al muy sonado Capital in the twenty-first century (2014, pp. 671) de Thomas Piketty -el nuevo «economista superstar«- quiero decir y me animo: su libro no tendría tan buena recepción con otro título.
Sin la obvia (¿burda?) alusión a El Capital de Marx que -dicho sea de paso- no solo fue un gran economista (y sociólogo), sino también un gran titulero (y hacia buena literatura).
¡Y vaya! Un libro que de Marx -aparte del título- no tiene nada, y que además desde el punto de vista marxista resulta problemático.
Difícil de decidir por dónde empezar y dónde acabar.
Veamos p.ej. la definición del capital: mientras para Marx éste era -sobre todo- una específica relación social, para Piketty -como para otros economistas neoclásicos- es solo un conjunto de bienes, «sinónimo de riqueza», (p. 47-48).
O fragmentos donde se señala -supuestas- limitaciones de Marx (p. 7-11) o rechaza la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (p. 227-230) que despiertan serias dudas si el autor haya leído a El Capital o algo otro de Marx.
He aquí una respuesta (New Republic, 5/5/14):
«-Entrevistador: ¿Podría decirnos algo sobre el impacto de Marx en su pensamiento y como empezó a leerlo?»
«-Piketty: En realidad nunca lo he leído… (¡super-sic!). (Solo) Manifiesto Comunista, una pieza breve, fuerte. Das Kapital creo que es muy difícil de leer (¡sic!) y no fue mi influencia (¡sic!)»
«-E: Porque por el título de su libro, parecía que le rendía un tributo.»
«-P: No, no, ¡para nada! La gran diferencia es que mi libro es sobre la historia del capital (¡sic!), y en el libro de Marx no hay datos (¡super-sic!)»
Algo así pudo decir solo alguien que ni ha visto a El Capital…; y como al final dijo que leyó al Manifiesto, también decidió de «robar» éste título publicando su Manifiesto por Europa (The Guardian, 2/5/14).
Con esto ya bastaría, pero igual el marxista inglés Michael Roberts se tomó la molestia de desnudar más a Piketty (véase varias entradas en su blog: The Next Recession).
Solo una de las conclusiones (más generoso imposible): «Si se limitaría a presentar sus datos sobre la desigualdad (¡él sí tiene datos! – MW), sería una contribución. Pero quiso más: corregir al marxismo (¡sic!) y reemplazarlo con sus ‘leyes fundamentales’ (¡sic!) según cuales se puede arreglar al capitalismo reduciendo las desigualdades».
David Harvey, el experto en El Capital señaló por su parte que aunque los datos de Piketty son valiosos, las razones de la desigualdad que da tienen fallas, que «capital» no es «riqueza» y que le haría bien leer a Marx, cosa que no hizo (davidharvey.org).
Michel Husson, el marxista francés, remarcó que su enfoque neoclásico simplemente distorsiona las verdaderas leyes del movimiento en el capitalismo (Contretemps, 10/2/14).
Incluso queriendo reconocerle algo como el cuestionamiento a los dogmas neoliberales («desigualdades y meritocracia son buenos»), o un buen estilo y referencias literarias (Austen, Balzac, Dickens, etc.), uno acaba como Alan Nasser en su bastante matizada reseña (Counterpunch, 2-4/5/14), señalando más fallas: ausencia del lado de trabajo e ingenuidad política.
Todos autores -incluido Marx, que con su Miseria de la filosofía parafraseaba a Proudhon para atacarlo- «tomamos prestados» o «robamos» títulos ajenos; para jugar con palabras, evocar, criticar o para llevar mejor el argumento propio.
Éste columnista «atracó» últimamente dos veces a Foucault (La Jornada, 9 y 23/5/14); ahora «asaltó» a de Sica (Ladrones de bicicletas, 1948).
No hay nada malo en esto.
Pero en caso de Piketty, no solo resulta un poco patético, sino engañoso.
Así se puede escuchar que Piketty «actualiza al Marx para el siglo XXI» (¡sic!) o que «gracias a él, Marx está otra vez en boga» (¡sic!).
Así la crítica de las desigualdades se confunde con el anticapitalismo, o parece que las desigualdades son la «principal contradicción del capitalismo» (y no son nada esencial de este sistema de producción, más bien propio de todas sociedades clasistas).
Si bien entre marxistas hay fuerte debate cual es la principal contradicción (Harvey contribuye a él con su nuevo libro: Seventeen contradictions and the end of capitalism, 2014, pp. 336) las desigualdades ni están en la lista.
O lleva a otras confusiones incluso en nombre de buenas causas: activistas que defienden el legado de Marx (y Engels) de la privatización y desaparición del internet (Lawrence & Wishart versus Marxists Internet Archive ) ponen como un ejemplo de su actualidad el -supuesto- «diálogo que Piketty lleva con él en su bestseller» -¡sic!- (The Guardian, 5/5/14).
Para que no quede duda: la crítica de aquí no es la misma que le hace a Piketty la derecha (o Financial Times) tildándolo de «marxista» (¡sic!) y su análisis de «radical»; el problema es que éste no es suficientemente radical.
Piketty pretende -este es el objetivo de su libro- «salvar el capitalismo de sí mismo» y -promoviendo nuevos impuestos- «hacerlo funcionar para todos» (que es -bien apunta Roberts- un contradictio in terminis).
Según él «necesitamos al capitalismo», pero «un poco más justo»; más lejos de Marx que abogaba por otro sistema, sin clases, imposible.
En algún momento Piketty muestra reparos por el título, pero -paradójicamente- por su segunda parte («…in the twenty-first century«): «Tal vez era presumido ponerlo así en la víspera del siglo» (p. 35).
Curioso, ya que la más problemática resulta la primera («Capital…»).
James K. Galbraith después de criticar duramente a Piketty, así concluye su reseña: «(…) a pesar de las grandes ambiciones su libro no es un trabajo completo con teoría sofisticada como su título, extensión y recepción sugieren» (Dissent, primavera 2014).
Por el bien del debate dejemos abierta la cuestión si Capital in the twenty-first century es una «obra maestra» (como se asegura), o si Thomas Piketty es un «genio económico» (como se dice).
Lo seguro, es que es un pésimo titulero.
Maciek Wisniewski es Periodista polaco.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/06/06/opinion/023a1pol